Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 33

Midoriya no recordaba arrepentirse de sus palabras tan rápido.

Le aseguró a Todoroki que todo estaría bien, que podría lidiar con Aizawa sin problemas y que cumpliría su trabajo, pero ahora estaba demasiado lejos de cumplir su palabra porque cada minuto se sentía como vacilar sobre una cuerda floja.

De algún modo acabaron los tres en la habitación de Todoroki y por primera vez se sintió como tener una entrevista real. Antes Todoroki y él se quedaban juntos en cualquier lugar y comenzaban a charlar como un par de amigos, Midoriya escribía lo necesario y luego veían alguna película para pasar el rato. Ahora no. Ahora estaban sentados frente a frente mientras Midoriya hacia preguntas y Todoroki respondía, todo supervisado por Aizawa de pie cerca de la mesa. El hombre no decía palabra alguna y le ponía más que nervioso con su mera presencia así que apenas podía tipear en su laptop sin que sus dedos chocasen entre sí y resultaran escribiendo palabras ilegibles.

Lo peor fue que Shoto notó lo nervioso que estaba y cada vez que Izuku hacía una mueca por sus propios errores, él le sonreía tan dulce como un diablillo podría ser. Shoto sabía lo que estaba haciendo, incluso se aseguraba de que Aizawa no notase los gestos que hacía. Izuku debió empujar hasta el fondo todo tipo de angustia que el coqueteo de Shoto le causaba mientras intentaba mostrarse serio y trabajador, aunque una parte de él chillaba porque para el cantante todo era sumamente divertido, y a costas de su sufrimiento.

—Midoriya, ¿te sientes bien? —Shoto preguntó con una inocencia y seriedad fingida, llamando la atención de Aizawa y la suya casi de inmediato. Izuku quiso gritarle que se callase y le echara una mano con todo. Obviamente no lo hizo y solo se permitió asentir—. ¿Seguro?

Oh, quería pellizcar su bonita cara.

—¡Claro! Gracias por tu preocupación, Todoroki, pero solo concéntrate en trabajar.

Izuku se encargó de remarcar la última palabra, intentando darle una clara advertencia a Shoto, pero él solo le sonrió devuelta —claramente divirtiéndose con todo el asunto—, y la entrevista continuó bajo la supervisión del manager.

Un par de horas más tarde volvieron a encontrarse en su propia habitación, Izuku se permitió morder maliciosamente el labio de Shoto a mitad de un beso y el condenado lo tomó más como una bendición que como un castigo, así que Izuku solo pudo sonrojarse y quejarse en voz baja de que jamás podría ganar una pelea de ese tipo.

Debieron trabajar de ese modo por un par de días, aunque al menos para la segunda oportunidad Shoto fue lo suficientemente benevolente y no coqueteó... demasiado, porque sí lo hizo un poco y se aprovechó de tomar su mano bajo la mesa, pero bastó con una poco disimulada patada de Izuku para que Shoto dejase de torturarle.

—No hemos visitado Toronto aún.

Midoriya bajó su libro para mirar a Todoroki. Se suponía que intentarían tener un día calmado después de todos los días que pasaron bajo supervisión. Midoriya solo quería terminar otra de sus novelas melosas y Todoroki estuvo de acuerdo, así que tomó asiento en el sofá frente a él con una bonita guitarra acústica y comenzó a tocar sin decir una palabra más. Midoriya disfrutó de leer mientras escuchaba la tranquila tonada de fondo y debía admitir que más de alguna vez alzó la mirada para admirar lo concentrado que lucía Shoto con un instrumento en sus manos.

—¿A qué te refieres? Dimos una vuelta esta mañana.

Shoto apoyó sus brazos contra el cuerpo de la guitarra y le observó con una imperceptible mueca en sus labios.

—Lo sé, pero creo que deberías aprovechar que estás aquí y recorrer aún más.

Izuku sonrió por la dulzura que Shoto le causaba. Realmente parecía un galán de novela rosa, pero mucho mejor. Se preocupaba incluso por pequeños detalles como ese y veía a través de Izuku como si le conociese desde siempre, saber que era así de especial para alguien le hacía demasiado feliz.

Y también comenzaba a aterrarse porque podía decir con toda certeza que actuaban como una pareja azucarada, olvidando que existían límites que no debían cruzar.

Izuku envió ese pensamiento pesimista hasta el fondo de su mente y solo se concentró en Shoto.

—¿Tienes algo en mente? —preguntó y Shoto apenas asintió. En serio quiso abalanzarse sobre él y abrazarle, debió hacer todo lo posible para guardar la calma. No era momento para dar rienda suelta a todo lo que quería—. ¿Estás seguro? Es decir, Aizawa está aquí y podría sospechar de todo. Sabes que no quiero causarte problemas.

—No lo harás. Además es un lugar que visité la última vez que estuve aquí y me gustaría verlo otra vez. —Shoto se encogió de hombros como si estuviera restándole importancia—. ¿Vendrás conmigo?

Oh vamos. No podría negarse ahora que Shoto deseaba ir, además con su compañía.

—¡Claro! No es necesario que lo preguntes, quiero decir... sabes que no, yo... yo...

—¿Eso es un sí?

—¡Sí!

Shoto sonrió ante sus balbuceos y volvió a acomodar la guitarra sobre sus muslos, tocando una tonada diferente e igual de maravillosa. Izuku contuvo tanto las disculpas como los elogios que quería soltarle y regresó a leer, aunque ya no se le apetecía porque su atención se redirigía hacia Shoto.

Tras terminar un último capítulo Shoto le pidió regresar a su habitación y prepararse. No le dijo a qué lugar irían, pero confiaba en que sería un lugar tan precioso como todos los demás que visitaron antes. Shoto tenía variados conocimientos sobre muchas cosas y le emocionaba conocer un poco más sobre él.

Acordaron encontrarse en el estacionamiento subterráneo del hotel y Midoriya hizo lo posible para llegar a tiempo sin olvidar nada en su habitación. Para su sorpresa, la motocicleta no estaba por ningún lado y en su lugar había una van con uno de los choferes esperando en el asiento del conductor, y además de Todoroki había dos personas que conocía lo suficientemente bien de pie frente al capó.

Kirishima y Melissa.

—¡Midoriya! ¿Estás preparado para otra excursión? Ahora tenemos chofer, así que dudo perdernos como en Alemania. —Kirishima envolvió un brazo alrededor de sus hombros mientras sonreía. Midoriya notó que sus ropas eran notablemente más sobrias, sin una pizca del rojo que solía usar en sus camisetas o sudaderas, también traía una mascarilla oscura arrugada bajo el cuello y un gorro que hacía todo un esfuerzo por ocultar su cabello rebelde—. ¿Cierto, Melissa?

—Debo confesar que estaría asustada de ir solos otra vez.

Su amiga, por otro lado, se veía tan radiante como siempre con sus jeans blancos, su chaqueta a juego y lindos botines de cuero café. Midoriya confirmó sus sospechas al pararse a mirar a Todoroki quien vestía similar a Kirishima, aunque en lugar de una mascarilla usaba unas gafas de sol que le quedaban muy bien, pero eso no iba al caso.

—Oh dios mío —jadeó y se volvió hacia ambos hombres—. ¿Ustedes se escaparon o algo así? ¿Aizawa sabe de esto?

Kirishima se carcajeó.

—¿Cómo haces deducciones tan rápido? —Shoto preguntó con el ceño fruncido y la evidente sorpresa en su voz, pero Izuku le vio con demasiada preocupación y solo pudo suspirar—. Sí, Aizawa lo sabe. Insistió en llevarnos la van y que hiciéramos lo posible por no llamar la atención.

Izuku frunció el ceño sin sentirse del todo seguro, aunque al menos eso explicaba el porqué de sus vestimentas.

—¿Entonces no habrá problemas?

—No, Izuku.

Melissa puso una mano sobre su hombro tratando de apoyarlo. Ella parecía una responsable hermana mayor y con su sola presencia le aseguraba que todo estaría bien.

—Puedes estar tranquilo, no es como si no hubiésemos paseado en las giras anteriores. Nadie va a cuestionarnos. —Ella palmeó suavemente su espalda—. Te encantará el lugar y veo que trajiste tu cámara, así que ten por seguro que regresarás con muchas fotografías.

Midoriya reposó su mano sobre el bolso de su cámara y sonrió.

—Está bien. Perdón por ser un poco inseguro.

—¡No importa, Midoriya! —Kirishima alegó—. Solo no te preocupes más por eso, en cuanto llegues ahí te encantará. Creo que es mi lugar favorito de Toronto y casi grité cuando Todoroki nos invitó.

—Sí gritaste, Kiri. —Melissa se rió antes de subirse a la van, dejando atrás a un avergonzado Kirishima.

—¡Fue un grito varonil por una razón muy válida!

Midoriya rió por lo bajo mientras el bajista se adueñaba de uno de los asientos de la van. Se dispuso a subir, pero el sorpresivo agarre sobre su muñeca le hizo frenar en seco y volver hacia Todoroki quien lucía un poco culpable y claramente preocupado.

—¿No te molesta que les haya invitado? —la pregunta se deslizó suavemente por sus labios, temiendo ser escuchado por alguien más—. Quería ser lo más discreto posible y solo pude pensar en esto.

Izuku sacudió su cabeza. Comprendía la razón y estaba verdaderamente agradecido, no tendría palabras para explicar la relación que mantenía con Todoroki si se veían descubiertos, por lo que salir como un grupo de amigos disfrazaba la verdad y, más que nada, le aseguraría pasar otro buen momento con personas que comenzó a adorar.

—Por supuesto que no. Somos amigos y me gusta pasar tiempo con ellos, de hecho... estoy feliz. Gracias, Shochan.

Shoto sonrió casi con alivio y soltó el agarre que mantuvo sobre su muñeca. Parecía que intentaría decir algo más, pero el sonido estridente de la bocina le hizo callar.

—¡Suban! ¡Cada minuto aquí es un minuto menos allá y tenemos mucho por recorrer! —Kirishima les alertó desde dentro del vehículo—. ¡Pueden verse mutuamente allí también!

Midoriya enrojeció por la pena, aunque agradeció que Kirishima dijera verse en lugar de besarse o abrazarse, porque toda la discreción que intentaban mantener hubiese sido desperdiciada. Se conformó con subirse a la van sabiendo que Todoroki se sentaría a su lado y que podría tomar su mano hacia ese lugar tan mágico del cual no tenía conocimiento.

El hotel estaba ubicado casi en el centro de la ciudad por lo que el chofer condujo por algunas calles bastante transitadas hasta llegar a zonas claramente turísticas. La infraestructura comenzó a cambiar poco a poco hacia casonas antiguas y edificios añejados que junto al claro cielo azul formaban un paisaje pintoresco. Las sencillas calles parecían sacadas de un folleto y sus dedos comenzaron a cosquillear por las ansias de fotografiar a su alrededor, sería un hermoso recuerdo que podría conservar durante tiempo después.

Después de apenas treinta minutos de viaje la van se detuvo. Kirishima estaba parloteando acerca de todo lo que quería hacer y Midoriya pensó que tanta expectación podría volverle loco.

Shoto abrió la puerta de la van y le ayudó a bajar aunque no lo necesitaba. Su mano agarró la suya y la mantuvo allí, negándose a dejarle ir. Izuku no pudo evitar preocuparse por lo que pensaría Melissa de todo eso, pero la chica bajó y siguió riendo junto a ellos sin siquiera inmutarse.

Bueno, parecía que sus sospechas eran ciertas y que ella sabía de todo.

—¿Dónde estamos?

Prefirió mirar a su alrededor, el sol aún estaba en lo alto y bañaba los añejados edificios con su luz, así que podía ver todo con claridad. Había distintos tipos de tiendas alrededor, desde cafeterías a boutiques, pero todo lucía extrañamente irreal, era como si el pasado y el presente hubiesen chocado estrepitosamente el uno contra el otro y el resultado fuera ese vecindario.

—¡Es el Distillery District! —Kirishima casi aplaudió—. Hay muchas cosas aquí, pero lo más llamativo son algunas esculturas que de seguro querrás fotografiar.

Midoriya miró más allá, incluso tenían un piano vertical junto a algunas macetas de flores, invitando a cualquiera a tocarlo.

—Podemos dar una vuelta y luego comer algo típico de Canadá para hacerlo memorable. —Melissa apuntó hacia uno de los pasajes dentro del distrito—. ¿Qué dicen?

—Es un buen plan. —Todoroki estuvo de acuerdo aunque frunció el ceño para dirigirse a su amigo—. ¿Kirishima?

—¿Sí?

—No alquiles un scooter, usa tus pies.

Kirishima hizo un puchero.

—Arruinas parte de mi diversión, amigo, pero está bien. —Kirishima volteó hacia el pasaje que Melissa señaló antes y se apresuró primero, cuando estuvo lo suficientemente alejado alzó sus brazos y exclamó—. ¡¿Vamos ya?! ¡Midoriya, saca tu cámara! ¡Hay algo por aquí que debes ver!

Midoriya rió por lo bajo. Él realmente parecía un niño emocionado dentro de un parque de diversiones. Avanzó hacia su amigo, aunque no soltó la mano de Shoto, solo la sostuvo fuertemente.

La pequeña aventura comenzó y pudo comprender el porqué del entusiasmo. Cada tienda parecía única y cada una tenía una temática diferente, incluso encontró una pequeña galería de arte. Las personas que paseaban se veían más que encantadas, todas charlando en diferentes idiomas y con el mismo tono alegre en la voz.

Más pronto encontraron una gran escultura, muy alta, que para Izuku parecía una araña de patas muy largas. Kirishima arrastró a Melissa bajo la escultura y Midoriya aprovechó el momento de fotografiar sin que ellos se lo pidieran. Apenas soltó su agarre para manejar su cámara, Todoroki se encargó de descansar su mano en su espalda baja. Fue reconfortante y totalmente fuera de sus planes, pero le hizo feliz retratar la alegría de sus amigos mientras el hombre que agitaba su corazón se mantenía cómodamente cerca.

—¡Midoriya, avísame cuando fotografíes! ¡No quiero terminar siendo un meme! —Kirishima alegó haciendo un puchero en cuanto descubrió la cámara apuntando hacia ellos—. ¡Déjame poner mi cara linda!

Melissa se rió y cubrió su frente con una mano, estaban haciendo justo lo que no debían: llamar la atención.

Continuaron el paseo por un pasaje pequeño bastante apagado, solo unas pocas tiendas abiertas le daban vida a la diminuta calle, al menos hasta que un destello de colores se divisó a lo lejos y frente a ello, una pareja de lo que parecían ser recién casados. Supuso que se trataba de otra escultura y que los novios eran apasionados por el arte o algo así, pero cuando se acercaron se percató de que era más que eso. La palabra "Love" estaba formada por una gran estructura de hierro y distintos candados de muchos colores fueron colgados en cada hilera. Los novios sonrieron orgullosamente, ella de blanco y él de azul, resaltando frente a la estructura. Un fotógrafo tomó un par de fotos y soltó un par de felicitaciones antes de dirigir a los novios hacia otro lugar.

Midoriya parpadeó con sorpresa por lo que acababa de presenciar, aunque no tuvo tiempo de preguntar nada porque Kirishima empujó a Todoroki hacia la escultura para tomar un par de selfies con su propio teléfono.

—Es la primera vez que veo a una pareja. —Melissa sonrió dulcemente—. Aunque dicen que es algo común que recién casados visiten este lugar.

—¿Por qué? Quiero decir, es muy bonito y puedo entenderlo, pero...

Melissa separó sus labios, comprendiendo que no le explicaron absolutamente nada.

—Todo el lugar tiene una temática.

—¿Cuál es?

Izuku le vio expectante.

—El amor. —Ella pareció más que orgullosa—. Se supone que todas las esculturas tienen temáticas románticas, o al menos eso fue lo que nos dijeron años atrás.

Izuku lo pensó por un momento antes de sonrojarse. Shoto dijo que quería visitar ese lugar con él, pero no sabía si la temática tenía algo que ver y prefería no preguntarlo. Existían muchas formas de amor y no era el momento de descubrir a cuál estaban aludiendo.

—¡Hey, no se queden ahí! Tengo más espacio y necesito más caras sonrientes, quiero a Todoroki pero no me está ayudando. —Kirishima les hizo un par de señas, pidiendo que se acercaran para una selfie grupal.

Un vacío se formó en su estómago. Aun no se sentía del todo cómodo con las fotografías, pero negarse solo provocaría problemas innecesarios así que solo se acercó. Melissa se acomodó junto a Kirishima poniendo ambas manos sobre uno de sus hombros y él solo pudo debatirse internamente, sin saber qué hacer, dónde pararse y cómo debería lucir una sonrisa normal.

Shoto notó sus movimientos erráticos y sin decir una palabra tomó su mano, empujándolo contra su pecho y acomodándole entre sus brazos. Izuku casi jadeó, pero encontrarse envuelto por Shoto fue mucho más agradable que solo pararse ahí sin saber cómo actuar.

—Sonríe. —Los labios de Shoto cepillaron contra su oreja al momento de susurrar—. Luces bien cuando lo haces.

Y eso fue suficiente para que sus mejillas se calentaran y una sonrisa dulce tirara de la comisura de sus labios, justo en el momento que la selfie fue tomada, luego otra y una más.

—Bien, todos recibirán una copia en sus teléfonos esta noche. —Kirishima volvió a guardar su teléfono y volvió a mirarles. Hubo un poco de sorpresa en sus ojos al notar la posición en la que estaban, sin embargo terminó sonriendo completamente orgulloso—. ¿Sabes, Melissa? Hay una escultura que realmente quiero ver antes de almorzar.

—¿Oh? ¿En serio? —Izuku supo que el tono sorprendido en la voz de Melissa era más que falso—. Creo que tengo una idea de cuál escultura deseas ver, Kiri. Sería una lástima si no la visitamos antes. ¿Vamos?

Sus ojos se entrecerraron. Estaba seguro de que presenció un malévolo compañerismo emanando de sus amigos, pero no se atrevió a decirles una palabra.

Shoto no dijo nada y no le dio importancia, aunque de seguro también lo notó.

Pocos minutos después Izuku supo que tenía toda la razón. Melissa y Kirishima debían tener un pacto secreto o algo similar, porque no podían estar tan sincronizados y fingir que se trataba de una simple casualidad.

Porque no, se negaba a creer en su entusiasmo por esa escultura.

Era un gran corazón rojo tan simple como bello que se paraba orgullosamente a mitad de la calle, invitando a las parejas a parase debajo y lucir su amor al mundo.

Izuku inhaló.

—Oh, es bellísimo. —Intentó sonreír aunque su voz se escuchó tan plana como una pared. Acomodó la cámara entre sus manos y señaló el corazón—. ¿Tomo su fotografía?

Kirishima lució decepcionado por un segundo, aunque prefirió seguir con su fachada y se dirigió al corazón para una fotografía en solitario. Luego se le sumó Melissa, aunque dejaron en claro que no eran una pareja ya que mientras Kirishima hizo la mitad de un corazón con sus brazos, Melissa lo hizo con sus manos, viéndose tan disparejos como graciosos.

—¿Estás enfadado? —Shoto habló mientras que Izuku continuó fotografiando.

—Soy muy feliz en este momento. ¿Qué te hace pensar eso?

—Estás haciendo pucheros.

Izuku empujó sus labios en una línea recta y trató de verse lo menos mortificado posible.

—Uh, perdón. No te preocupes por eso, Shochan. —Izuku bajó la cámara y se volvió hacia Shoto, intentando demostrar seguridad—. En serio estoy disfrutando.

Shoto asintió lentamente.

—¿Entonces tomarás fotos de ti?

Izuku se sobresaltó en su lugar.

—¿Por qué lo haría? No es como si fuese necesario.

—¿Qué hay de tu madre?

—¿Por qué ella?

—Sus sentimientos. Por como hablas de ella, de seguro debe estar decepcionada de tener un hijo fotógrafo y ninguna foto de él.

La sinceridad de sus palabras fue un golpe frío contra su pobre corazón, aunque tenía toda la razón respecto a los sentimientos de su madre. Cada vez que hablaba con ella le pedía traer muchos recuerdos y fotos que pudiera poner en sus bellos álbumes hechos en casa y Midoriya solo se reía sin contestar una palabra.

—Eso... es algo duro, Shochan. Y odio que tengas razón. —Izuku se libró de la correa donde colgaba su cámara y observó a la endemoniada entre sus manos. Podía tomar otra fotografía de él, no le mataría. No era como si absorbiera su alma por retratarse digitalmente o algo así—. ¿Al menos puedes estar conmigo? ¡Sé que es un corazón y...! Bueno, lo que sea. Hay muchos tipos de amor, no estamos solo...

Shoto sonrió y asintió sin dejarle terminar sus palabras. Izuku contuvo la respiración sintiendo el peso en sus manos aligerarse mientras que Shoto le quitaba la cámara y se la entregaba a Melissa.

Ni siquiera pudo terminar su petición antes de que ella tomase la cámara, aceptando inmediatamente.

Shoto solo le guio hacia la escultura, puso sus manos sobe sus hombros y le hizo girar sobre sus talones para mirarse frente a frente. La cercanía repentina le aterró, pero esa sensación desapareció al encontrarse con los claros ojos de Shoto, sus gafas colgaban del cuello de su sudadera y por fin podía admirarle directamente sin ese impedimento. Debió temer de ser visto con él en una posición tan comprometedora, sin embargo había tanto cariño en sus facciones, en su mirada y su tranquila sonrisa, que olvidó su alrededor por completo.

—¿Estás bien con esto?

Izuku frunció sus labios. Los brazos de Shoto se mantuvieron alrededor de su cuerpo, envolviéndolo en un abrazo tan protector que era imposible decir que algo estaba mal. Pocas veces se sintió tan cómodo y protegido, de acuerdo con una relación como esa. Una inevitable risa contenta brotó de sus labios, tan ligera como el viento, aunque lo suficientemente dulce para enternecer a Shoto quien le seguía viendo como si sostuviese el mundo entre sus manos.

—Lo estoy gracias a ti, Shochan.

De algún modo u otro todo se volvió más ameno desde ese momento, la sensación de estar flotando entre nubes y estar viviendo un sueño era imposible de disuadir. Lo que más deseó siendo un triste y desdichado chiquillo de secundaria fue vivir algo así, un paseo con amigos y una persona maravillosa que le quería en una linda ciudad extrajera, algo que estaba completamente fuera de su alcance.

Y ahora era real.

Izuku deseó que todos los días fuesen así, con el sol en alto.

Luego de vagar por las calles por al menos una hora obteniendo un par de recuerdos y una que otra compra imprevista —como la camiseta de I Love Toronto que Kirishima insistió comprar y ponerse a mitad de la calle sin importarle la prudencia—, decidieron comer algo sencillo en uno de los restaurantes.

—La última vez que vinimos aquí eran fechas navideñas, así que el mercado navideño estaba abierto y fue mucho más deslumbrante —Kirishima comentó a mitad del almuerzo—. Ponían luces en todas partes y las tiendas se mantenían abiertas hasta tarde... supongo que no veré eso este año.

—¿Es tan emocionante? —Izuku preguntó con curiosidad. El día de hoy pareció más que maravilloso sin necesidad de mirar luces bajo un cielo nocturno y el aroma acostumbrado de la festividad.

—¡Mucho más que hoy! Desearía que pudieras verlo, Midoriya. En cuanto tengas la oportunidad de visitar Toronto en navidad, hazlo. —Kirishima dio un sorbo a su bebida antes de formar una sonrisa en sus labios—. ¡O yo mismo podría invitarte! Sabes, no me gustaría perder contacto contigo después de esto.

Izuku se sobresaltó. ¿Él estaba hablando en serio? Pocas veces alguien mostró tanto interés por mantener una amistad con él sin ningún tipo de obligación. La única que lo hizo fue Uraraka, a ella no le importó terminar la universidad y ya no ser compañeros porque le quería como su mejor amigo y él estuvo más que feliz de recibir el título.

—¿Hablas en serio?

—Oh, me sumo a esa lista. —Melissa llamó su atención, era la primera vez que le veía hacer un puchero involuntario—. Eres un muy buen amigo, Midoriya. Perder tu amistad es imperdonable.

La alegría burbujeante subió como la espuma en su corazón, casi podía sentir un sonrojo quemando sobre sus mejillas. Se sentía tan agradecido, pero no tenía las palabras para decir lo mucho que agradecía haberles conocido.

Sin embargo una voz en su cabeza gritó. Nada de esto hubiese sido posible sin Todoroki. Su vida seguiría siendo el mismo vacío lúgubre que trataba de mantener con todas sus fuerzas, no habría vueltas en moto durante la noche, amigos especiales, familias tan cómicas como trágicas por conocer, caricias y besos que le llenaban el alma o... o una persona que le escuchase cuando quería hablar, que ofreciera sus brazos como refugio y pusiera todo su corazón en recuperar su sonrisa, aun si no lo decía abiertamente.

Sus ojos se dirigieron a Shoto sin quererlo. Él miraba fijamente su plato por terminar y apretaba fuertemente su mandíbula, negándose a abrir la boca para decir algo. La tensión se marcaba en cada centímetro de su cuerpo y deseó ayudarlo y lamentablemente no sabía cómo podría hacerlo.

Volvió a mirar a sus amigos con una sonrisa.

—¡Muchas gracias! Haré lo posible por mantener el contacto, por favor cuiden de mí. —Todo eso lo acompañó con una pequeña reverencia que tal vez no podía contar como una, aunque fue suficiente para que sus amigos sonrieran de vuelta.

Pronto terminaron de comer y pagaron la cuenta. El chofer de la van estaba esperando por ellos y debieron apresurarse para partir aunque estaban demasiado cansados después de recorrer todo el lugar. El recorrido devuelta al hotel se sintió como un descanso bien merecido y él único que se mantuvo despierto fue Midoriya, incluso Todoroki cayó preso del sueño encontrando su hombro como almohada provisoria.

—También me gustaría —Shoto murmuró por sobre el silencio en la van, Izuku no pudo moverse demasiado sabiendo que estaba somnoliento y que aún se apoyaba contra su hombro.

—¿Qué cosa?

—Visitar Toronto contigo en navidad.

Eso fue todo. Shoto regresó a dormir.

Izuku solo pudo llevarse una mano al pecho, rogando para que su corazón dejase de latir tan rápido.

¡Hola! Comenzamos una vez más con las actualizaciones semanales. Todos los miércoles por la tarde tendremos capítulo nuevo. Creo que ya vamos por más de la mitad de la historia y espero que les guste lo que tengo planeado.

Gracias por esperar durante tanto tiempo, me alegro de estar de vuelta.

¡La canción para este capítulo!

https://youtu.be/knwcnh1y2rU

Recuerden que tenemos lista de reproducción de Spotify, si no la tienen pidanla. ->

¡Eso es todo por esta semana! Nos vemos la próxima. Un beso.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro