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Capítulo 11

Midoriya golpeteó repetidas veces su pie contra la lustrosa baldosa del aeropuerto, cualquiera con dos dedos de frente podía deducir que estaba nervioso, ultra nervioso. Desde que Iida le dijo que la gira de Todoroki sería internacional se intentó preparar mentalmente para ese momento, pero resultó ser un completo fracaso, no estaba preparado y probablemente, no lo estaría dentro de los próximos minutos.

Nunca antes en su vida había subido a un avión, y como Japón era una isla, jamás salió fuera del país, por lo que tenía dos motivos para estar nervioso. Era su primera vez viajando al extranjero y su primera vez subiéndose a un vehículo que no estaba sujeto a tierra.

En ese momento, odiaba a Hollywood y sus estúpidas películas dónde representaban a todo como un peligro potencial, sobre todo a los aviones, esas malditas cosas cayendo hasta islas pérdidas o explotando por alguna bomba. ¡Le quitaban toda la seguridad a la gente!

Sobre todo a la gente paranoica y de mente soñadora, tal como él.

—Déjame adivinar, primera vez viajando. —Kirishima, que llevaba un buen rato sentado a su lado en un profundo silencio, le dirigió la palabra—. ¿No es así?

Midoriya volteó a verle con una mueca incomoda. Kirishima no le dijo ninguna palabra en todo ese rato y si era sincero, se sentía aliviado al escucharle hablar, porque no era normal que él guardara silencio por tanto tiempo.

—S-Sí. —Asintió secamente—. ¿Sabes? Comienzo a creer que fue pésima idea ver Kong antes de venir aquí.

—Oh, vamos. No puedo creerlo, Todoroki dijo la misma babosada después de ver esa película. —Kirishima sonrió, mostrando sus afilados y blancos dientes—. Ustedes pueden ser diferentes, pero tienen mucho en común.

—Kiri...

—¿Le llamo? Fue con Bakugou a la cafetería por algo de café, pero de seguro vendrá en cuanto le diga qué te sucede.

—N-No te preocupes, estaré bien.

De seguro estaría peor si tenía a Bakugou cerca. Él probablemente le odiaría aún más por alejarle de Todoroki. Bakugou era territorial con absolutamente todo, Midoriya recordaba que incluso una vez le gritó por acercarse demasiado cuando solamente le enviaron a hacerle una pregunta.

Oh, no. Había estado tan ocupado desde que llegaron a Hiroshima que no se dio el tiempo de pensar seriamente en ello. Después de la cena, Todoroki y él fueron a su habitación y trabajaron un poco en el libro, así que terminaron durmiendo cuando ya rozaban la una de la madrugada. Durante la mañana, no tuvo que toparse con nadie, ni siquiera con Todoroki, él se había levantado temprano dejando una nota en donde explicaba que quería componer algo, desapareció hasta el mediodía y el resto fue banal, nada importante.

En ningún momento pensó en Bakugou y en su opinión sobre su reciente amistad con Todoroki.

Ahora tenía miedo, un miedo muy estúpido.

—Uh, hombre. Debemos hacer presión para aumentar tu límite de gastos, no es justo que debas viajar con todo el staff en clase media y que nosotros estemos en la zona vip del avión.

—Es justo, Todoroki no querría hablar sobre su vida en un avión, ¿no? Sería imprudente... —Midoriya se abrazó a sí mismo y forzó una sonrisa en sus labios—. Agradezco mucho que te preocupes por mí, Kiri, pero estaré bien, es solo el miedo de subirme por primera vez en una maquina voladora que no está sujeta a nada.

—No creo que sirva llamar así al avión.

—Nop. No sirve para nada.

Kirishima se rió de sus exageraciones.

—Bien, debes calmarte, o yo también terminaré tan paranoico que viajaré con un paracaídas puesto.

—¿Podemos hacer eso?

Kirishima le observó largamente.

—Joder, deberíamos. Ahora tengo miedo.

Ambos se rieron nerviosamente, esa estúpida paranoia se estaba volviendo extrañamente divertida.

—Oh, por fin. —Kirishima señaló tras sus espaldas, Todoroki y Bakugou caminaban a paso calmado en su dirección, Midoriya podía notar cierta tensión incomoda en el profundo silencio que había entre ellos—. ¡Comenzaba a creer que se habían olvidado de mí!

Todoroki casi rodó los ojos.

—Late caliente con crema y chispas de chocolate —explicó mientras entregaba el otro vaso de papel.

—Oh, bro. Sabes que te amo, pero yo no pedí eso. —Kirishima hizo un puchero, al menos hasta que Bakugou le piso la punta del pie—. ¡Auch!

—Ese no es tuyo, idiota —Bakugou le regañó entre dientes antes de entregarle el otro vaso que cargaba, provocando que Kirishima sonriera inmensamente al recibir lo que esperaba.

—También te amo, Blasty.

Midoriya sonrió culposamente al darse cuenta que Todoroki hablaba para él, así que aceptó el vaso que le ofrecía.

—Gracias, no era...

—Estás pálido como una hoja de papel desde que pisamos el aeropuerto —Todoroki le acusó—, no me digas que no era necesario.

Midoriya hizo un puchero.

—Perdón.

—Hay que ver el lado positivo, al menos puedes hablar, ¿no? —Kirishima dijo después de beber—, Pongamos rango de peligro según colores de tu rostro, normal es peligro cero, pálido es peligro medio y amarillo es peligro mayor, alías, ¡debemos conseguir un médico!

Kirishima se carcajeó hasta que Bakugou le tomó por el gorro de la sudadera, obligándolo a ponerse de pie para no ahorcarse con su propia ropa.

—¡B-Blasty! ¡Si quieres que me levante dilo, no me ahorques! —se quejó mientras seguía siendo arrastrado por el baterista.

—Eso es... —Midoriya musitó con preocupación.

—Normal, para ellos, claro está. —Todoroki se encogió de hombros—. Se tratan así.

—Ya veo...

Si Bakugou tuviera ganas de hacerle daño a Kirishima lo hubiese hecho sin dudarlo, para Midoriya era obvio que si le agradaban realmente.

—Entonces, ¿le temes al avión? —Todoroki le preguntó mientras se sentaba en el lugar donde Kirishima estuvo.

—Sip. No debí ver Kong antes de esto.

—Al menos no viste Kong y luego El vuelo del fénix —Todoroki frunció el ceño—. Esa no fue una buena idea, pero me percaté de ello demasiado tarde.

Midoriya se carcajeó.

—Al menos ninguno de nosotros tiene implantes, esos explotan.

—Claro que no.

—¿No? —Todoroki negó—. Siento que viví engañado gran parte de mi vida.

Todoroki sonrió mientras le veía morder nerviosamente su labio inferior, Midoriya sabía perfectamente que debía viajar en avión y aun así aceptó ese trabajo. Sin duda alguna era muy testarudo y determinado, aunque le jugase en contra.

La primera vez que salió del país nipón también estuvo nervioso, en cuanto le contó a sus hermanos de la primera gira internacional, Touya no tuvo mejor plan que mostrarle accidentes de aviones y otras babosadas.

—Acabarás por acostumbrarte. La primera vez es difícil, pero cuando comiencen a pasar los meses será rutinario.

—Oh, lo sé. Es solo que ahora iremos a Reino Unido, luego será Irlanda y... —Midoriya frunció los labios—. Es un ritmo muy rápido, ¿cómo puedes soportarlo?

Si Todoroki era sincero, sí, estaba estresado y lo estaba bastante. Sobre todo porque debía hacer más cosas que un artista normal por culpa de mutis. La llegada de los fines de mes era sumamente caótica, él debía viajar mucho antes que todos, solo y mudo, hasta el próximo país en la lista y quedarse quieto. Algunas veces Aizawa le acompañaba, pero su manager era tan calmado y reservado que realmente no se sentía su compañía.

Oh carajo. Él ni siquiera le había mencionado a Midoriya de sus viajes anticipados que debía hacer para ocultar el mutis de todos los demás.

En algún momento debería explicarle de ello.

—Diría que estoy acostumbrado, pero... —Todoroki suspiró desganadamente—. No, no lo estoy.

Midoriya suprimió la sonrisa incrédula de sus labios, Todoroki no era muy bueno consolando... bien, no lo era para nada.

—¿Alguien te acompañó durante tu primera gira? —indagó Midoriya. Realmente, Todoroki no decía nada relevante sobre él mismo, solo pequeños detalles sin importancia. Para ese punto, Midoriya no tenía ni la menor idea de sus padres, hermanos, su niñez o adolescencia, ni siquiera mencionaba algo de su reciente ruptura con Yaoyorozu.

—Aparte de Kirishima y Bakugou, no. Aizawa aparecía de vez en cuando, no debía enfocarse tanto en mí porque sabía que, prácticamente, no hago nada escandaloso.

A menos que esté pasando por un mal momento, era ahí cuando sentía que las paredes se cerraban sobre él y necesitaba salir corriendo hacia otro lado donde nadie le conocería y juzgaría por derrumbarse. Si era sincero, eso no pasaba muy a menudo, normalmente tenía absoluto control de sus sentimientos y emociones.

Aunque Midoriya parecía ser la excepción a esa norma, a su lado era un estúpido sin control alguno, porque sentía que a pesar de ocultarse bajo una faceta inmutable Midoriya podía ver la realidad a través de él.

Y en cierta parte, era molesto. Odiaba sentirse al descubierto.

—Uh, ¿y tú familia?

—Mis hermanos son mayores que yo, cada uno tenía cosas más importantes que hacer.

—P-Pero apenas tenías diecinueve.

Midoriya no podía creerlo, esa había sido la primera gira de él a nivel nacional, era solo un chico apenas graduado recorriendo el país. Si Midoriya hubiese estado en su lugar, mínimo tendría dos colapsos nerviosos y un paro cardíaco.

—No fue para tanto, además, fue un viaje bastante incómodo y precario. Nadie gastaría tanto en alguien que apenas había sacado un disco.

—¡Pero fue un logro! N-No soy un fan obsesionado ni nada por el estilo —Midoriya aclaró rápidamente antes de seguir—, sin embargo, investigué un poco sobre ti y...

—Puede que se lograra más de lo estimado con las ventas, pero eso no significaba que fuese importante, había miles mejores que yo. —Todoroki no pudo evitar recordar todo lo que se tuvo que batallar para conseguir una oportunidad, ¿un mutis cantante? Eso era una completa locura, él único que siempre creyó en él fue Aizawa, por eso le estimaba tanto—. Sin contar que mi padre jamás apoyó la idea, él no me dio ni un yen, así que estuve por mi cuenta durante ese tiempo.

Midoriya tragó duramente. Debió pensar en eso antes, no todo era color de rosas y ni mucho menos brillante, Todoroki pasó dificultades también, no porque ahora él resaltara por sobre los demás significaba que siempre fue así.

—Lo siento, no quería hacerte recordar...

—Está bien, es norma no oficial eliminar todo lo horrendo de la vida de los artistas para presentarlo al público como la vida soñada.

Midoriya observó atentamente su perfil, perdiéndose en sus rasgos únicos, Todoroki era bello desde cualquier ángulo, pero cuando esa mirada plena se volvía desconcertante, él parecía ser un hombre etéreo, inalcanzable para cualquiera. Le provocaba añoranza, deseo de conocerle hondamente, sin secretos, comprender qué tanto pasó para volverse de esa manera.

El misterio provocaba atracción, ahora lo entendía mejor que nadie.

—¿Quieres revelar algo como eso? Sabes que yo...

—No. Solo te causaría problemas a ti. —Todoroki volvió a verle, conteniendo un suspiro desganado—. Ninguno de los mandos allá arriba permitiría que reveles algo como eso, para el mundo, todo debe ser plenamente perfecto, sin errores.

—Aun así...

—Te cuestionarán y censurarán. Y si te soy sincero, no me importa. —Todoroki apreció como él fruncía los labios y se perdía viendo su vaso con la bebida caliente, Midoriya estaba frustrado y, obviamente, decepcionado de no poder hacer lo que creía correcto—. Está bien, en serio.

—Lo peor es que tienes razón —Midoriya dijo casi entre dientes—. Estaba en mi contrato.

—Y deberías seguirlo, estas ganando terreno al ser eficiente, podrías ser considerado como periodista en otros trabajos más importantes

Midoriya lo sabía, esas oportunidades no se repetían dos veces en la vida, debía tomarlas y enfrentarse a ellas si quería ganarse un lugar en el mundo moderno, para eso estudió contra viento y marea, no podía permitirse fallar.

—Sí, pero... —Midoriya bajó la cabeza—. Espero que no haya más viajes de dieciocho horas en mi camino.

Diablos, Todoroki pensaba lo mismo. Al menos estarían establecidos en Reino Unido durante mucho tiempo y no deberían pisar un avión hasta el día veintiuno de mayo donde partirían hasta Dublín, Irlanda, que por suerte no estaba para nada alejado de Mánchester, donde sería el último concierto en suelo inglés.

—¿Quieres hacer una llamada a tu familia? O a tu demonio personal.

—¿Algo así como una llamada final? ¡Me estás espantando! —Midoriya se carcajeó—. Creo que ya les marqué demasiado, creerán que soy paranoico.

—¿No lo eres?

—Espera, ¿qué?

Todoroki no respondió, solo se limitó a seguir bebiendo de su café. Midoriya sintió cierta diversión en ello y buscó mirarle a los ojos, pero él desvió la mirada haciendo un intento pobre de parecer casual.

—No me respondiste, Todoroki —le increpó aunque él intentaba darle la espalda—, y sigo esperando.

—Bonita madrugada, ¿no?

—Tramposo —dijo con un puchero en los labios—, y embustero, pero gracias por el late.

Solo faltaba que le regalara la luna, la noche, el día, un lamborghini y ya sería el Todoroki de las malas historias de wattpad.

Ahogando sus ideas estúpidas, Midoriya observó el gran ventanal que dejaba ver la llegada y partida de distintos aviones, aunque lo que más llamaba su atención era la oscura madrugada y las estrellas combinadas a las distintas luces parpadeantes de la pista de aterrizaje.

Varias horas después Midoriya se encontró en el aeropuerto de Londres-Heathow, admirando las grisáceas nubes sobre la ciudad inglesa. El clima en Inglaterra casi siempre era lluvioso y debía tener mucha suerte para encontrarse con un día soleado, pero a su parecer, el paisaje nuboso se le hizo precioso porque le otorgaba el sentimiento de estar viendo otra parte del mundo que no conocía.

Buscó con la mirada entre la gente del staff a alguno de los chicos, no les había visto desde la perezosa escala en Shanghái, donde Kirishima amenazaba con cortarse las piernas, porque a pesar de viajar en buena clase, se le adormecerían si pasaba doce horas más sobre otro avión. Todoroki le advirtió, con voz gastada y adormilada, que debía acostumbrarse a los quejumbrosos comentarios de Kirishima en las escalas, el bajista solo siguió farfullando malas palabras hacia las aerolíneas.

—Adivina, una fanaticada alterada y furiosa está aguardando por nosotros allá afuera. —Ojiro, uno de los nueve-once y con quien compartió lugar en el avión, le dijo amenamente—. Te recomiendo guardar la calma... e ignorar sus gritos.

—¿T-Tan graves son? —Midoriya tragó duramente, no había pensado en eso.

—Bueno, es peor para los nueve-once, arañazos, golpes y gritos en los oídos. —Ojiro hizo una mueca y después le dio dos palmadas amistosas en el hombro—. Te salvaste, hombre. Tú solo debes soportar los gritos.

—¿Cómo diantres va a soportar los gritos? ¡Hay lugares en que son verdaderos animales hambrientos! ¡Y apenas estamos en Londres! No quiero ni pensar cuando lleguemos a Estados Unidos. —Toru, roadie de iluminación y la novia de Ojiro, bufó exasperadamente—. Allí debes temer, Mido. Las americanas dan miedo y son más grandes que una japonesa, a veces son más grandes que los hombres japoneses.

—¿U-Uh?

—T-Toru, recuerda que nosotros tenemos a Melisa, es americana.

—¡Ella es preciosa! No metas a Melisa en esto, amor. —Toru tomó su maleta y se adelantó hacia un grupo de chicas, Ojiro solo suspiró y fue a seguirle, no sin antes desearle suerte.

Midoriya sostuvo firmemente la asa de su maleta mientras veía a los nueve-once y algunos managers de producción reunir a todos para salir del aeropuerto y llegar ilesos hasta las vans que les esperaban afuera.

Escuchó a alguien tararear la marcha imperial de Darth Vader y después sintió como le abrazaban firmemente.

—¡Vamos a moriiiiir! —Kirishima exclamó por sobre los gritos del manager de seguridad, provocando risas en algunos del staff.

Midoriya rió por lo bajo y aceptó el abrazo de Kirishima.

—¡Si vas a morir entonces carga tu propia maleta! —Uno de los roadie más altos y fuertes se quejó, provocando más risas—. ¡Suficiente tengo con la mía!

—¡Rayos, Sato! ¡La había olvidado!

Kirishima hizo un puchero y le soltó para recibir su maleta de las manos de Sato, Midoriya ladeó su cabeza al ver la maleta roja con un logo negro en el centro, demasiado llamativa, pero era obvio que le pertenecía al bajista.

—¡A llegado el culpable de que nos devoren! —Bakugou exclamó exasperadamente provocando que algunos voltearan a mirar.

Todoroki caminaba calmadamente hacia ellos. Él había cambiado su vestimenta desde la última vez que le vio y ahora, en lugar de algo casual, vestía un elegante y urbano suéter de cuello alto, jeans oscuros y una chaqueta de cuero. Parecía que acaba de bajar de una pasarela de la semana de la moda en Francia, porque estaba sencillamente irresistible.

Todoroki bajó la mascarilla que cubría su boca hasta su mentón.

—Puedes estar tranquilo, Bakugou, nadie te va a devorar a ti.

Más risas estallaron alrededor, Midoriya se sorprendió de la capacidad de aguante de los productores de seguridad, quienes estaban gritando a viva voz para organizarse correctamente sin dejarse derrotar por las carcajadas del staff.

—Hola —Todoroki saludó, luego sus ojos se entrecerraron al verle, como si se sintiera preocupado—. ¿Te sientes bien?

Midoriya contuvo un jadeo antes de llevar sus manos hacia sus rizos desordenados e intentar bajar su volumen. Todoroki parecía un auténtico dios griego y él de seguro lucía tan devastado como su tía Hiroko después de dos botellas de champan. ¡Jodida vergüenza!

—Sip. Bien... muy bien.

Midoriya elevó ligeramente la comisura de sus labios en un pobre intento de sonrisa, porque se sentía realmente abrumado con su cercana presencia.

¿Cómo podía sentirse tan pequeño a comparación de Todoroki? Su pequeña familia solía decirle que era un chico alto y fuerte, pero a comparación de Todoroki sentía que era un frijol. El cantante tenía la altura suficiente para que al abrazarle, Midoriya pudiera recostar su cabeza sobre su hombro e inhalar el suave aroma de su perfume. Incluso, apostaría que podía hacerse un lugarcito en su pecho y recibir sus brazos enfundados en cuero alrededor de su cintura.

¡Diantres! Había echado a volar su cochina imaginación.

Sacudió su cabeza ligeramente, repeliendo las fantasiosas imágenes de su mente. 

Se hincó sobre el suelo y sacó su cámara de su bolso, dispuesto a seguir su trabajo y no gastar su tiempo enloqueciendo.

—¿Vamos? —preguntó, poniéndose de pie y volviendo a ver a Todoroki, pero él tenía una mueca inconforme en su rostro—. ¿Ocurre algo?

Todoroki observó a la gente del staff avanzando, luego suspiró y les siguió el paso.

—Nada, solo... no te desconcentres.

Bien, comenzaba a temer un poco.

Salir al exterior fue una mezcla de sensaciones extrañas, primero recibió una oleada de viento frío que le hizo encogerse en su chaqueta y luego, una serie de gritos emocionados que repercutió en sus tímpanos. Por alguna razón, eso no hizo más que hacerle sonreír nerviosamente.

Se adelantó un poco antes de voltear para enfocar a Todoroki con el lente de su cámara, pero sintió que algo dentro de él se paralizaba al percatarse de la sonrisa que cargaba en sus labios. La multitud alrededor de las vallas de seguridad volvió a gritar, sacándole de su pequeño asombro.

Todoroki tuvo la paciencia de acercarse a quienes tenían regalos en sus manos y a los que pedían por una fotografía, siendo sumamente cortés aunque la seguridad del aeropuerto y la suya propia exclamaban a gritos que no se permitirían más fotografías. Kirishima también fue a parar con la multitud, ayudando a su amigo y a veces, recibiendo el mismo afecto y fanatismo.

Midoriya realmente no se esperaba que él tuviese ese tipo de trato con su fanaticada, es decir, la mayoría de veces a Todoroki parecía disgustarle la fama y el constante seguimiento, pero cuando les tenía frente a frente no era desagradecido, hacía todo lo posible por ser amable.

Las fotografías lucían bien, el clima nublado hacía un contraste muy divertido con las pancartas y la efusividad de las fanáticas, y combinado a la sonrisa de Todoroki, lograba capturar el afecto y la estima.

Todoroki volteó a verle, facilitando su trabajo al enfocarle, pero los guardias comenzaron a exigir que debieran partir de una vez. Midoriya tomó un par de fotografías, sin concentrar en sus pasos en reversa, y debió hacerlo, porque su naturaleza torpe le hizo tropezar ligeramente con un guardia. Cerró los ojos previniendo el golpe que se daría contra el suelo, golpe que jamás llegó, lo único que sintió fueron dos manos firmes en sus brazos, deteniendo su caída.

Todoroki le había salvado de ese torpe tropiezo. Midoriya contuvo el aliento al mirar directamente a sus ojos, Todoroki estaba tan sorprendido como preocupado.

—Gracias... —musitó en un hilo de voz mientras se paraba correctamente—, y perdón.

Todoroki abrió la boca para responderle, pero el grito infartante de la multitud le hizo callar. Midoriya tragó duramente al darse cuenta que todos se dieron cuenta de ese pequeño momento.

—Hay que salir de aquí.

Solo pudo asentir a las palabras de Todoroki antes de dirigirse a la van.

Abrió la puerta de su correspondiente habitación casi perdiendo el aliento ante lo sofisticado del lugar, tenía el tamaño suficiente para una persona, pero estaba adornado de forma reluciente y limpia, como si se tratara de la primera persona en entrar ahí.

Midoriya entró y cerró la puerta, dejó su maleta y bolso a un lado y se abalanzó contra la mullida cama, suspirando al poder descansar al fin del pesado viaje.

Ahora en verdad había comenzado su trabajo y debería soportarlo durante los próximos cuatro meses, aunque de seguro todo sería más ameno después de realizar las paces con Todoroki.

Sin saber si aquello debía hacerlo sentir preocupado o aliviado, se levantó de la cama y tomó ropa limpia de su maleta antes de dirigirse al baño y tomar una larga ducha que alejaría toda esa pereza y somnolencia de él. Se quedó un buen rato bajo el agua tibia cayendo sobre su cuerpo, relajando sus músculos de la tensión. Sin embargo, aunque intentó mantener su mente ocupada, no pudo alejar sus pensamientos de toda la situación.

Un suspiro escapó de sus labios al recordar la silueta de Todoroki, tan intimidante y elegante como era, y con tantas cualidades que ocultaba bajo de su rostro estoico. No llevaba más de un mes desde que le conoció y ya tenía su mundo pies arriba, atrayéndolo cada vez más con cada cosa que conocía o cada cosa que hacía por él.

No quería aceptarlo, pero sentía una profunda atracción por Todoroki que iba más allá de su apariencia, se trataba de la persona que realmente era Todoroki y que Midoriya ansiaba conocer.

Aun así, sabía que no debía dejarse llevar por sus sentimientos.

Luego estaba Bakugou, el tipo había sido un completo patán con él, pero ahora no parecía tener ánimos ni de entablar una conversación. Tal vez Uraraka tenía razón y prefería fingir demencia ahora que sus mayores amigos tenían la orientación sexual que solía odiar.

Pero estaba seguro que si Bakugou se sentía amenazado por su cercanía con Todoroki tomaría cartas en el asunto, y para su desgracia, deberían enfrentarse una vez más.

Salió de la ducha y secó su cuerpo, contemplándose a sí mismo en el espejo. Era increíble que a pesar de que dejó de ser un niño, siguiera siendo tan iluso y tuviera tan baja autoestima.

Observó su relejo, su rostro redondeado, las pecas salpicadas graciosamente sobre sus pómulos y los rizos desordenados que caían libremente tras sus orejas. Si bien ya no sentía repulsión al verse, aún no se sentía suficiente para el mundo.

Molesto consigo mismo, Midoriya se vistió y se encaminó hacia su habitación. Más el aire abandonó sus pulmones al encontrarse con la figura alta de Todoroki sobre su cama, el cantante le devolvió la mirada y saludó con su mano como si la situación no fuese extraña.

—¿Q-Qué? —El oxígeno abandonó sus pulmones, así que volvió a hablar un poco más fuerte—. ¿Qué?

—Debes cerrar con seguro, aunque todo el staff esté en este piso necesitas tener cuidado.

Midoriya frunció el ceño completamente incrédulo, ¿ese hombre era real?

Dio gracias a todos los santos por haber llevado su ropa al baño, lo que menos quería era que alguien como Todoroki le viese con solo una toalla atada a la cintura. Nop. Primero muerto.

—¿Qué haces aquí? Se supone que tienes una suite un piso más arriba, ¿por qué...?

Todoroki se encogió de hombros.

—Creo que la mayoría intentará dormir, pero no puedo conciliar el sueño. —Todoroki torció sus labios incómodamente, Midoriya desvió la mirada de su boca para evitar recordar cómo se sintieron esos finos labios contra los suyos—. Supuse que tú no dormirías tampoco.

—A-Ah... —Midoriya se quedó en blanco, ni siquiera sabía si podía sentarse junto a él en la misma cama, así que se mantuvo de pie—. ¿Por qué?

—Dijiste que te entusiasmaba conocer Londres.

Midoriya sintió el calor esparciéndose sobre sus mejillas, sí, lo había dicho muchas veces.

—Lo sé, pero... ¿no crees que es mala idea salir hoy? Deberías descansar, Todoroki.

—No te estoy pidiendo salir.

Midoriya sintió como si un balde de agua fría cayera sobre su cabeza mientras una profunda vergüenza se instaló en su pecho.

—Al menos no hoy. —Todoroki carraspeó—. Serán varios días antes del concierto, entonces... mañana...

—Oh. —Midoriya se acercó a él con una ligera sonrisa en los labios—. ¿Me estás...?

—Invitando.

Midoriya no podía entender como un hombre tan serio como él podía volverse tan tierno al avergonzarse. No se suponía que fuese así, sus facciones duras y ojos voraces no deberían darle deseos de besarle todo el rostro. Aun así una parte de él gritó que era correcto y que debería hacerlo cuanto antes.

—¡Me gustaría mucho! —exclamó antes de poder aplacar su molesta vocecita interna. Midoriya quiso bofetearse a sí mismo—. Digo, si estás dispuesto y...

Todoroki frunció el ceño, no sabía por qué Midoriya era tan tímido a su alrededor, con Kirishima no lo era tanto. Tal vez se debía a las habilidades sociales de Kirishima que hacían todo más sencillo, porque si Todoroki era sincero, las suyas ni siquiera existían.

—Claro que estoy dispuesto, te estoy invitando.

Midoriya presionó sus labios como si intentara oprimir su sonrisa emocionada.

—Entonces, sí, me gustaría mucho. —Midoriya se sentó a su lado en la orilla de la cama—. Pero si no harás nada hoy, ¿qué te gustaría hacer?

Todoroki observó su rostro ligeramente sonrojado y las cautivadoras pecas sobre sus pómulos, su revoltoso cabello ahora húmedo y suavemente perfumado por el aroma del champú, y finalmente, los labios perfectamente delineados que parecían reclamar por atención.

Sí, había un par de cosas que le gustaría hacer, pero no podía.

Su vida sería más sencilla si ese chico no fuese tan bello como encantador.

—No lo sé —mintió—. ¿Tienes alguna idea?

—El libro.

—Que no tenga que ver con rememorar mi vida y detalles absurdos de ella.

Midoriya hizo una mueca.

—¿Una película?

—All Might, el héroe comienza.

—¡Trato hecho!

Él se levantó de la cama como si fuese impulsado por un resorte, luego se abalanzó sobre el control del televisor plasma y lo encendió.

Todoroki sonrió mientras le veía casi saltar buscando la película. Al menos tenían un par de cosas en común que ambos disfrutaban.

Se preguntó si habrían más.

¡Han pasado dos semanas! ¡Aquí estoy otra vez!

¡Hola mi tribu preciosa! ¿Cómo han estado? 

Estoy tan cochinamente feliz de haber vuelto. Pensaba publicar ayer, pero Wattpad andaba culero y temía que algo pasara, así que no lo hice. Me quedaré sin internet algunos días al parecer, pero no se preocupen, la próxima semana tendrán la actu del miércoles de siempre :3

La verdad, no esperen mucho de mi en estos capítulos, recién pasamos la introducción y aún estoy tanteando el terreno para ver si esto resulta. Sí, sigo dudando, nada más dejé de decir que paren el fic porque ya sería el colmo xD

La canción:

https://youtu.be/G7pisZYzg8Q

Pensaba hacer un playlist, pero no tengo Spotify, así que valió verga. A menos que Youtube... meh, no sé.

Recuerden que se les quiere mucho, nos estamos viendo en el capítulo de la próxima semana.

¡Toku se va! ¡Cuídense!  <3

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