Capítulo 32
Izuku estuvo ansioso los siguientes días de su semana.
Oporto pasó tan rápido como se esperaba y antes de poder notarlo ya estaba tomando el avión hacia Canadá, sin la compañía de Shoto y un ánimo berrinchudo. Era estúpido, pero realmente no quería alejarse de Shoto después de todo lo que sucedió, así que cuando llegó el momento lo hizo a regañadientes. Le abrazó tan fuerte como pudo y dejó montones de besos sobre sus mejillas antes de que tomara su avión para ese chequeo médico y, posteriormente, le envió mensajes de texto cada hora, preguntándole qué tal estaba yendo todo y diciéndole que le quería y esperaba que se reunieran pronto.
Izuku pensó que parecía patéticamente controlador y solo esperaba que Shoto no pensara lo mismo. Y es que simplemente estaba preocupado como el demonio. Shoto era muy susceptible a tomar la culpa por cosas que no debía y no quería que volviera a hacerlo mientras estaba solo. La única manera de recordarle que no debía deprimirse era decirle lo importante que era para él y que era el hombre más maravilloso que pisó la faz de la tierra, aunque Shoto se quedaba sin palabras para responder y le repetía que estaba jugando con su corazón.
Su rutina consistió en levantarse temprano, darle los buenos días a Shoto y trabajar un poco en la vaga y poco explicativa biografía, asegurándose de que contenía más anécdotas divertidas con sus hermanos o amigos, y evitando entrar en detalles. Luego enviaría más mensajes al dueño de sus pensamientos, se reuniría con Melissa y cocinarían algo para el almuerzo mientras charlaban. La tarde sería nuevamente de trabajo y finalmente se iría a la cama temprano, intentando no pensar en muchas cosas que se estaban volviendo aterradoramente evidentes.
La tercera mañana de Julio escuchó que el escenario al fin llegó, el primer concierto en Toronto tomaría lugar el octavo día, así que todos se pusieron en marcha para prepararlo.
Izuku se emocionó porque eso significaba que Shoto estaría pronto en Canadá. La última vez que fue por su chequeo médico ni siquiera le dijo cuándo llegaría, así que solo podía esperar lo mismo otra vez.
Se inmiscuyó ensimismo al menos hasta que alguien tocó a su puerta. Pensó que se trataba de Melissa, así que tuvo una gran sorpresa al ver a Kirishima con una sonrisa y una gran bolsa de golosinas.
—¡Hola, Midoriya! —saludó—. ¿Qué tal estás? Ya sabes, estoy asegurándome de que estés bien y no te falte nada, o señor cascarrabias se enfadará conmigo.
Izuku casi rió, pero la vergüenza fue más fuerte y le impidió hacer algo más que boquear.
—Uh.
—¡Hombre, no tengas pena! ¿Me dejarás entrar?
Dio un paso al costado casi por inercia y dejó que el hombre entrara. Desde la pelea de Todoroki y Bakugou no podía estar a gusto con Kirishima, porque de algún modo seguía sintiéndose culpable del quiebre de su admirable amistad. Y era tonto. Kirishima dejó en claro que no era su culpa y tampoco mostró ningún tipo de desagrado hacia él, es más, seguía siendo tan amable como siempre. Simplemente era Izuku castigándose a sí mismo.
Kirishima le echó un vistazo a su pequeña habitación buscando dónde acomodarse. Había un taburete largo a los pies de su cama individual que daba frente al televisor, y esa pareció ser su mejor opción. Dejó la bolsa sobre su cama y se sentó.
—Las habitaciones son más sencillas esta vez, aunque probablemente le darán un gran lugar a Todoroki cuando llegue. —Midoriya quiso pasar por alto el atrevido movimiento de sus cejas. Por supuesto, las insinuaciones de Kirishima volvieron en cuestión de segundos—. ¡Pero en fin! No me has respondido, ¿qué tal estás?
Midoriya tiró sus mangas. No estaba en la mejor versión de sí mismo; vestido con pantalones de chándal y su gran suéter amarillo, el más holgado de su equipaje, sin haber hecho nada por su piel y con el pelo algo enmarañado. Midoriya se sintió como un vago considerando que Kirishima lucía tan refrescante.
—¡E-Estoy bien! Este es mi aspecto descuidado —se excusó rápidamente haciendo lo mejor que pudo con su tartamudeo—. Suelo trabajar un poco a esta hora, luego me pongo decente y paso algo de tiempo con Melissa. Perdón, no esperaba que me vieras así.
Kirishima se carcajeó.
—Tranquilo, Midoriya. Ni siquiera soy la persona indicada para juzgar, suelo usar crocs. —Kirishima palmeó el espacio libre a su lado—. Ahora ven, traje algunos dulces que de seguro jamás probaste en tu vida y estoy emocionado porque lo hagas.
Eso de algún modo le tranquilizó, así que sonrió y se sentó junto a Kirishima. El hombre le señaló la bolsa mientras tomaba el control remoto para encender el televisor y buscar algo para pasar el rato.
—Gracias por venir, Kirishima —Midoriya agradeció a la par que desenvolvía un paquete de galletas—. Y lo siento. No sé por qué Shoto insiste en pedirte esto cuando le repito que estoy bien.
—No te disculpes, eres un amigo y obviamente disfruto pasar tiempo contigo. Además, Todoroki se siente más tranquilo si me aseguro de que su chico esté bien. Resguardo dos amistades en un solo movimiento. —Kirishima pareció muy satisfecho con su explicación, pasando por alto el shock de Midoriya—. ¡Oh, espera!
Midoriya tragó tan rápido que su garganta dolió.
—¿S-Su chico...?
Kirishima abrió sus ojos con sorpresa y masculló una maldición. Se tomó al menos un par de minutos de puro silencio antes de explicarse.
—Bien, lo sé todo. Todoroki me lo contó. —Kirishima carraspeó—. ¡Pero no tengo opinión en su relación! Ambos son adultos y saben lo que están haciendo. Solo... no es necesario que finjas conmigo, ¿correcto?
Tanto sus mejillas como la punta de sus orejas debían estar rojas, Midoriya lo presentía. Estaba avergonzado, pero debió suponer que algo así sucedería, Todoroki y Kirishima eran amigos realmente cercanos, una relación que podía compararse a la que tenía con Uraraka.
Midoriya necesitó tomar una larga respiración antes de volver a hablar.
—Correcto. Solo quiero tener cuidado con esto, es un secreto y me estoy esforzando porque sea un secreto bien guardado. Shoto tiene una imagen que cuidar y, por mi parte, me asusta que me vean como un oportunista o algo así.
—¡Pero no lo eres! Sabes que jamás pensaría así de ti.
—¡T-Tu no, Kiri! Me refiero a los demás, no soy realmente cercano al staff y no sé qué imagen tienen de mí, así que prefiero ser reservado para evitar problemas. ¡Y es Todoroki! Ser captados por una cámara sería terrible y ni hablar de los rumores, cuando empiezan son realmente veloces en esparcirse.
Kirishima le observó casi en blanco.
—Eres extremadamente precavido.
—Es necesario, no quiero causarle problemas a Shoto con esto.
Midoriya metió otra galleta en su boca y masticó muy rápido, poniéndose ansioso. Cuando estaba con Todoroki olvidaba que se trataba de un artista grandioso y se dejaba llevar por las veladas tranquilas y sentimientos dulces que compartían. Al menos hasta cierto punto. Porque había momentos en que todas sus alertas se levantaban y se volvía realmente cauteloso, sin importar cuanto Todoroki intentase calmarlo.
—Eres muy considerado con Todoroki, mucho más que las personas que tuvieron el descaro de hacerse llamar su pareja antes. —Kirishima bufó—. Y tú ni siquiera te llamas a ti mismo de esa manera.
Midoriya parpadeó con sorpresa. Sabía que Todoroki era muy pesimista respecto al amor y tenía todas las razones para estarlo, pero jamás comprendió cómo alguien como él solo se encontró con tantas personas incorrectas.
—No sé si deba considerar eso como un cumplido. —Midoriya frunció sus cejas—. Me enfada pensar en esas personas, fueron lo suficientemente tontas para no darse cuenta de la suerte que tenían...
—Más que suerte, creo que todos pensaban en Todoroki como un trofeo que merecían. Incluso antes de volverse famoso por su cuenta era muy codiciado, desde que entró en la academia robaba suspiros, ya sabes, era guapo, alto y venía de una familia rica y poderosa. Un blanco fijo para la gente que desea lo mejor de lo mejor. —Kirishima tenía una mueca de desagrado puro en el rostro, probablemente estaba recordando el rostro de un montón de gente desagradable—. Todoroki tampoco ayudaba en contra de eso. Hubo un tiempo en que no le importaba nada y evadir a las personas era su deporte, pero después de un par de años comenzó a sentirse solitario y vacío, así que cualquier persona lo suficientemente lista y carismática que pidiera su número lo obtenía.
—Eso es... triste y peligroso al mismo tiempo.
—Más peligroso que triste, diría yo. Chicas y chicos oportunistas querían ponerle las garras encima, pero no por quien era Todoroki, sino por su apariencia, estatus, talento y obvio futuro brillante. Lo peor fue que el muy idiota simplemente se dejó. —Kirishima también tomó una galleta y prácticamente la devoró con rabia—. ¡Oh, y la condenada cereza sobre el pastel! Después de todas esas decepciones y amarguras decidió que Yaoyorozu era la indicada para él, ¡Yaoyorozu! Ella era su réplica femenina, solo que más expresiva y considerada. ¡Eran un par tan aburrido! No tenían chispa y mucho menos pasión, solo funcionaban como amigos y para leer montones de libros aburridos en una biblioteca.
Midoriya no sabía si sentir pena por las malas decisiones de Todoroki o preocuparse por la clara frustración en Kirishima. Parecía que intentaría golpear a su amigo en cuanto le viera a la cara por no hacerle caso años atrás.
—Shoto tuvo demasiados problemas y preocupaciones a esa edad... pensar con claridad no debió ser sencillo.
—Midoriya, ni siquiera pensó, solo se aventó a las cosas. Su primer novio fue la definición de perra cínica, era como una adolescente chillona de película estadounidense, la única razón por la que duraron un tiempo fueron sus constantes "te amo" totalmente falsos y que Todoroki creyó. —Kirishima volvió a verle—. Amigo, en serio. En este momento Todoroki debe verte como una encarnación sagrada, eres por lejos la persona más dulce que conoció.
Un intenso sonrojo se esparció por sus mejillas mientras recordaba las miradas intensas que Shoto le regalaba. El hombre realmente le veía como si fuera lo más hermoso del planeta y siempre le tocaba con cuidado, como si temiera que se desvaneciera en el aire o algo así.
—Esto puede ser un poco incómodo. —Midoriya hizo lo que pudo para no tartamudear—. Pero, ¿podemos no suponer los sentimientos de Shoto? Él solo admitió que le gustaba, no es como si fuera algo especial...
—Es totalmente especial si él hizo el primer movimiento. —Kirishima palmeó su espalda—. Pero tienes razón, debería callarme ahora. Si Todoroki quiere decirte sus sentimientos es una cuestión suya.
Midoriya quiso gemir por la pena. Kirishima estaba admitiendo indirectamente que Todoroki le amaba y la mera idea le causaba pánico, más pánico que dicha.
—Sí. —Eso fue todo lo que pudo contestar en un intento de dar por terminada la conversación.
Volvió prestarle atención a la televisión y compartió con Kirishima algún par de comentarios entre las risas, aunque una parte de él quedó reflexionando en las palabras de Kirishima y el pasado de Todoroki.
La noche en que se besaron y fueron sinceros el uno con el otro Todoroki lo dijo. Quería que Midoriya fuese su último recuerdo, una relación real y tranquila que inminentemente acabaría, pero que recordaría los siguientes años y que le daría un cierre a su agonizante vida amorosa. Todoroki iba a privarse del amor. Yaoyorozu fue el último clavo en el ataúd de su corazón y estaba listo para ser enterrado, pero Midoriya consiguió hacerlo sentir de nuevo sin siquiera intentarlo. Por eso estaban atrapados en ese trato de dar y recibir sin ataduras.
Era amargo.
Todoroki estaba dando todo de sí para demostrarle que era valioso como persona, que debía tener amor propio y olvidarse de sus inseguridades, todo para que abriera su corazón a alguien más y viviera la vida como le apetecía, mientras que él estaba despidiéndose, preparándose para olvidarse de la fantasía de amor que nunca conoció.
A Midoriya le encantaría que Todoroki lo intentase otra vez. Tal vez no ahora. Su ruptura con Yaoyorozu aún era un fantasma presente en sus pensamientos, pero eventualmente desaparecería y podría comenzar otra vez. Entonces, ¿qué lo hacía tan complicado?
Había más en Todoroki, algo que simplemente no estaba viendo o que el propio hombre le estaba ocultando.
¿Existió una relación que le causó más daño que la propia Yaoyorozu? ¿Alguien que le marcó con palabras crudas?
Tendría sentido, considerando la forma brusca en la que Kirishima recordaba las parejas anteriores de su amigo. Claramente no eran blancas palomas, es más, parecían ser la cúspide del descaro.
Una vez más se convenció. Tenía que probarle a Todoroki cada día que no debía temer y que su valor habitaba en lo que verdaderamente era. No importaba su apellido, su pasado e incluso su lugar en el mundo. Solo él con su sinceridad aplastante, su empatía y singular inocencia, con sus ojos brillantes, la sonrisa franca y una cicatriz en su rostro.
Estaba ansioso por tenerlo devuelta.
Después de un par de horas Kirishima se marchó y Midoriya se vio obligado a regresar a su rutina, aunque no podría reunirse con Melissa para el almuerzo de ese día, puesto que todo el equipo aterrizó junto al escenario y ella quería asegurarse por sí misma de que todo estuviera bien.
Tomó una cálida ducha y se vistió con ropa cómoda, aunque no encontró valor para cruzar la puerta y conseguir algo apto para almorzar que no haya sido procesado hasta el hartazgo.
Bueno, ahora sí se sentía bastante solitario.
Estaba en Toronto, una ciudad tan moderna como hermosa y tenía demasiado miedo como para lanzarse a descubrir todo por su cuenta. La ansiedad le impedía hacer un montón de cosas y comenzaba a hartarse de ella. ¡Por todos los cielos! Su cumpleaños estaba a la vuelta de la esquina y para ese día, que afortunadamente estaba libre, estarían en Miami. Izuku podría aprovechar eso, pasar un gran día y tomar cientos de fotografías que conservaría como un gran recuerdo, pero de solo pensar en decirlo en voz alta se aterraba. Tenía demasiada vergüenza y ni tenía un claro porqué.
A veces se odiaba.
Un puchero frustrado se formó en sus labios y sintió algo hervir dentro de su estómago. Era enfado. Aprovechó eso y se apresuró en tomar una chaqueta, saldría aunque tuviera que perderse y buscar el camino por su cuenta. ¡Su inglés ni siquiera era tan malo! Incluso pasó algo de tiempo escuchando a Shoto y repitiendo sus palabras en voz baja, podía sobrevivir en un país desconocido.
¿Haría algo impulsivo? ¡Pues, al parecer sí!
Antes de darse cuenta ya estaba cerrando su puerta con la chaqueta mal puesta y solo el peso de su billetera y teléfono en sus bolsillos.
Sus piernas temblaron, pero poco le importó.
Cuando el ascensor se detuvo en el lobby vio algunos guardias de seguridad corriendo hacia la salida y algún par de personas, que supuso eran trabajadores del hotel, caminando apresuradamente alrededor.
No necesitó ser un genio para darse cuenta de qué estaba ocurriendo.
Izuku solo se dignó a caminar fuera del ascensor y esperar junto a una elegante estatua. Su torpe plan anterior cambió drásticamente mientras su corazón comenzaba a latir en sus oídos. Una figura alta pasó a través de las puertas de cristal. El hombre traía un par de jeans oscuros, una llamativa chaqueta de cuero y parecía intentar ocultar su identidad con gafas de sol, una mascarilla negra y un gorro. Pero Izuku podría reconocerlo en cualquier parte, sobre todo porque sus cabellos bicolores se escapaban de su gorro y se arremolinaban sobre sus mejillas cubiertas.
Shoto estaba de vuelta.
Dio un paso hacia delante en un impulso de llegar a él y abrazarle, pero se frenó en seco al notar otra persona acercándose a Todoroki. Se le enfrió la sangre. El hombre intimidante que siempre lucía cansado y nada de renunciar a su trabajo le entregó toscamente un par de papeles y una tarjeta —que funcionaba como llave—, a Todoroki.
Midoriya quiso darse la vuelta sobre sus talones y regresar cobardemente a su habitación. No, no, no. Definitivamente no iba a cometer suicidio enfrentándose a Aizawa. El manager de Todoroki era estricto y conocía la industria de pies a cabeza, si él se enteraba de lo que sucedía entre ellos estaba acabado tanto emocional como profesionalmente. Ni siquiera Iida le perdonaría, se suponía que le envió para escribir y fotografiar a Shoto, no para estarle comiendo la boca.
Su teléfono comenzó a resonar con una boba canción, le dio una mirada a la pantalla que relucía con el nombre de Shoto y sonrió al comprobar que efectivamente, él tenía su teléfono en su oreja.
Conteniendo una risita, contestó.
—Izuku.
—En frente tuyo.
Todoroki pareció confundido, al menos hasta que le notó con la mano alzada al otro lado del lobby. Una sonrisa ligera se formó en sus labios.
—¿Ibas de salida?
—Se podría decir que sí, pero resultaría mal. Creo que frenaste una tragedia —Izuku respondió, siguiéndole el juego a pesar de que estaban a solo unos metros de distancia, mirándose y sonriendo bobamente—. ¿Qué tal tu vuelo?
—Ven y averígualo.
—Me encantaría, pero estoy un poco asustado.
Todoroki giró hacia su costado y le echó un vistazo a Aizawa, quien estaba hablando otra vez con la recepcionista, probablemente dándole un par de instrucciones.
El rostro de Todoroki se iluminó.
—Oh, entiendo. Olvidé contarte esto.
—Olvidas decir muchas cosas, Shochan. —Izuku frunció su nariz e hizo un puchero con sus labios—. Partiendo por tu regreso, ¿por qué no me avisaste?
Midoriya vio a la distancia como Todoroki carraspeó, claramente nervioso.
—¿Sorpresa?
—Sí, sorpresa. —Guardó silencio cuando Aizawa le dijo algo a Todoroki, parecían listos para hospedarse—. Voy a colgar. ¿Debería subir primero?
—¿Estás asustado?
—¿Sinceramente? Sí.
Shoto asintió y volvió su mirada hacia su tarjeta llave.
—Entonces sube a la trescientos cuatro y espérame allí.
Izuku pensó en protestar, pero Shoto fue más rápido y cortó la llamada. Resignándose volvió rápidamente al ascensor y agradeció a los diseñadores del hotel porque los botones enumeraban qué habitaciones contenía cada piso. Presionó uno de los últimos y las puertas se cerraron. Las ansias comenzaron a convertirlo en un revoltijo. Al fin, Shoto estaba de regreso y podía asegurarse de que estaba bien, incluso le sonrió con dulzura.
En cuanto llegó al piso indicado se apresuró por el pasillo, divisó el número y se acercó a la puerta. En efecto, Kirishima tuvo la razón, las habitaciones eran mucho más grandes que la de los pisos anteriores. Decidió empujar ese pensamiento y la conversación que compartieron a lo más profundo de su memoria, no era tiempo para recordar nada de eso.
Esperó al menos cinco minutos antes de que las puertas del ascensor se abrieran otra vez. Shoto apareció completamente calmado, se había quitado las gafas y la mascarilla colgaba de una de sus orejas, así que Izuku pudo apreciar una vez más la sonrisa que surgió al verle. En cuanto se acercó lo suficiente Izuku saltó hacia él, envolviendo sus brazos alrededor de su cuello y apoyándose contra su hombro. Shoto reaccionó casi por reflejo, tiró su maleta de mano al suelo y le abrazó fuertemente.
—Bienvenido, Shochan.
Shoto restregó su mejilla contra su cabello.
—Estoy de vuelta.
La espera valió totalmente la pena cuando su aliento acarició su piel. Izuku pudo suspirar complacido, pero se limitó a separarse un poco y besarle en la mejilla. Shoto se sorprendió lo suficiente para que le soltase e Izuku pudiera hincarse ligeramente para recoger la maleta que dejó caer.
—¿Estás cansado? ¿Todo salió bien? ¿Tienes que tomar alguna medicina o algo así?
Shoto estaba estupefacto y algo sonrojado, pero se las arregló para asentir.
—Estoy bien. La visita no fue mal, solo debo tener el mismo cuidado de siempre, aunque sí hay un medicamento nuevo.
Izuku caminó a su par hacia la puerta, Shoto abrió y le dejó entrar primero. La habitación tenía paredes blancas y estaba decorada con algunas pinturas decorativas muy brillantes. Izuku pudo haberse maravillado por todo, pero a Shoto le importó muy poco ya que se dirigió hacia la gran cama con pasos pesados, luego se dejó caer boca arriba como un gato perezoso.
Izuku rió.
—¿Un viaje agotador?
—Todo se vuelve agotador cuando Aizawa hace su trabajo de manager. No puedo avanzar cinco pasos sin que me ordene quedarme quieto —Shoto se quejó mientras veía como Izuku dejó su maleta de mano junto al otro equipaje, cuando el chico volvió a mirarle extendió sus brazos—. ¿Puedes venir?
—¿Quieres un abrazo?
Shoto estaba demasiado avergonzado como para hablar, así que solo asintió. Para su suerte, Izuku iluminó su rostro con alegría y se apresuró a la cama para abrazarle, aunque tuvo cuidado de no aplastarle.
—Te extrañé.
—Yo también, Shochan. ¿Por qué otra razón te hubiera molestado tanto?
Shoto suspiró.
—No me molestaste.
—¿En serio? Digo, no es como si hubiera querido hacerlo, pero estaba llegando a un punto donde me pregunté si te estabas hartando de mí o...
Shoto apretó su cuerpo contra el suyo y chocó sus labios rápidamente, robándole un beso a mitad de sus explicaciones.
Por todos los cielos.
—Tranquilo —Shoto susurró contra sus labios.
Izuku gimió lastimosamente y escondió su rostro en el pecho de Shoto.
—Perdón —murmuró por lo bajo—. ¿Debo ser más discreto ahora? Considerando que Aizawa está aquí. Él probablemente me matará si se entera de lo que está pasando.
—Probablemente sí, pero estaremos bien mientras no hagamos nada llamativo, solo estará con nosotros durante Canadá y luego se irá.
—Entonces es una cuestión de días.
—Sí, pero no te sorprendas si comienza a vigilar tú trabajo.
Izuku comprendía. Después de todo el trabajo de Aizawa también consistía en resguardar la imagen de Shoto y asegurarse de que nada le perjudique. El libro era una manera de acercarlo a sus fanáticos, pero había ciertas cosas que definitivamente no debían salir a la luz. Izuku era cauteloso con lo que escribía y con las fotografías que escogía, así que no esperaba que eso fuera un problema mayor.
—Estaré bien, Shochan. He estado trabajando duro para que todo esté en orden, pronto debo entregar el proyecto al editor y mi lema es siempre tener mi trabajo bien hecho.
Shoto ladeó su cabeza.
—¿Tan pronto? Apenas estamos en Canadá.
—Sabemos que Estados Unidos es el enfoque principal de tu gira, la cantidad de ciudades que visitarás supera el número de países, así que se pensó en Canadá como una pequeña meta —Izuku explicó—. Oh, pero no debes preocuparte. Mi fecha límite es la última semana de Julio, así que si hay algo que no te guste puedo quitarlo sin problemas.
Izuku se detuvo al notar la mirada perdida de Shoto, realmente no sabía si estaba escuchándole porque solo le estaba mirando sin ningún tipo de expresión.
—¿Ocurre algo?
Shoto soltó su abrazo para ahuecar una de sus mejillas con cuidado.
—Me gusta escucharte hablar.
Izuku se sonrojó.
—Definitivamente no debes decir cosas así con tu manager presente.
—Lo intentaré.
Izuku casi rodó los ojos, pero en su lugar se impulsó hacia delante y besó sus labios una vez más, sintiéndose cómodo y complacido. No importaba que tuviera que ser discreto durante unos días, era feliz con solo tener a Shoto a su lado.
Una vez más, su corazón latió por la calidez y el temor. Su apego por Shoto solo iba en aumento y no sabía cómo lidiaría con su inminente separación. Por ahora se conformaría con echar ese pensamiento atrás, no necesitaba pensar en eso ahora, solo bastaba con disfrutar el momento.
Solo esperaba que su corazón no le defraudara, debía mantenerse firme y no ceder a lo que comenzaba a sentir por Shoto.
Estos capítulos son una antesala para algo mayor, prometo que más delante se pondrá mejor. :C
Por favor, dejen su voto en los demás capítulos si fue de su agrado. Últimamente no me siento muy animada, pero ver que aun hay personas que siguen este fic me da ánimos de continuar.
Intentaré seguir mejorando para lo que se viene más adelante.
La canción para este capítulo es:
https://youtu.be/ZzbaScapu5E
No pensaba poner Kpop en esta lista, pero después de escuchar a mis todopoderosos Ateez no he podido dejar de escuchar esta canción mientras escribía-planificaba Mutis, así que peguenle una escuchada porque tREMENDA JOYA:
https://youtu.be/3ATpM27sJTI
Supongo que eso es todo por hoy. ¡Les mando un beso tremendo! No salgan a la calle, quédense en sus casas, ahorren y manténganse positivos, que esto es superable.
Espero poder traer más capítulos pronto. (:C)
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro