Capítulo 9
Pasaron varios días y, como prometió Lena, no habría nada raro entre ellas. Al principio es verdad que costó un poco; Kara se mantenía alejada, estaba más pendientes a otras cosas o se encargaba de la ciudad doblemente, pero la pelinegra lo consideró como una reacción natural y no la culpó.
Pero no había nada natural en ella. Kara se había dado cuenta de lo que sentía y estaba sintiendo por Lena. No se mantenía alejada de ella por respeto, sino porque tenía miedo por si decía o hacía algo indebido. Estaba absorta porque no se arrepentía de aquel suceso que pasó hace varios días y debería hacerlo porque era una amiga. Una amiga que la trataba genial después de todo.
Y lo peor de todo es que no fue la primera vez que quiso besar sus labios, pero es tan tonta que nunca se daba cuenta de sus deseos. Ella miraba a su amiga como si fuese un sueño cumplido y pensó en que estaba agradecida de tener a una amiga así. Que ella era bonita, que todas sus facciones eran preciosas; nada más. Pero ella ya deseaba besarla sin darse cuenta y pensó en que quizá estaba alucinando por pensar eso, que era algo normal y se ponía nerviosa cada vez que lo pensaba hasta que pasó y descubrió que no era nada normal ni natural saliendo sus verdaderos sentimientos a flote.
Intentó distraerse, pero la ciudad estaba salvada más por Alex o por J'onn que por ella misma. No paraba de darle vueltas. No al beso (que también), sino a todo lo que han vivido juntas desde que se conocieron. ¿Desde cuándo ella estaba enamorada de Lena? Esa tenía una fácil respuesta. La pregunta era: ¿por qué fue tan tonta de no darse cuenta si siempre estuvieron ahí esos sentimientos desde que la conoció?
Rao, estaba delante de sus narices desde el primer momento. Cómo perseguía a Lena, como la cuidaba más que nadie, como sonreía como una idiota solo con recibir un mensaje suyo, aunque fuese un emoticono de un gato. ¡Estaba más contenta verla comer que admirar sus potstickers!
Hasta con el tema de William era diferente. Es decir, ella comentaba con felicidad hacia sus amigos de aquello sin importarle si les parecía bien o mal, pero cuando llegó el turno de Lena... era totalmente distinto. Debería contarle y nada más, pensar lo mismo como lo hizo con sus amigos. No entendía porque buscaba tanto la aprobación de la pelinegra o que opinara realmente de ellos. Como si quisiera que su mejor amiga rechazara esa idea y así decirle que no al chico. Se sintió mal por pensar eso porque no se merecía todo lo que iba a hacerle.
Y aquella noche fue un conjunto de todo. Ver a Lena desnuda... No fue la vergüenza que se extendía por todo cada extremidad, sino el calor que provocó al ver su cuerpo esculpido por los dioses. La canción... Decía más que verdades y realmente se lo estaba dedicando. Y el acercamiento fue el punto de ebullición donde el beso fue la explosión que la hizo reaccionar.
La cabeza le daba vueltas sin parar. Lo bueno es que le pasaba lo contrario de Lena; ella quería hablar las cosas. Tenía miedo a que esto floreciera sin parar. Sabía que, si lo decía cuanto antes, podría frenarlo para no chocar tanto con la realidad cuando Lena le dijera que no sentía lo mismo.
Si por un beso no pasaba nada, por unos sentimientos tontos tampoco, ¿verdad? Además, se prometieron que nada de secretos, de estar siempre juntas venga lo que venga y haría cualquier cosa por Lena con tal de no perderla.
Eso es la única razón que le hacía frenar: miedo a perder todo lo que ambas habían construido.
El problema de aquí no es que Kara se diera cuenta de sus sentimientos. El problema es que no se dio cuenta de que Lena sentía lo mismo por ella. Pensó igual que la pelinegra: la trataba igual como una amiga. Ahora con más cariño que antes después de arreglar sus diferencias, pero igual que siempre. Nunca sabría nada porque su mejor amiga era muy buena escondiendo sus sentimientos.
—¡Kara Zor-El! —llamó su hermana tercera vez por el pinganillo y la rubia agitó la cabeza, frenando en seco en el cielo.
—Perdón... ¿qué decías? —preguntó preocupada a modo de disculpa y escuchó a la pelirroja suspirar.
—Que puedes volver ya. J'onn ha terminado tu trabajo.
—Oh, lo siento mucho —se disculpó de nuevo y retomó el vuelo suavemente hacia su apartamento—. Gracias a ambos.
—Kara, ¿estás bien? —preguntó antes de que pudiera escaparse, haciendo que Kara se detuviese en el aire nuevamente—. No quería decirte nada porque pensaba que se te pasaría, pero te noto rara desde el karaoke.
La rubia tomó una pausa mientras tragaba saliva. Masajeó sus sienes mientras su otra mano permanecía en su pinganillo y segundos después aterrizó en la azotea de un edificio. Las lágrimas salieron solas como si siempre hubiese querido escuchar esa pregunta. "¿Estás bien, Kara? ¿Realmente lo estás?".
—¿Hermana? —preguntó Alex preocupada al escuchar a Kara como sorbía su nariz.
—¿Quieres venir a mi apartamento a comer?
—¿No almorzabas con William? —cuestionó aturdida ante su propuesta.
—Le diré que me había olvidado de quedar contigo.
—Oye, Kara, ¿es por...?
—Por favor —sentenció sabiendo que su hermana iba a preguntar por sus sentimientos y la pelirroja finalmente asintió.
Media hora después, Alex estaba entrando en su apartamento. Lo inesperado fue su recibimiento. Parecía bipolar. Ahora estaba sonriendo entre dientes y cogiendo su comida con felicidad. ¿A lo mejor se estaba equivocando? Ella iba a descubrirlo en breves.
Comenzaron a almorzar comentando sobre el día. Kara se echó a reír mientras se disculpaba nuevamente por su irresponsabilidad y su hermana arrugaba la frente preocupada, pero sonrió de todos modos. De un momento a otro, la rubia se quedó embobada mirando la televisión y la pelirroja se dispuso a recoger los platos. Alex comenzó a lavar en silencio hasta que Kara lo rompió.
—¿Cómo supiste que te gustaban las chicas?
Alex alzó la vista mientras alzaba la ceja dejando correr el agua y mojando sus manos al escuchar esa pregunta inesperada. Kara todavía seguía mirando la televisión, como si tuviera miedo a enfrentar a su hermana. Entonces la pelirroja cerró el grifo y sacudió sus manos para secarlas en el trapo, pensando en que podría haber acertado en todo lo que había estado pensando desde hace tiempo atrás y Kara acababa de confirmar una parte de ella. Todavía no iba a cantar victoria hasta que lo escuchara todo.
—Bueno... creo que esa historia ya la sabes.
—Pero... ¿cómo te diste cuenta? Quiero decir... ¿qué sensación te da? ¿Cómo sabes que te gusta una chica de verdad? —esta vez Kara preguntó mirando a su hermana que se acercaba lentamente—. ¿Cómo...?
—Kara... —interrumpió Alex sus divagaciones sentándose a su lado y le dedicó una sonrisa de complicidad.
Conocía bien a su hermana y tampoco era tonta para saber cómo eran esas sensaciones. Ya sabía su opinión al respecto cuando salió del armario. Además, en su adolescencia, Kara le advirtió más de una vez que nunca se enamoraría de un humano. Y por no decir que en Krypton no definían su sexualidad.
—¿Has pensado en alguien de una manera diferente a como lo hacías antes y no entiendes por qué porque no hubo ninguna razón para eso? —preguntó Alex agarrando sus manos y la rubia se quedó en silencio—. ¿Por eso estás tan distraída? ¿Quieres averiguar el por qué?
—En realidad... No quiero averiguarlo porque lo sé. Es decir... —suspiró y entrelazaron las manos—. Nunca me di cuenta hasta ahora...
—¿Es Lena? —preguntó suavemente y la rubia abrió los ojos de par en par al igual que su boca, pero no emitió ningún sonido. Alex le dedicó una sonrisa llena de complicidad—. ¿Te crees que no me di cuenta, Kara Danvers?
—¿Cómo...?
—Si te soy sincera desde siempre supe que había cambiado algo en cuanto conociste a Lena, pero yo tampoco me di cuenta hasta hace poco —se acercó abrazándola por el cuello y Kara instó a que continuase—. Siempre me decía que tratabas a Lena de una manera especial porque era la primera vez que hacías una amiga de verdad y cuando os peleasteis, lo primero que pensé es que era una reacción normal. Ella estaba dolida, tú estabas dolida... estabais destrozadas. Lo que más me chocó fue el después; te enfadaste conmigo porque intentaba quitarte un poco de dolor y seguías defendiéndola a pesar de que te estaba haciendo daño y no querías verlo.
—Eso tiene sentido... —admitió la rubia en un susurro y Alex asintió.
—Pero no era que te enfadaras conmigo o la defendieras frente a todos... Era la forma en que lo hacías —se apartó para mirar a la rubia y le dedicó una sonrisa tierna antes de continuar—. En cuanto Mxy llegó, mi forma de pensar cambió, pero tampoco me centré mucho en eso. Es decir, aunque flipé de que querías cambiar la realidad, me dijiste que era un ser mágico y que no lo tomara tan en serio y empezaste a quedar con William.
—Entonces... —Kara interrumpió y se apartó para mirar a su hermana con el ceño fruncido—. ¿Cómo te diste cuenta?
—¿Te acuerdas de aquella vez? ¿Cuándo te llamé por el pinganillo cien mil veces que finalmente tuve que llamar a Lena? —cuestionó en un susurro y Kara asintió—. Le dijiste a Winn que tú intercomunicador estaba fallando, pero cuando lo miró conmigo, estaba como nuevo. Es decir, que no me estabas escuchando y estabas con Lena en ese momento. Así que algo pasó para que estuvieras tan distraída, ¿verdad? —preguntó suavemente qué hizo que Kara asintiera sin dudar—. Fue ahí cuando empecé a sospechar y estudié todo tu lenguaje corporal. Insistía a Lena a que viniera a todos lados para corroborar lo que estaba pensando y bueno... Acabas de afirmarlo.
—Rao, Alex, te diste cuentas antes que yo... —arrastró sus manos peinando su cabello y su pie comenzó a golpear contra el suelo de forma nerviosa y la pelirroja posó la mano en su rodilla para tranquilizarla.
—Eh, tranquila... Está todo bien, Kara. Ella... —intentó consolarla al verla cada vez más nerviosa y quería decir lo que pensaba sobre la CEO, pero su hermana la interrumpió.
—Alex, el otro día la besé. Besé a Lena en los labios. Fue totalmente sin querer, de verdad, pero la besé —Kara explicó rápidamente lo que sucedió aquella noche. La cara de su hermana fue un poema porque realmente no se esperaba eso (o al menos no tan pronto o no de manera inesperada)—. ¿Y si ella lo sabe también, pero no siente lo mismo y no me dice nada porque no quiere estropear nuestra amistad?
—Espera, espera —la tranquilizó agitando su mano para que respirara con ella—. ¿Besaste a Lena en los labios "sin querer" en tu cama? ¿Que no fue intencionado o pactado o como quieras definirlo y seguís igual que siempre?
—Ella dijo que nada cambiaría —soltó mientras hacía una mueca y Alex negó con la cabeza atónita a lo que estaba escuchando. Si antes dudaba un poco, ahora estaba más que claro.
—Kara, por Dios, un beso siempre lo cambia todo y más en esa situación.
—Pero ella...
—¿Y si ella no sabe lo que sientes en realidad y piensa lo mismo que tú?
—¿Qué quieres decir? —frunció el ceño al perderse en la conversación y la pelirroja suspiró.
Su hermana era tonta de verdad.
—Kara, a Lena le gustas —explotó al final. La rubia se quedó helada y arrugó la frente mientras se enderezaba en el asiento—. Es que no solo estudié tu lenguaje corporal. También estudiaba la de ella —se sinceró mientras la miraba con una mueca de disculpa—. En el billar fue cuando me di cuenta y la seguí de cerca. Pasaron los días y tú no lo veías porque abrazabas, mirabas o te besabas con William, pero Lena reflejaba la palabra dolor en sus ojos. Ella es muy buena ocultando sus sentimientos, de verdad que sí y Kelly me lo advirtió, pero acabas de abrirme los ojos con lo que me acabas de decir y ahora estoy más que segura de que ella te dijo eso aquella noche porque siente y piensa lo mismo que tú: que no te lo dice porque no quiere perderte porque piensa que no es correspondido.
—Alex, ¿estás segura de lo que me estás diciendo? —cuestionó con esperanza y la pelirroja sonrió con ternura ladeando la cabeza al ver su cara de cachorro.
—Si Brainy dejara de ser tan idiota y estuviera a nuestro lado, te diría que estaría al 99% seguro de lo que estoy diciendo.
—¿Y si es el 1%? —preguntó haciendo una mueca.
—Ese 1% es porque tú no estás segura de creerme —agitó la cabeza y Kara finalmente la abrazó.
—Oh, Rao... Gracias, Alex —la abrazó con fuerza que fue correspondida del mismo modo—. Realmente necesitaba hablar con alguien y escuchar eso... Espero que tengas razón.
—¿Y ahora qué vas a hacer? Es decir, con William... Ese chico es maravilloso, pero claramente no era perfecto para ti... Además, cancelaste varios almuerzos solo para ir a volar a otro país y traerle todo lo que le gusta a Lena. Que, por cierto, me parece muy fuerte... ¡Ni siquiera has ido por mí que soy tu hermana! —se quejó por un momento después de romper el abrazo.
¿Tan ciega estaba de no verlo?
—¡Vale, Alex! ¡Ya lo he entendido! —gritó Kara desesperada y finalmente se miraron para soltar una carcajada. Su hermana sonrió y cogió su mano, preguntando nuevamente que haría—. Hoy voy a ordenar mis sentimientos y pensar en todo... Claramente hablaré con William y le contaré la verdad. Y mañana definitivamente hablaré con Lena porque no se merece más mentiras.
—¿Estás segura de que le dirás? ¿No inventarás de que tienes que llevar el perro de tu vecina al veterinario? —se burló con gracia haciendo que Kara le pegara suavemente en el hombro, aunque le sacó una sonrisa.
—Lo haré, idiota.
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