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Capítulo 3

¿Qué quién era?

¿Él?

Claro, la pregunta era para él, Todoroki le estaba viendo y esperaba su respuesta. ¡Respuesta que no tenía! ¡¿Qué le decía?! No podía decirle su nombre real, ¿y si lo demandaba? Aunque sería de mala educación darle un nombre falso.

Dios. Dios. Dios.

— ¿Disculpa? —Todoroki volvió a llamar su atención, aun con la perfecta y pequeña sonrisa en su rostro.

— ¡D-Dime!

— ¿Tú nombre?

—Izuku Midoriya —dijo tan rápido que no tuvo la oportunidad de frenarse—. D-Digo...

—Lindo nombre.

Maldita sea, debió irse a su apartamento, no tenía ni la menor idea de qué contestar a eso. Prefirió apegarse al plan inicial, ayudar a que el joven cantante volviera a su hogar sano y salvo.

—D-Discúlpame —dijo con nerviosismo, sintiéndose cohibido ante los penetrantes y exóticos ojos de su acompañante—, pero estoy preocupado por tu estado, yo debo volver a casa y tu deberías hacer lo mismo. ¿Con quién viniste?

Todoroki parpadeó perezosamente, procesando lo que Midoriya dijo. La sonrisa se había borrado de su rostro.

—Vine con mi motocicleta.

—Me refiero a si viniste acompañado.

—Claro.

—Genial, ¿podrías buscarlo? Necesitas salir de aquí y volver a casa antes de que hagas algo que pueda perjudicarte. —Midoriya le recomendó con calma, intentando no lucir tan metiche como se sentía.

—Yo sé dónde está.

— ¿Dónde? —Midoriya estiró el cuello, buscando por sobre el hombro de Todoroki.

—En el aparcamiento, vine con la motocicleta.

Midoriya frunció el ceño y le vio con cara de pocos amigos, Todoroki apenas y parpadeó lentamente antes de sonreírle otra vez con clara burla.

—Eres divertido, Izuku.

—Midoriya —le corrigió con cierto enfado.

—Vale, Midoriya. —Todoroki alzó ambas manos en señal de rendición—. Capto la formalidad.

Midoriya negó con la cabeza, debía tener paciencia, él estaba borracho.

— ¿Cómo piensas volver a casa?

—Yo no tengo casa en Tokio.

Por un momento, Midoriya consideró levantarse y dejarlo a su suerte. Prefirió aguantar, tomando todo el aire que pudo y exhalando pesadamente.

— ¿Cómo piensas volver al lugar en que dormirás? —Cambió suspicazmente la pregunta.

—En la motocicleta.

— ¡Vas a matarte! Necesitas un taxi.

—Pero vine con la motocicleta.

— ¿Acaso duermes con la motocicleta?

—Si pudiera, lo haría.

Midoriya negó con la cabeza, apretando el puente de su nariz entre los dedos. El hombre que tenía enfrente no se parecía en lo absoluto al hombre que se mostraba en televisión, las pocas veces que le vio, era bastante diplomático y poco carismático.

De seguro, esta era solo su faceta de borracho.

—Hueles diferente —Todoroki dijo de pronto.

Midoriya frunció el ceño.

— ¿A qué te refieres?

—Todos aquí huelen a sudor, alcohol, cigarrillos o drogas —murmuró jugando torpemente con el vaso de vidrio entre sus dedos—. Tú no, tienes un perfume dulce y hueles a frutas, eres como un hada en una pelea de lucha libre, ¿qué haces aquí?

—No bebí, es todo. —Midoriya contestó, y aunque estaba un poco frustrado con él, le hacía cierta gracia como cambiaba de tema tan rápido—. Y no soy un hada.

—Nop. Eres un ángel —Todoroki lo dijo con seguridad, dando un golpe con el vaso al dejarlo quieto sobre la barra. Él levantó la cabeza dejando de ver la madera de la barra y volvió a encontrar sus ojos, Midoriya se sintió confundido ante los ojos indescifrables del hombre—. ¿Ya te puedo besar?

Si estuviese bebiendo algo, Midoriya lo hubiese escupido en su bonita cara.

Primero pensó en reclamar como una dama de los años sesenta, pero esos no eran los años sesenta y él no era una dama.

La pregunta le cayó como un balde de agua fría, primero fue el shock del momento y después lo fueron las circunstancias. Midoriya sabía que Todoroki tenía una novia y llevaban varios años de relación, sin embargo, él era un famoso cantante y seguramente creía que podía hacer lo que quisiera porque el mundo estaba en la palma de su mano, eso explicaba que pidiera, sin pena alguna, un beso.

Por otro lado, el problema era que se lo estaba pidiendo a él, otro hombre.

El poco tiempo que tuvo su atención sobre Todoroki, nunca se enteró que él fuese bisexual, tal vez ni siquiera el resto del mundo lo sabía.

¡Pero ese no era su maldito problema!

— ¡P-Por supuesto que no!

Todoroki resopló, claramente desanimado ante su negativa.

—Oye, disculpa —Todoroki habló hacia la camarera, ella se volteó a verle como si estuviera alerta y esperando su llamado—. Quiero un margarita.

— ¡No, no lo quiere! —Midoriya se apresuró a detenerlo, Todoroki le vio inquisitivamente—. No lo quieres —intentó convencerlo.

—Al menos déjame ahogar mis decepciones en alcohol.

—No me conoces, ni siquiera me has invitado un café y quieres besarme.

Todoroki volvió a quedársele viendo y otra vez Midoriya supuso que él intentaba procesar lo que decía.

—Tu primera excusa es inválida, eres Izuku Midoriya, hueles a frutas y viniste solo.

Midoriya bufó.

—Claramente, eso es posible de deducir.

—Entonces te conozco. —Todoroki subió sus hombros, restándole importancia—. Y respecto a tu segunda excusa —volvió a ver a la camarera que seguía esperando—, de casualidad, ¿tienen café?

Midoriya quiso golpear su cabeza contra la barra.

—No, no quiero el café —dijo Midoriya a la camarera que parecía comenzar a fastidiarse.

—Tus negativas incentivan mis ganas de dormir con la motocicleta. —Todoroki puso ambos brazos sobre la barra y dejó caer su cabeza.

— ¿Eres bobo o solo es porque estás borracho? —preguntó con incredulidad.

—Según mis hermanos, sí soy bobo. —De pronto frunció el ceño—. Estúpido Touya, estúpido Natsuo.

Midoriya supuso que ellos eran sus hermanos.

—Escucha, Todoroki —le llamó, pero solo obtuvo un gruñido en respuesta—. Debo volver a casa.

—Bien.

—Te quedarás solo.

—Bien.

—... ¿no te importa?

—No. —Todoroki se recompuso sobre el asiento—. Pero en cuanto te levantes ordenaré dos margaritas —declaró alzando dos dedos.

Midoriya frunció sus cejas mientras Todoroki le dedicaba una sonrisa ladeada.

—Tramposo.

Todoroki no le dio importancia a su intento de insulto, solo se le quedó viendo como antes, pero esta vez en señal de desafío, como si estuviera retándole a levantar el trasero del taburete para así ordenar sus margaritas. 

Midoriya se mordió el labio, tampoco quería dejarlo salirse con la suya, si bebía una gota más de alcohol estaba seguro que a Todoroki se le apagaría el televisor y sus neuronas morirían. Es decir, durante todo ese tiempo, hablaba despacio y en ocasiones su lengua se trababa, sus manos tenían movimientos torpes y sus ojos estaban nublados, claros signos de que estaba más que borracho.

—Escucha —Midoriya comenzó—. Déjame llevarte a ca... al lugar en que dormirás hoy y prometo...

— ¿Qué prometes?

Las pupilas del hombre se mantuvieron fijas sobre las suyas, Midoriya sintió que vomitaría el corazón.

—P-Prometo darte un beso —murmuró con las mejillas rojas, alzando un dedo.

— ¿Solo uno?

—Eso o nada.

Todoroki llevó una mano bajo su mentón, como si estuviese pensando en su oferta, pero Midoriya estaba seguro que él no estaba pensando en nada.

—Un beso tuyo o dos margaritas —recapacitó en sus palabras—. Considerando que tu aroma es frutal y fresco, y que yo debo oler a desempleado borracho en año nuevo, es una oferta tentadora.

— ¿Podrías dejar de divagar? Tengo suficiente con mis propias divagaciones —Midoriya dijo sintiéndose nervioso y avergonzado.

—Bien.

Todoroki se puso de pie y estiró su mano hacía él, Midoriya dudo en tomarla, estando Todoroki borracho y siendo él un torpe con mala suerte, probablemente acabarían los dos en el suelo. Al final sostuvo su mano con cuidado y también se puso de pie.

Todoroki observó la forma en que encajaban sus manos y luego se tomó el tiempo de admirar su enrojecido rostro. Midoriya pensó que moriría en ese preciso momento, detestaba que lo miraran así de fijo, sobre todo si la otra persona era guapa, porque le hacía recordar todos sus defectos. Era mucho peor con Todoroki, quien parecía un verdadero modelo de revista o adonis griego. De seguro él estaba observando sus mejillas regordetas y las pecas que estaban repartidas generosamente sobre estas, o tal vez las ojeras por no haber dormido mucho la última semana.

—Que se jodan las margaritas —Todoroki musitó despacio, sacándole de sus pensamientos.

Todoroki podría verse y actuar genial, pero obviamente tenía problemas con los pies, Midoriya le vio tambalearse y casi caer más de un par de veces. Decidió ayudarle a caminar, pasando un brazo por su cintura y haciendo que se apoyara sobre él, lo que era bastante incómodo ya que Todoroki le sacaba varios centímetros de altura.

—Primero me rechazas y ahora me abrazas, ¿eres bipolar?

—No te estoy abrazando, te ayudo a caminar.

—Tus negativas me deprimen.

Midoriya prefirió ignorar sus balbuceos, no sabía cómo Todoroki pudo mantenerse sentado correctamente en el taburete todo ese tiempo si apenas podía caminar.

Al llegar afuera, Todoroki se soltó de su agarre, dando un par de torpes y pesados pasos en otra dirección. Midoriya comprendió que se dirigía hacia el aparcamiento en busca de la condenada motocicleta. Casi rodando los ojos, fue a buscarle otra vez. Ahora, tomó el brazo de Todoroki para pasarlo sobre sus hombros y luego volvió a sostenerle por la cintura.

—No puedes ir por tu motocicleta, vas a matarte —Midoriya le reprochó—. Tomaremos un taxi.

—La motocicleta es más rápida.

—Exacto, te matará más rápido.

Todoroki no le contestó, había comenzado a tararear. Prefería que hiciera eso, porque si no comenzaría a reclamar por su motocicleta que estaría varada ahí, al menos, hasta que fuese de mañana.

Se apresuró en conseguir un taxi y ayudó a Todoroki a entrar en el asiento trasero sin golpearse la cabeza con la puerta. Por un momento, se debatió la idea de dejarlo ir solo, sin embargo, eso podría ser peligroso, ¿y qué si el taxista lo secuestraba y pedía un rescate multimillonario? Con esas circunstancias sería más que demandado y las fans de Todoroki querrían cortarle las pelotas.

No, mucho riesgo.

Acabó por meterse en el auto junto a él. El taxista, un hombre entrado en edad, le observó como si buscara indicios de borrachera, Midoriya le sonrió para darle a entender que estaba sobrio y que el único borracho en el taxi tenía cabello bicolor.

—Tu amigo se ve fatal.

—Sip —contestó fingiendo naturalidad.

Estuvo un par de minutos intentando sacarle la dirección a Todoroki, lo único que respondió fue el nombre de un hotel en el centro de la ciudad. Midoriya lo reconocía, varias veces fue a trabajar en ese lugar como periodista y fotógrafo, dado a que muchas de las grandes reuniones de gente importante y famosa se realizaban ahí.

Durante el trayecto, Todoroki no pareció encontrar mejor idea que recostarse sobre su hombro y enredar su mano entre sus rizos. Midoriya prefirió dejarlo estar, aunque el cuerpo de Todoroki era bastante pesado para mantenerlo él solo y la forma en que jugaba con su cabello le hacía cosquillas.

Suspiró pesadamente en un intento de combatir su vergüenza. En la mañana se había levantado con un ridículo pijama de All Might y solo desayunó una dona, y ahora, durante la noche, estaba montado en un taxi con un cantante famoso y borracho camino a un prestigioso hotel.

Demoraron casi cuarenta minutos en llegar. El viaje salió a costa de su propio bolsillo ya que Todoroki solo tenía tarjetas de crédito en la billetera. En algún momento de su vida, se aseguraría de mandarle una carta con su número de cuenta bancaria para que Todoroki le devolviera el dinero que le debía.

Salir ambos del asiento trasero fue un desastre, pero lo consiguieron, más bien, Midoriya lo consiguió porque a Todoroki parecía importarle poco dormir en una cama o en el asiento de un taxi.

—Hola —Midoriya saludó a la joven recepcionista—. Eh, bueno... —Señaló a Todoroki que aún se apoyaba sobre su cuerpo.

Ella parpadeó claramente confundida. Midoriya comprendió que su situación actual era más que sospechosa.

—Hola. Lo lamento —la recepcionista levantó el teléfono fijo de su escritorio—, pero llamaré al señor Aizawa para asegurarme de que tiene permitido pasar, ya sabe, no quiero meterme en problemas.

Y esa era muy buena idea, el tal Aizawa seguramente podría cuidar de Todoroki y su borrachera.

—No, él viene conmigo —murmuró Todoroki, deteniendo a la recepcionista—. No hay problema, yo hablaré con Aizawa.

Midoriya masculló una maldición.

—Está bien, señor Todoroki. Lamento las molestias.

Midoriya supo que no tendría permitido irse tan rápido, lo peor era que técnicamente Todoroki estaba cumpliendo su parte del trato y él debería cumplir la suya. Aún más, era que en sus planes, Midoriya no tenía pensado besarle, solo lo dijo para convencer al músico de salir del club.

Él no acostumbraba besar gente en la primera cita. ¡En primer lugar, ni siquiera tenía citas! Midoriya se alejaba de las relaciones afectuosas como si fueran el cáncer de la sociedad.

Y no, tampoco estaba dispuesto a besar a alguien que jamás volvería a ver.

Demonios.

Llegar a la habitación de Todoroki no fue tedioso gracias a la recepcionista, ya que ella dio las instrucciones necesarias para llegar sin perderse. Midoriya sabía que Todoroki era mucho más que un cero a la izquierda en ese momento, lo único que hizo para ayudarle fue entregarle la tarjeta con la que se abría la puerta de la habitación.

Y a eso no podía llamársele habitación, todo estaba pulcramente ordenado y daba la apariencia de ser un apartamento de lujo. Midoriya debió esforzarse en soltar todo el oxígeno en sus pulmones para no ahogarse, nunca había visto algo así y estaba seguro que jamás lo vería otra vez.

—Creo que voy a vomitar.

— ¿Por qué no me sorprende? —Midoriya preguntó con ironía—. ¿Dónde está el baño?

—Segunda puerta.

— ¿No deberías llamar al señor Aizawa? Él podría ayudarte mejor que yo, además soy un extraño en tu habitación y eso es peligroso.

Todoroki pareció pensarlo un poco.

—No.

¿Cómo diablos Todoroki seguía con vida?

Midoriya abrió la puerta del baño y encendió las luces, nuevamente, todo era tan malditamente lujoso. Todoroki le soltó y comenzó a quitarse la chaqueta de cuero dejando que cayera al suelo, le siguió la camiseta quedando con el torso desnudo. Midoriya supuso que no sentía ninguna inseguridad, Todoroki tenía todos sus músculos trabajados y la sensual "V" en la cadera que pocos hombres conseguían tener.

Cuando retiró la hebilla del cinturón, Midoriya supo que era suficiente de quedarse callado y babeando.

— ¡S-Sigo presente!

Todoroki le observó con pereza y aún así, se quitó el cinturón.

—Suficiente, me marcho —Midoriya alegó—. Espero que pases una linda noche.

—Aún me debes algo.

Debió poner todo de sí para no sonrojarse.

—P-Pero tú debes darte una ducha, apuesto que cuando salgas estarás consiente y te arrepentirás de pedirme ese beso.

Todoroki mordió el interior de su mejilla y desvió la mirada hacia otro lado, como si pensara en lo que dijo.

— ¿Qué me lo asegura? —acabó por preguntar

— ¿Yo?

—Eso no es válido. —Los ojos de Todoroki vagaron por todo su cuerpo hasta llegar a su hombro derecho, donde colgaba la correa de su bolso. Él estiró su mano y atrapó entre sus dedos la correa, jalando de ella y robando su bolso—. Esto sí.

— ¿Q-Qué?

—Garantía. Te lo devolveré al salir de la ducha —contestó como si fuese lo más casual del mundo—. ¿Te quedarás o quieres mirar?

Su rostro enrojeció por sus palabras, no se molestó en contestar y fue directo hasta la puerta.

Condenado.

Esperar por Todoroki era un calvario. Midoriya solo pudo sentarse en el sofá a esperar mientras se preguntaba a sí mismo el valor real de sus pertenencias, si no fuese mucho, él podía dejar todo ahí y seguir con su vida. Pero desde el lunes debería ir a un nuevo trabajo y no podía permitirse perder la cámara a último minuto, también su teléfono estaba ahí, por lo que también quedaría incomunicado.

Incluso, pasó por su cabeza la idea de acercarse a la ventana y lanzarse gritando que le robaron.

La puerta del baño se abrió desprendiendo vapor, Todoroki salió vistiendo nada más que el par de oscuros y gastados jeans, junto a una blanca toalla con la que se secaba el cabello. Midoriya sintió que estaba frente a un Dios que salía del olimpo.

Sip, así de estúpido.

Midoriya carraspeó al momento que se puso de pie, intentando llamar su atención.

—Bien, eh... ¿mi bolso?

Todoroki le dio una mirada de arriba abajo que le hizo cohibirse, como si estuviese juzgándolo con la mirada. Lo que más quería Midoriya era salir corriendo de esa habitación —pero con sus pertenencias— e irse a su apartamento, necesitaba dormir y olvidar esa desastrosa noche.

—Dijimos que el bolso sería una garantía.

—T-Tu lo dijiste, además, ahora pareces en tus cabales. ¿Ya me puedo ir?

Todoroki negó, acortando la distancia entre ellos y poniendo las manos sobre sus hombros. Midoriya no pudo reaccionar antes de que los delgados dedos se escabulleran bajo el cuero de su chaqueta y la deslizara hacia abajo, exponiendo su delgado suéter color crema.

— ¡O-o-oye! ¡¿Qué estás...?!

—Dijiste que me arrepentiría —susurró cerca de su oído, su cálido aliento le hizo cosquillas en el cuello—. Y no lo estoy haciendo, tramposo.

Sus labios rozaron parte de su mejilla, un pequeño contacto que le hizo delirar y apretar los labios. El aroma de su champú era masculino y embriagante, ideal para sentirse rodeado por él. Todoroki deslizó sus manos a través de sus brazos hasta despojarle por completo de su chaqueta.

— ¿Sabes que pronto comenzará la primavera? —Él volvió a hablar en su oído mientras sus manos se colaban bajo el suéter—. Traes mucha ropa.

—S-sigue siendo invierno. —Midoriya se mordió la lengua—. ¡Espera! ¡¿Q-Que intentas hacer?!

—Tocarte.

¿Qué pasaba con esa sinceridad?

Midoriya se incomodó bajo su tacto, sus manos frías oprimieron sobre su abdomen y le acercaron al frente, anulando totalmente la distancia entre ellos. Eso estaba tan mal. ¿Pero por qué no le detenía?

Midoriya acomodó sus manos hacia el frente, sobre el pecho desnudo de Todoroki y empujándole un poco.

—E-Esto está mal, tienes novia, ¿no? —balbuceó, sintiendo como los dedos de Todoroki ejercían un poco más de fuerza sobre la piel desnuda de su cintura—. O-oye...

Un quejido escapó de su garganta en cuanto los labios de Todoroki succionaron sobre su cuello, de forma cuidadosa movió sus labios sobre su piel. Midoriya se estremeció, moviendo la cabeza de forma instintiva para darle más acceso a su cuello, una oportunidad que Todoroki no desaprovechó.

Mierda, mierda, mierda. ¿Qué estaba haciendo?

Lo sintió descender suavemente por su cuello, pequeños y consecutivos besos marcando su piel hasta llegar al bordado del suéter. Izuku suspiró cuando Shoto tomó el borde desde su cadera y quitó la prenda por sobre su cabeza, dejándole solo con la camiseta sin mangas, aunque eso parecía ser suficiente por ahora.

Había una deleitable sonrisa en el rostro de Todoroki, él lucía mucho más descarado, arrebatador. Midoriya reprimió un gemido lastimero entre sus labios antes de abrazar su cuello para acercarle más. Era realmente nuevo y encantador sentirlo cerca, ardiendo. Era fascinante la forma perfecta en que encajaba su cuerpo en el suyo, Midoriya podía deleitarse sintiéndose pequeño entre sus brazos.

Todoroki disfrutó de ver como el chico cedía. Relamiéndose los labios, volvió a dejar un regadero ardiente de besos en su cuello, mordisqueando juguetonamente un par de veces. Era su forma de contenerse para no besarle, en el momento que lo hiciera su juego estaría acabado.

Sus manos dejaron de tocar la cálida piel bajo la camiseta de Midoriya. Anhelando y buscando la forma de sentirle más cerca, le levantó por los muslos, manteniéndole firme contra su cadera. El pequeño chico jadeó ante su movimiento y enredó sus piernas sobre su cintura, entregándose a sus caricias.

—E-Espera, soy pesado —Midoriya balbuceó, completamente nervioso por la forma en que era sostenido, si no se aferraba al duro cuerpo de Todoroki, caería al suelo, lo mismo sucedería si él soltaba el agarre que tenía sobre sus muslos. Nunca antes había estado en una situación igual, nunca antes se había sentido tan abrumado y deseado.

Todoroki entrecerró sus ojos, cada vez que sus miradas conectaban Midoriya parecía perder el aliento.

— ¿Quién te dijo esa mentira?

Midoriya quiso protestar, pero la presión de sus labios contra los suyos le hizo callar. Cerró los ojos instintivamente, permitiéndose disfrutar del momento y como las manos del hombre se apretaban de forma íntima sobre él . El pequeño mordisco en su labio inferior le hizo suspirar y abrir la boca, dejando a Todoroki besarle con profundidad. No había rastro del sabor a whisky viejo que él había estado bebiendo, solo la frescura de la menta, Izuku supuso que ya tenía todo planeado desde antes.

De algún modo, Todoroki se las ingenió para llevárselo hasta la cama y sentarse en ella sin despegarse de sus labios. Pudo jurar que su cerebro se desconectó por completo, todo en lo que podía pensar era en lo bien que se sentía, en lo mal que estaba seguirle el juego, pero no se detenía.

Adrenalina y adicción.

Todoroki le giró y le hizo caer sobre la cama, un pequeño momento en el que Midoriya pudo respirar con dificultad y con las mejillas rojas. Su cabeza reposaba sobre la suave almohada y sus cabellos se desparramaron sobre la blanca superficie.

—Eres encantador.

Las suaves palabras fueron susurradas para Midoriya, volviéndole ansioso y desesperado por más de su afecto. Poniendo ambas manos sobre sus fuertes y desnudos hombros, tiró del cuerpo de Todoroki para capturar sus labios otra vez.

Midoriya comenzó a perder la noción del tiempo, no le importaba, solo quería seguir sintiéndose cálido y añorado, quería seguir sintiendo la forma en que se conectaban y entregaban sin problemas. Una química y atracción indescriptibles, sentimientos que afloraban en su pecho y explotaban como estrellas en su cuerpo.

Todoroki dejó caer su cuerpo sobre el suyo, apretándole entre el blando colchón y su duro cuerpo, Midoriya jadeó e intentó removerse, poniéndose inquieto. Todoroki rio despacio, como si le hiciera gracia su reacción.

—Tranquilo —musitó suavemente mientras plantaba un dulce beso en su cien—. Nadie va a devorarte.

—Y-Yo debo... debo...

—Duerme. —Todoroki despejó su frente de sus rebeldes rizos para plantar otro casto beso—. Gracias por cumplir tu promesa, ángel, hada, duendecillo o cual sea el ser mágico que eres.

—P-pero...

—Dulces sueños.

Paren el fic, me quiero bajarjsjrasnivnsfdlbjlnvsjknbv

Ya, todo okay, todo bien, me relajo. ¡Hola, tribu! ¿Cómo han estado? Yo he estado releyendo esto y juzgandome a mi misma por publicarlo xD Diganme, ¿qué les está pareciendo? Porque realmente me siento muy, demasiado, bastante nerviosa. Siempre me sucede lo mismo con los nuevos fics, lo siento mucho :C

Los primeros ocho capítulos son, más bien, una introducción a la historia, por ello han de estar un poco flojitos, creo. Sin embargo esto va para largo, está todo fríamente calculado de principio a fin, como siempre, así solamente quedará escribir los capítulos siguientes. Aunque los primeros siete capítulos de esto los escribí hace dos meses jajaja.

Les doy muchísimas gracias a todos los que leen, votan y comentan, me alegran muchísimo :'C Una Toku sin la tribu es como un pan sin harina de trigo (?

¡Un besotote y un abrazo! ¡Nos vemos el próximo miércoles!

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