Capítulo 42
La horrorosa tensión que comenzó con la pelea en Paris se terminó finalmente, o al menos así lo sintió Midoriya.
Durante mucho tiempo se vio obligado a vivir entre la fragmentada amistad de Todoroki, Kirishima y Bakugou, ninguno de ellos hablando del tema y evitando el elefante en la habitación como si nada hubiera pasado. Ahora no era mejor, seguían estando cada uno por su lado, pero la esperanza de que las cosas podían solucionarse estaba allí.
Midoriya sabía que sería cuestión de tiempo para que regresaran a ser los amigos de antes, esta vez aprendiendo de sus errores. Y a pesar de que temió tras su conversación con Ashido, comprendía que ese temor no fue más que su propia debilidad, algo en lo que estaba trabajando para seguir adelante como la persona que quería ser.
Además se sintió feliz por Kirishima, en verdad tuvieron una breve conversación sobre lo que estuvo sucediendo durante años en silencio y por suerte el bajista admitió que estuvo equivocado al despreciarse de esa manera. Midoriya luego se enteró que también Kirishima tuvo una merecida charla con Bakugou donde ambos pudieron ser sinceros el uno con el otro. No dijo explícitamente lo que habían hablado, así que supuso que estaban en buenos términos y tratarían de salvar lo que podrían tener.
Avanzar se sintió bien para todos.
Mina también se marchó no sin antes disculparse con él casi cientos de veces, presentía que recapacitaría en muchas cosas durante el tiempo que estaría sola y le deseaba suerte.
De ese modo acabaron en la siguiente ubicación, Filadelfia.
Midoriya, ahora desde su nueva laptop, se dedicó a perfeccionar algún par de fotografías mientras disfrutaba de la paz que ganaron tras el desastre, aunque no podría decir que estaba teniendo una tarde de trabajo tranquila cuando escuchaba el constante golpeteo de las baquetas contra la mesita de café.
Guardando un suspiro y alejando la mirada de la pantalla, alzó la cabeza para mirar a Bakugou. El hombre comenzó a golpear rítmicamente la madera en algún punto de la hora que pasaron ambos en la sala de espera tras el escenario y no se detuvo en ningún momento.
— ¿Golpear eso sirve de algo?
—Lo hace.
Midoriya se encogió de hombros. No esperaba tener alguna respuesta más larga.
Regresó a trabajar en su computadora al menos hasta que el sonido de la puerta abriéndose llamó su atención. Todoroki había regresado de su prueba de sonido con un roadie tras sus espaldas, y aunque parecía un poco cansando se congeló bajo el umbral completamente sorprendido.
—Qué demo... —Todoroki se cubrió la boca con el dorso de la mano antes de terminar su maldición y parpadeó como si estuviera frente a un espejismo. Tenía sentido, no todos los días se veía a Midoriya y Bakugou en la misma habitación sin una discusión de por medio.
Midoriya aguantó una risita entre sus labios.
— ¿Shochan?
—Perdón, estoy en shock. ¿Ahora son amigos o...?
—No.
— ¡Por supuesto que no! —Bakugou se quejó aún más alto, pero antes de que pudiera decir algo más el roadie que venía con Todoroki se adelantó.
— ¿Señor Bakugou? Necesitamos hacer una segunda prueba de sonido con la batería —El roadie de sonido habló cortésmente—. ¿Le molestaría venir?
Bakugou rodó los ojos, se levantó del sofá guardando las baquetas en su bolsillo y se marchó con el tipo tras sus espaldas. Por supuesto, Todoroki miró todo en silencio y con mil preguntas corriendo por su cabeza. Midoriya no pudo evitar sonreír enternecido.
— ¿Vas a preguntar?
— ¿Qué hacía aquí?
Midoriya palmeó el espacio libre en el sofá y Todoroki se sentó a su lado como un cachorro perdido. Comprendía su estupor, para nadie era secreto que las cosas entre Bakugou y él nunca fueron bien, y verlos ahora compartiendo el mismo espacio sin lanzarse miradas asesinas era extraño.
—Lo encontré en el pasillo, pensé que estaba un poco solo así que le pregunté si quería quedarse un rato aquí y aceptó. —Midoriya supo que sus palabras no fueron suficientes para convencerlo y decidió alcanzar su mano, apretando un poco para darle seguridad—. Estoy bien, Shochan. No significa que haya olvidado lo que pasó o que ahora seamos amigos, simplemente estamos tolerándonos.
Todoroki lo miró durante un par de segundos hasta que cedió.
—Perdón, sí comprendo.
Midoriya cerró la laptop y la dejó sobre la mesita de café para recostar su cabeza contra el hombro de Todoroki. Sonrió con dulzura. No podía decir en qué momento los roles cambiaron, pero estaba satisfecho con poder darle tranquilidad a Todoroki cuando lo necesitaba. El sentimiento de culpa sobre estar acaparándolo se volvió menos pesado, se sentía como su igual y no un constante lío de lamentos que necesitaba afecto.
Todoroki envolvió sus brazos a su alrededor, correspondiendo a su abrazo. Midoriya suspiró disfrutando de la merecida calma.
Ojalá todos los días fueran como ese.
Un estruendo se escuchó en el pasillo, seguido de algunos gritos cargados de insultos que ninguno de los dos tardó en notar. Todoroki suspiró, libró el agarre que tenía a su alrededor y se dirigió hacia la puerta para saber qué estaba ocurriendo del otro lado, pero tan pronto se acercó un grupo de personas entró en la habitación, los evidentes causantes del ruido.
Midoriya jadeó al reconocerlos.
¿Qué estaba diciendo sobre tener días tranquilos? Ah, sí. Tachen eso, no había días normales en esa condenada gira.
— ¡Mi hermanito y mi conejo favorito! ¿En serio estaban escondidos aquí atrás? Sucios.
—Oh, mierda —Shoto se cubrió el rostro con una mano de la pura pena.
— ¡S-Señor, lo lamento mucho! Ellos insistieron en entrar y no... —Uno de los nueve-once comenzó a balbucear intentando explicar la situación—. No conseguimos detenerlos.
—Tranquilo, los conozco. —Shoto miró al nueve-once con algo de pena y a la vez, disgusto por la situación tan cómica como vergonzosa—. Son mis hermanos.
— ¡Ya lo escuchaste, chico! —Natsuo palmeó la espalda del nueve-once como si hablara con un amigo de toda la vida—. Ahora que sabes que sí somos sus hermanos puedes dejarnos en paz.
Fuyumi empujó a los hombres en la habitación para llegar hasta Izuku y abrazarlo completamente emocionada. Izuku tardó en corresponder al abrazo por el shock inicial, pero lo hizo al final.
— ¡Estoy tan feliz de verte, Izuku! ¿Cómo ha estado todo?
—Muy... muy bien. ¿Ustedes...? —Izuku realmente estaba esforzándose por hablar mientras un montón de preguntas llegaban a su cabeza.
Primero, ¿qué hacían ellos ahí? Segundo, ¿por qué no podían entrar como personas normales? Tercero, ¿por qué Fuyumi le importaba más saber de él que de su propio hermano menor?
Increíble.
—No es necesario que te esfuerces en hablar, sé que es un poco aterrador vernos llegar de la nada. Creo que les mencionamos que los encontraríamos en uno de los conciertos en Estados Unidos, solo que nunca mencionamos dónde.
Izuku parpadeó intentando hacer memoria. Claro que los hermanos de Shoto mencionaron algo de encontrarlos en Estados Unidos luego de pasar por Italia, solo que ambos lo olvidaron completamente después de todo lo que sucedió tras la reunión familiar. Los paseos por Canadá, el cumpleaños de Izuku y el desastre de la laptop fueron cosas que acapararon toda su atención.
—Eres tan cruel, Shoto. ¿Cómo no les dices a tus guardias de seguridad que somos tus queridos hermanos? —Touya farfulló golpeando el hombro de su hermano pequeño, pero Shoto parecía querer morirse—. No seré tan injusto contigo, creo que ellos son un poco idiotas. Es decir, ¿viste a Fuyumi? También tiene tú mismo cabello ridículo, eso debería ser prueba suficiente.
— ¿Qué demonios hacen aquí? Se supone que deberían avisarme para-
— ¿Para huir? —Touya alzó una de sus cejas para mirarlo con escepticismo—. Decidimos venir sin avisar para evitarnos eso.
—En verdad nosotros no decidimos nada, Touya sugirió y nosotros aceptamos. —Natsuo se encogió de hombros, era extraño ver que ese poderoso ceo se convertía en un secuaz de su alocado hermano mayor.
Izuku contempló la situación en silencio, escuchando a los hermanos hablar con un par de comentarios mordaces entre ellos. La situación podría ser cómica, pero no lo era. La verdad lo golpeó más pronto de lo que debería, ya sabía por qué los hermanos de Shoto estaban en Filadelfia.
Ellos mencionaron que visitarían un pariente en Estados Unidos, ese pariente no podía ser más que su propia madre. Los hermanos estaban ahí para reunirse con ella y tratarían que Shoto hiciera lo mismo.
Izuku sintió el nerviosismo acunando su corazón. El momento que tanto temió estaba a la vuelta de la esquina, tras hablar con Shoto esa noche en que el hombre decidió contarle todo, supo que tendrían que enfrentarse a su madre y lo que sea que resultara de eso.
Ambos. Izuku había prometido acompañarlo en cada paso del camino y ser su apoyo durante la dolorosa situación, por lo que no lo dejaría solo cuando era el momento decisivo.
Por ahora, Shoto aún no se daba cuenta de eso, estaba demasiado ocupado lanzándole miradas asesinas a sus hermanos y contestando sus comentarios claramente burlescos. Fue aun peor cuando Natsuo alzó el álbum familiar que intentó darle a Izuku la vez pasada, Shoto se apresuró en quitárselo de las manos y golpearlo en la cabeza con el pesado álbum.
— ¡Oye, eso dolió!
—Debiste dejar eso en casa.
—Eres taaaaan aguafiestas. —Natsuo empujó sus labios en un puchero disconforme—. Al menos finge que nos quieres, no nos hemos visto desde Italia.
—Podría fingir que los quiero si no entraran así. ¿Siquiera le mencionaron a Aizawa que vendrían?
—Nah. Nos delataría. —Touya sacudió su mano para restarle importancia. Izuku deslumbró el momento en que los ojos del mayor se fijaron en él, una sonrisa socarrona tiró sus labios antes de unirse a su hermana y acercarse—. ¡Conejo! Mírate, no creciste nada.
Izuku abrió y cerró la boca como un pez.
—Touya, no seas molestoso. —Fuyumi alegó, aún tenía una de sus manos sobre el hombro de Izuku y daba pequeñas palmaditas de consolación—. Es un chico de buena crianza, no está acostumbrado a estas cosas.
—Fuyumi, ¿estás diciendo que tenemos mala crianza?
—Por supuesto.
Natsuo soltó una risotada desde el otro lado y Shoto solo apretó el puente de su nariz entre sus dedos índice y medio. Izuku quiso poner los ojos en blanco, ¿era el único que estaba viendo el problema real en esa reunión? Al parecer, sí.
—Está bien, silencio. —Shoto detuvo el escándalo ganándose la atención de sus hermanos, pero Touya parecía querer reírse—. No puedo hacer nada porque ya están aquí, entonces... ¿qué quieren?
—No es que queramos algo, Shoto. —Fuyumi lo miró con algo de tristeza—. Aprovechamos de estar en la misma ciudad y venimos a apoyarte.
—Olvida a tu hermana la buena, queremos entradas para el primer concierto y que nos lleves a almorzar porque no comemos nada desde el avión. —Touya se recargó sobre Izuku causándole un escalofrío, todavía le aterraba el hermano mayor de Shoto porque era el más alocado de los cuatro—. Obviamente que el conejo puede venir, ya lo estamos adoptando.
—Uhm... ¿gracias? Supongo —Izuku respondió dudando.
Shoto miró entre su hermano y él, obviamente lucía más que exasperado a pesar de que sus hermanos habían llegado hacía unos minutos. Izuku trató de sonreír para darle confianza, pero estaba seguro de que lucía más como una mueca nerviosa que como una sonrisa de apoyo.
De algún modo, Shoto empujó todo el enfado en alguna parte detrás de su mente e hizo la reservación para el restaurante del que Natsuo estaba parloteando tanto. Izuku supo inmediatamente que sus planes para un almuerzo tranquilo volaron por la ventana, ahora iban a someterse al desastre que era la familia de Shoto.
Pudo ser decepcionante de no ser porque los hermanos de Shoto le agradaban bastante, si bien era verdad que estaban un poco desequilibrados y hacían cosas al azar también era verdad que eran agradables y querían mucho a su hermano menor.
Después de un viaje en otra camioneta que Natsuo rentó, llegaron a un restaurante bastante lujoso al que Izuku no hubiera entrado si le hubieran dado la opción. Sí, lucía como esos lugares gourmet donde la comida era deliciosa pero pequeñita.
—No se preocupen, pediré los platos necesarios para llenarme. A mí no me van a contener con una cucharada de puré de alguna verdura extraña —Natsuo advirtió mientras entraban en el restaurante, usando el japonés para no llamar la atención de un camarero que pasaba por ahí.
Shoto susurró alguna mala palabra que solo Izuku pudo escuchar al estar lo suficientemente cerca.
Bien, esto sería tan divertido como tenso.
Una atenta maître los guío hasta la mesa anteriormente reservada que estaba bastante alejada de los otros comensales. Seguramente Shoto estaba tratando de mantener un bajo perfil con su desastrosa familia a cuestas.
Izuku lo quería mucho, pero no creía que pudiera lograrlo cuando Touya silbaba como una especie de verdugo y Natsuo seguía soltando extraños comentarios sobre los tipos de puré que probó alguna vez. La única que mantenía la calma era Fuyumi.
Hicieron sus órdenes rápidamente y el silencio los envolvió como una ligera capa de vidrio. Izuku debió morderse la lengua para no preguntar algo tonto mientras intentaba buscar un tema.
Ya sabía la razón de por qué los hermanos de Shoto estaban ahí y no debía interferir en eso. Izuku solo era el acompañante de Shoto en ese problema, no le incumbía, así que todo lo que podía hacer era apoyarlo en cada una de sus decisiones y aconsejarlo si era necesario.
— ¿Hay alguna novedad de la que quieran hablar? Nosotros tenemos algunas, podríamos contar algunas anécdotas desde que nos dejaron en Italia —Fuyumi invitó la conversación como la mujer amable que era.
— ¡Bah! Vamos al grano, Fuyumi —Touya habló guturalmente antes de mirar a Shoto—. Iremos a ver a ya sabes quién.
Izuku casi escupió un sorbo del agua que les sirvieron. No entendía cómo Touya podía decir algo como eso tan a la ligera, era un tema demasiado serio, pero no parecía importarle en lo absoluto. Era como si flotara sobre todos los problemas que eso implicaba y simplemente quisiera tener paz rápido.
No sería injusto, tenía un poco de sentido. Bajo lo que Shoto le contó, Touya fue el que vio todo desde el inicio. El primer hijo del matrimonio fue quien se enfrentó solo a ese núcleo familiar destruido hasta que llegaron sus otros hermanos, ahí tuvo la responsabilidad de salvarlos de sus propios padres. Después de ser libres de las ataduras de Enji Todoroki, Touya vivió desafiando al mundo, dejando atrás todas las responsabilidades que su padre tejió alrededor de su cuello.
Ahora era el tipo de hombre que estaba cansado de los problemas y buscaba solucionar las asperezas para seguir con su vida sin deberle cuentas a nadie.
El silencio se hizo en la mesa quedando solo el ruido de las otras personas conversando. Fuyumi y Natsuo miraron a su hermano mayor con algo de reproche que a Touya no pareció importarle en lo absoluto, toda su atención estaba puesta en Shoto.
Izuku sostuvo la mano de Shoto y cruzó su mirada con la suya. Necesitaba que Shoto entendiera que no importaba qué decisión tomaría, estaría ahí para apoyarlo y dar cada paso. No estaba obligado a ver a su madre ahora si aún no se sentía preparado, por más que Izuku quisiera que cerrara esas heridas de una vez, necesitaba que Shoto estuviera listo y dispuesto a hacerlo.
Finalmente un brillo de entendimiento cubrió las pupilas del hombre. Izuku sintió paz inmediata.
—Está bien, no necesito que intentes persuadirme o algo así... esta vez quiero verla —Shoto confesó casi en un hilo de voz, pero fue certero. Sus verdaderos deseos fueron expuestos.
Touya parpadeó por primera vez con algo de sorpresa, luego una ligera sonrisa altanera tiró de sus labios.
—Bien, creo que deberé quedarme callado. No quiero que cualquier estupidez que diga te haga cambiar de parecer o algo así. —Touya se recargó en su silla mirando a sus otros dos hermanos, como si esperara que ellos siguieran con la conversación que él mismo detonó.
—Bueno... esta es tu decisión propia, ¿verdad? —Natsuo preguntó. Izuku notó una pequeña preocupación en sus rasgos, preguntándose si su hermano menor estaba listo para enfrentar las consecuencias de lo que vivieron en la casa Todoroki.
—Lo es. Supongo que siempre quise acercarme, solo que jamás tuve el valor para hacerlo. —Shoto apretó ligeramente su mano, una pequeña ola de calor pacifica envolvió el corazón de Izuku. Todo lo que quería era que ese hombre maravilloso encontrara la paz entre la tormenta que lo afectaba—. Ahora quiero hacerlo... pero no estoy preparado para hacerlo solo.
Fuyumi sonrió al comprender sus palabras.
—Todos estamos aquí para ti, Shoto. No es necesario que pienses demasiado en eso.
Izuku sintió ternura desde lo más profundo de su corazón, no del tipo que se sentía al ver algo lindo, sino que era ternura nacida de lo conmovido que estaba. A pesar de la urgencia inicial que los hermanos tenían por llevar a Shoto con su madre, se mostraban comprensivos, dispuestos a esperar lo que fuera necesario.
Se les notaba ansiosos, desesperados por darle un punto final a ese problema de tantos años, pero comprendían que era una decisión de Shoto en la que no podrían interferir.
La comida transcurrió con la poca tranquilidad que se podía esperar de la familia Todoroki. Una vez el tema serio fue saldado, recuperaron sus temas de conversaciones absurdos y sus anécdotas familiares que terminaban de algún modo u otro en una tragedia tragicómica.
Izuku escuchó, rió y si era sincero, se divirtió. Todo gracias a la tranquilidad de saber que Shoto obtendría la calma que tanto merecía.
Esperaba que Touya tuviera la razón y su madre de verdad deseara recuperar a Shoto, explicarle las razones tras su desequilibrio y pidiera su perdón por el daño irreversible que causó en su rostro. Una parte de él sabía que Shoto no lo aceptaría, en su cabeza él era el culpable de lo que sucedió con su madre, por eso necesitaba que ella misma le hiciera ver que estaba equivocado.
Shoto fue una víctima de su padre. De su madre. De la vida misma.
Ahora necesitaba un cierre para seguir adelante como el hombre admirable que era.
Una vez devuelta en la habitación de Shoto en el hotel, Izuku soltó un suspiro liberador. Tenía un buen presentimiento sobre todo esto y le emocionaba estar ahí para la persona que le brindó tanta paciencia y comodidad.
—Izuku.
— ¿Hm?
Ante el silencio, Izuku se volvió sobre sus pies. Shoto simplemente miraba hacia el suelo envuelto en pensamientos dispersos, había algunas emociones que pudo identificar sobre él, unas tan miserables como la frustración y la tristeza, sin embargo se detuvo al llegar a un punto de conformidad.
Shoto estaba tranquilo.
—No hubiera hecho esto sin ti, sinceramente.
Las palabras resonaron en su pecho como un altavoz.
— ¿Qué? —la pequeña silaba escapó de sus labios antes de poder detenerse a sí mismo.
Le hubiera gustado decir algo más, cualquier cosa, sin embargo no pudo conectar sus pensamientos con sus sentimientos y nada más salió de su boca.
—Es lo que dije. No hubiera hecho esto sin ti.
— ¿Por qué?
Era conmovedor, pero no tenía sentido. Shoto era una persona fuerte que seguía de pie a pesar de todo lo que debió vivir, si bien era humano y aún tenía sentimientos que lo abrumaban y pensamientos que no lo dejaban avanzar, no se podía negar que era mucho más fuerte que ningún otro. El tipo de persona que Izuku admiraba desde lo más profundo de su ser.
En algún momento hubiera decidido tomar ese paso aun si Izuku no estaba allí... ¿verdad?
Esa pequeña duda lo hizo sentir incomodo, haciéndolo retroceder hasta la base de su relación. Se suponía que no había más que conveniencia. Shoto quería a Izuku. Izuku quería a Shoto. Ambos no estaban hechos para tomar una relación seria y establecida, por eso terminaron así.
De algún modo todo se volvió más íntimo, conocían partes del corazón del otro que nadie nunca vio jamás y terminó sintiendo un apego hacia él mucho mayor del que esperaba. Izuku quería avanzar junto a él aun si al final del camino debían separarse.
Sin embargo era como si algo en ese largo recorrido hubiera cambiado del cielo a la tierra. Izuku cambió porque su determinación lo hizo querer avanzar hacia la persona que deseaba ser en la vida, le confesó a Shoto cada uno de sus pensamientos como pequeños susurros durante varias noches. Y Shoto también pareció cambiar... pero jamás dijo una palabra sobre eso.
De pronto se dio cuenta.
Desconocía los sentimientos de Shoto.
Hola, ha pasado un largo tiempo desde que estuve por aquí.
Si leyeron mi mensaje en el tablero, mencioné que no quería hablar sobre lo que sucedió, así que supongo que daré algo de contexto. Mutis es especial para mí porque intento poner cada una de las cosas que he aprendido en lo que llevo de vida, trato de darle humanidad a sus personajes para que cada uno pueda identificarse... y así como ellos cometen errores, yo también lo hago.
Estuve lidiando con mi baja autoestima otra vez y tratando de valorarme más ante personas que sin saberlo, estaban haciéndome daño. De algún modo mientras pasaba por todo este proceso simplemente no podía escribir. El personaje de Izuku alcanzó un buen punto, está avanzando... y yo retrocedí. Todo se sintió tan en desacorde que me frustré demasiado.
Ahora mismo estoy mejor, así como los personajes de esta historia, decidí avanzar.
Espero de corazón que todas las personas que estén pasando por un mal momento alcancen la paz que merecen. Si no te lo dijeron hoy, quiero que sepas que eres importante. Llegaste hasta donde estás por una razón y aunque no lo creas, eres especial. No existe ni existirá ningún otro como tú en el mundo. Por favor amate y sigue adelante, te aseguro que algún día las estrellas brillarán sobre ti.
¡Muchas gracias por seguir apoyando esta historia a pesar de las dificultades de esta autora trágica y disconforme! Espero poder llegar a sus expectativas con este nuevo arco. Estoy bastante nerviosa.
Un beso, espero nos veamos pronto.
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