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38.(2/2)

Cuando Kihyun se separó volvió a mirar el interior del baño. Le había gustado y lo más increíble era lo que venía a continuación.

Le cogí de la mano y nos acercamos a la bañera, quería verle desnudo, expuesto para mí. Le desabroche los botones de las tiras del mono que traía puesto, se los quité y después seguí con el botón y cremallera del mismo. Sus mejillas estaban de un tono rosa suave cuando quedó solo en camiseta y calzoncillos.

-¿Estás nervioso? -me acerqué más a él y le quité la camiseta-
-Hace mucho que no.. no estamos así -se tapó el pecho con un brazo- No me gusta mi cuerpo lo suficiente para que lo veas otra vez
-Tu cuerpo es precioso Kihyun. No tienes porque avergonzarte

Le dí un piquito y poco a poco dejó de temblar. Le acaricié los brazos, cada rasgo de su rostro, su abdomen y fui bajando poco a poco besando a medida que bajaba hasta sus piernas. Oí un pequeño jadeo cuando le besé la cara interna de sus muslos. Le bajé los calzoncillos e hice que levantara los pies para quitárselos por completo.

-Espera Hyunwoo… -subí la mirada cuando me llamó- quitate la ropa tú también -cogí sus manos y besé los nudillos, después me levanté y con sus ojos clavados en los míos hice lo que pidió. Me quite la camiseta y la dejé al lado de la suya, después los vaqueros y por último lo que más estorbaba. Kihyun se mordió el labio mientras paseaba a su antojo sus ojos por mi cuerpo. Volví a acercarme a él y sin pensarlo dos veces tomé el control de sus labios con los míos. Sus manos apretaron mis brazos, clavando las uñas cuando mi lengua exploró su boca. Se pegó más a mí y nuestros penes por primera vez en mucho tiempo se pusieron en contacto. Los dos gemimos al notarlo y el beso se volvió más húmedo, más salvaje.

-Nos espera una bañera, bebé -me dió unos besos más y nos sumergimos en el agua tibia.

Kihyun estaba espaldas a mí, entre mis piernas y con mucho autocontrol procure no hundirme en él en esta posición. Cogió agua con sus manos y se mojó los hombros, aspirando el olor a almendras de la espuma.

-¿Recuerdas el masaje que me diste la primera vez que estuviste aquí? - alcancé una copa y el champán, serví para él solo. Yo quería mantenerme totalmente sobrio esta noche, y dejando la botella en su sitio, le pase una copa. Él se asombró al principio pero la cogió sin preguntar- Quiero compensarte…
-¿Acaso sabes dar masajes, profe? -Sonreí contra su hombro por cómo había utilizado ese prefijo-
-Conozco muy bien la anatomía humana, cada músculo y hueso, cada zona erógena de tu cuerpo. Creeme sabré hacerlo- me miró por encima de su hombro y besó. El champán y la menta era una explosión de emociones-
-Empieza entonces -tomó un trago de su copa y se pusó recto, acercándose peligrosamente a mi pene-

Agarré el aceite de coco que dejé en el suelo, era caliente, placentero y ayudaba a la estimulación corporal. El indicado para utilizarlo con él.

Un escalofrío recorrió su espalda cuando empecé a masajear con el aceite de coco sus hombros. A medida que pasaba el tiempo y el masaje iba terminando al igual que su copa, su piel cremosa tomó un brillo reluciente. Parecía, no, era un diamante recién pulido. Le quite la copa de las manos y al lado de la botella. Kihyun se tumbó contra mi pecho y alzó la cabeza para mirarme. Sus ojos brillaban de deseo y tenía la boca entreabierta jadeando y lamiéndose el labio inferior, dejandoselos brillantes y rojos.

-Eres precioso -él se incorporó y se sentó en mis piernas. Se inclinó y me dió un beso en el cuello-
-Házmelo ya… -mordió y lamió la piel de mi cuello-

Me senté mejor en la bañera, haciendo pequeñas olas que chocaban en nuestros cuerpos. Puse mis manos en sus redondas nalgas y lo atraje más hacia mi cintura. Su piel estaba suave y resbaladiza por el aceite pero eso no era ningún impedimento para tocarle a mi gusto. Prepare su entrada con mis dedos, moviéndolos a un ritmo considerable para no ir tan rápido. Tenemos toda la noche por delante y quiero disfrutar cada segundo. Kihyun movió sus caderas en círculos sobre mis dedos, ahogando gemidos y soltandolos en mi boca. Cuando ya lo dilate lo suficiente, le separé las nalgas y con cuidado dejé resbalar mi pene por su interior.

-Shownu~ -arqueo la espalda y su pecho toco el mio-
-Despacio cariño -besé y mordisqueé sus pezones. Ganadome corrientes eléctricas que aumentaban nuestro calor-

Cuando me interné en él por completo nos quedamos quietos unos minutos, compartiendo caricias por debajo del agua y por encima. Kihyun se apoyó en mis hombros y empezó a moverse. De alante hacia atrás, así hasta que quiso dar pequeños saltos. El agua se movía, nos mojaba las partes secas de nuestro cuerpo y se calmaba cuando Kihyun paraba para besarme con necesidad. Me preocupa que estuviera incómodo, la bañera era grande pero podrían cansarseles las piernas.

-¿Estás cómodo así? Podemos salir de aquí y seguir en la cama…
-No, porfavor. -me soltó los hombros y se agarró del borde de la bañera por detrás mía. Ahora estábamos a centímetros de volver a sentir como nuestras bocas jugaban de nuevo- eres increíble, no.. -elevó sus caderas, y bajó de golpe. Un gruñido ronco salió de mi garganta junto con su voz excitada- ni se te ocurra sacarnos de aquí

Estuvimos asi por lo que serian horas, le masturbe más de una vez, le deje marcas por todo el cuello y clavículas, al igual que él a mí. No estábamos cansados, al contrario. Con cada orgasmo queríamos más de aquel anhelo por volverlo a vivir.

Kihyun se dio la vuelta y se penetró el solo. Tenia a la vista su perfecto y delicioso culo. Veía como mi falo entraba y salía, como las paredes anales de mi pequeño me torturaban. Le sujete de la cintura y le ayude a moverse. Sus manos estaban a cada lateral de la bañera, tenía los nudillos blancos de apretarlos con fuerza cuando un nuevo orgasmo estaba por hacernos explotar a los dos.

-No aguanto más… -echó la cabeza para atrás y yo aproveche para besar la curvatura de su cuello- Aah~ -el clímax nos llegó a la vez y por tercera vez me corrí en su interior-

Cayó rendido en mi pecho, el sudor cayendo por nuestras frentes. Mi respiración agitada se junto a la suya.
Salí de su interior, Kihyun se quejó pero se acurruco más sobre mí.

El agua ya estaba fría así que salí de la bañera, me sequé y me puse mi pijama. Kihyun tenía los ojos cerrados y una sonrisa en su rostro.

Le saqué de la bañera, sentandole en el borde para secarle el cuerpo y ponerle el pijama que preparé para él. Le sequé con otra toalla el pelo para que no lo tuviera tan mojado y le cogí en brazos para llevarle a la cama.

Le tumbe, y fuí al baño de nuevo para recogerlo. Vacié la bañera y apagué las velas. A la mente me vino como estás creaban sombras en nuestros cuerpos cuando haciamos el amor. Jamás lo sentí tan hermoso hasta hoy. Volví a la habitación y Kihyun me esperaba con los ojos abiertos y sonriendo mostrando sus perfectos dientes blancos.

-Hola -me tumbe a su lado- ¿cómo estás? -él apoyó su cabeza en mi pecho, estoy mas que seguro que puede oír el ritmo de mi corazón-
-Cansado pero mejor que nunca. Parece un sueño, del que no me gustaría despertar
-Para mí tambien es un sueño estar contigo, pero es la realidad y ahora -me miró con los ojos vidriosos- estamos juntos, el uno con el otro - Sonreí-
-Te quiero Shownu -me dió un beso en la mejilla y se colocó como antes-
-Te amo - le dí un beso en la cabeza, sus ojos volvieron a cerrarse-

Le acaricié el pelo un momento más, hasta saciarme del olor que emanaba. Miré la mesilla, la fresas y el chocolate seguían ahí. Probablemente a temperatura media y el chocolate frio. Agradecí al señor que me vendió el piso, que puso una nevera pequeña bajo la mesilla. Metí la fresas y el chocolate. El desayuno de mañana sería dulce entonces.

No me acordaba de que la tormenta no había cesado, los rayos iluminaban la habitación cuando apague la luz y la lluvia chocaba con fuerza en la ventana. Miré a Kihyun, que dormía profundamente sobre mí y sonreí aliviado. No prestó atención a los truenos en ningún momento.

Me tumbe intentando no despertar a Kihyun y nos tapé a los dos con la sábana. Él me abrazó por instinto la cintura y hundió su rostro en mi pecho, una de sus piernas quedó entre las mías. Estaba completamente pegado a mí y yo no podía estar más feliz.

Cerré los ojos para, al igual que la persona a mi lado; acabar la noche soñando con lo mucho que ha significado para nosotros lo ocurrido. El comienzo de algo magico.

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