Las semanas habían pasado y las cosas parecían no mejorar para Yoongi, quien sentía que su situación con sus amigos no mejoraba y la relación con sus padres empeoraba cada vez más.

El pelinegro hace semanas que había salido de aquella "guarida" en aquel callejon y no volvió a ver a la singular pandilla de criminales, puesto que se la había pasado encerrado en su departamento, intentado sobrevivir con lo que tenía en su casa, pues sus ganas eran tan pocas que ni siquiera quería comer o hacer el intento de salir a fuera.

Se estiró en su cama lentamente, haciendo una mueca al sentir un poco de dolor en sus musculos. Apagó el televisor que estuve prendido toda la noche y disfrutó un poco de la luz mañanera que se colaba por la pequeña ventana doble, por la cual entraba un agradable aroma a pasto recien regado y el inconfundible olor que producía el gélido frío.

Cerró los ojos unos instantes y se dejó disfrutar un poco del silencio, pensando un poco y si las cosas estaban tan mal como para encerrarse y aislarse de todo y todos.

Tragó pesadamente y se preguntó que tan difícil era conseguir nuevos amigos que esta vez lo conocieran por como era realmente y no lo que aparentaban bajo una tonta mascarilla de falsedades.

De pronto se le vino a la cabeza el pelirosa y sus amigos...

Ellos si parecían unos verdaderos amigos. De esos que te apoyan en las buenas y en las malas sin condición alguna. Y eso hizo preguntarle al pelinegro si algún dia podría tener a alguien con el que verdaderamente confiar y ser poder ser el Yoongi de verdad.

También recordó como Jimin lo defendió de aquel maniático de la navaja y como le dio amablemente aquel pañuelo.

Miró a su costado a un lado de su cama la pequeña mesa de noche de roble negro. Estiró el brazo y tomó delicadamente entre sus manos el pequeño pañuelo de patitos bebés.

Sonrió inconscientemente, sintiendo como su cabeza se llenaba de incógnita tras incógnita, pues aún era un misterio para el la razones por las que el ahora pelirosa hacía lo que hacía con sus "amigos".

Los mismos que no lo volvieron a buscar o llamar desde el incidente con el menor, a excepción de Hoseok y Taehyung, aunque si era sincero prefería que este último también se haya olvidado de él.

Llevó el pañuelo hasta su rostro y lo dejó caer sobre sus ojos, consiguiendo un poco de oscuridad entre tanta luz molesta.
Olfateó delicadamente la sueve tela y casi ríe lleno de incredulidad, pues el pequeño pañuelo olía igual a la crema humectante que se le colocaba a los bebés pequeños.

Sintió que con aquel sueve aroma podía dormir tranquilamente todas las horas perdidas que se había cobrado el estupido insomnio, pues se le hacía extrañamente agradable a su olfato y le traía cierta paz en el manojo de nervios que se había convertido su corazón.

¿Eso era algún tipo de mensaje del señor de arriba para decirle que debería ya de tener hijos?

Soltó una peuqeña risa por su propio pensamiento y decidió a dormir un poco en la paz que había conseguido con sus enrollados pensamientos desastrosos y su descolocados sentimientos.

Pero de la nada la puerta fue tocada con fuerza, sacando de su prematuro sueño al pelinegro y rompiendo la pequeña burbuja de paz que había creado.

Decidió hacer oídos sordos y dejar que la persona del otro lado se  cansara de esperar y volviera en otro momento o otro día que se sienta menos fatigado consigo mismo y con la vida.

El golpeteo se volvió a escuchar, pero esta vez oyéndose diferente, esta vez de manera más dura y brusca, como si hubieran golpeado su puerta con un martillo.

Inhaló una gran cantidad de aire y exhaló hasta sentir sus pulmones vacíos de aire.

Sacó el pequeño pañuelo de patitos de sus ojos y lo dejó delicadamente en la mesita de noche como si se tratara de alguna joya única e invaluable.

Se levantó sin ánimo alguno de su desordenada cama y se dispuso caminar los pocos metros que separaba la puerta de entrada de su "habitación".

—¿Quien es?—Levantó la voz y preguntó mientras se apoyaba en la blanca puerta, cerciorandose primero de que no se trataba de Hoseok o Taehyung—si es algún vecino, no tengo azúcar.

Gritó tajante, sin embargo no recibió respuesta alguna del otro lado de la puerta, haciendo saltar los nervios del mayor, quien sentía que no estaba de humor para este tipo de juegos.

Miró por la pequeña mirilla de cristal y se percató que se veía completamente oscuro.

El pelinegro frunció el ceño en extrañeza, claramente la mirilla estaba siendo obstruida o tapada del otro lado.

—¡Hoseok, si eres tu, quiero decirte que esto no es para nada divertido y no estoy de humor para tus chistes!—demandó realmente molesto, pegándose aún más a la puerta por si acaso el pelirrojo no lo oía—Te lo advierto Jung Hoseok, no quieres verme realmente enojado.

Advirtió severamente, aunque nuevamente solo recibió silencio del otro lado, y eso hizo enfurecer al mayor.

Tomó la perilla de la puerta y sacó el seguro con total cólera, abriendo bruscamente la puerta, ya poco importandole si sus vecinos lo veía como un completo loco.

Pero al abrir la puerta pudo apreciar cómo no había absolutamente nadie del otro lado.

Sin embargo si vio lo que estaba tapando su mirilla...

Tragó pesadamente, viendo enfrente de sus ojos como había un papel naranja clavado en su puerta con un pequeño clavo.

Frunció el ceño, preguntándose si era algún tipo de estrategia de promoción nueva que estaban empleando para llamar la atención de los clientes.

Pero pensó en muchas cosas, menos en lo que en realidad era.

Tomó el papel entre sus manos y lo arrancó o de aquel clavo, rasgando un poco el papel por la brusquedad de acción.

Leyó detenidamente y se percató de que no se trataba de ningún tipo nuevo de anuncio, sino algo que jamás se espero que fuera...

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AVISO DE DESALOJO.

Estimado residente: Min Yoongi, se le avisa que su anuncio de desalojo ya fue emitido en nuestras oficinas esta mañana.

Se le informa que tiene un total de 12 horas para desalojar completamente el piso y entregarle la posesión de la llave a la asesora de mudanzas.

Se le agradece su estadía.

Buenos días.
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Abrió los ojos en grande, sintiendo de repente unas gran ganas de llorar y romperse como el maldito ser débil que era.

Tenia que ser una confusión, debía de ser una estupida confusión muy grande.

Y si no lo era...rezaba porque fuera una maldita pesadilla.

Cerró la puerta de un portazo, sintiéndo como su mano temblaba caminó torpemente hasta su cama y se tiró en ella mientras hundía su rostro en una de las almohadas.

Intentando acallar el inevitable llanto que se apoderó de él y sus nervios, provocando que una tarea tan simple como respirar se le dificulte en grande.

Su pecho se apretó con fuerza y su garganta se cerró violentamente, impidiendole respirar correctamente.

Intentó regular su respiración al escuchar como su teléfono resonaba en la sala. Intentó pararse pero sus piernas parecían no responder a sus acciones.

Se arastro como pudo al teléfono y lo tomo entre sus temblorosas manos, sintiendo como su garganta apretaba cada vez más y su angustia crecía exponencialmente.

Vio la pantalla y vio que era su padre...

No quería hablar con el en este estado, pues el mayor solo lo usaría para burlarse y recordarle que era un cobarde y débil niñito de Mamá.

Sin embargo quería oír de su boca de que todo esto del anuncio solo era un malentendido.

Apretó la pantalla y contesto por fin la llamada...

—Padre...-llamó con la voz distorsionada y la respiración agitada—hubo una equivocación con el alojamiento de departamento. Me llego un anuncio de desalojo...¿puedes creerlo?

—Claro que puedo creerlo y no es ninguna equivocación—negó desde el otro lado de la línea, usando aquel tono de voz que el pelinegro siempre odió con su Alma, pues solo le recalcaba y le reflejaba la decepción que era para el mayor que alguien tan inútil y debil como el sea parte de los Min—tu madre me convecio para darte tiempo, no pienso seguir manteniendo a un inútil como tú, así que tienes doce horas para salir de ese departamento y ver con quien pasas la noche. No pienso seguir solapando tu incompetencia—explicó con una voz tan fría que hizo dudar al menor de si realmente este sujeto era su padre—si tuviste los suficientes huevos de salirte de la universidad, tienes los suficientes para vivir en la calle y arreglártela solo.

Yoongi quiso suplicar, explicarle y contestarle a todos sus insultos.

Sin embargo el mayor corto la llamada antes, dejando al que se suponía que era su único hijo en el suelo, ahogándose en sus amargas lágrimas, sintiendo como su cuerpo comenzaba a convulsionar por el llanto y los escalofríos constantes.

Después de muchos años, un nuevo ataque de pánico se había apoderado de sus nervios, de su cuerpo y todos sus sentidos.

¿Que había hecho para merecerse esto?

Asfshdj hola mis amores, las extrañé mucho 💙💙💙💎

Dos capítulos seguidos porque las amo 💎💙💙💙

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