Capítulo 17
La cabina de pasajeros del avión se mantuvo en iluminación baja para que pudieran dormir en el transcurso del viaje. Tomaron el vuelo de Dublín hacia París a las seis de la mañana, por lo que no durmieron mucho durante la corta noche.
Todoroki pensó que podría dormir las horas que necesitaba, pero en cuanto el avión despegó descubrió que no podía conciliar el sueño y parecía ser el único. En los asientos del lado Kirishima y Bakugou se durmieron a minutos de despegar y Midoriya, quien era su compañero de asiento, estuvo murmurando algunas cosas antes de caer profundamente dormido sobre su hombro.
Se resignó a solo escuchar música con sus audífonos y disfrutar del aroma a manzana y canela del champú de Midoriya. Sería un largo tiempo en que intentaría no enredar sus dedos en su melena rizada. Midoriya tal vez necesitaba un corte de cabello, pero Todoroki no lo creía así. Sus rizos enmarcaban su rostro redondeado y le sumaba puntos a su encanto. Si era sincero, sentía cierta debilidad por él cuando tomaba su cabello en una coleta baja y utilizaba sus lentes de descanso. El joven chico parecía tan juvenil y refrescante que era difícil de creer.
No sabía en qué momento Midoriya comenzó a gustarle tanto. Podría pensar que era una cuestión de primera vista, pero la primera vez que le vio fue en el bar y sus recuerdos de borracho no le permitían decirlo.
Suspiró pesadamente mientras intentaba alejar todos esos pensamientos confusos que, de algún modo u otro, acababan llegando hacia las palabras de Yaoyorozu. Ella le suplicó darse una oportunidad. Buscar el amor. Y por más aterrado que estuviera debía confesar que sus sentimientos por Midoriya iban más allá de un simple querer conocerlo.
Podría estar cayendo en el amor por culpa de Izuku Midoriya.
Y asustaba.
Nunca se había sentido tan angustiado antes, ni siquiera cuando se trataba de mutis o su herido pasado. Era la primera vez que sentía algo tan embriagante como eso y no sabía cómo debía actuar, mucho menos con Midoriya. Su escritor no tenía ni la menor idea de lo que provocaba, era demasiado inseguro y no se apreciaba a sí mismo, Todoroki quería decirle que no era cierto, probarle que era una persona maravillosa y que podría tener el mundo en la palma de su mano, aunque no podía hacerlo sin poner sus sentimientos en evidencia.
Midoriya estaba destinado a ser una persona pasajera en su vida, una vez terminada la gira sus caminos se separarían a niveles absurdos. Midoriya era un joven chico que trabajaba para una prestigiosa editorial y Todoroki era un cantante famoso que estaba a nada de quebrarse por culpa de un síndrome. No había forma en el universo de que algo entre ellos funcionara, pero por primera vez en su vida quería hacer algo en contra de eso.
¿Podría hacerlo? Porque a cada minuto perdía un poco de cordura. Aún se sentía estúpido por asustarse al verle con Melissa, sabía que Midoriya era gay y aun así lo hizo. Era completamente normal que Midoriya se acercara a otras personas, pero Todoroki sintió algo de miedo, no quería ser dejado de lado por él.
Usualmente creía que estaba bien ser olvidado por los demás, no le importaba. Ni siquiera la persona que más amó se quedó a su lado, la vida daba vueltas estúpidas y Todoroki creyó estar preparado para cada una de ellas.
Pero no quería alejarse de Midoriya.
—¿Todoroki? —Midoriya susurró en su hombro, incorporándose en su asiento y tomando distancia—. Perdóname, me quedé dormido, ¿aún no llegamos?
Todoroki debió tragar la angustia en su garganta antes de hablar.
—No debería faltar mucho, llegaremos a las nueve de la mañana a este paso.
Midoriya asintió lentamente mientras bostezaba, Todoroki pudo notar que aún tenía sueño.
—¿No has podido dormir? —Midoriya preguntó y Todoroki solo negó en respuesta—. Deberías hacerlo, Todoroki. No sería bueno que pases todo el día somnoliento mientras visitamos París, sería un mal recuerdo para ti.
Por supuesto que no sería un mal recuerdo si estaba a su lado. Ambos decidieron que ese era el mejor día para visitar París juntos, no se filtró la información de cuándo llegaría a París, así que no tendría a fanáticas o reporteros tras su cabeza. Podrían pasear tranquilamente y si era reconocido sería por pocas personas que podría manejar con facilidad.
—Espera, si te sientes mal será mejor que descanses, no quiero que te pase algo malo.
—Puedes estar tranquilo, Midoriya. No es necesario exagerar. —Todoroki le calmó—. Realmente no quiero dormir, no estoy cansado.
Midoriya entrecerró sus ojos.
—No me mientas. Dijiste que odiabas hacerlo, ¿no?
Odiaba mentir, pero si quería mantener a Midoriya a salvo necesitaba hacerlo.
—Seamos justos, tú también estás cansado. —Todoroki picó su nariz con un dedo, provocando que Midoriya se sacudiera—. Debes aprender a escuchar tus propios consejos. Eres tú quien debería dormir un poco.
—Tramposo. Yo he dormido, tú no.
Todoroki no pensó en seguir discutiendo con su escritor de pecosas mejillas. Tan solo alzó su mano y volvió a poner la cabeza de Midoriya en su hombro, retomando la posición que tenía antes de despertar.
—¡Hey...! ¿Todoroki? ¿Q-Qué se supone que estás? —Midoriya dejó de balbucear al sentir que Todoroki se apoyaba sobre él—. N-No soy una almohada.
—Ujú. Gracias por la aclaración.
Sintió a Midoriya removerse ligeramente. El chico parecía haberse resignado a ser su almohada personal por lo que quedaba de viaje.
—¿Estás cómodo? —le escuchó preguntar.
—Claro.
Midoriya bufó.
—¿Podrías darme uno de tus audífonos? Se siente extraño hablar sin saber si me escuchas.
Todoroki sonrió ligeramente ante su tono avergonzado, quitó el auricular de su oído y se lo entregó al chico. Midoriya solo se lo colocó y se acomodó sobre su hombro, guardando silencio para volver a recobrar el sueño. Ambos fingían casualidad ante cosas que ya no lo eran, estar tan familiarizados entre sí no era normal, pero ninguno de los dos tocaba el tema, simplemente se dejaban estar.
Todoroki estaba siendo débil y estúpido al dejarse llevar por todo lo que Midoriya producía en él, pero no podía importarle menos. Por primera vez confiaría en su corazón. Solo esperaba que fuera la opción correcta.
Sin poder evitarlo el sueño comenzó a ganarle y en su mente comenzó a idear una nueva melodía, algo comparado al ritmo de sus latidos cuando Midoriya sonreía para él.
Midoriya despertó tiempo después producto de una escandalosa carcajada y la ausencia de un peso en su cabeza. El avión había aterrizado y los demás estaban recogiendo sus pertenencias para bajar. Kirishima estaba de pie en el pasillo sosteniendo su estómago, era él quién estaba riendo casi al borde de las lágrimas. Midoriya, confundido, se reincorporó en su asiento y observó a Todoroki que parecía muy enfadado.
—¿Buenos días?
—¡Buenos días, Midoriya! —Kirishima logró decir entre pequeñas risas—. ¿Dormiste bien?
Midoriya notó su mirada picara y no pudo evitar sonrojarse. Él les había visto dormir, definitivamente lo hizo. ¡Y es que era obvio! De seguro los demás altos mandos del staff que viajaban en la misma cabina lo notaron y surgirían rumores estúpidos dentro del equipo. ¡Sería humillante para Todoroki! Midoriya estaba totalmente fuera de la liga del cantante, solo era un tipejo normal que ponía la comodidad antes del estilo y lucía como un adolescente de escuela media. ¡No era apto para tomarse tantas libertades con Todoroki! ¡Absolutamente no!
Además Todoroki estaba furioso, no debía ser un genio para adivinarlo. Tragó dolorosamente y pensó en disculparse, pero él volteó a verle y le dejó con la palabra en la boca. Ya no parecía enfadado, más bien preocupado.
—Midoriya, lo siento, voy a necesitar que tomes un respiro antes de decirte algo.
Midoriya parpadeó perplejo.
—¿Qué sucedió?
—Kirishima tomó una fotografía de nosotros durmiendo.
—Oh.
—Y se la envió a mi hermana.
—¡¿Qué?!
Kirishima volvió a reírse.
—Deja de reírte, Kirishima, esto no es para nada divertido. ¿Qué se supone que planeabas?
—¡Nada, bro! Solo es que Fuyumi se enteró de Midoriya y preguntó quién era él. La fotografía era una muy buena respuesta. —Kirishima alzó ambos pulgares—. Y a ella le pareció lindo que le invitaras a viajar a tu lado.
Midoriya sintió que salía de un shock mental. ¿Qué, qué? Solo durmió durante el viaje y ahora que despertaba metido en un gran problema, esa era una pésima forma de darse a conocer delante de Fuyumi, se suponía que era el escritor de Todoroki no alguien que gozaba de dormir a su lado.
Bien, al menos Todoroki no estaba enfadado con él.
¡Pero Midoriya podía enfadarse con Todoroki! ¿A qué se referían con que él le invitó?
Intentó buscar la mirada de Todoroki, pero él se negó a verle y solo siguió discutiendo con Kirishima.
—Espera, ¿cómo se enteró de Midoriya?
—¿Uh? ¿No lo sabes? Pues...
—Kirishima, cállate de una buena vez. Quiero bajar de aquí cuanto antes. —Bakugou casi gruñó sus palabras. Midoriya no notó que estaba detrás de Kirishima. El bajista se volteó casi automáticamente con una sonrisa nerviosa—. Muévete.
—¡Perdón, Bakugou!
Midoriya les vio irse por el pasillo hacia la salida. Escuchó a Todoroki suspirar.
—Voy a lidiar con esto, lo siento si te incomodó de algún modo.
Midoriya sonrió ligeramente.
—Bajemos, Todoroki.
El viaje hasta el hotel fue tranquilo, Midoriya se mantuvo hablando con Todoroki quien le aseguró que no habría problema alguno respecto a Fuyumi y que le pediría borrar la fotografía, también recibieron una disculpa por parte de Kirishima, pero Midoriya sabía que no lo sentía realmente.
No pudo evitar pensar que Kirishima estaba malinterpretando completamente su amistad con Todoroki. O tal vez no, no podía culparlo. Su amistad con Todoroki era demasiado extraña para ser una saludable y normal.
Se instalaron en un hotel claramente prestigioso y el productor a cargo les otorgó ese día y el siguiente para hacer lo que quisieran. Midoriya cruzó un par de palabras con Melissa y luego se marchó a su habitación designada, esta vez era mucho más lujosa que la última y estaba decorada con un estilo exquisito que combinaba el blanco con distintos tonos de amarillo, incluso tenía un bellísimo florero con lirios frescos en el mueblecillo de la ventana que daba hacia el río Sena. Se sentía como entrar en un mundo diferente, debió pellizcarse dos veces para asegurarse de que no era un sueño.
Definitivamente su vida se había vuelto una montaña rusa.
Después de tomar una ducha caliente para quitarse la pereza de encima y tomar un cambio de ropa decidió recostarse un rato sobre la cama. Se sentía ligeramente abrumado y emocionado, estaba en París. Durante su adolescencia soñó con viajar a un montón de lugares, conocerlos, y cuando pensaba en París no podía evitar que ilusiones tontas llegaran a su mente. La ciudad de la luz y el amor era digno escenario para un cuento de hadas o una novela romántica donde los amantes vivirían un momento de ensueño.
Sí. Más de alguna vez soñó con un hombre sin rostro que le rescataría de su tormentosa vida, un hombre que con afecto curaría sus heridas y Midoriya podría hacer lo mismo con él, volverse importante el uno con el otro. Amar. Tener a alguien con quien pasar una utópica velada en París o en cualquier otro sitio. Un montón de ilusiones que con el tiempo simplemente olvidó para ahora vivir ocultándose tras un manto de indiferencia y poder replicar que el amor le era indiferente.
Midoriya fue un romántico empedernido y el tiempo se encargó de matarlo.
Y aun así no podía evitar que ese lado suyo reviviera para emocionarse.
Abandonando sus recuerdos estúpidos decidió ir por Todoroki esperando no ser una molestia. Sabía mejor que nadie lo poco que durmió esa noche, no le sorprendería encontrarle durmiendo.
Apenas respiró cuando llegó al piso designado, parecía que el hotel se volvía más y más ostentoso en cada piso. Midoriya tocó la puerta de la suite de Todoroki, esta vez era mucho más grande que la suite en Dublín. Después de todo era el Shangri-La, el hotel que era reconocido como el mejor de Paris.
Sip. Midoriya por poco perdió el aliento cuando Melissa le contó donde iban a hospedarse.
Todoroki abrió la puerta y sonrió ligeramente al verle, él estaba secando su cabello con una toalla blanca y traía una camiseta con el logo de los caza fantasmas.
—Lo siento, me dormí. —Se hizo a un lado para dejarle pasar y Midoriya entró en la habitación con dificultad. La suite era más grande que su departamento y más lujosa de lo que esperó—. Dame un momento, debo ir por un suéter antes de que Bakugou insulte mi camiseta.
Midoriya asintió secamente y se quedó cerca del sofá de cuero blanco que daba hacia el enorme televisor que fácilmente podía funcionar como pantalla de un cine personal. Miró a Todoroki, él no estaba ni mínimamente sorprendido por la cantidad de lujos. Por supuesto, como nació en una familia acomodada nada de eso podría impresionarle.
Prefirió olvidarse de todas esas cuestiones que afectaban a su billetera con caras de All Might y concentrarse en otra cosa, como por ejemplo, necesitaba saber a qué se refirió Kirishima con la invitación de Todoroki. Se suponía que la compañía discográfica creyó que su tiempo con Todoroki era reducido, no que el cantante lo decidió por cuenta propia.
—¿Viste la torre Eiffel? —escuchó a Todoroki preguntar desde su cuarto.
—Aun no. Mi habitación da hacia el río Sena, aunque también creo que es precioso.
—En ese caso, ven.
Midoriya fue a su habitación evitando mirar otra cosa que sus zapatillas, al menos hasta que Todoroki alzó su mentón y le hizo ver al frente.
—¿Estás cansado? Tienes las mejillas rojas.
—N-No, solo estoy un poco abrumado, estaré bien. ¿Qué necesitas?
Todoroki evitó hacerle más preguntas, tan solo tomó su mano, fue hasta el ventanal y lo abrió para sacarle al balcón. Midoriya no pudo evitar sonreír y aferrarse al barandal.
—¡Tienes una vista maravillosa, Todoroki! Esto es genial, ¿dónde dejé la cámara? —Comenzó a rebuscar en su bolso para dar con su cámara personal—. ¿Quieres una fotografía? Sería genial que tus fanáticas de Francia tengan una foto tuya en un lugar icónico. Digo, una foto reciente porque ya estuviste en París en tus giras pasadas, pero entiendes lo que trato de decir.
Todoroki mordió su lengua para no reír, Midoriya actuaba como un niño pequeño emocionado, así que sostuvo sus hombros para mantenerle quieto en su lugar y pudiera observar el hermoso paisaje.
—Midoriya, respira. Estaremos aquí durante varios días, hoy puedes dejar el trabajo de lado.
Midoriya asintió repetidas veces, casi como un robot.
—¡Oh, espera! Aún... yo debería estar pidiéndote explicaciones en este momento. —Se volteó con una mueca en el rostro—. D-Digo... necesito pedirte una explicación.
—Dime.
—¿Quién pidió que viajara con ustedes? Tú discográfica o...
Todoroki le vio incómodamente. Bueno, en algún momento debería explicarle eso, aunque hubiera preferido que Midoriya se enterara por su iniciativa y no por un comentario de Kirishima. Pero ya estaba hecho y no pensaba cubrir una mentira con otra, necesitaba comenzar a hablar con la verdad antes de que su propio veneno acabara con él.
—Fui yo, lo siento. —Se apoyó en el barandal junto a Midoriya y desvió la mirada. Realmente se sentía preocupado porque incluso Midoriya debía tener un límite, en algún momento podría tener suficiente de sus estupideces—. Llamé a Aizawa para decirle que nuestro tiempo para trabajar en el libro era reducido y aceptó que te invitara a viajar con nosotros.
—Todoroki, tú odias trabajar en el libro.
—Lo odio, pero odiaba más verte asustado. Comprendo si eso te disgusta y ahora no confías en mí.
Todoroki esperaba que Midoriya hiciera algo, lo que sea. Un reclamo, incluso un golpe, pero en su lugar solo recibió una sutil caricia en su brazo que atrajo su atención hacia los ojos esmeralda del chico pecoso.
—Gracias.
—¿Qué?
Midoriya sonrió dulcemente.
—Dije, gracias. ¿Por qué no me dijiste la verdad desde un comienzo? Debía agradecerte antes, sobre todo porque te tomaste otra molestia más por mi culpa.
—Temía que te enfadaras por esa razón. Eres muy modesto, Midoriya.
—No puedes culparme, siempre fui normal y ahora apenas puedo creer que estoy hablando con personas como ustedes, visitando países de ensueño, escuchando tu música...
Todoroki guardó silencio mientras observaba a ese chico, definitivamente debía ser una especie de ser mágico porque era imposible para un humano normal ser tan malditamente perfecto.
—¿Entonces no estás enfadado?
—Un poco, se me pasará. —Midoriya tiró de las mangas de su chaqueta, Todoroki sabía que acostumbraba hacer eso cuando se sentía nervioso.
—¿Puedo hacer algo por ti?
—No mentirme.
Dos palabras fueron suficientes para golpearle y paralizar su corazón. Todoroki quería decirle que sí, prometérselo un millón de veces, Midoriya merecía que fuera sincero, pero no podría hacerlo.
Aún había barreras que debía derribar si quería acercarse a Midoriya sin las ataduras que cargó toda una vida.
—Haré lo mejor que pueda...
—Entonces quiero una crepa con muchas fresas y salsa de chocolate.
Midoriya le vio con los ojos entrecerrados y Todoroki tuvo el extraño deseo de besar sus pecas hasta quitar cada rastro de frustración de su bonito rostro. Realmente estaba enamorándose de ese chico.
—Eso sí puedo hacerlo.
Todoroki le llevó a recorrer las calles la milenaria ciudad como si se tratara de su guía personal y Midoriya gozó de escucharle y fotografiar todo lo que llamaba su atención. Sí, eso también incluía varias tomas de Todoroki cuando se encontraba distraído. Midoriya jamás se cansaría de repetirlo, Todoroki estaba hecho para estar bajo el reflector y delante de las cámaras.
Fueron detenidos por fanáticas un par de veces y Todoroki se encargó de lidiar con ello sin problemas. Midoriya también comprendió que Todoroki era muy estricto consigo mismo porque aunque dijo apestar hablando francés podía hacerlo sin problema alguno, incluso la vendedora en el puesto de crepas le miró sorprendida al escucharle hablar. De seguro por no conocer las palabras a la perfección se ponía trabas a sí mismo.
Ya entrando las tres de la tarde decidieron descansar en el campo de Marte frente a la torre Eiffel, a Midoriya le pareció divertido sentarse en el césped como si se tratara de unas merecidas vacaciones junto a una compañía demasiado agradable para ser real.
Se suponía que debería estar enfadado con Todoroki, sin embargo no fue así. Midoriya sabía que no podría enfadarse, no cuando el cantante se tomó todas las molestias solo por ayudarle y sin siquiera querer el crédito por ello. Cualquiera hubiera alardeado y no tardaría en restregar su gran favor en su pecosa cara, pero Todoroki no, nunca él. Era demasiado noble, casi como un príncipe de cuento de hadas.
—Llevas un tiempo callado —dijo Todoroki sacándole abruptamente de sus pensamientos—. Es extraño viniendo de ti.
¡Okay! Era como un príncipe de cuento de hadas, pero con una boca irrespetuosa y un corazón muy sincero, tan sincero que podía llegar a ser cruel sin notarlo.
—¡¿S-Soy parlanchín?! Rayos, estaba intentando disimularlo. —Midoriya hizo un puchero—. Fallé.
Todoroki quiso reír.
—¿Pensabas en algo?
—¿Uh? Pues, yo... pensaba que debo estar muy agradecido. Pocas veces me han tratado con tanta consideración y siempre he intentado devolver el favor, pero no he tenido la oportunidad de hacerlo contigo.
—Has hecho cosas importantes por mí también.
—Te reto a nombrar una.
—Me perdonaste por ser un idiota contigo y me has tratado como una persona normal, con solo eso ya has hecho más que un montón de personas. —Todoroki volteó a verle con parsimonia, pero lucía tan afectuoso que logró calentar su corazón—. Y más importante que eso...
—¿S-Sí?
—Me preparaste soba.
Su pequeña burbuja de ilusión explotó y aunque fue un pequeño shock no pudo evitar reírse al notar que Todoroki hablaba en serio. Era un hombre tan extraño.
—Vaya, si lo hubieras dicho antes habría preparado más soba para ti. —Midoriya abrazó sus rodillas y recostó su cabeza en ellas—. En fin, solo quería decirte que estoy agradecido.
—No hay de qué.
—Ahora el modesto eres tú.
Se quedaron en un cómodo silencio. Todoroki acabó suspirando pesadamente al pensar en romper la atmosfera porque era momento de recibir una respuesta a sus dudas. Quería escuchar la historia de Midoriya y de algún modo enterarse de qué sucedía con Bakugou, porque a esas alturas comenzaba a notar que muchas cosas estaban pasando por debajo de sus narices, y era preocupante, a cada día que pasaba la hostilidad entre ellos era más notoria.
—Tú historia a cambio de la mía —comenzó—. ¿Te pareció un trato justo?
Midoriya le miró sorprendido, había algo de temor en sus ojos esmeralda y por reflejo mordió ligeramente su labio inferior. A pesar de eso no intentó huir con palabras absurdas, simplemente susurró:
—¿Quieres que hablemos aquí?
—No creo que tengamos otra oportunidad más adelante.
Midoriya asintió apenado antes de volver a ver hacia la torre. El paisaje era demasiado bello, casi era la hora más bella de la tarde y el sol deslumbraba cálidamente. Eran momentos que Midoriya recordaría muchos meses después cuando se encontrara solo en casa, su mente no podría evitar memorar esos lugares maravillosos y momentos placenteros, por ello no quería arruinar esa velada con revelaciones tristes y un par de lágrimas.
No era el único de los dos que la pasaría mal, sería un momento difícil para ambos porque Todoroki tampoco se sentía a gusto con su vida y Midoriya lo sabía. Ese hombre estaba acostumbrado a evadir las preguntas personales como si se tratara de un deporte, no quería hablar de sí mismo y debía ser debido al daño, al dolor.
Lo mismo que sucedía con Midoriya.
Y esa podía ser la razón de su confianza, ambos se comprendían con facilidad y sus sentimientos encajaban a pesar de tener personalidades diferentes. Ninguno de los dos quería lástima ni mucho menos atención gracias a un pasado desastroso, simplemente buscaban alejarse de todo y no recordar.
Aun así ambos querían conocerse, apreciar lo profundo de las grietas en sus corazones y comprender el porqué de muchas cosas.
Ellos podían comprenderse, podían confiar.
Midoriya respiró pesadamente mientras luchaba con el intenso deseo de tomar su mano, descubrir si Todoroki se sentía de la misma manera.
Se conformó con su respiro.
—Yo tengo... hay... un problema. —Midoriya sabía que dar rienda suelta a su corazón podría provocar desastrosos, unos que debía evitar a toda costa—. Me gustaría ser sincero contigo y cumplir con esta promesa al pie de la letra, pero hay algo que puede afectarte directamente y...
—Bakugou.
Sonrió tristemente mientras asentía. Todoroki era suspicaz.
—No quiero contarte sobre él, créeme, es lo mejor.
Midoriya recordaba sutilmente cada abuso, cada mala palabra, cada paliza. Todoroki no tenía por qué para enterarse de eso, solo conseguiría romper su amistad con Bakugou.
Sea como sea, Bakugou cambió gracias a las personas que conoció después de que sus caminos se separasen. Tanto Kirishima como Todoroki eran importantes para Bakugou y Midoriya no tenía el derecho de arrebatarle sus amistades, sin importar que tantos pisoteos recibió de su parte en el pasado.
—¿Te hizo daño?
—Me abstendré de decirte algo más, pero... si esto fuera una novela yo sería el antagonista en busca de venganza, intentado dejar a mi némesis sin aliados ni gloria. Prefiero quedarme con el papel de extra.
Ese era el juego, ¿no? Bakugou siempre inició peleas por un presunto protagonismo que Midoriya no estaba interesado en robar. Ese era el final, Midoriya solo quería ser un extra, una persona ajena, alguien que vivía el día a día sin involucrarse en nada.
—Podrías ser un antagonista con fundamentos.
—No dejaría de ser uno patético. Yo no necesito lástima ni pena, Todoroki.
Todoroki acabó por suspirar y ponerse de pie, estiró su mano hacia Midoriya para ayudarle a ponerse de pie.
—No pienso insistirte, Midoriya. Confío en lo que dices, aunque si tienes algún tipo de problema-
—Lo voy a solucionar antes de meterte en problemas a ti.
Todoroki comprendió que Midoriya podía ser muy adorable y a la vez un hombre muy testarudo.
—Que poco cooperativo. —Todoroki picó su nariz con un dedo—. Antes de hablar y comenzar con el melodrama, ¿vamos por el almuerzo?
—¿De vuelta al hotel?
—Me gustaría comer fuera.
—¡Dime que no es nada lujoso, por favor!
—Pensaba en la hamburguesa y patatas fritas que sirven en el restaurante cincuenta y ocho. Kirishima me arrastró allí la gira pasada.
Midoriya suspiró completamente aliviado, eso no sonaba como nada extravagante, además que Kirishima era una de las personas más sencillas dentro de ese mundo lleno de lujos exagerados.
—Supongo que está bien.
Midoriya debía aprender a hacerle más preguntas a Todoroki antes de aceptar cualquier tipo de propuesta, era demasiado ambiguo como para entenderle rápidamente. Necesitaba aprender, era lo único en que pudo pensar cuando se acercaron a la torre Eiffel y tomaron el ascensor que les llevaría al restaurante cincuenta y ocho. ¡Todoroki no le dijo dónde estaba el maldito restaurante! Por supuesto que Midoriya no pensó que el restaurante estaría en la torre.
—Tú invitación era una trampa, definitivamente era una trampa. —Midoriya presionó sus dedos sobre el cristal del ascensor que iba cada vez más alto y le permitía observar la ciudad como un gran paisaje extendiéndose para su deleite—. Y tú eres un tramposo, Todoroki.
—No puedes culparme, hice la reservación desde antes y te habrías negado al saberlo.
—¡Por supuesto! —dijo por lo bajo para no incomodar a los otros turistas en el ascensor—. Además, ¿cómo hiciste una reservación con tan poco tiempo? Incluso para subir a la torre debes comprar un boleto antes o la fila será eterna.
—Llamé a Aizawa, se lo pedí, él solucionó el resto.
—Es mayo y no hicimos fila, eso es imposible.
—El dinero habla y mucho dinero canta y baila, Midoriya.
Izuku hizo un puchero.
—Apuesto que no haces filas para obtener los comics de All Might.
—Llegan a la puerta de mi casa con semanas de anticipación.
—Ya está, te envidio. No es envidia sana.
Todoroki sonrió y Midoriya solo tiró de su mano para sacarle del ascensor. Una brisa de aire fresco golpeó en sus pecosas mejillas al encontrarse en el primer piso de la torre. Rápidamente la emoción subió como la espuma, ¡podía ver tanto!
—¿Impresionado?
—Por supuesto que sí, ¿cómo no lo estaría? —Midoriya farfulló mientras se sujetaba de la barandilla—. Es alto.
—Cincuenta y siete metros de altura, el restaurante se llama cincuenta y ocho porque sumaron el metro de la estufa.
Midoriya le miró perplejo, Todoroki tenía muchos conocimientos poco útiles, pero interesantes.
—Eso es... genial, pero... ¡eres muy impulsivo! ¿Alguna vez te lo han dicho? Luces como el tipo de hombre que pensaría dos veces antes de actuar y aun así haces cosas como comprar boletos de la torre Eiffel como si fueran caramelos.
—Cuando realmente quieres algo y tienes todas las facilidades para obtenerlo es difícil pensar dos veces.
Midoriya pensó en protestar otra vez, no pudo hacerlo porque Todoroki sostuvo firmemente su mano y le hizo caminar tras él. Creyó que sería simple capricho de su parte, pero al notar que una zona del pasillo tenía piso de cristal se congeló.
—¡¿Qué es esto?! —chilló parando en seco, a solo un paso de esa atrocidad. Todoroki volteó a verle sin soltar su mano—. ¡¿C-Cómo puedes estar de pie ahí?!
—Es seguro.
—Es terrible.
—¿Tienes vértigo?
—No realmente, pero... ¿a quién se le ocurrió esto?
—Al arquitecto. —Todoroki sonrió al notar su mueca. No dijo ni una palabra más y solo se vieron en una lucha silenciosa—. ¿Sabes? Respecto a nuestra promesa, pensaba comenzar primero.
Midoriya parpadeó por la sorpresa. Todoroki estaba siendo audaz al proponerle algo así para dejar de perder el tiempo. Finalmente Midoriya avanzó aferrándose a su mano.
—No te burles —le amenazó antes de que dijera algo.
Pasar por el piso de cristal no fue tan terrible como imaginó, aunque sí le dio un ligero dolor de estómago al notar las personas que caminaban tranquilamente por el parque a varios metros por debajo. Estaba seguro de que su madre le mataría si le viera de pie ahí.
Aun así no fue difícil cruzar, no cuando Todoroki sostenía su mano firmemente y le calmaba con su presencia.
De algún modo, se sintió protegido.
¡No puedo creer que me haya tardado tanto! Casi me salen telarañas entre los dedos. xD
¡Hola, tribu! ¿Cómo han estado? Lamento mucho la tardanza del capítulo, apenas estoy con mis fics, las correcciones y la pinche escuela, pero aquí vamos de a poquito.
Pensaba subir este capítulo junto al otro, pero a este paso lo tendré para algunos días más y seguir esperando no era opción. ¡Espero darles la continuación pronto! Sobre todo porque se viene todo el desmadroso pasado de estos dos.
Y sí, Todoroki está aceptando que tiene sentimientos por Midoriya. ¿Recuerdan cuando dije que quería romper algunos clichés? Eso trato de hacer, creo que estos dos pueden enamorarse sin necesidad de un: ¡Es tu poder! Entre medio. Por eso también descarté totalmente el personaje de Endeavor en esta historia al menos en el presente. Quiero hacer algo diferente, aunque obviamente mantendré canonicos del propio anime/manga, sigue siendo un fic de BNHA después de todo. Espero que esto sea de su agrado.
¿Alguna pregunta? ->
¡Canción!
https://youtu.be/RfVTYoVJCiI
De verdad amo esta canción, es una de las que me ayudó a crear Mutis y reflejaba lo que quería para el personaje de Todoroki, espero que les guste tanto como a mí.
¡Nos veremos muy pronto! Ya tengo medio capítulo en el horno. uwu
¡Un beso!
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