Capítulo 13
—A ver, dame un segundo. —Kirishima inhaló y luego suspiró—. ¿Qué hiciste qué?
Todoroki se abstuvo de girar los ojos. Trató durante todo el bendito día explicarle a Kirishima lo que había hecho, y ahora que lo conseguía, su amigo fingía no entenderle. Por su rostro, sabía que Kirishima estaba completamente sorprendido, tanto que casi se le resbaló el bajo de sus manos.
Vio hacia el otro lado, buscando a la otra persona que estaba con ellos. Bakugou ni siquiera les prestó atención, solamente siguió golpeando rítmicamente al amplificador con sus baquetas.
—Llamé a Aizawa, le dije que mí tiempo con Midoriya era demasiado reducido y que si no conseguíamos más tiempo no podríamos trabajar en el libro —explicó una vez más—. Él no me creyó, obviamente, pero no dijo nada al respecto, solo accedió a darle un asiento en nuestra zona del avión.
Los conciertos en Reino Unido habían terminado, esa noche por fin consiguieron dar el último en la ciudad de Manchester y otra vez deberían trasladarse a otro país, esta vez, a Dublín, Irlanda. Como era de esperarse, Midoriya no parecía entusiasmado por subir una vez más al avión y Todoroki no debía ser un genio para averiguarlo. Todoroki pensó en ello durante varios días, sobre todo cuando estaba con Midoriya o dormía junto a él en el bus, porque no podía dejar de sentirse culpable sabiendo que no intentó nada para ayudarle.
Finalmente, lo hizo. Decidió inventarse una excusa barata y llamar a su manager, esperando que accediera a su petición. De algún modo, creía que Midoriya se sentiría mejor viajando con ellos que con el staff, después de todo, el periodista había pasado más tiempo con él que con otras personas.
—En otras palabras, conseguiste un boleto de avión para Midoriya cerca de ti porque te preocupaba —Kirishima canturreó, casi como si se burlara. Todoroki ya estaba acostumbrándose a sus insinuaciones respecto a su relación con Midoriya—. Te felicito, hombre. Que galán resultaste ser.
Todoroki sabía que aquello daría para especulaciones, pero no le importó. Midoriya había logrado hacerse un lugar en su corazón y tenía su aprecio, tal vez no eran amigos, mucho menos amantes, pero se llevaban bien, y para alguien como Todoroki eso era suficiente.
El chico era honesto y amable, tenía un optimismo cegador y no se esforzaba por ser de su agrado, era real. Todoroki había estado hastiado, todas las personas a su alrededor le alababan de sobre manera o le repudiaban. Blanco o negro, un extremo a otro. Ahora, por fin, encontró a alguien que no le juzgaba por su nombre, sino, por quien era realmente.
No se conocieron de la mejor manera, pero su relación actual era agradable.
Por primera vez, Todoroki quería esforzarse y no fallar.
—Entonces, ¿se lo dijiste?
—Aún no. Después del concierto no tenía ganas de trabajar en el libro, así que Midoriya decidió dormir, no quise distraerlo.
Ellos también deberían estar durmiendo, tomarían el avión al medio día y eran las tres de la mañana, pero Todoroki pensó que era buen momento para darle forma a la nueva canción, Kirishima se entusiasmó con ello y terminó arrastrando a Bakugou con él. Así acabó todo el grupo reunido, revisando las partituras y ensayando lo que podría ser esa nueva canción.
—De seguro le tienes agotado, debe escribir una biografía de ti, pero hacer que reveles tu vida es imposible. Haz su trabajo más sencillo, hombre.
Todoroki hizo una mueca. Trató de buscar en su memoria para rescatar algo limpio y bueno, pero todo venía con una pesada razón encima. Si no era la mala vida con su padre, eran los problemas con su madre, incluso, sus malas relaciones amorosas.
—Bastará con banalidades, ¿no?
—No lo sé, puedes intentarlo.
—¿Van a seguir cuchicheando? ¡Parecen un par de viejas chismosas! —Bakugou vociferó dejando de golpear el amplificador—. Son una verdadera molestia —remató antes de levantarse y sentarse en el banquillo tras la batería.
Todoroki le vio tocar los tombs de la batería en un ritmo constante antes de tomar impulso y comenzar con otro tipo de secuencia. Se adecuaba bastante a lo que tenía planeado, aun cuando Bakugou no había escuchado la base más de tres veces.
Podía tener una personalidad de mierda, pero era un genio.
—Lo haces bien.
Bakugou fingió no escucharle, solo golpeó con más fuerza y creó otro ritmo increíble que serviría para rematar al final del coro.
Podía jurar que le vio sonreír orgullosamente.
—Nunca dudes de Blasty. —Kirishima sonrió antes de levantarse—. Iré a mi habitación, no me gusta este bajo, prefiero el mío —declaró alzando el instrumento.
—Te dije que trajeras el tuyo.
—¡Estaba emocionado por oír la base, bro! —exclamó mientras salía por la puerta—. ¡Ya vuelvo!
Todoroki suspiró. Era cuestión de tiempo para que Kirishima descubriera la razón de su nueva inspiración. No importaba qué tanto cambiara la letra, el sentimiento de anhelo y confusión eran imborrables, bastaba con pensarlo un poco para deducir que todo surgió de su encuentro con Midoriya.
Y hablando del chico, dudaba mostrarle la nueva canción, por alguna razón se sentía realmente incómodo con la idea, era permitir que Midoriya viera a través de él y descubriera todo lo que le provocó.
Además, ahora no era solo el chico con apariencia de ángel y labios de piñón. Era Izuku Midoriya, su escritor fantasma, el chico tierno y amable que era digno de tener el mundo a sus pies.
—La última canción que escribiste parecía un cántico satánico. —La voz de Bakugou y el cese de la batería detuvieron sus pensamientos—. ¿Qué sucedió?
Todoroki recapacitó en su respuesta mientras hacía fingerstlye básico en su guitarra.
—No lo sé —mintió—. Supongo que necesitaba crear algo nuevo antes de mi próximo cumpleaños.
Un pesado silencio se formó entre ellos, aunque era realmente habitual. No solían compartir muchas palabras el uno con el otro.
Eso evitaba que pudiera preguntar qué sucedió es su pasado con Midoriya.
—Te dije que Yaoyorozu era una mala elección.
Todoroki debió escucharle, Bakugou debía estar muy seguro de ello si decidió hablarle. Él no era de entrometerse en la vida de los demás, no le importaba, lo único que merecía toda su atención eran sus propias metas, nada más.
—Tenías razón, no puedo negártelo. Aunque no le des todo el crédito a ella, cometí cientos de errores también.
—Pero no te jodió tanto como ella a ti.
Todoroki volteó a verle, alzando una ceja.
—¿Estás preocupado por mí?
El rostro de Bakugou era un poema.
—¡Por supuesto que no! ¡Vete a la mierda! —exclamó antes de mascullar—. Preocuparme... en tus sueños, imbécil.
—Diría que en mis pesadillas. —Todoroki suspiró—. No me des esos sustos, casi llamo a emergencias.
—¡Al diablo contigo!
Bakugou volvió a tocar la batería, apretando la mandíbula para no soltarle más improperios.
Todoroki decidió no prestarle atención a sus murmullos filosos y seguir tocando la guitarra. Si lo pensaba mejor, Bakugou podría ser el primero en darse cuenta de su nueva inspiración, y estaba seguro... sería un gran problema.
Midoriya había amado Inglaterra.
Solo visitó tres ciudades en ese transcurso, pero fue más que suficiente para decidir que ese lugar era maravilloso. Si bien no visitó ninguno de los lugares turísticos, disfrutó con ver el día a día, los lugares donde pasaba gente normal.
Viajar en el tour bus para trasladarse tampoco fue problemático, dormir junto a Todoroki no era incómodo y desde su salida por Londres todo se volvió más ameno. No sabía qué había ocurrido entre ellos esa tarde. Después de ir a la cafetería y recorrer las calles de la ciudad londinense el recuerdo se volvía confuso, emocionante, y a la vez vergonzoso. Aún recordaba la sensación de abrazarle por la espalda, el ruido de la motocicleta, su corazón latiendo a grandes velocidades.
Ni él, ni Todoroki habían hablado sobre ello, y lo agradecía, porque no sabía qué decir.
Quitó las cálidas mantas de encima de su cuerpo porque definitivamente no lograría conciliar el sueño.
Después del concierto en Manchester, Todoroki y él cenaron, pero decidieron no trabajar en el libro porque durante la madrugada partirían al aeropuerto.
Midoriya solo pudo dormir cuatro horas y se dedicó el resto a observar su móvil mientras el reloj avanzaba con la lentitud de una tortuga obesa en la luna. Ahora que su alarma estaba próxima a sonar decidió rendirse definitivamente y alistarse para salir.
Se dio una ducha caliente y se puso la ropa más abrigada de su maleta, afuera hacía un frío atroz y no estaba en sus planes congelarse.
La puerta fue tocada.
Midoriya alzó la cabeza y dudó mientras se dirigía hacia la puerta. Abrió lentamente y contempló a Todoroki frente a él, por alguna razón, parecía que tampoco durmió mucho esa noche.
—Estás despierto —afirmó con cierto alivio—. Temía despertarte.
Y Midoriya temía que él no hubiese dormido nada. Había visto lo dura que era su rutina diaria durante el transcurso de los días y solo podía resumirse como agotadora, por ello se sentía preocupado.
—No, de hecho pensaba bajar ya. ¿Ocurre algo?
—Trae tus cosas. Irás con nosotros en la van.
Midoriya parpadeó incrédulamente antes de seguir sus órdenes, no sabía qué estaba sucediendo, pero no quería hacer enojar al cantante. Se echó el bolso al hombro y sacó su maleta de la habitación. Ambos bajaron por el ascensor hasta el estacionamiento subterráneo y allí pudo distinguir a algunos chicos del staff sentados sobre sus maletas, perdiendo el tiempo con el móvil o un libro. No se detuvieron con ellos, Todoroki le llevó hasta una de las van donde un hombre algo robusto fumaba un cigarrillo.
—¿Te importaría subir su maleta luego? —Todoroki le preguntó al sujeto, quien solo hizo un ademan con la mano para afirmar—. Bien, puedes dejarla aquí.
Midoriya hizo una mueca, cruzándose de brazos y viéndole fijamente.
—¿Te sientes bien? No parece que hayas dormido mucho.
—No lo hice.
Eso explicaba muchas cosas. Estaba casi seguro de que Todoroki no funcionaba bien si no dormía las horas suficientes.
—¿Q-Qué? ¿Y si te desmayas por sobre esfuerzo? ¡Incluso podrías enfermarte!
Todoroki le observó en silencio antes de inclinarse hacia delante, demasiado cerca de él.
—¿Estás preocupado por mí?
Midoriya puso un dedo en su entrecejo y le empujó un poco para marcar distancia.
—¡Por supuesto que sí! Comprendo que eres un adulto y que estoy siendo un metiche, pero... no deberías hacer cosas tontas...
Todoroki reprimió una sonrisa y disimuló su sorpresa. Midoriya le miraba duramente y en parte, algo avergonzado. El chico era demasiado suspicaz.
Abrió la puerta de la van y entró, escapándose de los reclamos.
—¡Oye...! —Midoriya le siguió dentro, casi chocando su cabeza contra el techo terciopelado del vehículo—. ¡Hey! No me dejes hablando solo.
—No lo hice —Todoroki se excusó, Midoriya podía jurar que se estaba divirtiendo a costa suya—. Es más, yo necesito hablar contigo.
Midoriya dejó su humor de lado para verle con recelo. Todoroki tragó duramente y carraspeó antes de hablar.
—Yo... solo digamos que desde ahora viajarás con nosotros en el avión. —Midoriya ladeó su cabeza, esperando algo más de su parte. Todoroki solo le desvió la mirada—. Fin del comunicado.
Eso era extraño. Iida no podía haberlo pedido, no tendría sentido, Uraraka le hubiera avisado antes de recibir la noticia oficial.
—¿Por qué? ¿Fue tu compañía discográfica? —Todoroki no le contestó, solo recostó su cabeza sobre el respaldo y cerró los ojos—. Oye, Todoroki... dije que debías dormir, pero necesito respuestas. —Le sacudió ligeramente—. ¡Hey, no me dejes hablando solo!
—Sí, fue la compañía discográfica —habló sin abrir sus ojos—. Dijeron que el tiempo era muy reducido para trabajar en el libro y pensaron que hacerlo en el avión era una buena idea.
—Oh. Espero no ser una molestia... sé que no te entusiasma la idea de hablar sobre ti.
Ya se sentía lo suficientemente mal consigo mismo, Todoroki era amable con él a pesar de estar haciendo algo que odiaba, porque Midoriya era el encargado de escribir y contar hechos de su vida diaria y sus pasos antes del estrellato.
—No lo serás, puedes estar tranquilo.
—Sabes que puedo esperar todo lo que quieras, digo, cuando te sientas listo para hablar de ti...
—Te lo diré.
—Bien.
Midoriya guardó silencio y se acomodó a su lado, no quería ser demasiado ruidoso, Todoroki estaba intentando dormir. Buscó su móvil en el bolsillo de su chaqueta, dispuesto a enviarle los mensajes mañaneros correspondientes a su madre y Uraraka.
Dio un respingo cuando su móvil resonó con un ringtone chillón porque su mejor amiga le respondió al instante.
Todoroki volteó a verle con una mezcla de sorpresa y ligera burla, Midoriya solo enrojeció y dejó su móvil en silencio.
—¡P-Perdón, no pensé que...! ¡El móvil solo...! —Midoriya gruñó por lo bajo—. Ay, lo lamento tanto.
La tierra debería considerar tragárselo algún día.
—¿Tu demonio personal? —preguntó con cierta diversión. Midoriya solo pudo asentir—. Envíale saludos de mi parte.
—Tú no quisiste decir eso. Probablemente mandará muchos mensajes con muchas preguntas en ellos y créeme, querrá respuestas.
Todoroki volteó a verle.
—Así son las mejores amigas.
—¿Tienes una también? —Él hizo una mueca difícil de comprender. Midoriya se aterró—. U-Ups... no quería sonar metiche, es que...
—Tenía una. Era Yaoyorozu.
Midoriya pudo comprenderlo todo al instante. La voz de Todoroki sonaba a decepción, lo que probablemente sentía de su ex pareja, decepción. Cada vez que alguien le preguntaba a Todoroki sobre ello, él solamente desviaba la mirada y decía que no tenía importancia, pero en ese momento, Midoriya podía comprender que en realidad sentía algo al respecto.
Todoroki estaba siendo sincero.
—¿Quieres hablar de ello?
Todoroki inhaló profundamente, era difícil para él y Midoriya lo sabía. Todoroki y Yaoyorozu se conocieron muchísimo antes de comenzar una relación amorosa, porque antes fueron grandes amigos.
—La conocí cuando éramos niños, su padre y el mío querían asociar sus compañías para hacer más grande su capital, entonces pasaba mucho tiempo en su casa y ella en la mía. Yaoyorozu estaba empeñada en hacerme su amigo y yo huía constantemente, hasta que, de algún modo, descubrimos que teníamos algo en común. —Midoriya escuchó atentamente, sin interrumpir—. Ella se sentía presionada por su familia, y yo entendía su sentimiento. Nos volvimos el apoyo, uno del otro, durante gran parte de nuestra infancia.
Midoriya pudo comprender el aprecio que Todoroki sentía por ella, uno que sería imborrable, porque aunque sucedió una gran traición entre ellos, él hablaba con estima sobre sus recuerdos.
—Mi padre no me dejaba ensayar con mis instrumentos en casa, así que ella me recibía en la suya, escuchaba mis prácticas y gracias a sus palabras encontré el valor para ir a la mejor academia de arte y música del país, aun cuando mi padre se negaría rotundamente. Incluso, fue la primera en enterarse que también me sentía atraído por los chicos y me alentó a decírselo a mis hermanos. —Todoroki hizo una pausa, buscando las palabras correctas para continuar con su relato. No podía revelar el síndrome que pesaba sobre sus hombros y realmente dudaba si algún día podría decirlo—. Sabes qué sucedió conmigo después, la firma con la compañía discográfica, las giras... no fue hasta mi cumpleaños número veinte que nuestra amistad pasó a ser algo más, creo que por mi soledad ella sintió lástima por mí y aceptó ser mi novia.
—¿Sabías que ella sentía algo por las chicas...?
—Sí. No había ningún tipo de secretos entre nosotros —se detuvo—, o al menos eso creí. Ambos sabíamos que no había amor en nuestra relación, pero...
Pero antes que amantes eran mejores amigos.
Midoriya pudo comprender que eso era lo que dolía. Todoroki sentía el peso de la traición no por el lado romántico, sino por la mentira. Yaoyorozu pudo haberle dicho la verdad, decirle que amaba a otra persona y él lo hubiera aceptado sin problemas.
Si hubiese sido de ese modo... todo sería diferente.
Pero no lo fue.
—¿La extrañas?
—Tal vez, pero no creo poder verla ahora. —Todoroki no podría. Se sentía traicionado y a la vez, culpable. Si él no decaía el día de su cumpleaños Yaoyorozu no le hubiera convencido de intentar amarse y en el presente seguirían siendo amigos—. Prefiero que siga de este modo.
Midoriya se preguntó si alguna vez podrían estar frente a frente otra vez, porque si todo era de ese modo, Yaoyorozu sentiría lo mismo que Todoroki.
—¿No te has enamorado de nadie?
Todoroki no pudo evitar observarle. Midoriya lucía preocupado y a la vez, apacible, dispuesto a escuchar todo lo que quisiera decirle. No pudo evitar perderse en los rasgos finos de su rostro, sus ojos grandes de color esmeralda, la nariz pequeña, los pómulos salpicados por puñados de estrellas y los labios de piñón, pequeños y ligeramente rosados. Lo que sentía por él era lo más cercano al amor, pero no llegaría a serlo.
Sí. Debía ser sincero y tragarse todas las palabras absurdas que le dijo a Kirishima esa tarde en el backstage. Midoriya le cautivó y aunque los días pasaban, no podía olvidarlo.
Pero no era amor.
Todoroki lo sabía. No podía enamorarse en cuestión de días, no cuando no conocía realmente a la persona a su lado. Izuku Midoriya podía ser amable, tierno y lleno de carisma, pero su vida, su historia, eran un misterio sin respuesta.
Y no, no podía soñar con algún tipo de oportunidad, porque Midoriya no era ese tipo de persona libertina que hacía las cosas por mero antojo, era inteligente y tomaba cada paso con cuidado.
—No lo he hecho. Tuve relaciones antes, pero todo era tan vacío... —Insípido, lúgubre. Tomar sin dar nada a cambio—. Oh, espera...
—¿Qué? —Midoriya le observó con sus grandes ojos verdes, parecía tan inocente, pero también podía ser un diablillo cruel.
—Recuerdo lo que dijiste esa mañana fuera del club de mala muerte. —Midoriya ladeó la cabeza con confusión—. Dijiste que debía fingir que eras una cara más del montón, como si yo durmiera con gente distinta por cada viernes o algo así. Eso fue insultante.
Midoriya enrojeció notablemente por la vergüenza.
—¡Oh por All Might! ¡L-Lo siento tanto! Debí ser más considerado contigo, me tomé la libertad de decir eso y... y... lo lamento tanto, Todoroki.
Midoriya fue un grandísimo tonto con él. Sí. Todoroki fue el principal culpable de que ambos terminaran durmiendo juntos, pero también debía contar que estaba ebrio, demasiado.
Eso explicaba que alguien tan guapo e inalcanzable como Todoroki acabara metido con un nerd de turno.
—Te disculpo, Midoriya. Además debo darte las gracias, te tomaste la molestia de llevarme al hotel aunque debí ser un completo idiota contigo.
—B-Bueno... En tu defensa, eras divertido.
—Por favor no digas nada de eso, olvídalo si es posible.
Midoriya asintió aunque estaba seguro que no lo olvidaría.
La puerta de la van fue abierta de sopetón, causando que ambos dieran un respingo. Kirishima les observó perezosamente y después sonrió.
—Ups, los interrumpí —Kirishima dijo lentamente—. Perdón, pero debemos partir ya.
—¡Carajo, Kirishima! Sube de una buena vez, necesito dormir algo antes de subirme a ese puto avión.
Midoriya hizo una mueca al notar que ellos dos tenían el mismo aspecto cansado de Todoroki, de seguro se la habían pasado juntos y no durmieron nada.
Sí. Esa banda era un desastre.
Kirishima fue empujado a un lado y Bakugou subió a la van, tomando el asiento detrás de ellos e ignorando su presencia.
—Midoriya —Todoroki le llamó.
—Dime.
—Despiértame cuando lleguemos al aeropuerto —dijo antes de reposar su cabeza en su hombro.
Midoriya ahogó su grito interno, no quería negarse, pero tener al cantante tan cerca le ponía nervioso. Su sedoso cabello rozaba su cuello y aroma de su perfume le agobiaba. Iba a morir de taquicardia camino al aeropuerto.
Pudo jurar que escuchó a alguien chasquear la lengua.
Midoriya descubrió que la segunda vez de subir a un avión no era tan terrible, al menos no como la primera. Aunque también ayudaba bastante que el vuelo fuera de una hora con veinte minutos y que Todoroki le distrajera todo el tiempo, bastaba con que él hiciera un comentario para que a Midoriya se le fuera la lengua hablando.
Le mostró un poco del libro para asegurarse que todo estuviera bien, incluso le enseñó las fotografías que tomó durante los conciertos y prácticas. Kirishima, que estaba en el asiento del lado y que despertaba cada tanto, soltaba comentarios vagos y divertidos que terminaban en carcajadas, y era gracioso ver como Bakugou le hacía callar a base de jalones de oreja.
El viaje fue ameno.
La llegada al aeropuerto no fue tan exasperante como la anterior, la cantidad de personas fue mucho menor, pero también fueron efusivos y alegres. Después de todo, Irlanda del sur seguía siendo un país con moderada población y ellos no estarían mucho tiempo en el país.
Y debido a que solo estarían unos días en Dublín sería imposible descansar después de la llegada. El escenario había sido trasladado e inmediatamente se comenzó con la instalación, mientras los músicos se dispusieron a ensayar.
Como era de esperarse, Midoriya debió ser la sombra de Todoroki una vez más, está vez, para fotografiar los ensayos. Aunque no se quejaba, escuchar la música en vivo era alucinante y no se comparaba con escucharla a través de unos audífonos, era muchísimo mejor.
Además, Todoroki lucía perfecto con la guitarra en sus manos y sus habilidades al tocar no se quedaban atrás. Era el modelo ideal al momento de fotografiar, jamás salía mal porque en cada foto era admirable, digno de postal.
Midoriya solo podía envidiarlo sanamente, ¿cómo era posible que fuese tan perfecto? Aunque su cabello fuese extrañamente llamativo y tuviera esa cicatriz alrededor de su ojo izquierdo seguía siendo guapo.
—¡Oye, Midoriya! —Kirishima le llamó por sobre el ruido de la batería que Bakugou tocaba—. ¿Quieres algo para beber? Me estoy sofocando aquí dentro e iré por algunas bebidas.
—Uh, cualquier cosa estaría bien, Kiri. —Midoriya bajó su cámara al verse interrumpido, sonriendo suavemente—. Si no es mucha molestia.
—Qué va, hombre. Yo estoy invitando. —Kirishima volteó hacia el baterista, acercándose y poniendo ambas manos alrededor de su boca para hablar—. ¡Blasty!
Bakugou se detuvo abruptamente, los platillos siguieron sonando debido a los últimos golpes y Kirishima los detuvo con sus manos.
—¿Ahora qué?
—Vamos por algo de beber.
Él alzó una ceja.
—Ve tú.
Midoriya reprimió su sonrisa al ver cómo Kirishima hacia un exagerado puchero.
—¿Y si me pierdo?
—No comiences.
—No volveré.
—Es un hotel.
—¡Pero Blasty...!
—Bakugou, no queremos que Kirishima se pierda —Todoroki interrumpió, consiguiendo que Kirishima le viera como su héroe de último minuto.
Bakugou se cubrió la frente, harto de las babosadas de sus compañeros.
—Iré. Pero no porque lo dijiste tu, cabeza navideña —farfulló poniéndose de pie y siguiendo a Kirishima. Antes de salir, le enseñó el dedo de en medio a Todoroki quien no tuvo problemas al devolverle la seña.
Midoriya rió en cuanto la puerta se cerró otra vez. Todoroki se sentó sobre el amplificador en frente de él y esperó a que dejara de reír.
—¿Te diviertes?
Midoriya asintió, la mayoría del tiempo se la pasaba solo en su hogar y los días en que podía juntarse con Uraraka e Iida eran muy pocos, así que no pasaba mucho tiempo riendo. Desde que llegó allí las situaciones le divertían, sobre todo por los comentarios de Todoroki y los chistes de Kirishima.
—Sí. Estar con ustedes es divertido. —Midoriya bajó la mirada hasta sus zapatillas rojas, ocultando la sonrisa calmada en sus labios—. Trabajar contigo es divertido.
—Pensé que podría estar siendo difícil.
Y lo estaba siendo. Todoroki no revelaba casi nada de su vida privada, apenas habían tocado el tema de Yaoyorozu en la madrugada y eso era todo lo que sabía. Sin duda alguna era un problema a la hora de crear una biografía, pero por lo demás, era bastante sencillo.
—Un poco, pero fotografiarte es realmente fácil, estás hecho para las cámaras —admitió con un ligero sonrojo en las mejillas—. Siempre sales bien...
Todoroki guardó silencio. La duda surgió desde el comentario de Midoriya. No debía esforzarse mucho para notar la baja autoestima en Midoriya, algo que le parecía completamente absurdo. Sí, el chico no era uno de esos modelos guapísimos que tenían más plástico que cara, pero tenía una belleza innegable y exótica.
—¿Alguna vez te has tomado una fotografía? —preguntó antes de poder frenarse a sí mismo, Midoriya le vio perplejo—. Solamente de ti.
Alguna vez lo hizo por mera obligación de Uraraka, pero jamás le gustó su apariencia, así que todo terminaba desechado en la basura y optaba por olvidar el tema.
—Lo hice, pero... no me gusta hacerlo.
—Eres un buen fotógrafo, tal vez deberías intentarlo.
—Uhm, no, yo...
Todoroki notó como tiraba de las mangas de su chaqueta, algo que usualmente hacía cuando se ponía nervioso, aparte de murmurar un montón de palabras confusas. Era adorable, más que cualquier persona que conoció antes.
Mientras Midoriya intentaba excusarse con palabras rápidas y sin sentido, tomó la mano del chico y le hizo andar detrás de él, siguiendo sus pasos. Los otros músicos siguieron tocando por su cuenta y no les prestaban atención, pero no quería tenerlos allí cuando hiciera lo que planeaba.
Midoriya balbuceó algunas palabras, pero no le soltó y no intentó frenarle. Desde lo sucedido en Londres había más confianza entre ellos, una que le permitía hacer gestos como tomar su mano o hablarle más a menudo.
Era agradable.
Ambos llegaron hacía el final del pasillo, Todoroki abrió la puerta de vidrio y pasaron al balcón. Estaban en el último piso del hotel y la ciudad de Dublín se extendía majestuosamente delante de sus ojos. Era un buen paisaje de fondo.
—¿Qué hacemos aquí? ¿Quieres una fotografía?
Todoroki asintió, pero antes de que Midoriya pudiera tomar la cámara que colgaba de su cuello, él la tomó y deslizó la correa por sobre su cabeza, quitándole la posesión de la cámara. El rostro de Midoriya estaba perplejo, sobre todo cuando le vio enfocarle.
—¡E-Espera...! ¡¿Qué estás?!
Todoroki bajó la cámara.
—Quiero una fotografía de ti —soltó sin titubeos—. Sé cómo utilizarla, no te preocupes.
—N-No, me refiero a... ¿por qué?
Midoriya no podía estar más consternado, Todoroki decía y hacía cosas fuera de lugar que lograban aturdirle.
—¿Por qué no? —Volvió a enfocarle mientras hablaba—. Será solo una fotografía.
Midoriya tragó duramente. Era mala idea, pésima idea.
Pero sabía que Todoroki no desistiría fácilmente.
—Solo una, ¿cierto? —Todoroki asintió. Midoriya aún sentía un profundo desagrado por la idea—. Después volveremos y podremos seguir trabajando.
—Por supuesto.
Inhaló profundamente antes de acercarse a la barandilla del balcón. Intentó mirar hacia el lente de la cámara o sonreír, pero al final desistió y solo bajó la cabeza, rogando que su cabello revoltoso cubriera la mayor parte de su rostro. Esperó escuchar el clic de la cámara, pero jamás lo oyó. Alzó la cabeza para ver a Todoroki quien le veía en silencio con algo parecido a decepción.
—¿Ocurre algo? —preguntó suavemente—. Si ya la tomaste podríamos-
—No sonríes —le interrumpió, frunciendo el ceño con extrañeza—. ¿Por qué?
—¿Debería...?
—Por supuesto que sí, luces bien sonriendo. —Midoriya le miró con escepticismo, era obvio que no creía en sus palabras así que decidió ser sincero—. Midoriya, puedes no creerlo, pero tienes una sonrisa hermosa y especial. Para alguien como yo que pasa demasiado tiempo amargándose por la vida, es realmente envidiable que puedas sonreír fácilmente y con sinceridad, transmitir alegría con solo un gesto.
—¿U-Uh?
—Así que, por favor —levantó la cámara otra vez, enfocándole. Midoriya le veía con sorpresa y un tierno rubor sobre sus mejillas—, ¿puedes sonreír para mí?
Sus palabras consiguieron que Midoriya sonriera de verdad, y aunque lo hizo de forma tímida seguía siendo una sonrisa sincera y adorable. Tomó la fotografía, solo una tal y como prometió.
—¿Qué opinas? —preguntó entregándole la cámara, más Midoriya hizo una mueca desconforme al observar su imagen—. Puedes ser sincero.
—N-No me gusta...
—Ups. Lo siento, soy un mal fotógrafo.
Midoriya le vio con cierta vergüenza.
—De hecho, lo hiciste bien, pero yo...
—¿Qué ves?
Midoriya volvió a ver la imagen en la cámara, contemplándose a sí mismo con su sonrisa nerviosa, el cabello desprolijo, las mejillas pecosas que le daban a su rostro un aspecto redondeado.
—Veo una ciudad bonita, pero alguien que necesita un corte de cabello, un lote de crema anti manchas y seguir con el tratamiento de brackets que dejó hace años se paró en frente y arruinó la toma.
Todoroki le picó la mejilla con un dedo.
—Tus pecas están bien. —Midoriya bufó—. Lo digo en serio.
—¿Ah sí? ¿Y qué ves tú? —Midoriya le retó con cierto tono frustrado, pero no se esperaba que Todoroki se pusiera a su lado para observar la cámara—. E-Era una broma...
Todoroki no escuchó sus palabras.
—Veo un chico de apariencia joven, una belleza exótica con un cabello indomable y sedoso, ojos verdes que dejan en ridículo a las esmeraldas, labios de piñón, nariz pequeña y mejillas salpicadas por estrellas —dijo suavemente, debido a su cercanía su cálido aliento rozaba su cuello y le hacía estremecer—. Veo a alguien qué, sin duda alguna, no sabe que basta con una sonrisa suya para dejar sin aliento a cualquiera.
Midoriya enrojeció con fuerza, juraba sentir el calor quemando sobre sus mejillas. ¡¿En serio acababa de decirle todo eso?! ¡Paren el mundo! ¡Midoriya necesitaba bajarse!
Su boca tembló y su corazón golpeteó velozmente en su pecho, haciéndole sentir como un adolescente tonto. Todoroki no pudo haberle dicho tanta perfección junta, nunca le habían descrito de esa forma, siempre era insultado y los demás le veían en menos, entonces, ¿por qué ahora...?
—¿E-Es una broma?
Todoroki suspiró desganado.
—Eso es insultante.
—¡P-Pero...!
—Eso es lo que veo, Midoriya, lo siento si no es lo que esperabas. —Todoroki se alejó de él, guardando la distancia—. Ahora, si gustas puedes darme la fotografía y me esforzaré en describirte mejor la próxima vez.
Él lo estaba haciendo a propósito. Sin duda alguna lo estaba haciendo a propósito.
Midoriya tragó nerviosamente.
—N-No... así... así está bien.
Todoroki sonrió ligeramente, aumentando sus latidos descontrolados.
—¿Volvemos?
—Esto no lo haría ni el Todoroki de wattpad —Midoriya musitó.
—¿Sucede algo?
—¡N-No!
Demonios.
Midoriya observó su imagen y en lugar de borrarla como había planeado, apagó la cámara y la dejó allí, luego siguió a Todoroki por el pasillo a una distancia prudente, estar cerca de él le provocaba taquicardia.
—Por cierto, Midoriya. —Todoroki volteó a verle—. Yo no miento, no me gusta hacerlo.
Midoriya a duras apenas pudo asentir.
Después de lo sucedido todo volvió a su curso normal, Todoroki no parecía ni mínimamente arrepentido de lo que dijo y Midoriya realmente esperaba que lo estuviera.
Incluso cuando el ensayo terminó y todos fueron a dormir para el concierto de mañana Midoriya se sentía abrumado.
Eso no podía estar ocurriéndole a él.
¡Hola, Tribu! ¿Cómo están?
Dedicado a @stelfy94 Porque es un amor de persona que me dedicó un capítulo muy precioso de su TDDK week.
Me puse a releer todo el fic y no me gustó mucho. Ñabsdasbda. Es decir, yo sabía que era lento pero no sabía que tanto xD Así que... ¡Muchas gracias a todos los que están aquí y le dan amor a esta cosita fea!
Estoy muy emocionada porque vean el próximo capítulo que ya estoy por terminar, las cosas se van a poner turbulentas, agarrense.
La canción para esta semana es:
https://youtu.be/zZMZi61UnFU
¡Y tenemos playlist en spotify gracias a @RC-Nikiforov092 :) ! ->
¡Muchas gracias a todos por leer!
Nos vemos la próxima semana.
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