Capítulo 7: Irritación
Me dolía la cabeza, el cuerpo, solo quería descansar. Sin embargo, era viernes lo que significaba reunión de tutores. Además, era la primera reunión en la que tendríamos a Jack como tutor de matemáticas. Mientras Lucas y yo ordenábamos los papeles del itinerario que el profesor nos encargó yo sentía que me iba de lado. De hecho sentí un leve mareo y que mis pies me fallaban. Sabía que me caería, pero de pronto sentí un par de manos sostenerme. Al mirar hacia arriba me di cuenta que Jack me había atrapado y se veía preocupado.
—¿Qué te pasa Gaby? —Me alejé suavemente de él mientras me enderezaba.
—Lo siento, creo que voy a enfermarme.
—No te disculpes conmigo. ¿Por qué estás trabajando si te sientes mal?
—Es la primera reunión en qué estarás. —Jack suspiró y su ceño se suavizó.
—Dame eso, yo lo terminaré de repartir y siéntate.
—Pero...
—Si no lo haces le diré al profesor Kim que estás enferma y te enviará a casa.
—Te odio.
—Como sea. — Tomó las hojas y esperó a que me sentara. Cuando lo hice sonreí sin ganas y el puso los ojos en blanco. Continuó de hacer mis tareas y ayudó a Lucas con lo que faltaba. Pronto comenzaron a llegar los demás compañeros. Entre ellos, Mónica Daniels, la exnovia de Jack.
Lo había olvidado por completo. Era consciente de que Mónica había salido con Jack el año pasado, pero de pronto ambos terminaron. Nadie preguntó por qué y los rumores se esparcieron por toda la escuela. Sin embargo, he de admitir que Mónica era una chica muy inteligente, además de hermosa. Cuando solicitó apoyarnos en el programa de tutorías, me quedé boquiabierta. Nunca creí que una chica como ella quisiera formar parte de este grupo. Resultó ser una genio en química así que de inmediato la aceptamos.
Sin embargo, no contaba con que Jack, el genio en matemáticas formaría parte de nuestro proyecto y ahora se verían más seguido. Me preocupaba.
Un momento, ¿por qué me preocupaba? Decidí ignorar mis pensamientos intrusivos y acomodarme en mi asiento. Andrea se sentó a mi lado y me miró con preocupación.
—No te ves bien.
—Lo sé. —Me quejé. De pronto sentí una molestia en la garganta. —Es raro, hasta anoche estaba bien hoy en la mañana también. No sé qué pasa.
—Tal vez necesitas descansar. Has estado muy concentrada en este proyecto y tus cursos.
—Supongo que tienes razón. —Mi amiga asintió y tomó mi mano.
—¿Cómo te fue con Jack, por cierto?— La miré y luego mis ojos, como si tuviera vida propia se arrastraron hasta donde Jack estaba. Justo en frente de mí, al lado de Mónica.
—Normal. Un compañero que acompaña a su compañera a casa.
—¡Por favor!
—No le busques tres patas al gato Andrea, no pasó nada ni pasará nada. —No noté en qué momento mi tono se volvió pesado. Mi amiga me miró con el ceño fruncido y luego suspiró.
—Claro, lo siento. —Me sentí mal, pero el dolor de cabeza pudo más así que ya no dije nada. Pronto el profesor Kim entró y nos saludó a los siete tutores.
—Además, quiero que le den la bienvenida a nuestro nuevo tutor. Jack Smith. Él nos estará apoyando en el área matemática. —Los chicos aplaudieron, lo hice sin ganas. Tosí un poco tratando de no llamar mucho la atención. La picazón en la garganta me molestaba junto al dolor de cabeza. —Ahora bien, vamos a tratar el primer punto de la reunión. Tienen su itinerario frente a ustedes así que síganme con la lectura.
Se trataron varios puntos durante la reunión, de los cuales no les presté mucha atención. Recuerdo que hablaron sobre los días festivos que se acercaban donde habría tutorías hasta las dos de la tarde y que para los asuetos era oficial nuestro descanso. Se tocaron otros puntos, pero mi cabeza daba vueltas. Solamente me quedé fija mirando mi cuaderno hasta que acabó. Andrea me dio un leve empujón y yo la miré.
—Dios, tienes las mejillas muy rojas. —Tocó mi rostro y se asustó. —Gaby, tienes fiebre. Será mejor que vayas a enfermería. Vamos, te acompaño. —No me opuse. Mi amiga me ayudó a levantarme y comenzamos a caminar hacia el pasillo.
—¡Fresita!— La voz de Jack hizo que me detuviera. El muchacho se acercó y detrás venía Mónica. De alguna forma me sentí incómoda. —¿Qué te sucede? ¿Estás enferma?
—Tiene fiebre. —Explicó mi amiga. —Voy a llevarla a enfermería...
—Déjame ayudarte. —Tomó mi brazo, pero yo me solté de él. Jack me miró con confusión. Sabía que actuaba como una niñata, pero ahora mismo no quería que me llevara a ningún lado.
—No te preocupes, iré con Andrea. —Y me di la vuelta sintiendo un hueco en mi estómago.
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