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Capítulo 8

Los celos invadieron por todo su cuerpo que no podía soportarlo más. ¿Qué hizo Lena? Beber todo el alcohol del local. Bueno, todavía estaba comenzando, pero ese era su objetivo. Negó varias veces para salir a cantar; ella no estaba en condiciones y puso la excusa de que le dolía la garganta. Kara tampoco insistió; estaba más con William que otra cosa.

Winn y Nia cantaron juntos seguidos de Alex y Kelly. Era el turno de Kara que fue a cantar con William terminando la canción con aplausos y más bebida para Lena. La rubia se acercó preocupada hacia su mejor amiga, pero antes de hablar con ella, William ya la estaba cogiendo del cuello para invitarla a otra ronda.

La rubia dejó al chico diciendo que ella se encargaría y fue hacia el barman para pedir algo más. El camarero limpiaba los vasos y apuntó mentalmente lo que decía la rubia. Después de dejar bebidas sobre la barra, el hombre se quedó mirándola y sonrió.

—Te he escuchado cantar y tienes una voz muy bonita —alagó el señor mayor haciendo sonreír a Kara, agradeciendo sus palabras—. Si me cantas esta canción, te regalaré esta botella de vino.

La rubia no dudó en aceptar. Ella intentó convencerse de que lo hacía por el barman ya que le agradaba su voz. Pero... ¿botella de vino tinto? Ella pensó inmediatamente en Lena. Era su favorito. Claro que iba a cantar para conseguírselo.

Dejó las bebidas en la mesa y se retiró sin decir nada. Se subió al escenario y cogió el micrófono mientras buscaba la canción. Todos sus amigos se quedaron mirando expectantes a la rubia con una sonrisa. Al hallar la canción, le dio al play y se dirigió a su público.

"One and Only" de Adele.

El piano resonó en el ambiente y en cuestión de segundos Kara comenzó a cantar con una sonrisa en el rostro. Cerró los ojos, sintiendo la melodía recorrer por cada extremidad de su cuerpo y cómo sus palabras salían de su boca con una voz melosa y atrayente. Cogió el micrófono, acercándoselo a su pecho mientras se balanceaba de un lado a otro a un ritmo lento y el bullicio del bar se convirtió en un murmullo hasta estar en completo silencio. Realmente Kara puso los pelos de punta solo con la primera estrofa, como si en realidad la canción fuese suya y no podían esperar a que terminaran la canción para el magnífico resultado.

Llegó al estribillo con calma, pero a la vez con gran sentimiento. Como sintiera cada palabra que decía, como si fuese decírselo a alguien realmente. Y nada más la batería batió el platillo, abrió los ojos despacio y rompió su voz contra el público. Sentía como su cuerpo se liberaba de alguna manera inexplicable. Todos inmediatamente se encontraron hipnotizados y atrapados como si Kara fuera una sirena.

Fue de un lado a otro, alzando su mano hacia ambos lados mientras cantaba más alto de una manera perfecta, mirando todo el bar y observando que todos se movían con su voz.

Volvió nuevamente al centro del escenario al llegar a la segunda estrofa. Cerró nuevamente los ojos al igual que hizo antes y su voz bajó de nuevo sin perder el ritmo. Se sintió igual que en la primera estrofa; como si esa canción tenía que cantarla por alguna razón en concreto y no porque un barman desconocido se lo pidió ni porque su premio fuese una botella. Era como si el destino lo hubiese puesto en su camino.

Llegó al segundo estribillo y su voz aumentó por segundos hasta que nuevamente el sonido del platillo batió el escenario y su voz volvió a romperse de manera agradable que escuchó varios "wow" de su público porque lo hizo de manera desgarradora, directa al corazón del público. Pero cuando abrió los ojos, inmediatamente se encontró con el iris verdoso de su mejor amiga.

Y puede que todos estuvieran hipnotizados con la voz de Kara, que siguieran sus movimientos como su mano, pero la rubia se quedó hipnotizada con los ojos de Lena y la media sonrisa que tenía en su rostro.

La pausa del solo instrumental del toqueteo del piano hizo que respirara un poco, exhalando con fuerza, pero no por estar agotada, sino porque estaba compartiendo una mirada inexplicable con su mejor amiga que tenía ganas de llorar. Se sentía hechizada y a la vez abrumada. ¿Sería por todo lo que habían pasado juntas y estaban como siempre a pesar de todo? ¿Esa ternura le hacía que su corazón bombeara contra su pecho como si estuviera a punto de explotar?

Fue el coro el que hizo que reaccionara.

"I know it ain't easy giving up your heart" cantó Kara con todas sus fuerzas, como si realmente se lo estuviera diciendo a Lena, como si le estuviera recordando aquellos momentos, como si nuevamente estuviera pidiéndole perdón con toda la sinceridad del mundo y su mejor amiga sonrió.

"Nobody's perfect. Trust me I've learned it" cantó Lena en un susurro junto a ella que hizo que el corazón de Kara se hundiese de manera agradable. No lo había dicho como si fuera un reproche, como si se hubiera equivocado por mentirle, sino porque ella entendió que nada ni nadie era perfecto y que había comprendido de verdad las intenciones de la rubia; salvarla y protegerla.

Llegó al estribillo y Kara alzó el puño cerrando los ojos con fuerza, con una sonrisa en el rostro y se dejó llevar hasta el final. Todos inmediatamente se levantaron y aplaudieron mientras Kara volvía a respirar. Miró a Lena como antes; sintió algo de nuevo, algo inexplicable, pero algo también totalmente familiar, como si siempre lo hubiese llevado dentro. ¿Quizá era...?

—¡Kara! —gritó William interrumpiendo sus pensamientos—. Madre mía, ha sido increíble. El barman me dio esto. Lo tienes merecidísimo, aunque me parece poco.

—Oh, no seas bobo. Solo ha sido una canción —agitó las manos sin importancia con una sonrisa en los labios.

—¿Una canción? ¿Acaso te has escuchado? Solo puedo decir... wow... —alagó y Kara sonrió de nuevo tiernamente.

Se acercaron a la mesa y todos felicitaron por su gran actuación. Alex invitó a otra ronda y le dejó a Lena dos vasos más de chupito. Ella frunció el ceño, pero la pelirroja simplemente dijo que se habían equivocado y la única que aguantaba el alcohol era ella (sin contar a Kara ya que era alienígena). Ella lo aceptó con gusto. En realidad, estaba hasta agradecida ya que quería olvidarse ahora mismo de todo.

Es decir... ¿qué demonios fue eso? ¿Qué era lo que acababa de pasar hace unos minutos? ¿Por qué Kara estaba cantando la canción como si se lo estuviera dedicando especialmente a ella? ¿Es que no sabía lo que significaba cada palabra o simplemente lo había hecho sin querer y sin darse cuenta? Sea lo que sea hizo que su mente se produjera un cortocircuito y que sus sentimientos casi salieran por su boca. Casi si no fuera porque William estaba allí.

Ella bebió y bebió hasta que notó que el alcohol ya no quemaba su garganta. Ella daría positivo en todos los tests de alcoholemia de National City y sobraría para medio país más. Kara se fijó y frunció el ceño cuando notó la sonrisa de Lena: la sonrisa borracha y adorable. Se acercó a ella tras separarse de William.

—Lena, cariño... ¿Estás bien? —preguntó suavemente mientras se ponía a su lado.

—Demasiado bien... —le dedico nuevamente una sonrisa mientras alzaba las cejas y cogía la copa de vino que le ofreció y Kara arrugó la frente preocupada.

—Creo que es hora de ir a casa —habló en voz alta hacia los demás que asintieron.

—Ay, no... Si acabamos de empezar —hizo un puchero adorable que hizo sonreír a su mejor amiga.

—El próximo día seguiremos. Prometido.

Todos se despidieron agitando la mano mientras Kara cargaba a Lena. Realmente se preocupó por su estado. Era raro verla tan... así. La última vez fue por su familia, pero ahora pensó en que estaba todo bien. ¿Había vuelto a pensar en ellos? Intentó encontrarle una explicación razonable y esa era la más lógica, pero esta reacción no era la misma que tuvo anteriormente.

—¿A dónde vamos? —susurró Lena abrazada a Kara después de salir del bar.

—A mi casa. Está más cerca, si no te molesta, claro... Si quieres te llevo a la tuya —se apresuró en decir.

—¿Dormiré contigo? —preguntó mientras cerraba los ojos, confiando en que Kara la sujetara con fuerza y la guiase hasta su casa.

—Bueno, si quieres yo...

—Me encantaría dormir contigo —se envalentonó Lena mientras le dedicaba otra sonrisa. Ay, Dios o Rao... El alcohol no es bueno (o quizá sí).

—Y a mí... —susurró Kara mirando a la pelinegra de soslayo que solo asintió.

No tardaron en llegar al portal como había dicho la heroína. Solo fueron cinco minutos. Subieron hasta su apartamento; la rubia intentó por todos los medios que la pelinegra no chillase ni armara un escándalo.

Estaba nerviosa, pero ni siquiera era consciente de que iba a acostarse en la misma cama con la persona de la cual estaba enamorada. Ella dijo que debía ser natural, esconder sus sentimientos una vez más y que no se ilusionara por esta tontería. Las amigas se cuidan, duermen juntas y no pasa nada.

—Por fin hemos llegado a mi humilde morada.

Cerró la puerta con el pie lo más suavemente posible para no incordiar más a los vecinos (Lena no paró de tararear canciones del karaoke) y dejó las llaves en su mesita de la entrada. Lena se deshizo rápidamente de los brazos de Kara para adentrarse e ir directamente al sofá.

Estaba totalmente borracha, pero también molida después de la caminata con aquellos tacones de punta fina. Sin embargo, fue en dirección hacia el salón con unos graciosos balanceos haciendo reír a su mejor amiga. Tenía que admitir que a Lena no se le daba bien bailar, pero cualquiera se sentiría hipnotizado por los movimientos de sus caderas.

La pelinegra echó un vistazo hacia atrás al escuchar su risa y arqueó la ceja al ver que no se reía por lo que hacía, sino que se reía de ella directamente y bufó de manera graciosa haciendo que la rubia se callase en seguida, fingiendo no haber visto nada y apretando los labios para intentar dejar de sonreír, pero Lena se lo ponía muy difícil cuando se veía tan graciosa.

—La verdad es que siempre me sorprendes, Kara Zor-El —habló su mejor amiga después de tirarse literalmente al sofá.

—¿Y eso por qué? —preguntó con una sonrisa al ver cómo su mejor amiga se peleaba con los cojines. Se irguió segundos después, palmeó el asiento para que se acercara y Kara ya se encontraba sentada a su lado.

—No sabía que tenías una voz tan... —se acercó a su oído y susurró— wow.

—¿Tan "wow"? —se apartó enseguida al notar el cosquilleo de su aliento en su oído y se ajustó las gafas nerviosamente.

—Sí —asintió sin más—. Tienes una voz muy bonita.

—Tampoco es para tanto —le restó importancia agitando las manos y Lena las cogió.

—Créeme. Si fueras una canción no me atrevería a pausarte —alagó dejando escapar sus manos y se tumbó en el sofá.

La rubia literalmente se quedó sin palabras. Es decir, ella había sido elogiada por Lena un montón de veces, pero esta vez lo sentía de manera diferente. Bueno, realmente esta noche se notaba diferente con Lena. No sabía exactamente el qué, pero esa sensación la tuvo siempre. Ahora era como si estuviera a punto de salir. Dejó de pensar cuando escuchó un suave ronquido de su mejor amiga.

—Lena... Vámonos a la cama, pequeña —le golpeó el brazo suavemente y Lena abrió los ojos.

—Vale, cariño... —susurró alzando los brazos, indicando a qué Kara la cogiese y ella sonrió de lado, levantándose con ella.

Traspasaron a la habitación en silencio y la rubia dejó suavemente a Lena en el suelo. Ella la dejaría encantada en su cama, pero su ropa se veía incómoda. La pelinegra la entendió cuando Kara la miró y ella rápidamente le dio ropa para cambiarse.

Lena cogió su sudadera, esa que Kara había guardado con tanto cariño y los pantalones de cuadros desgastados que siempre usaba y se marchó al baño a cambiarse. Cuando regresó, la reportera ya estaba deshaciendo la cama para ambas.

Su mejor amiga se acercó lentamente hasta parar a su lado observando como su mejor amiga dejaba sus gafas y tiraba las sábanas hacia abajo con brío. Miró a Lena y alzó las manos indicando a qué se tumbase, pero la CEO se quedó mirando su rostro y sonrió como una boba. O como dice Kara: con una sonrisa borracha y adorable.

—¿Por qué me miras así? ¿Tengo algo en la cara? —preguntó tocándose el rostro de broma y su mejor amiga se echó a reír—. Lena, definitivamente mis vecinos me van a matar —acusó divertida haciendo que la pelinegra dejara de reírse mientras se disculpaba, pero tenía nuevamente esa sonrisa borracha en los labios y observaba a Kara detenidamente—. En serio, ¿qué tengo? —volvió a tocarse esta vez con seriedad y observó que la sonrisa de Lena se apagaba—. ¿Qué pasa? —preguntó arrugando la frente, preocupada al ver el cambio drástico de su rostro.

—La verdad es que eres preciosa —soltó sin más. O se le escapó. O fue el alcohol, pero no se retractó. Kara hizo el amago de ajustarse las gafas, pero se dio cuenta de que no las tenía y si ya se había sonrojado con lo que le había dicho Lena, esto era más vergonzoso porque le hacía parecer idiota—. Tengo envidia porque el sol te rejuvenece la piel mientras a mí me aparecen arrugas cada dos por tres —finalmente se excusó apartándose para tumbarse en la cama.

—Oye, tampoco tienes tantas —protestó la rubia tumbándose a su lado y tapando a ambas.

—Tampoco tengo tantas, tú lo has dicho —rodó sobre su costado poniendo ambas manos bajo la almohada para observar a Kara que ella hizo lo mismo que Lena.

—Es verdad, no tienes.

—Eres una mentirosa —susurró con una sonrisa mientras cerraba los ojos, agotada por el día con William, el trabajo, la caminata, por el alcohol y entrándole sueño—. Si tuvieran que besarme la cara donde no tuviese arrugas me quedaría sin besos —bostezó mientras se estiraba, preparándose para dormir.

—Eso no es verdad —protestó Kara acercándose a Lena, aunque sin invadir su espacio—. Estarías llena de besos.

—Sí, Kara... Y yo te creo —susurró abriendo los ojos y volvió a cerrarlos porque se le cortó la respiración al tener a la rubia casi encima suya, a escasos centímetros.

—¿Que tengo que hacer para que me creas? ¿Besar todo tu rostro?

Pensó que eso sería una buena idea, pero no contestó. Si le dijera que sí, estaría dando a entender muchas cosas y tenía miedo de delatarse a sí misma, pero tampoco iba a mentir y decir que no (y tampoco quería darle la razón). Lena se percató del tono de enfado que estaba usando Kara, cual niña pequeña que le hacía derretir. Ella, a decir verdad, se lo tomaba a broma y como una realidad: cuanto más mayor te haces, más arrugas tienes si no te cuidas bien la piel y su mejor amiga tenía el privilegio de ser kryptoniana. Pero parecía que la heroína estaba ofendida por lo que dijo. Así que dejó el sí o el no a parte, solo iba disculparse por la tonta broma, pero su garganta no emitió ningún sonido cuando escucho crujir las sábanas.

Kara estaba deslizando su mano por su rostro y notó por su aroma como se iba acercando más y más.

Y en efecto; cuando abrió los ojos, la rubia estaba a un milímetro de distancia. Lo único que hizo Lena fue controlar los latidos de su corazón como siempre había hecho. Alzó su mandíbula un poco hacia arriba y arrugó un poco el ceño porque tampoco sabía que pretendía Kara: mirándola detenidamente en silencio y tocando su rostro como si buscara algo. A lo mejor quién tenía cosas en la cara era ella. Pero segundos después, su corazón dio un aleteo agradable al sentir la presión de sus labios en su mejilla.

—Aquí no tienes arrugas —expresó en un susurro que hizo que Lena arqueara las cejas y sonriera—. Y tampoco aquí —besó su mandíbula rápidamente. (Que le gustaba que Kara le alagase y le llevase la contraria...). Cerró los ojos nuevamente por lo agradable que estaba siendo, como si le estuviera dando las buenas noches. Ella tenía que pensar que era así. Cuando creyó que iba a terminar con la tontería, sintió como se movía hacia arriba y le dio otro beso en la sien—. Aquí tampoco —volvió a susurrar y besó su frente—. Ni aquí —fue a protestar porque esta vez mentía. Claramente se le notaban las líneas de la frente cuando se concentraba o fruncía el ceño, pero Kara besó su nariz dulcemente callando sus quejidos—. Menos ahí.

Y su corazón se detuvo. Sintió una pequeña presión en una zona que parecía imposible. Pensó que era un sueño o que estaba alucinando o que iba muy borracha que hacía imaginarse cosas y tuvo que abrir los ojos para asegurarse. Kara... La estaba besando. En los labios. ¡Y no se despegaba! El cerebro de Lena se produjo un cortocircuito que se quedó de piedra como una estatua.

Ella se preguntó qué significaba esto. ¿Seguía siendo por la tontería de las arrugas? ¿Llegando a ese extremo para no darle la razón? ¿La borracha era Kara y no se dio cuenta? ¿Habían alcanzado esa amistad de plena confianza que saludabas a tus amigos con besos? Pero esto no era un 'hola' ni 'adiós'.

Era una cama de 120 con dos personas adultas besándose en los labios con una prolongación de más de diez segundos.

Siempre quiso que sucediera esto, siempre tuvo la necesidad de probar aquellos labios y querer notar una de las sensaciones más maravillosas del mundo, pero estaba tan en shock que realmente no pudo disfrutarlo. Finalmente, Kara se separó mirando a una Lena boquiabierta; se dejó llevar totalmente para darle la contraria a la CEO y no se dio cuenta de la situación hasta que escuchó el corazón de su mejor amiga que retumbaba en sus oídos.

—Oh, Rao, Lena... —se apartó dando un salto saliendo de la cama asustada, viendo a la pelinegra todavía en shock—. Lo siento mucho. No sé en qué estaba pensando. Ni siquiera me di cuenta, te lo juro. No quiero incomodarte y no pensaba hacerlo. Perdóname, ha sido culpa mía, yo solo... solo quería...

—Kara... —interrumpió con una sonrisa apenada al ver el rostro de culpabilidad de su mejor amiga, un poco decepcionada al darse cuenta de que no lo había hecho adrede y supo que se dejó llevar por la broma. Era tan bueno para ser real. Menos mal que no se había ilusionado porque ahora le dolería terrores—. No pasa nada, ha sido solo un beso.

—Lo siento —se disculpó nuevamente un poco más calmada, acercándose con cautela, pero no atreviéndose a ponerse a su lado—. Lo siento —repitió y repitió y se alejó nuevamente a los pies de la cama mientras se rascaba la nuca—. Mejor me voy a dormir al sofá, no quiero...

—Kara, por favor, vuelve a la cama —suplicó interrumpiendo las divagaciones nerviosas de su mejor amiga. Lo último que quería era esto—. Si te vas al sofá me estarás dando a entender que cambiarán las cosas entre nosotras y no quiero eso. De verdad, no pasa nada. Ha sido un simple beso —repitió conteniendo las lágrimas y Kara agachó la cabeza—. Por favor, cariño, vuelve a la cama.

La rubia hizo lo que pidió. Lena tenía razón y no quería que por esto todo se fuera a la mierda ni se pusieran raro las cosas. Se adentró suavemente en la cama, como si tuviera miedo hacerlo. Se quedó boca arriba, con el cuerpo estático y mirada al techo. Lena la miró de soslayo y suspiró. Ella tenía que hacer algo, darle a entender que lo que decía era en serio, aunque su corazón pensara de otra manera.

Rodó sobre su costado y se acercó lentamente a Kara. Sus manos tocaron su brazo y notó la tensión de la extremidad de su cuerpo. Ella siguió sin moverse, pero la pelinegra continuó porque conocía demasiado bien a su mejor amiga. Cogió su brazo, lo levantó con delicadeza e hizo que rodeara a Lena. Apoyó su cabeza sobre su hombro y pasó su brazo por su vientre tonificado, abrazándola suavemente.

Poco a poco notó como el cuerpo de Kara liberaba todas las tensiones. Ella realmente se estaba relajando y nuevamente consiguió respirar. Todo estaba bien. Pero en realidad no era así.

Esa magia no debe ser forzada. Hay que encontrarla —decía Mxy antes de chasquear los dedos.

La rubia al notar los ronquidos de Lena, la miró de soslayo que estaba profundamente dormida en su pecho y por fin lo había comprendido lo que quería decir Mxyzptlk. Ella ahora mismo estaba mirando esa magia. Ella al fin dejó escapar esa sensación familiar que tenía comprimido en su pecho durante todo este tiempo. Y ella se dio cuenta al fin de que estaba enamorada de su mejor amiga.

Y ahora era el turno de Kara.

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