Capítulo 19
Todoroki apenas sintió el oxígeno llegar a sus pulmones cuando Midoriya se recostó sobre su hombro. Su cabello era suave y esponjoso cual algodón de azúcar y su aroma era dulce. Todoroki sabía que estaba comportándose como un absurdo adolescente enamorado, emocionándose por la mínima cercanía de Midoriya, y por todos los cielos ese no era el momento para volverse así, se suponía que debía buscar una manera de consolar a Midoriya, no fantasear con revolver su cabello otra vez.
—Todoroki... ¿realmente quieres escucharme? —La pregunta de Midoriya rompió todos sus absurdos pensamientos y le devolvió a la tierra. Izuku sonaba a amargura y tristeza profunda, casi como una pieza de cristal a nada de romperse en cientos de pedacitos—. ¿De verdad quieres escucharme?
Por supuesto que quería. Cada día que pasaba junto a Midoriya se volvía ameno, no había recuerdos dolorosos que le perseguirían antes de dormir, había calidez y anhelos suaves de los que solo podía presumir un amor de verano. Midoriya regalaba felicidad y Todoroki no podía estar en paz sabiendo que fantasmas del pasado le atormentaban. Todoroki quería mitigar el peso que Midoriya cargaba sobre sus hombros, sanar a ese chico desde la raíz y lograr que su sonrisa se volviera permanente.
—Quiero hacerlo.
—Es un poco penoso porque... tú tuviste una vida muchísimo más dura y aun así fuiste fuerte para avanzar, ni siquiera puedo compararme contigo. —Todoroki pudo jurar que dijo todo eso con un puchero en sus labios—. Perdón si crees que soy un niñito débil.
—¿Debemos comparar quién estuvo peor? Esto no es un concurso, Midoriya.
—Pero...
—No voy a juzgarte por nada. —Todoroki le reprochó—. Burlarse del dolor ajeno no está en mi lista de diversiones.
Midoriya rió hermosamente bajo.
—Desde pequeño fui un poco marginado.
—¿Tú?
—¿Por qué te oyes tan sorprendido?
—Tienes problemas para hablar con el resto, pero eres amable.
—Eso no fue suficiente para llevarme bien con los demás. Era bajito, delgaducho y vivía solo con mamá. Para el resto de niños era un blanco fácil de molestar, aunque jamás pasaron de los empujones y quitarme las crayolas de colores. —Aunque era algo tonto, Midoriya parecía realmente enfadado por sus crayolas—. El resto fue normal, mamá se preocupaba de su rol a la perfección y también cubría el rol de mi papá porque trabajaba en Estados Unidos y apenas se aparecía para navidad.
Todoroki comprendió por su tono de voz que no sentía un gran afecto por su progenitor, en cambio sí un gran amor por su madre.
—Crecí rodeado de las mismas personas y nunca tuve problemas muy grandes, pasaba malos días, pero era feliz viendo caricaturas, leyendo comics o tocando el piano. Luego pasé a la escuela media y supe que no era como los demás, mientras todos alababan la belleza de las chicas yo suspiraba por un compañero de clases. No le di mucha importancia... hasta que me declaré. Fue tonto y completamente innecesario, ambos estábamos encargados de limpiar el salón de clases y simplemente lo solté sin pensar en las consecuencias. Él no respondió nada y me dejó solo.
Todoroki no pudo evitar imaginarse a un pequeño Izuku apenas entrando en la adolescencia, algo patoso por estar en la época más problemática del ser humano, pero repleto de buenos deseos y enamorado, con el amor infantil dulce que no tenía segundas intenciones... pero siendo rechazado escuetamente.
—En un principio dolió... luego dejé de pensar en ello, sabía que resultaría de esa manera por lo que decidí seguir adelante. Para él no fue así y se lo contó a sus amigos, prontamente todo el salón estaba enterado. —Izuku tiró nerviosamente de sus mangas, Shoto temía que volviera a llorar—. Nunca me llevé bien con los demás, por lo que creí que nada cambiaría... pero para ellos enterarse de mi orientación sexual fue una bomba detonante y todos comenzaron a cuestionarme o burlarse de mí.
—¿Bakugou fue uno de tus compañeros? ¿O era...? —Shoto dejó la pregunta sobre el aire incapaz de continuar.
—No era quien me gustaba, Bakugou solo era su mejor amigo. —El suspiro que brotó de sus labios fue pesado. Todoroki no debería sentirse aliviado, definitivamente no, pero lo estaba. Saber que Midoriya jamás gustó de Bakugou fue más calmante de lo que creyó, aunque no conseguía quitar su incomodidad—. Como sea, desde ese momento todo comenzó a caer en picada, las humillaciones aumentaron a pasos agigantados y también llegaron a golpearme sin motivos. Pero nada fue tan denigrante como utilizarme bajo amenazas, el chico que me gustaba y su grupo de amigos acabó volviéndose mi peor pesadilla, ellos me obligaron a hacer un montón de cosas para su deleite, y si yo me negaba... amenazaban con decirles a mis padres. Tenía tanto miedo... la sociedad me veía como una atrocidad, un fallo, que mis padres me vieran de la misma manera me derrumbaría por completo.
Todoroki nunca deseó tanto golpear a alguien en su vida, pero ahora lo hacía. Midoriya no tuvo la culpa de ninguna manera, y esos pequeños hijos de puta le hicieron creer que sí. ¿Qué culpa tenía el pobre chico de enamorarse?
—Bajo todo eso acabé la escuela media, pero cambiar de ambiente no ayudó. Hubo personas que conocía que acabaron en la misma escuela que yo, así que los rumores sobre ser gay se expandieron rápidamente. Ya no existían los abusos ni las humillaciones, pero sí los malos comentarios y la marginación. —Midoriya tuvo que recuperar el aliento y Todoroki acarició su espalda en un intento por darle consuelo—. Esto será muy vergonzoso de contar.
—¿Él qué?
—La primera relación que tuve. —Midoriya habló bajito—. No sé si pueda contar como relación, fue demasiado forzada y desastrosa.
—A esa edad la mayoría de los hombres son estúpidos.
—Fue una chica.
—Oh. —Todoroki intentó recuperarse del shock mental—. Espera, ¿qué?
No lo logró.
Midoriya gruñó por lo bajo.
—Conocí a Himiko porque era tan marginada como yo, ella era un tipo de persona inusual y la mayoría pensaba que estaba loca, pero conmigo era muy atenta y acabó volviéndose mi única amiga en la escuela. Gracias a ella mi vida mejoró un poco, Himiko me incitó a decirle a mamá que me gustaban los chicos y ella dijo que no importaba, que era su hijo y nada cambiaría el amor que sentía por mí —su voz se volvió cargada de ternura. Todoroki sabía perfectamente del amor que Midoriya sentía por su madre, era obvio, cada día se preocupaba de llamarle y asegurarle que estaba bien—. Aunque empeoró cuando papá volvió, él estaba preocupado porque no estaba interesado en las chicas, no era como los demás chicos de mi edad. Estaba asustado y mamá también, ambos prometimos no decirle nada a papá. Himiko me propuso tener una relación, en el mejor de los casos yo me enamoraría de ella y los demás dejarían de tacharme de marica, y más importante, papá estaría orgulloso.
—Eso no funcionó.
—Forzar el amor nunca funciona. Me sentía asqueado de mí mismo, no me gustaba fingir delante de los demás, y lo peor era que Himiko estaba cada día más obsesionada con ser una pareja real. Había pasado casi un año y ya no quería seguir, terminé con ella y no se lo tomó bien. —Midoriya sabía que no debía seguir con una relación que no iba hacia ningún lado. Su vida no mejoraba por ningún aspecto, así que finalmente decidió que vivir con el rechazo de los demás era menos doloroso que vivir rechazándose a sí mismo—. Quise decirle la verdad a mi papá, fue una suerte para mí que viniera de visita unos días. Durante ese tiempo aun gustaba de tocar el piano y planeaba tocar en un pequeño concurso que harían en la ciudad, pensaba en contarle a mi papá mi gusto de los chicos después de esa noche, para que el orgullo que sentía por mí amortiguara el golpe.
—¿Qué sucedió?
—Antes de poder subir al escenario hablé con mi papá, él enfureció terriblemente y se negó a tratarme como un hijo. Él engendró un hombre, no un... un...
En cuanto Todoroki le escuchó balbucear al borde del llanto sus manos se movieron por si solas, sosteniendo al chico entre sus brazos, cerca. Midoriya se aferró a él en un instante, ahogando un sollozo angustiado entre sus apretados labios.
—No es necesario que digas más si no puedes hacerlo, Midoriya. Puedo esperar todo el tiempo que necesites. —Todoroki no comprendía porqué tantas palabras salían de su boca, tal vez era culpa de su corazón angustiado cada vez que Midoriya se derrumbaba. Solo quería detener el malestar dentro de ese chico pecoso.
—G-Gracias, pero es injusto... tú fuiste capaz de decirme tanto y yo soy tan patético que-
—No eres patético.
—Soy llorón.
—Los héroes también lloran, Midoriya.
Midoriya no podía dejar de preguntarse cómo era posible que Todoroki dijera las palabras correctas para calmarle. Definitivamente debía prepararle más soba frío, pero sabía que aunque preparara ese platillo por la eternidad jamás sería suficiente para representar lo agradecido que se sentía.
—Mis padres se divorciaron —optó por seguir relatando. No debería sentirse avergonzado, todo lo que pasó le volvió quien era ahora—. Mamá decidió que su amor por mí era más fuerte que el que sentía por papá. Él me culpó por el divorcio, y aunque mamá dijera que no, pensé durante mucho tiempo que era el culpable. Vendimos el apartamento y nos mudamos a Tokio, allí tomé el curso de periodismo y conocí a Ochako.
—¿La demonio personal?
—Es el mejor demonio que pude tener. —Midoriya rió por lo bajo. Uraraka era una chica animada, a veces un desastre porque hablaba de más y hacía varias cosas por impulso, pero era una gran amiga y siempre fue incondicional—. Ella me ayudó a acercarme a mis compañeros de clase. Gracias a eso conocí a mi primer y último novio. Shinso era muy amable conmigo a pesar de ser algo serio, comenzamos una relación casi secreta, sus padres sentían un profundo desprecio hacia las relaciones homosexuales, y él temía que sus padres le repudiaran.
—Eso es demasiado problemático.
—Mucho. Sobre todo porque él quería cumplir con las expectativas de sus padres. Por ello nuestra relación acabó fracasando. Un chico de nuestro salón nos descubrió besándonos, comenzó a esparcir el rumor y cuándo nos preguntaron directamente decidí echarme la culpa, dije que era gay y que tuve el atrevimiento de besar a Shinso sin su permiso. —Midoriya hizo una mueca. Aun recordaba la adrenalina de ese momento, temió demasiado por lo que sucedería con Shinso y antes de poder frenarse estaba soltando una historia burda sobre un beso robado. Para Midoriya fue lo correcto, él tenía el apoyo de su madre, Shinso no tenía nada, era él quien necesitaba salvarse—. Cuando dije que quería romper no protestó, según él me debía demasiado.
—Eso fue cobarde. —Todoroki frunció el ceño. A él jamás le importó la opinión de los demás, ni siquiera la opinión de sus padres tuvo algún tipo de valor cuando tomaba sus decisiones. Por ello no podía entender a las personas que se esmeraban demasiado por cuidar las apariencias.
—No lo sé. Pero creo que gracias a lo que sucedió encontró valor, porque tiempo después decidió decirlo y dejar de callar.
—¿Mantuviste contacto con él?
—Aun lo hago. A veces charlamos por mensajes, pero no le he visto durante un tiempo.
Todoroki no tuvo más preguntas. Ahora podía comprender en muchos aspectos la realidad de Midoriya, era obvio que después de todo lo que sucedió temiera tanto de los demás. Para él, todas las personas a su alrededor eran una amenaza que en cualquier momento podrían dañarle. Midoriya vivía alerta mirando por encima de su hombro, asegurándose de no acercarse demasiado y no confiar fácilmente.
Saber que Midoriya tuvo el gesto de contarle gran parte de su vida era gratificante y decepcionante a la vez. Le gustaba creer que Midoriya confiaba en él, pero tristemente sentía que le arrancaban las alas de cuajo. Ganarse la confianza de Midoriya era una cosa, ganarse su amor sería muchísimo más difícil. Al igual que Todoroki, estaba herido y desilusionado, para ellos el amor era una forma idílica sacada de cuentos de hadas y fantasías rotas del ser humano.
Y Todoroki era el primero en estar sintiéndolo, aún no sabía si era real o cuestión de tiempo para desencantarse, pero prefería no pensar en ello.
No sabía qué haría con sus sentimientos y los de Midoriya.
Un hipido le sacó de sus pensamientos como un tren de carga. Rápidamente se concentró en Midoriya y pudo escuchar cómo intentaba ahogar su llanto con ambas manos sobre su boca.
—¿Estás llorando?
—¡S-Sudo por los ojos! —Midoriya balbuceó—. ¡Lo siento tanto! No puedo dejar de sentirme preocupado, temo que la gente me vea junto a ti y acaben malentendiendo.
—¿Por qué? Si te soy sincero me ayudaría muchísimo, pasaría de ser el cornudo del año a solo un tipo con un novio lindo.
—Oh, por favor. —Midoriya se removió ligeramente mientras intentaba limpiar sus lágrimas—. No es necesario que te esfuerces por hacerme sentir bien.
—No me esfuerzo. —Todoroki frunció el ceño con extrañeza, era demasiado perezoso como para hacerlo.
Midoriya se alejó de sus brazos para poder verle de frente. Parecía que quería decir algo con mucha seriedad, pero Todoroki solo pudo concentrarse en sus ojos acuosos y la nariz ligeramente sonrojada, ambas pruebas de su llanto.
—Me preocupas, Todoroki. No puedo dejar de pensar en que alguien nos verá juntos y terminen humillándote. ¿Por qué no puedes pensar en eso?
Por todos los cielos, Todoroki debería ser el que se preocupara por eso, no Midoriya.
—No lo pienso porque no me importa. Durante todo el día me he divertido contigo, ni siquiera pensé en que podrían vernos juntos o que sucedería.
Midoriya debió controlar el temblor en su boca. Visitar París era maravilloso, pero preocuparse por cuanta gente se le quedaba viendo no lo era. Se sintió estúpido. Pudo pasar todo el día disfrutando de la compañía de Todoroki, pero en su lugar se concentraba en detalles que ni siquiera tenían importancia para el cantante.
—Perdón... yo solo... lo arruiné.
Todoroki suspiró pesadamente.
—No lo hiciste.
—¡P-Puedo preparar soba como compensación! Tú solo dime y... no tendré problemas en hacerlo.
—Escucha a las personas cuando hablan. —Todoroki presionó un dedo contra su entrecejo, callando a Midoriya—. No hiciste nada malo. Fue un buen día.
Midoriya no pudo evitar pensar que él estaba tratándole como un cachorro, solo faltaba que le diera un par de palmaditas en la cabeza por ser un buen chico y pronto tendría una correa en su cuello.
La idea fue demasiado extraña, pero le divirtió. Todoroki no era el mejor tratando con los demás, pero se esforzaba por él. Sintió un cosquilleo agradable en su pecho debido a la ternura.
—Quiero volver, Todoroki.
El retorno al hotel fue más tranquilo de lo que esperó. Midoriya no habló mucho durante el trayecto y Todoroki no encontró palabras para iniciar una conversación, así que solo se quedaron en un cómodo silencio.
Una vez en el hotel convenció a Midoriya de quedarse en su suite, y aunque en un principio se negó por vergüenza, aceptó quedarse cuando le explicó que no estaría allí durante un tiempo y que podría hacer lo que quisiera en esas horas.
Todoroki necesitaba hacer algo importante y esa vez no se trataba de un impulso bruto. Lo pensó varias veces y llegó a la misma conclusión, no podía dejar pasar esa situación otra vez. Pero necesitaba ser racional, si quería abordar ese tema con cierta persona lo haría con cuidado. Su paz mental dependía de ello.
Kirishima le envió un par de mensajes para que ensayara con ellos, les habían asignado un pequeño estudio para sus prácticas y era obvio que sus amigos pensaron en aprovecharlo. Todoroki pensó en negarse, pero antes de darse cuenta ya estaba frente a una gran puerta de mármol.
—¡Hombre, bienvenido! —Kirishima preguntó en cuanto entró en la habitación. Su amigo tenía su bajo conectado a un amplificador y tocaba despreocupadamente un solo—. Te envié demasiados mensajes y solo respondiste uno.
—Perdón.
Todoroki barrió su mirada por sobre la sala, el espacio era algo reducido, pero era suficiente para que los tres pudieran tocar con comodidad. Los instrumentos estaban ordenados y la batería estaba en una de las esquinas. Aunque esperó ver a Bakugou en el taburete tras el gran instrumento de percusión, él no se encontraba por ningún lado.
—¿Y Bakugou? —preguntó mientras se decidía por una de las guitarras.
—¿Blasty? Viene pronto. Dijo algo sobre puta garganta, así que deberíamos suponer que fue por algo de beber. —Kirishima sonrió, era obvio que la actitud y la jerga que utilizaba Bakugou se le hacían divertidísimas—. ¿Le necesitas para tocar algo?
—No.
Realmente no debería necesitarle para nada en ese momento. Todoroki se prometió a sí mismo que respetaría la decisión de Midoriya, él se estaba esforzando por no dañar su amistad con Bakugou y era un acto honorable de su parte. Pero Todoroki no podía quedarse callado si una injusticia ocurría delante de sus ojos. Más de alguna vez Bakugou trató despectivamente a Midoriya. Puede que para todos fuese algo normal, el baterista nunca tuvo un buen trato con los demás, pero para Todoroki que sabía una pequeña parte de lo sucedido era más que injusto, era deplorable.
Bakugou no tenía el derecho de seguir pisoteándole.
Se sentó cerca de Kirishima y después de afinar la guitarra comenzó a tocar libremente, solo quería distraer su mente con algo y encontrar un poco de tranquilidad.
—¿Piensas componer algo nuevo?
—Sí. Ah, no es una marcha fúnebre, por cierto.
—Contaba con ello, amigo. —Kirishima dejó de tocar el bajo para prestarle atención—. Pareces estar recuperando la inspiración, ¿qué pasó?
Izuku Midoriya. No debía ni pensar en la respuesta, porque desde que él entró en su vida la inspiración volvió. Sabía que la mayoría de artistas aludían sus trabajos a una musa, una persona que lograba darles la inspiración necesaria para realizar obras majestuosas. Todoroki no creía que una persona podría lograr algo en él, ahora se daba cuenta de lo ciego que estaba.
Midoriya le regalaba inspiración.
—Estoy feliz, creo.
—Woah. Eso es inusual. —Kirishima le vio con presunta sorpresa, pero pudo notar cierto tono pícaro en su voz—. ¿Ayudó pasar el día con Midoriya?
Todoroki asintió.
—Es agradable y hablar con él es sencillo. —Aparte de que poseía una bonita sonrisa y actuaba como un solecito—. Además no me arrastra a hacer estupideces.
—¡Gritar desde la torre Eiffel parecía una buena idea!
Todoroki sacudió la cabeza. Kirishima jamás cambiaría.
La puerta fue abierta de golpe, Bakugou apareció bastante enfadado y con una lata de gaseosa en la mano. Como era de esperarse él no saludó, solo pasó por su lado y se acercó hacia las baquetas que dejó olvidadas sobre un mueble.
—Como sea, ¿fueron al restaurante cincuenta y ocho?
—Sí. Aunque por poco se desmayó al saber dónde quedaba, no le dije que estaba en la torre.
—¿Volviste a salir con él? —Bakugou le interrumpió mientras hablaba, Todoroki dejó de tocar inmediatamente, pero sus dedos presionaron las cuerdas con fuerza—. Deberías recordar que es un periodista, bastardo.
—¡Oh, vamos! Midoriya es demasiado bueno, Blasty. Es obvio que no hará nada para perjudicar a Todoroki.
De hecho, Midoriya se preocupaba más por su bien estar que el propio Todoroki. Su nivel de bondad era exorbitante y siempre intentaba hacer lo mejor posible cuando trataba con los demás.
Era imposible encontrar maldad en ese chico pecoso.
—¿No te bastó con que Yaoyorozu te jodiera?
Debió soltar las cuerdas de la guitarra para que no cedieran ante la presión de sus dedos. Volteó para encarar a Bakugou, aunque se mantuvo impávido, sin dejarse llevar por el inminente repudio.
—¿Eso tiene algo que ver contigo?
Bakugou alzó una de sus cejas. Su comentario no le hizo ningún tipo de daño, al parecer.
—Eres un idiota.
—Podrías dejarme ser un idiota y ya. —Todoroki bufó—. ¿Sabes? No recuerdo pedir tu opinión.
Si lo pensaba objetivamente, Bakugou no tenía ningún tipo de derecho para recriminarle nada. Normalmente él decía comentarios mordaces y criticaba sus decisiones, pero, ¿por qué?
—¡Hey! Esto está descontrolándose extrañamente, ¿qué tal si nos calmamos? —Kirishima trató de cesar la discusión que poco a poco estaba formándose—. Podemos hablarlo luego con tranquilidad.
Todoroki se puso de pie y desconectó la guitarra del amplificador, no debió venir si sabía que podía comenzar una pelea, lo mejor sería marcharse.
—¿Vas a irte? ¡Vaya madurez!
—A diferencia de ti, quiero hablar con la cabeza fría. —Existía un montón de palabras que podría decirle a Bakugou en ese preciso instante, pero decidió contenerse—. Podemos discutir esto cuando dejes de ser un imbécil.
En serio estaba conteniéndose.
—¡Todoroki! —Kirishima le hizo señas con las manos para calmarle.
—¡Cállate, Kirishima! Si este bastardo tiene algo que decirme puede hacerlo. —Bakugou le miró ferozmente, casi como un desafío que Todoroki por poco tomó, pero se contuvo otra vez pensando en Midoriya y lo triste que estaría si peleaba con Bakugou. El chico pecoso pensaría que fue su culpa—. ¡¿Entonces qué?!
—Dije que no discutiría contigo ahora.
Bakugou apretó los dientes. Todoroki sabía lo orgulloso que era, así que esperaba un insulto de su parte para coronarse como vencedor en esa discusión estúpida.
—Como sea. Ve y métele la polla a ese marica si es lo que quieres.
—¡Bakugou! —Kirishima protestó—. ¡¿Cómo dices eso?! ¡Discúlpate, idiota!
Antes de poder evitarlo Todoroki se acercó a Bakugou y le dio un duro puñetazo en la quijada, provocando que el baterista retrocediera dos pasos para no perder el equilibrio. Ninguno de ellos se esperó el golpe, ni siquiera el propio Todoroki, porque pocas veces recurría a la violencia.
—¡No te atrevas a llamarle así de nuevo, maldita sea! ¡¿Qué tan hijo de puta debes ser con él para que sea suficiente?!
En ese momento se dio cuenta de que ya no podía mirar a Bakugou de la misma manera, y es que verle a la cara le recordaba a Midoriya, el tranquilo chico completamente desecho en un callejón, llorando con todo el dolor de su alma y claramente desesperado, pensando en aquella época donde todos le dañaban. Las manos de Midoriya aferrándose a su camiseta como si la vida se le fuera en ello, su llanto ahogado cargado de dolor... serían cosas que jamás podría olvidar.
Bakugou no tardó nada en recuperarse y hacerle frente, tenía una marca roja en la mejilla izquierda y parte del cuello, pero ni siquiera se molestó en cubrírsela.
—Entonces te lo dijo todo, ¿no? —Bakugou dijo sus palabras entre dientes, pero manteniendo una sonrisa arrogante en los labios—. ¿Te contó sobre cómo nos burlamos de él?
—No me dijo absolutamente nada sobre ti, pero basta con sacar conclusiones.
Bakugou rió por lo bajo sin la mínima pizca de gracia.
—¿Piensas que me creeré eso? Le hice pasar por demasiada basura, ¡es obvio que querría vengarse de mí!
¿Y cómo podría? Midoriya odiaba ser tratado con lástima, lo único que quería era ser una persona normal y disfrutar de días felices sin ser enemigo de su propia mente. La única razón que tuvo para contar su pasado fue la propuesta de Todoroki, de otro modo, seguramente no se hubiera enterado jamás de lo sucedido.
—Midoriya no dijo nada.
Sus palabras no tuvieron valor alguno para Bakugou.
—Me encargué de hacer pedazos su orgullo, derramé todo tipo de mierdas sobre él mientras le obligaban a sonreír, recibió palizas cada día, robaban su dinero y nadie dijo una palabra para frenarlo. —Bakugou farfulló sus palabras sin arrepentimiento—. ¡Dime, Todoroki! ¡¿Qué piensas de mí ahora?!
—Que no eres lo que yo creía.
La sonrisa de Bakugou se debilitó hasta perderse. Estaba esperando que Todoroki le recriminara, que le dijera lo podrido que estaba y lo imperdonable de sus actos, pero el cantante se mantuvo tan estoico como siempre.
Todoroki contuvo un suspiro entre sus labios antes de dirigirse hasta la puerta para salir, pero antes de hacerlo dijo una frase por encima de su hombro.
—Lo único que lamento es saber que rompí la promesa que le hice. Midoriya me pidió que no me afectara, pero me fue imposible no hacerlo.
La puerta se cerró sentenciando una ruptura que sería demasiado difícil de superar.
Tal vez insuperable.
—Bakugou. —Kirishima le llamó suavemente. Él se mantuvo callado mientras el desastre se desataba entre ellos, pero era obvio que se encontraba igual o más decepcionado que Todoroki.
Bakugou desvió la mirada para no encontrarse con los ojos de Kirishima. Lo que menos necesitaba en ese momento era su preocupación, porque era muchísimo más consciente de que no lo merecía.
La vida fue demasiado bondadosa con un tipejo como él, quien definitivamente no merecía ninguna de las brillantes oportunidades que recibió. No merecía triunfar por sobre los demás cuando trataba a todos como una piedra en su camino, no merecía la amistad de Todoroki cuando no hacía más que ocultarle todo, y por supuesto que no merecía la atención de Kirishima si no era capaz de tomarle a él y sus sentimientos en serio.
Había hecho muchas cosas mal y parecía que ese día el karma tocó su puerta para golpear su orgulloso trasero.
—Tú también debes pensarlo, ¿no? —Kirishima ni siquiera fue capaz de responderle—. Solo vete, Eijiro.
Y aunque Kirishima quería quedarse supo que no podría hacerlo, no si su cabeza solo pensaba en lo sucedido con Midoriya y lo que Bakugou hizo en el pasado.
—Si me necesitas...
—Tú solo ven a mí si crees poder mirarme a la cara otra vez.
Bakugou esperó pacientemente hasta que Kirishima le dejó en completa soledad. Se apoyó sobre la pared y se dejó caer hasta el suelo. ¿En qué momento se volvió tan patético?
Era ridículo.
¡Hola, Tribu! Al fin pude traerles la actualización. Sé que dije en mi muro que era para mañana, pero en Chile son las 00:25 y técnicamente ya es mañana. xD
¡Les quiero recordar que está prohibidísimo insultar a los personajes! Al inicio del fic dije que todos tenían sus problemas y razones para actuar como lo hacen y ya pronto le tocará a Bakugou.
No me decidía por una chica para Midoriya, luego recordé que Himiko es una loca acosadora y me pareció más coherente ponerle a ella. ¡Les recuerdo que esto es puro TodoDeku así que estos son datos sin importancia!
¡Quiero enviar mucho amor para todos los que siguen apoyando Mutis! Me hace muy feliz que les guste este fic, sinceramente, creo que es mi favorito de escribir. (uwu)/
La canción para este capítulo es:
https://youtu.be/9LJ1dJVCMY8
¡Nos vemos en la próxima actualización!
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