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Capítulo II

De un momento me encontré en un bosque, todo el lugar se iluminaba con la luz del cálido sol. Camine por un buen rato observando la gran variedad de árboles, desde robles hasta Arces con sus hojas de un verde cautivador.

Seguí caminando sin ningún lugar en específico, todo iba de maravilla hasta que todo comenzó a teñirse de un rojo escarlata, no entendía que estaba pasando. Comencé a escuchar gritos de horror de hombres, mujeres y niños.

Mi instinto de ayudar a esas personas lo deje fluir por todo mi cuerpo, corrí guiándome por los gritos de esas personas, mi corazón se aceleraba cada vez que yo apresuraba más mis pasos.

No podía quedarme escondida en el bosque, esa no era yo y esa no soy yo, cuando llegue a un camino de tierra me encontré cuerpos inmóviles por todo el lugar, su sangre corría por el camino como un pequeño arrollo siguiendo su curso.

Solté una exhalación de sorpresa y horror, no podía creer lo que estaba sucediendo, Sin embargo; eso no me impidió seguir mi camino, cuando pise el gran camino de sangre sentí algo extraño dentro de mí. Cada vez que me acercaba veía más y más cuerpos esparcidos por el camino rojo.

A lo lejos logre ver una aldea con sus casas en llamas, mi corazón dio un vuelco al ver como niños corrían por sus vidas pero unas criaturas eran más rápidas y les cortaban el cuello o los apuñalaban la espalda, acelere mi paso. Sé que no podía hacer nada, pero no me iba a quedar sin hacer nada.

Corrí hasta llegar a la pequeña aldea cuando cruce la entrada, caí en cuenta de los gritos aterradores a mí alrededor, de las personas corriendo por sus vidas. Todo pasaba en cámara lenta, no obstante; al ver como una señora vestida como una campesina del siglo XV corría entre el barro, ella cargaba a un bebe en sus brazos, pero al dar un paso en falso cayó al suelo llenándose de barro.

Me acerque a ella pero vi que una persona se le acercaba con lentitud, como si la estuviera asechando.

- No, por favor - Le ruega asustada, pero el joven no se inmutaba de su suplica - Por favor, ten clemencia - Pedía entre lágrimas mientras que sujetaba a su bebe entre sus brazos con más fuerza.

Mire a mí alrededor, buscando algo con que defenderme. Al dar con un hacha no dude en tomarla e ir a hacer algo para defender a la mujer con él bebe.

Cuando llegue por detrás del joven que le sostenía ya del cuello a la señora estrangulándola, le di con el hacha en un costado. Pero él al sentir el hacha entre su carne soltó una especie de grito que supuse no era de dolor.

Lanzo a la mujer al suelo y esta tocio en busca de aire para poder llenar sus pulmones, el joven se volteo dejándome inmóvil al ver su apariencia.

Sus ojos son rojos como la sangre, en su boca sobresalían un poco una especie de colmillos, su cabello se le pegaba un poco en frente por el barro, sangre y sudor, su tez blanca se encontraba sucia de sangre y barro e igual que su ropajes negros. De la impresión solté el hacha y el solo me miro con burla y perversidad, di un paso atrás.

Ya no sabía qué hacer, el solo se acercaba a mí con un anhelo en su rostro que me daba un temor increíble. Mi corazón late a millón por el miedo que siento en estos momentos, sentí como mi espalda chocaba contra algo. Pero por el miedo que sentía no me fije conque, no tenía salida o eso creía.

Cuando él estuvo cerca de mí, me tomo del cuello aplicando presión. Yo solté un pequeño grito, acerco su nariz a mi cuello oliéndome como si fuera su postre. Pero antes de que hiciera algo más, le di una patada en sus genitales y salí corriendo lo más rápido que podía.

Pero el me logro atrapar por detrás, aprisionando mi torso dejándome completamente inmóvil.

- No sabes con quien te has metido - Susurra en mi oído - Veras un último espectáculo antes de irte - Su voz ronca me hace erizar la piel.

- Suéltame, por favor - Pido en un hilo de voz.

- No - Es lo único que responde.

En eso llego otro hombre sujetando del cabello a la mujer que le había quitado de las garras a la persona que me tiene inmóvil.

- Esto será maravilloso - Ciento como sonríe con maldad.

Le hace una seña al hombre que sujeta a la mujer y este asiente como si supiera lo que le está pidiendo, la mujer dice no una y otra vez con lágrimas en sus ojos.

- Déjenla... - No pude terminar de decir la frase cuando saco una daga y le corto el cuello para luego mordérselo y beber su sangre con satisfacción, el horror es plasmado en todo mi cuerpo y las lágrimas no tardaron en deslizarse por mis mejillas.

- Ves, la libraste de mí. Pero y ¿De él? -Dice divertido por la situación - Si no la disfruto yo, la disfrutara otro - Termina de decir y siento como dos agujas traspasaran la piel de mi cuello.

No - Grite sentándome de golpe en mi cama, toque mi cuello en busca de algo pero todo estaba bien.

Mire a mi alrededor y todo seguía a oscuras, mi vista se dirigió hacia la ventana y esta se encontraba abierta dejando entrar el frio aire de la noche. Mi respiración se cortó de golpe al ver los mismos ojos que había visto en mi sueño, ellos solo me observaban y no podía creerlo.

Sentí como mis ojos se llenaban de lágrimas por el miedo.

- No, por favor - Dije tratando de retener un sollozo, pero los puntos rojos me seguían observando, tome mis cobijas y me arrope el cuerpo completo.

Me hice un ovillo debajo de las telas que me cubrían y solo podía decir no, una y otra vez.

Escuche como tocaban la puerta de manera fuerte, pegue un pequeño brinco al escuchar a mi madre pedir que me levantara.

- Lucy, se te va hacer tarde - Vuelve a repetir - Ya levántate de una vez - Dice algo enojada.

- Ya - Digo algo adormilada.

-Mira hacia la ventana - Escuche una extraña voz, inconsciente hice lo que me pidió.

Al ver algo escrito en el cristal mi corazón se aceleró por los nervios.

- Lucy - Vuelve a llamar mi madre.

- Eh! Si, ya estoy despierta - Dije levantándome de la cama, pero para mí mala suerte en el proceso que ejecutaba tal acción, me enrede con las sabanas y caí al suelo.

Pude escuchar como mi hermanos se soltaba una carcajada, gruñí por mi torpe despertar.

Me levante del suelo dirigiéndome hacia la ventana para ver mejor lo que se encontraba escrito.

Al ver más de cerca lo que se encontraba escrito, quede completamente confundida.

- Parum Azaz vocatus venire - Leí en voz alta.

Confundida por no saber qué idioma es o quien lo hizo, preferí borrarlo así mi madre no se enteraría de esto.

- Espero y lo hayas memorizado, ya que así me podrás convocar cuando me necesites - Sentí como mi corazón dio un vuelco por el susto, me gire con lentitud encontrándome con un niño de cabello negro y ojos violeta.

- ¿Quién... eres? - Tartamudeo un poco.

- Señorita, recuerda lo que leíste así me convocaras y responderé a sus preguntas - Su voz en tal dulce como un ángel - Ahora debe alistarse e irse al instituto - Termina de decir y desaparece de mi viste.

No lo podía creer, el niño de alrededor de diez años se acababa de esfumar en mis propias narices. Es algo que no logro asimilar con facilidad.

¿Qué demonios está pasando? Supongo que pronto lo descubriré.

Mire el reloj junto a mi cama, solté una blasfemia antes de salir prácticamente disparada hacia el baño para darme una ducha rápida y vestirme antes de que my Mom me haga pedazos.

Cuando termine de ducharme me vestí con el uniforme habitual de la Institución Ashton High.

El uniforme consiste en una camisa manga larga blanca con su corbata color vino y encima de esta una chaqueta azul oscuro con el dobladillo blanco, una falda del mismo color que la chaqueta más un short debajo de esta ya que me llega a una palma y media de mi rodilla, por ultimo las medias negras hasta las rodillas y una zapatillas negras.

Me mire por última vez en el espejo y mi cabello se encontraba recogido en una coleta de caballo, mire el reloj y faltaba solamente diez minutos para irme y llegar a tiempo a clases.

Tome lo que necesitaba, el ensayo de física, mis cuadernos y algunos libros, más los audífonos y celular y algo de dinero. Tomo todo literalmente metiéndolo con rapidez en mi mochila, me eche perfume antes de salir de la habitación y bajar rápidamente las escaleras.

Me detuve al encontrarme a mi madre esperándome en la puerta de entrada.

- Un minuto más y te dejaba - Dice algo furiosa y yo la mire confundida - Louis se fue temprano, así que te llevare yo - Me acaba de aclarar una pregunta que ni siquiera había terminado de formular - Así que vamos o ambas llegaremos tarde - Abre la puerta para salir, pero antes toma su abrigo largo antes de salir.

- Un segundo - Dije saliendo disparada hacia la cocina para tomar una manzana.

Cuando la tuve en mis manos escuche la bocina de la Jeed de mi mama, salí corriendo porque sabía que si no salía en menos de diez segundos me iba a dejar y no me apetece caminar en estos momentos.

Me subí rápido y ella arranco mientras que yo cerraba la puerta, la mire como si estuviera loca.

- No me mires así, te dije muy claramente que te apuraras - Me reprende con sutileza o eso creo.

Busque música en el radio, así me relajaba un poco. Entre cambio y cambio de emisora logre escuchar el ritmo de Dangerous Woman de Ariana grande.

Después de casi cuatro canciones llegamos al instituto.

- Te bajas o te lanzo - No sonó como si lo preguntara más bien suena como si lo afirmara.

- Yo... Me bajo, adiós - Dije bajándome rápido del auto, no quería saber cómo me iba a lanzar.

Mire toda la estancia en busca de mi mejor amiga Deilys, sé que si no nos encontramos fuera lo haremos en los casillero. Así que comencé mi caminata hacia el interior, al pisar los pasillos pude notar algo extraño en el aire.

Algo difícil de describir, es como si supieras que algo pasara o no sé. Seguí mi camino hacia los casilleros, mire a ambos lados del pasillo de los casilleros y no vi por ningún lado a Deilys así que decidí ir a meter algunos libros en el mío.

Al llegar encerte la llave al pequeño candado que lo mantenía cerrado, cuando lo abrí metí mi mochila y saque el libro y cuaderno que necesitaba en esa hora. Cuando saque el libro y cuaderno de Biología se me cayeron por el susto que me dio al escuchar un fuerte golpe al dado de mi casillero.

- Te asuste - Escuche la voz irritable de copia barata de Barbie junto a mí.

- No, querida como crees - Digo con ironía mientras que recogía las cosas que se me cayeron - Solo se me cayeron los libros al ver una araña, solo eso - Digo victoriosa para luego dar la media vuelta e irme a mi siguiente clase.

- ¡Esto no se quedara así! - Grita enojada - ¡Maldita bastarda! - ¡Ya! Grito internamente, este no es un día muy grato para mí y ella acaba de colmar mi paciencia.

Me gire decidida a hacer que se arrepintiera de una vez, pero en eso unos ojos dorados me observaba pidiéndome que no lo hiciera, que me clamara. Aquellos ojos me transmitían una calidez haciéndome perder mi enojo y así pensar mejor las cosas. Tome una respiración profunda antes de voltearme y seguir mi camino.

Caminaba entre los pasillos llenos de estudiantes en busca de mi mejor amiga, mientras que observaba con detalle el lugar. Vi una sombra como la del camellón, eso me hizo retroceder algunos pasos. Mi corazón acelerado como si estuviera corriendo un maratón, respire hondo.

- Eso solo tu imaginación - Susurre para mí misma.

- Con que aquí te encontrabas - Dice tomándome del brazo, solté una exhalación de sorpresa y sentí como palidecía ahí mismo - Pareces como si hubieras visto un fantasma ¿Te encuentras bien? - Dice extrañada.

- Tranquila, solo me asustaste - Digo ya un poco más relajada - Además no me esperaste en los casilleros - Le reprocho.

- Solo estaba viendo algo muy interesante.

- Aja, claro. ¿Cuándo tendré una amiga normal en este mundo?

- Corrección, una mejor amiga querrás decir - Dice orgullosa de sí misma.

- Lo que digas ¿Qué clase te toca? - Pregunto mientras que repaso mi horario en mi mente.

- Historia - Dice aburrida.

- A mi matemáticas - En eso sonó el timbre - Nos vemos - Me despido alejándome.

Cuando llegue a mi salón, se encontraba un poco lleno. Entre y me senté en mi asiento habitual junto a la ventana, sin saludar o hablar con alguien. No soy muy sociable que digamos, en eso entro el profesor.

- ¡Buenos días! Hoy veremos el sistema de ecuaciones lineales de cinco incógnitas - Habla mientras que saca unos libros de un maletín e hice lo mismo sacando mi cuaderno para anotar el tema.

- Copien lo que les voy a dictar para luego explicarles bien como es...

<< Paso 1:

Tomamos las dos primeras ecuaciones y eliminaremos por reducción una de las incógnitas.

Paso 2:

Tomamos la primera y tercera ecuación y aplicamos el método de reducción.

Paso 3:

Aplicamos el método de reducción para eliminar una incógnita en las ecuaciones obtenidas en los dos primeros pasos.

Paso 4:

Sustituimos el valor de la incógnita hallada en uno de las ecuaciones anteriores para obtener la segunda incógnita.

Paso 5:

Sustituimos el valor de la incógnita hallada en una de las ecuaciones iniciales del sistema y calculamos el calor de la última incógnita. >>

Termine de copiar exactamente lo que dicto, mientras que el explicaba decidí mirar por la ventana. Quede completamente asombrada al ver un hermoso Ferrari negro en el estacionamiento enfrente de la escuela. Nunca había visto uno aquí, sé que hay MBW, lamborgini o mercedes. Pero no había visto un Ferrari, se preguntaran como lo reconocí. Es que soy amante de ese tipo de autos y se diferenciarlos entre sí.

Aunque esta no es una institución cualquiera, es una institución donde solo entran las personas que tienen el suficiente dinero como para pagar la inscripción y mensualidades.

¿De quién será? Ahora no lo sé, pero sé que lo sabré pronto.

- Lucy ¿Hay algo más interesante afuera que prestar más atención a la clase? - Medio escuche decir al profesor.

- ¿Ah? ¿Qué? - Digo saliendo de mis ensimismamientos con brusquedad, eso hizo que toda la clase me observara y se riera de mí.

- ¿Qué es lo que se hace en el quinto paso? - Lanza la pregunta como si no hubiera un mañana, lo cual hizo que me desconcertara más.

- ¿Sustituimos lo que llevamos y podemos sacar la última incógnita que vendría siendo la z? - Digo dudosa.

- Presta más atención a la clase - Me regaña sin tener más recursos en mi contra.

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