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Capítulo 2

—Pero... ¿¡quién diablos eres tú!? —chilló Lena moviéndose lentamente, intentando buscar algo para agarrar y defenderse.

—Diablos... Ciertamente no estás muy lejos de acertar, monada —levantó la cabeza después de acabar con el dobladillo y le dedicó una sonrisa vacilante a Lena. Ella misma frunció el ceño, acercándose al jarrón poco a poco—. Erm... Créeme que eso no va a funcionar.

Hizo una mueca sabiendo sus intenciones y Lena le dio la espalda solo por un segundo para coger el jarrón con sus manos. En cambio, cuando se dio la vuelta, tenía al susodicho chasqueando los dedos a dos centímetros de su rostro.

—¡Ah! —gritó Lena cerrando los ojos y asustada, tirándole el jarrón a la cabeza.

Ella no quería hacerlo, pero fue puro instinto. Y, aunque el impacto sonó, no era un jarrón. Al menos no uno de verdad. Era uno de esos Sugar Glass que se rompía con facilidad, pero que no hacía daño alguno. Lena abrió los ojos y se quedó boquiabierta al ver que el intruso sonreía maliciosamente. Su corazón iba a estallar y, a punto de gritar, el hombre chasqueó nuevamente los dedos haciendo aparecer a ambos en el sofá sentados.

—¿Qué demonios? —susurró Lena pestañeando sin saber muy bien lo que acababa de ocurrir, mirando su cuerpo y sus manos para confirmar que estaba de una pieza. El hombre que estaba a su lado se echó a reír, haciendo que la pelinegra se sobresaltara yendo hacia la otra punta del sofá, asegurándose de estar lo más lejos posible y cogiendo un cojín como escudo—. ¿Qué está pasando? ¿Quién eres tú? ¿Cómo has llegado hasta aquí? ¿Cómo has hecho... todo eso? —preguntaba y preguntaba mientras apretaba la almohada con sus dedos.

—Permíteme que me presente... —carraspeó y chasqueó los dedos desapareciendo y apareciendo de pie frente a ella con un micrófono junto a una señal sujetando un cartel luminoso con su nombre y flechas apuntando a su cabeza mientras hizo aparecer al otro extremo del ático una banda tocando música de circo—. ¡Mi nombre es Mxyzptlk! Me conocen como un diablillo interdimensional, aunque yo prefiero que me llamen mago de la quinta dimensión porque puedo manipular la realidad, teletransportarme por doquier a cualquier lugar y fecha, al igual que hice para aparecer en tu nevera, y manipular cosas a mi antojo o hacer aparecer cosas con solo chasquear los dedos como acabo de hacer ahora... —encogió de hombros con una sonrisilla, pero Lena solo tenía el ceño fruncido, todavía en guardia. Mxyzptlk suspiró y chasqueó nuevamente los dedos, haciendo desaparecer lo que había hecho. Lena se estremeció en su asiento—. En realidad, da igual quién soy, cómo he llegado y todas esas preguntas que están en tu mente. La verdadera pregunta es... ¿cómo estás tú, Lena Luthor?

—¿Cómo sabes mi nombre? —preguntó, pero antes de que pudiera contestar, la pelinegra habló de nuevo—. ¿Y por qué me preguntas cómo estoy? —cuestionó arrugando la frente bajando al fin la almohada.

—Cuando me dirigía a una persona cuando salí de tu lujosa nevera, y he estropeado tu col rizada, por cierto... no hablaba de ti ni contigo, sino de Kara. Antes de venir aquí...

—¿Kara? ¿Mi Kara? —interrumpió sorprendida, un poco confundida pues nunca le había hablado de este ser y más cuando hace unos minutos ella estaba con la kryptoniana.

—¿Quién es TU Kara exactamente? ¿Hablamos de la misma? Kara Zor-El o Danvers, como quieres llamarla, ¿esa es tu Kara... toda tuya? —arqueó las cejas internamente señalando a la pelinegra haciendo que se sonrojara—. Cuando yo me refiero MI con un nombre propio al lado significa algo más que...

—¡No me refería a eso!

Intentó quitarle importancia, pero Mxyzptlk se echó a reír ante la actitud nerviosa de la pelinegra. El diablillo sabía que Lena sentía más que una simple amistad. Aunque Kara le había enseñado un pedacito de su mejor amiga desde su perspectiva cuando vieron sus videos, hizo trampas al revisar un poco de la vida de la pelinegra para saber cómo podía manejarla y le fascinó lo que encontró: cómo la idolatraba, la miraba y trataba de esa manera especial que no se podía ni comparar con Sam (llenando de flores toda su oficina, comprando una toda compañía entera por un "favor", poner su vida en peligro con tal de protegerla y cuando supo que era Supergirl, en vez de exponer su vida al mundo, se quedó callada).

También sabía que no se lo iba a decir directamente porque estaba claro de que nunca lo admitiría ya que era una persona que escondía bien sus sentimientos y secretos (si le costaba admitir que Kara tenía razón, esto era ya lo peor. O le daba miedo decirlo).

Mientras la miraba de un lado a otro, dibujaba corazones con humo en el aire solo para molestarla. Lena se levantó ya sin miedo (o más bien centrándose en los corazones de humo), agitando las manos para borrarlos en el aire, no entendiendo el comportamiento infantil del hombre. Mxyzptlk explotó en una carcajada, haciendo que Lena se sintiera avergonzada mientras se sentaba cuando fue el propio diablillo quien paró, dando a entender que podía hacer lo que quisiese como había dicho.

—¿Entonces? ¿Kara Zor-El o Kara Danvers es...? —insistió Mxyzptlk con una sonrisa ladina mientras Lena apretaba los labios.

—Es decir, Kara Danvers... Kara Zor-El, sí, la misma. Solo me refería a ella como mi mejor amiga —carraspeó después de un silencio mientras se encogía en el asiento, llevándose las manos a las mejillas para cubrirlas y Mxyzptlk asintió, haciendo aparecer una silla para sentarse frente a Lena—. Vale, ¿M... Mxy...zpt...zptkl? Madre mía, qué complicado —se mordió la lengua mientras pensaba y el diablillo río asintiendo—. ¿Te puedo llamar Mxy?

—Oh, bueno, claro... No me importa por ser tú. Además —hizo comillas en el aire—, "tu mejor amiga" también me llama así.

—De acuerdo, Mxy —exhaló poniendo ojos en blanco y se recostó en su asiento—, ¿podrías hacerme el favor de contarme qué pasa y por qué me preguntas...?

—Como dije... —interrumpió con un suspiro—. Antes de venir aquí estuve con ella. Conocí a Kara muchos años atrás. Es más, la atosigué y quise obligar a Zor-El a que se casara conmigo... Cosa que estuvo mal, por cierto —hizo una mueca al ver como Lena entrecerraba los ojos; sabía que por su mirada le estaba juzgando—. Pero cuando me llevó a la quinta dimensión me di cuenta de todos mis errores. Volví de allí y fui uno por uno compensando el daño hice hasta llegar a ella, que era la última. Le pedí perdón y, como recompensa, le prometí que arreglaría una cosa que le atormentaba. Y, aunque no ha salido como ella esperaba y decidió no cambiar nada, puedo seguir haciendo ese favor por ella viniendo a la raíz del problema sin su presencia, es decir, a ti.

—A ver si lo he entendido bien... —frunció el ceño sin entender—. Conocías a Kara, hiciste algo malo y ella te mandó a esa quinta dimensión. Te diste cuenta de tus errores... ¿Hacías el mal y ahora quieres hacer el bien? —preguntó haciendo que Mxy dudara, pero finalmente asintió—. ¿Y querías compensarle arreglando una cosa que le atormentaba? ¿A Supergirl? —dudó de nuevo y cambió Supergirl por el nombre de Kara, asintiendo de nuevo haciendo que Lena frunciera el ceño—. Entonces no tiene nada que ver con alguna fuerza o lucha de su alter ego... Y menos cuando has dicho que estabas con ella antes y el... ¿raíz del problema soy yo? —volvió a asentir, mucho más sonriente que antes, adivinando a que Lena estaba a punto de decirlo—. Entonces... ¿Tiene que ver algo con nuestra amistad? ¿Sabes lo que nos pasó? ¿Esa era la cosa que le atormentaba?

—¡Bingo! —chasqueó los dedos haciendo que aparecieran serpentinas sobre el cabello negro y Lena se asustó por el ruido, pero luego resopló al pillar la magia de aquel diablillo—. Kara tenía razón, eres muy inteligente —aplaudió con entusiasmo y, de un segundo a otro, su rostro se tornó serio mientras se rascaba la barbilla—. No entiendo cómo es que sepa muchas cosas sobre ti y no lo más obvio... —susurró más para sí mismo que para Lena.

Él sabía claramente los sentimientos de Lena, pero también los de Kara. ¿Cambiar la realidad por una amistad, por solo UNA amiga? ¿Tanto le importaba cambiarlo solo por ella sin tener en cuenta los demás? Por Dios, hasta su hermana se sorprendió. No iba añadir que Kara miraba mucho a Lena, sentía celos cuando sus exs se acercaban a ella o buscaba cualquier excusa para verla. Eso lo hacían también las amigas (JÁ). El problema es que la pelinegra lo tenía claro. Sin embargo, la rubia no tanto. No por no admitirlo, sino porque es tan tonta que no se daba cuenta.

—Si has venido a darme sermones para intentar reparar algo roto por cumplir lo que sea creo que deberías irte por donde has venido porque ahora sí que no hay nada que arreglar —espetó Lena dura y cruelmente mientras se erguía del sofá.

Mxyzptlk rápidamente chasqueó los dedos. Ocurrió como un pestañeo. Cambió el ático de Lena por una sala de cine antiguo. Luz tenue, butacas rojas, pantalla en blanco, rollo sonando y foco puesto... Lena se miró a sí misma asustada ya que no estaba acostumbrada a los cambios bruscos. Miró a su lado, viendo a Mxy totalmente disfrazado como cineasta.

—¿Qué hacemos aquí? ¿Dónde estamos? —preguntó confusa mientras se levantaba, pero Mxyzptlk chasqueó los dedos haciendo que la pelinegra se sentara de nuevo.

—No vengo a darte sermones. Ciertamente, eso no va conmigo... —aclaró con una sonrisa pícara mientras se apoyaba en el reposabrazos observando detenidamente a la pelinegra—. Y aun no has contestado mi pregunta... ¿Cómo estás después de que Kara se haya revelado contra ti?

—Cuando comentabas lo del cuello era real, ¿verdad? —arqueó las cejas al recordar que escuchó a Mxy como se quejaba al salir de su nevera.

Ella percibió entonces que él lo sabía todo; si no era por ese momento al aparecer en su apartamento, era porque también Kara se lo habría dicho antes de llegar a su ático ya que estuvo con él y más cuando dijo lo de "arreglar" y ayudar a las personas que había atormentado.

No sabía exactamente el qué, ni qué demonios estaba pasando, ni qué era lo que realmente quería saber, hacer y conseguir el hombre que tenía al lado porque Kara seguro que le habría dicho que ella era muy difícil de manejar, pero tenía una curiosidad increíble. Además, también le fascinaba lo que hacía este ser de la quinta dimensión, aunque no fuese totalmente fanática de la magia.

El diablillo sonrió, pues sabía que Lena no iba a contestar directamente a sus preguntas y menos las que más podrían dolerle. La rubia ya se lo advirtió; se lo había dicho y también enseñado esa misma noche. Él tenía conocimiento de unas cajas pequeñas donde enterraban cada sentimiento doloroso y frustrado. Además, la pelinegra era muy tozuda.

—No puedo evitarlo; me gusta saberlo todo y más cuando estoy dispuesto a saldar mi deuda.

—¿Cambiando las cosas? —preguntó casi rodando los ojos, pues si podía alterar la realidad como había dicho y era como un mago capaz de hacer cualquier cosa, supo que esa era su especialidad. El cineasta solo miró a la pantalla vacía arqueando las cejas dando a entender que era una manera de hacerlo—. No vas a modificar nada porque no hay nada que puedas cambiar, Mxy. Sería una mentira como la que me contó ella. Ya lo has escuchado con tus propios oídos, ¿no?

Se encogió de hombros, apartando la vista y mirando sus manos. Le dolía mucho hablar de Kara; ahora después de esto ni se comparaba lo que sufría, aunque admitió que se lo había buscado por ser tan bocazas, yendo a sangre fría y jugando con fuego.

—Sí. Lo he oído, ella también y, sobre todo tú lo sabes más que nadie, pero Lena... —le llamó la atención, aunque seguía sin mirarle—, no has visto lo que Kara y yo hemos presenciado. Eso es lo que he venido a enseñarte.

—¿De qué estás hablando? —preguntó en un susurro todavía incapaz de levantar la vista.

—Cuando llegué al apartamento de Zor-El y le ofrecí mi poder, ella no dudó en querer usarlo solo para arreglar lo vuestro. Ya sabes que puedo manipular las realidades; un chasquido de dedos, mando a Kara para cambiar la línea y momento y, con otro chasquido, lo hago realidad —explicó levantándose de su asiento para buscar la mirada de Lena.

—¿En serio? —preguntó hostilmente, incrédula, pues le resultó lo más rastrero y sencillo que había escuchado.

—Pero no ha ocurrido, ¿verdad? —le recordó adivinando los pensamientos oscuros de Lena, pues sabía que pensara lo que pensase sería lo peor de Kara y más ahora que había proclamado la guerra—. Realmente no voy a cambiar nada. Estoy a favor de lo que has dicho; sería disfrazar una mentira dolorosa y eso es lo que no queremos. Hemos aprendido el dilema. Lo que quiero que veas son todas esas realidades que quería cambiar tu mejor amiga más las reacciones de Kara Danvers al verlas y vivirlas y porque finalmente decidió dejarlo estar —simpatizó con una sonrisa, pero lo único que consiguió es que Lena mirase hacia otro lado, deseando no estar ahí. Mxy lo sentía y, después de unos segundos de calma, habló enderezándose en su asiento—. Solo dame diez minutos. Si en esos diez no quieres ver nada más, me iré y lo que tenga que ser, será.

Era una oferta muy tentadora. Ella quería decir que no; claro que odiaba la posibilidad de que Mxyzptlk le comiera el coco y lo hiciera también con mentiras como Kara, que le pusiera una ilusión delante de ella solo para saldar su deuda y conseguir que se perdonasen, pero quería ver la originalidad del poder del pequeño diablillo.

Si le fascinaba el multiverso, esto ya era algo más a lo grande e imposible de imaginar. Además, admitía que tenía mucha curiosidad de lo que decía sobre Kara y como es que llegó a la conclusión de confrontarla (y no porque también fuera una excusa para ver aquellas reacciones y qué era lo que le había enseñado).

—¿Entonces? —Mxy hizo una mueca entrecerrando los ojos y Lena finalmente asintió.

—Diez minutos.

—¡Genial! —gritó el diablillo entusiasmado haciendo sobresaltar a Lena y chasqueó los dedos haciendo aparecer una manta, palomitas y bebidas para ambos mientras apagaba las luces—. ¿Por dónde quieres empezar? —preguntó el diablillo ajustándose en su asiento con una sonrisa de oreja a oreja.

Chasqueó nuevamente los dedos haciendo aparecer un mando, cosa que casi hizo sonreír a Lena ya que estaban en una sala antigua de cine y lo manejaba como si estuvieran en su casa, pero se dio cuenta de que esto era totalmente mágico y le restó importancia. Miró como Mxy señaló la pantalla haciendo que Lena frunciera el ceño al ver muchos títulos.

—¿Cómo qué por dónde quiero empezar? ¿Tantos hay? —preguntó asombrada sin poder dejar de mirar a la inmensa pantalla.

—Tenemos... A ver, a ver... —carraspeó un poco, alzó la voz y comenzó a iluminar las opciones—. Cuando Kara te lo dijo en este momento, el tráiler de este otro, cuando no te lo dijo nunca porque...

—¿Cuándo no me lo dice nunca? —preguntó interesada mirando el título y Mxy asintió haciendo un mohín, pensando en la pesadilla que habían vivido. Lena observó su rostro al estar callado—. Esa cara no me transmite buenas vibraciones —adivinó la pequeña Luthor.

—Es lo último que vimos. Si te soy sincero creo que es la peor realidad que he visto jamás en mis tiempos. Ambas no llegáis a ser amigas; en pocas palabras, no os conocéis en absoluto —comentó esperando la reacción de Lena, pero ella se quedó neutral con la mirada perdida—. Es mejor comenzar por ahí, honestamente, aunque te hará algún spoiler que otro viendo las reacciones de Kara al querer que se lo muestre y cómo lo vive, pero como tú quieras —advirtió mirando a Lena que estaba absorta con la pantalla. Después de unos segundos, ella asintió.

—De acuerdo —exhaló recostandose en su asiento sujetando la caja de palomitas con fuerza—. Pon ese.

Sin nada más que añadir, presionó el botón e hizo rodar la cinta, proyectando la imagen en el apartamento de Kara. Su mejor amiga estaba sentada al lado de Mxyzptlk, aunque se sorprendió al verla tan desbastada. Frunció el ceño mirando al diablillo y él le recordó sobre aquellos spoilers; más tarde lo entendería.

Me daba demasiado miedo admitirlo, pero creo que a Lena le iría mejor si nunca fuésemos amigas —comentaba la rubia entre suspiros y Lena, al escuchar eso, agachó la cabeza.

¿Qué había pasado antes para llegar a esa conclusión? Sintió que había cometido un error en aceptar ver aquellas imágenes, pero iba a ser valiente prometiendo estar al menos esos diez minutos.

—¿Ese es el mundo que quieres ver? —preguntaba Mxy mirando con pena a la heroína.

No... —se erguía en su asiento con otro leve suspiro y Lena miró de nuevo a la pantalla haciendo una mueca—, pero enséñamelo de todos modos.

Chasqueaba los dedos y la escena cambió. Ambos se encontraban en un caótico... ¿National City? Lena se sorprendió al ver aquella imagen, preguntándose también que era lo que había pasado. Quiso averiguarlo hablando con el mago, pero Mxyzptlk se limitó a señalar la pantalla para que estuviera atenta haciendo entender de que no iba a destripar más la historia.

Se confirmó que era la ciudad, haciendo que Lena se volviese pálida al escuchar que los restos de aquel edificio destrozado con llamas era el apartamento de Kara. La pelinegra temió lo peor, pues como había advertido el pequeño diablillo, no era la mejor realidad.

Abrió los ojos de par en par cuando vio el Lexotraje siendo un robot aterrizar como si eso fuera lo común en aquella realidad y se quedó sin habla cuando la palabra HOPE estaba iluminando su pecho. Ella miró a Mxyzptlk que asentía con tristeza y Lena masajeó su frente, intentando que todo lo que estuviera sucediendo no fuera lo que estaba pensando.

Pero todas sus sospechas fueron verificadas cuando se vio a ella misma en aquella pantalla totalmente cambiada, como si fuera el ser más oscuro de las tinieblas. Se veía imponente, la reina del mundo y casi diabólica cuando comenzó a hablar. Era totalmente una dictadora y tenía el control de todo; ni se podía comparar con Hitler.

—¿Terrorista? —preguntó Lena asustada al igual que lo hacía Kara en el plano. A pesar de ser un alienígena, jamás en su mente había considerado a la kryptoniana como alguien peligroso o una amenaza para la Tierra, sino todo lo contrario.

Tenía muchas preguntas; tampoco pensó en que llegaría a tal extremo del odio. ¿Se había vuelto una zorra sin alma simplemente porque Kara y ella no eran amigas? ¿Qué demonios había pasado para que llegara a ser así?

Se quedó aferrada a las palomitas como si estuviera viendo una película de terror. Mxyzptlk le dio un suave toque en el hombro, explicando que ahora entendería todo lo que había pasado y fue cuando todos los "superfriends" explicaban aquel tormento, pero todavía faltaba por ver cómo llegó a ser lo que era en esa realidad.

Tenía ganas de llorar. No solo por ser el ser más cruel que nunca había imaginado ver, sino porque, a pesar de todo lo que estaba ocurriendo, Kara iba a hacer lo imposible para arreglarlo yendo hacia ella sin pensarlo dos veces sabiendo que su mente era retorcida de cojones.

—¿Lena? —preguntaba Supergirl andando con lentitud por las oficinas de CatCo.

—Oh, Dios mío, sal de ahí... —advirtió Lena tapándose con las palomitas aun sabiendo que no podía hacer nada. Miró a su lado y vio que Mxy estaba en la misma posición—. ¿Por qué estás así si sabes lo que va a pasar? —preguntó frunciendo el ceño.

—Es que... dabas miedo en realidad —hizo una mueca y Lena sacudió la cabeza incrédula para luego continuar espectando la escena.

Soy yo, soy Supergirl... —titubeaba y finalmente dijo—: soy Kara.

—¿Quién es Kara? —decía ella misma y observó la respiración agitada de la heroína. Tenía miedo; ella siendo el ser más fuerte del universo tenía miedo.

Solo una amiga —respondía apenada sabiendo aun así que en esa realidad no era nadie para Lena—. No me conoces, no mucho. Pero tú y yo queremos lo mismo: no hacer daño.

—¿Supergirl quiere un mundo sin dolor? —ella respondió y Lena se había dado cuenta de que daba igual ahora en adelante que era lo que le mostrase; las respuestas a todas las incógnitas eran la misma al igual que ahora cuando hizo a Hope: el dolor, el sufrimiento, el rencor... Todos los aspectos negativos que quería eliminar para no sentirlos.

Conforme ella misma hablaba, entendió el por qué Kara y Lena no llegaron a ser amigas, como había llegado a ser tan cruel como lo estaba siendo. Era una auténtica villana matando a su propio hermano sin miramientos. Y entendió que la heroína siempre fue su salvación, su pilar más importante; su gran debilidad.

No estuve cuando más importaba —casi susurraba Kara e sintió lo mismo que Lena en ese momento: rabia, pero ella lo sentía de manera diferente al verse a ella misma actuar así. Rabia al no ver que ella misma no veía más allá, al haberse convertido en un ser despreciable y esconderse como si se hubiera rendido.

No estuviste —confirmaba la pelinegra con dureza mientras se desabrochaba la chaqueta, dejando al descubierto un gran trozo de kryptonita incrustada en su pecho. Chilló de terror cuando realmente era un láser.

—¡No! —gritaron Mxyzptlk y Lena al unísono, pero la pelinegra estaba más angustiada al ver como Kara se resistía. Su pecho agitado se calmó cuando su yo paró para acercarse a la heroína. Tenía la esperanza de que se diese cuenta de su error, pero conforme fue hablando, todas esas ideas se disiparon.

No sabes nada del dolor, pero puedo hacerte sentir lo que yo siento —decía ella misma cruelmente agachándose sin temor, mirándola por encima del hombro.

No lucharé contra ti, Lena.

Pues morirás gritando —sentenciaba mientras se levantaba y activaba nuevamente el láser.

—¡Mxy! ¡Para esto! ¡Por favor, no quiero verlo! ¡Sácame de aquí! —gritó Lena levantándose de su asiento, cogiendo del jersey del diablillo y este chasqueó los dedos para desaparecer y aparecer nuevamente en su apartamento.

La pelinegra contuvo el aliento al igual que un sollozo. No iba a mostrarse vulnerable delante de este ser de la quinta dimensión que no conocía; al menos no ahora. Joder, solo era el principio y ya estaba realmente mal. Tenía tantos sentimientos angustiosos encontrados que no podía manejarlo fácilmente. Ella se dijo a sí misma que jamás haría daño a Kara de esa manera y menos tener la posibilidad de matarla; antes se mataba ella misma.

Mxy se arregló el traje después de chasquear los dedos haciendo aparecer una tetera sirviendo un té en el aire; simplemente se quedó al margen esperando a que Lena reaccionara. Supo que tenía que asimilar lo que había visto después de ver aquellas duras imágenes y la pelinegra realmente lo agradeció hasta respirar de nuevo.

—Menos mal que hemos visto lo pésimo, ¿no? —animó el diablillo con una mueca al ver que la anfitriona de la casa no paraba de ir de un lado a otro como si eso calmara los nervios. Lena frenó en seco alzando la mirada y suspiró rascándose los ojos y arrugando la nariz.

—No lo entiendo... —se sinceró mientras se dirigía a su sofá para sentarse y Mxy acercó el té con sus manos que la pelinegra cogió casi temblando—. Me dijiste que era lo peor, pero siento que lo que queda... las imágenes que me vas a enseñar... ahora me van a dejar con la conciencia intranquila porque habrán pasado cosas malas para que llegase a ese último vídeo.

—Tienes razón, pero no quiero que te centres en eso ahora. Como te he dicho al principio, lo que quiero mostrarte no son solo las imágenes que ha vivido Kara, sino también lo que dice y las reacciones de esta.

—No sé si podré soportarlo, Mxy... —miró al mago cómo extendía una sonrisa icónica en los labios y ella sacudió la cabeza adivinando sus pensamientos—. Esto no significa que la vaya a perdonar. Simplemente no soporto el haberme convertido en una especie de... villana y no quiero volver a verlo. Estoy enfadada y decepcionada con ella, pero no soy una psicópata—susurró más para ella misma frunciendo el ceño mientras sorbía el resto del té y el diablillo asintió.

—Te destriparé las otras historias; en ninguna eres como esta. Si quieres, te lo demuestro —tranquilizó el hombre mientras chasqueaba los dedos haciendo aparecer la misma televisión que utilizó en el apartamento de Kara y Lena se quedó callada. Finalmente, después de varios minutos, asintió instando a que continuase.

—Bien, sigamos. Lo prometido es deuda —recordó un poco más aliviada, aunque todavía con una pequeña presión en el pecho. Se recostó en el sofá después de que el diablillo chasqueaba los dedos para cambiar la taza de té por unas palomitas y Mxyzptlk apareció a su lado con una almohada asustando a Lena haciendo que todas cayese el bol al suelo—. ¡Por Dios, Mxy, no hagas eso todo el rato!

—Lo siento, es la costumbre —encogió de hombros chasqueando los dedos para aparecer otras palomitas y le dio nuevamente al play.

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