Capítulo 10
Midoriya tecleó rápidamente sobre su laptop, escribiendo el último párrafo sobre el día en Osaka. Estaba inmerso y a la vez, entusiasmado, el próximo concierto comenzaría dentro de dos horas y su corazón palpitaba fuertemente, ansiando oír una vez más la apasionada voz de Todoroki.
—¡Quiero que me cuentes todo!
Midoriya soltó un pequeño grito y alzó las manos. Kirishima se había sentado a su lado con una rapidez increíble, ni siquiera le escuchó acercarse. En sus ojos carmín estaba una profunda curiosidad y gran emoción, como si le hubiese estado buscando desde hace mucho para hablar con él.
—Oh, espera, ¿te asusté? —Kirishima preguntó preocupado, luego observó sus manos aun alzadas y las bajó—. Así estás bien... bueno, ¡necesito respuestas!
Debió tomar una profunda respiración para recuperar el aliento que perdió. Midoriya guardó el archivo y cerró el programa, dispuesto a darle toda la atención a Kirishima porque la merecía, él estaba siendo sumamente amable y amigable con él, y pensaba ser de la misma manera con Kirishima.
—N-No sé... ¿a qué te refieres?
—Uhm, no lo sé... Todoroki, tú, supermercado. —Kirishima hizo una mueca que detonaba cierta decepción—. Ese no es un buen lugar para una cita, mi primera novia me lo dijo cuándo le arrastré a un supermercado.
El calor explotó a través de su pecosa cara.
—¡¿Q-Qué?! ¡E-Eso... no! ¡Q-Quiero decir! —Midoriya hizo un ruidito, su lengua no dejaba de trabarse torpemente. Finalmente, frustrado y avergonzado no le quedó más que vociferar—. ¡No fue una cita!
Kirishima sonrió ladinamente con picardía, luego le dio dos codazos suaves y juguetones en el costado.
—Oh vamos, incluso durmieron juntos anoche. —Kirishima silbó como si le mero hecho le pusiera contento—. Codo, codo, guiño, guiño.
—¡No pasó nada de lo que estás pensando!
Por All Might. Debió prevenir algo como eso, simplemente pensó que Todoroki le explicaría a Kirishima lo que pasó durante la noche y su extraño acuerdo de dormir en la misma habitación... y la misma cama.
Ahora tenía un gran malentendido entre sus manos.
—Midoriya, tranquilo. —Kirishima le dio dos palmadas que intentaron ser tranquilizantes—. Es normal, son adultos.
—¡Te estás haciendo de una idea muy equivocada! —reclamó mientras la vergüenza hacía estragos en él—. S-Solo estamos trabajando, entonces...
Kirishima entrecerró sus ojos al verle, como si intentara conseguir la verdad detrás de sus palabras, pero no había ninguna. Finalmente, él suspiró con desgano.
—¿En serio? ¿Nada, nada? —repitió con cierta decepción, sobre todo cuando Midoriya asintió dos veces—. Diablos, creí que Todoroki dejaría de ser malo contigo.
—P-Pero él no es malo conmigo, incluso fuimos a comprar algunas cosas porque me quedaré con ustedes... —Midoriya susurró, sintiéndose ligeramente culpable y avergonzado—. Él dijo que podría quedarme en el tour bus durante las noches de traslado.
Kirishima parpadeó con incredulidad.
—¿Qué? ¿Él se preocupó por ti? —preguntó sin creérselo, ladeando su cabeza como un cachorro confundido—, ¿Hizo algo por ti? ¿Estamos hablando del mismo sujeto? Cabello bicolor, cicatriz en el ojo izquierdo, alto, guapo pero con póker face eterna, ¿sí? ¿El mismo?
Midoriya reprimió la risa que amenazaba con escapar de su boca. Esa había sido una excelente definición de Todoroki.
—Sí, el mismo.
—Woah, en serio. —Kirishima se echó sobre el sofá del backstage, mirando hacia el techo—. Carajo, lo sabía.
Midoriya alzó una ceja, confundido.
—¿Qué cosa?
—Nada.
Kirishima ocultó su gran sonrisa debajo de la palma de su mano. Realmente no sabía a qué se refería el bajista, pero seguramente no sería nada malo, así que decidió dejarlo pasar.
—¡Oh, cierto! —Kirishima volvió a sentarse correctamente—. Blasty me dijo que ya te conoció, bueno, eso dijo él, pero no estoy seguro de que su definición de conocer sea grata.
No, no fue grata.
Ni siquiera debía decir conocer, debería decir reencuentro, pero era obvio que Bakugou no quería hablar de eso, y Midoriya tampoco quería hacerlo, el pasado de ambos era demasiado turbio y no quería recordarlo. Aunque Midoriya se encontraba repleto de dudas porque la última vez que vio a Bakugou él era un homofóbico en potencia, pero ahora era cercano a Todoroki, quien era obviamente bisexual.
¿Qué diantres había pasado?
—S-Sí, ya le conocí. No estoy seguro de haberle agradado. —Forzó una sonrisa en sus labios que hizo a su rostro doler—. No puedo hacer nada al respecto, de seguro se molestó por quedarme con ustedes, ya sabes, ni siquiera tengo mucho tiempo de conocerles...
—¡No te menosprecies! Eres increíble, Midoriya. Y por Blasty no te preocupes, el suele ser un gruñón con todos, no eres el único.
—Eso es reconfortante.
No lo era.
—Me parece que ustedes tres son un grupo disparejo pero unido —soltó de pronto. Sabía que estaba metiéndose en algo que no debía, sin embargo, prefirió engañarse a sí mismo y repetirse que eso serviría como información para su libro—. ¿Desde cuándo se conocen?
Necesitaba a Ochako, ella le golpeaba dos veces en el estómago antes de cometer una estupidez.
—¡Desde la academia! —Kirishima sonrió garrafalmente como si la mera mención le recordara a muy buenos tiempos—. Tenemos un par de años de diferencia, cuando nosotros estábamos en tercer año Blasty apenas estaba ingresando. A mí se me asignó cuidar de él, pero como en ese tiempo pensaba que era heterosexual y tenía novia, siempre estaba algo ocupado. Al final, Todoroki me terminó ayudando.
—Espera, ¿cómo que pensabas que eras heterosexual?
—¿Uh? Ya sabes... —Kirishima se encogió de hombros—. Chicos.
Midoriya sintió que todo el oxígeno abandonaba sus pulmones. ¿Kirishima también? ¿Y a Bakugou no le importaba? ¿Qué clase de Digievolución era esa?
—¿Midoriya?
—¿Uh?
—No te molesta, ¿cierto? Digo, si te metiste a la cama con Todoroki debe ser porque...
—¡C-Claro que no me molesta! E-Es lo mismo para mí, así que... —su rostro se pintó de carmín, decirlo en voz alta y sin pena era tan extraño.
—Así que deberías dejar de incomodarle con observaciones absurdas.
Midoriya casi escupió el corazón al escuchar la voz de Todoroki tras sus espaldas. El cantante rodeó el sofá y se sentó a su lado, dejándole en medio de ambos. Midoriya contuvo el aliento, ¿qué diantres hacía él en medio de dos talentosos adonis dignos de telenovela? Él era solo un chico sencillo que leía novelas románticas para adolescentes y se ahogaba comiendo trufas durante los sábados.
Carajo.
—¡No te había visto! —Kirishima se dirigió a Todoroki—, ¡Casi me matas de un susto!
Y a Midoriya también.
—No tengo tanta suerte.
—Malvado —Kirishima hizo un puchero—, me dañas varonilmente.
Midoriya se encogió sobre sí mismo, ni siquiera sabía si estaba en el derecho de participar en la conversación.
—¿Acabaste?
Respingó al oír la voz de Todoroki a tan corta distancia y volteó a verle sintiendo el calor en sus mejillas, calor que intentó ocultar torpemente llevando una mano tras su cuello, jugando con los rizos rebeldes de su nuca.
—S-Sí... n-no he avanzado mucho, pero relatar el día a día también sirve... —Midoriya tragó sonoramente, reuniendo valor en su apretado pecho—. Eh...
Todoroki alzó una ceja, conteniendo la sonrisa, Midoriya era demasiado temeroso y se tenía muy poca confianza, siempre creía que él estaba haciendo algo malo.
—Respira.
—Estoy respirando.
—Yo no creo que lo estés haciendo —mencionó Kirishima alzando una mano.
—¡Sí respiro!
¿Es que querían matarle?
Realmente se sentía nervioso. Por un lado tenía a Kirishima, quien le trataba de lo mejor sin necesitar algo a cambio y por otro lado tenía a Todoroki, quien era un enigma que hacía latir a su corazón demasiado rápido para ser normal. Dos personas que no quería decepcionar con su actitud de perdedor y poco carisma.
¿Por qué diablos no podía ser normal?
¡Extrañaba a Ochako!
—Por All Might, yo no debería estar aquí —susurró.
—¿Uh? ¿Tienes algo que hacer?
Midoriya se mordió la lengua.
¡Intenta ser normal, fanboy chillón!
—N-No, me refiero a que... de seguro tienen cosas más importantes que hacer, díganme que no les estoy incomodando.
Kirishima ladeó la cabeza.
—Midoriya, nosotros te estamos molestando, de hecho. —Se carcajeó—. Además, somos las personas menos responsables cuando se trata de trabajo.
—A-Ah...
—Y ni creas que Todoroki se salva de eso. —Kirishima señaló a su amigo, pero Todoroki solo bufó y desvió la mirada—. Se queda dormido en todos lados, incluyendo paredes.
—¿Paredes también?
—Si puede apoyar la espalda en algo, se quedará dormido.
—¿Algún otro dato extraño sobre mí que quieras decir? —Todoroki preguntó con sarcasmo, Midoriya sentía que estaba delante de un niño haciendo un berrinche—. Adelante.
—Le gusta la pizza con piña, acaricia gatos en la calle, pensó dos meses en cómo hacer su autógrafo pero al final solo usó su nombre, perdió una apuesta y se hizo un pircing en la oreja gay. —Kirishima comenzó a enumerar con sus dedos. Midoriya no sabía si no entendió el sarcasmo de Todoroki o se aprovechó de la situación para ponerle en ridículo—, ¡Midoriya, anota! Este material es oro puro para su libro.
—Kirishima. —Todoroki le interrumpió, pero el bajista siguió enumerando.
—Adoptó un gato y le llamó Gato, pero al final se lo quedó su hermana porque no es capaz de cuidar ni de sí mismo, pensó en teñirse el cabello pero nunca decidió si blanco o rojo, la primera vez que tomó el autobús lo hizo hacia el lado contrario.
—Kirishima.
—Nunca ha leído un Todoroki x tú en wattpad porque le aterra. —Midoriya se sonrojó ferozmente ante el recuerdo—. Fingió haber perdido la memoria cuando se reencontró con sus compañeros de primaria solamente para no reunirse con ellos otra vez.
Kirishima guardó silencio.
—¿Terminaste? —Todoroki preguntó casi entre dientes—, ¿suficiente para ti?
—No lo sé, bro. Hay tanto que recordar. —Kirishima se cruzó de brazos, como si intentara recordar más.
Midoriya no pudo contener la carcajada, recibiendo una mirada severa por parte de Todoroki.
—No te rías de mí.
—Me rio contigo, n-no de ti.
—Yo no me estoy riendo.
Midoriya intentó disculparse y borrar la sonrisa de sus labios, pero el rostro serio de Todoroki se le hacía adorable, él no parecía inmutarse siquiera, era demasiado estoico y poco demostrativo, sin embargo, Midoriya podía notar que estaba un poco avergonzado por los dichos de Kirishima.
Tal vez era divertido esforzarse en comprender las emociones de Todoroki, pero también sentía cierta curiosidad e inquietud: ¿qué le volvió de ese modo? Tan inmutable, como si nada a su alrededor importara.
En su pecho había un sentimiento agridulce.
Dulce, más que nada.
—Dice la vieja estilista que si no van ahora les maquillará como mujeres. —Bakugou espetó a sus espaldas.
Midoriya sintió que todo su buen humor se evaporaba y le volvía inseguro y nervioso, otra vez. Intentó controlarse, así como Uraraka le obligaba cuando parecía hiperventilar, pero no pudo. ¡Nunca estaría preparado para enfrentarse a él! Mucho menos si seguía apareciendo de improviso y tras sus espaldas.
—¡Blasty! Me preguntaba cuando dejarías de pelear con Melissa.
—Yo no estaba peleando, no es mi culpa que la idiota americana no se encargara de verificar la batería.
Midoriya frunció sus labios con incomodidad, podía sentir los ojos de Bakugou fulminándole a pesar de que no le devolvía la mirada.
Corre. Gritó cada célula de su cuerpo.
Haciéndole caso a sus instintos se puso de pie, ocultándose de la mirada rabiosa del rubio.
—Y-Yo... debo volver al tour bus. Necesito mi cámara. —Forzó una sonrisa en sus labios—. Me disculpo.
No pertenezco aquí.
—¿Uh? —Kirishima musitó—. ¿Ya?
—Sí, debo estar preparado desde antes.
No debería estar aquí.
Se alejó con pasos lentos, calmados, intentando lucir completamente firme e inmutable. Y es que tenía miedo, pero debía ocultarlo, no podía dejar que sus sentimientos le jugasen en contra.
Sin embargo, una mano fría se cerró alrededor de su muñeca, jalándole hacia atrás e impidiendo su huida. El contacto firme, duradero, le estremeció.
Casi con temor, volteó y se encontró con los perfectos e indescifrables ojos de Todoroki, estremeciéndole en seguida, era como si él supiera perfectamente qué le estaba ocurriendo. Se sintió reflejado en esos irises de distinto color, y aunque debía sentir miedo y profundas ganas de huir, Midoriya se dio cuenta, con mucha sorpresa, de que se sentía seguro y a salvo de todos sus temores.
—¿Quieres que vaya contigo?
La pregunta fue extraña, implicaba demasiada familiaridad entre ambos, pero a Midoriya no le molestaba, de hecho se sentía dichoso, solo que a la vez insignificante. Él no merecía tanta paciencia y encanto de su parte.
Él no merecía nada.
—N-No. Muchas gracias, Todoroki. —Sonrió suavemente, no quería ser descortés, menos cuando Todoroki le estaba tratando con tal estima—. No sería bueno si acabaras con sombras brillantes sobre los parpados.
Todoroki no le soltó y Midoriya podía jurar que sus sospechas eran ciertas y que él podía ver a través de su fachada poco carismática.
—T-Todoroki...
—¿Vendrás durante la noche?
—De hecho...
—Dijiste que cocinarías para mí, ¿no?
Touché.
Todoroki le observó con una inocencia que a Midoriya se le hacía fingida. Todoroki debía saber lo que estaba haciendo.
—Sí, lo sé. E-Espero no decepcionarte...
Cuando cedió Todoroki le soltó, dejándole la sensación cálida de su mano alrededor de su muñeca, casi como un vacío que le recordaba la forma en que le sostuvo.
—No lo harás.
Y como si con esas palabras decidiera el destino, Todoroki le dejó ir, yéndose junto a sus amigos por el otro pasillo.
Midoriya debió llevarse una mano al pecho y contener las ganas de gritar por la profunda confusión. Su corazón repleto de emociones fuertes e incompatibles, miedo y seguridad, aflicción y calma, desprecio y aprecio.
¿Qué había sido eso?
Tenía miedo de averiguarlo.
—Tu mala suerte debería tener un monumento, uno grande, tipo... que llegue hasta la luna y un poquito más —Uraraka se lamentó a través del teléfono. En cuanto el concierto de Todoroki acabó, Midoriya buscó el tiempo de marcar a su mejor amiga y cable a tierra en busca de su consuelo y comprensión—. ¡Por todos los lentes de Tenya! ¿Cómo es posible que Bakugou esté allí?
—N-No lo sé, es una mala coincidencia. Él tampoco está feliz y ahora siento que tenemos un pacto silencioso sobre no decir nada.
Escuchó a Uraraka bufar.
—Por supuesto que no está feliz, si tu abres la boca es probable que sus amigos le manden a freír espárragos. Ahora resulta que el sujeto que te hizo la vida imposible de niño y preadolescente tan solo por salir de closet tiene de mejores amigos a un par de gays. —Uraraka gimoteó por la frustración—. ¡Rayos! Ni siquiera puedo hacer algo para ayudarte, ¿y si hablo con Tenya para conseguir un reemplazo?
—Los productores de Todoroki me pidieron a mí, causaras muchos problemas por mi culpa.
—¡No me importa! No quiero volver a encontrarte tal cual como te encontré la primera vez, todo miedoso y desolado. Además ni siquiera eres escritor fantasma, eres periodista con un par de años de estudio en fotografía, solo te enviaron con Dark Fox porque la incompetente escritora que contrataron no se presentó el día acordado.
—Lo sé. Pensé que solo tendría esa gran oportunidad y ya, pero ahora...
—Tienes a un cantante que te alborota la canica, tu bully de la infancia que ahora es baterista y un bajista alegre que no tiene idea de qué es lo que ocurre, pero que te agrada.
—Ajá. —Midoriya lo pensó un poco antes de cerrar sus ojos por la pena—. Esto será un desastre, yo solo pensé que mis pecas verían el clima maravilloso de Europa y que este trabajo me haría escalar un escalón más, ahora parece que estoy dentro de la caja de Pandora y que no saldré vivo de esto.
—O virgen.
—¡O-Ochako!
—¡No puedes culparme, Izuku! Comprendo que te atraiga un poco, es decir, es Shoto Todoroki, lo inusual aquí es que parece sumamente interesado en ti. ¿Lo imaginas? ¡Tener algo con él podría compensar un poco ese mal viaje!
—No, no, no —dijo tan rápido que se quedó sin aliento—. ¡P-Por supuesto que no! Prefiero darme un tiro en el pie, quedar paralitico y dedicarme a ver maratones de All Might en casa.
—Con cuarenta gatos y un lorito.
—El primero se llamará Dinosaurio y le enseñará a sus hermanos que no deben comerse a All Might Junior.
Uraraka se carcajeó.
—¿Te escuchas cuando hablas? Dices todo con tanta seriedad y prisa aunque sea algo absurdo. —Soltó una risita—. Lo que sea, Izu. ¡No dejes que Bakugou te intimide! Y si lo hace, solo envía un S.O.S y reuniré a todo el squad de protección a Izuku. Ya tengo a Tenya y aunque no me agrade Shinso, si le digo que estás en peligro vendrá a ayudarte aunque no haya dormido en tres días.
Midoriya no contuvo la sonrisa que se formó en sus labios, sintiéndose apoyado y por sobre todo, querido, algo que en mucho tiempo no sintió. La única persona que le apoyó completamente durante su vida siempre fue su madre y por eso ella fue su refugio, al menos hasta que su padre se enteró de su orientación y todo se volvió un caos hasta que su madre exigió el divorcio.
Aun recordaba la última mirada que su padre le dio, como si todo fuese su culpa.
—Te quiero mucho, ¿sabías?
—Me adoras, brocolito. —Podía asegurar que ella estaba sonriendo—. Y yo también te adoro, a ti y a tu perico.
—Lorito.
—Es lo mismo.
—Por supuesto que no.
Luego de un par de risas y una despedida Midoriya colgó el teléfono y suspiró, sintiéndose más confiado y menos angustiado. Todo a su alrededor comenzó a formarse como una prueba, un reto al que debía e iba a sobrevivir. Desde antes de llegar a ese lugar se comportaba como un niño perdido, como si no comprendiera nada y dejara que los demás le pasaran por encima, ya no podía seguir dando esa imagen.
Había crecido como persona, se valoraba.
Lo hacía...
¿Cierto?
Antes de que sus inseguridades comenzaran a confabular en su contra, se dirigió hacia el solitario tour bus. Los ocupantes habían acabado el concierto y seguramente querrían quitarse toda esa barbaridad de productos para el cabello y maquillaje para el rostro, el conductor advirtió que regresaría a las cuatro de la mañana para llevar el bus hasta Hiroshima y luego se acabaría, irían en avión hasta Reino Unido.
Mentiría si dijera que no estaba emocionado.
Y asustado.
Malditos aviones.
Dejó la cámara en la habitación de Todoroki y se dirigió hacia la pequeña cocina, sacando todo lo necesario de la alacena y la nevera. Su madre le había enseñado a cocinar cuando tenía tiempo libre después de la escuela, ella solía bromear acerca de que algún día podría cocinarle a un tipo guapo y encantarlo a través de la comida, o en su defecto, ocultar bien el sabor a veneno en una salsa y cobrar venganza.
Su madre estaría realmente feliz de saber que jamás haría lo segundo y que ahora cocinaría para un joven hombre guapo que, además de famoso, era amable y aunque no lo pareciera, comprensivo y atento.
Conectó unos audífonos a su teléfono celular y buscó una canción en específico de su reproductor, sonriendo al escuchar la melodía del sintetizador seguido de la batería y el rasgueo sobre las cuerdas de la guitarra, preparándose para el estribillo.
Tarareó suavemente una de las canciones de Todoroki que solía escuchar de vez en cuando, se había enamorado una vez más de la tonada al escucharla en vivo y en directo, ya ni siquiera podía negarlo, poco a poco estaba demostrando ese fanatismo suyo hacia algunas cosas, en este caso, hacia la música de Todoroki.
No podían culparle.
Revolvió suavemente los fideos de soba en la olla y subió el volumen de la canción cuando esta llegó al ansiado coro. La voz potente predominando sobre la melodía y robándose sus sentidos. Ahora que comprendía el esmero detrás de cada pieza no podía hacer más que apreciarlo y adorarlo, era simplemente increíble.
Sin distraerse, puso dash, mirin y salsa de soja en una cacerola a fuego lento mientras se balanceaba al ritmo de la canción, al estar solo se sentía con un poco de libertad para soltarse un poco, nadie le regañaría por eso.
Cuando fue adolescente vivió sumamente presionado y preocupado por todo, la escuela y la problemática con su padre le tenían tenso y preocupado, lo único que podía hacer era encerrarse en su cuarto e intentar relajarse. De hecho, no tenía mayores recuerdos, siempre dormía, como si su cuerpo necesitara apagarse para dejar de estar asustado, y cuando estaba despierto, su escape eran los libros y los mundos que ahí encontraba.
Ahora, como un adulto, no podía evitar divertirse en cuanto la oportunidad apareciera.
—Bien —susurró suavemente, ni siquiera podía oírse a sí mismo debido al volumen de la música—, fideos de soba a punto, salsa casi, faltaría...
Y entonces cuando el mundo se derrumbó
Dime si todo el amor sirvió contra eso
Porque jamás supe si lo necesitaste en realidad
Las estrofas resonaron en sus oídos, pero también lo hicieron en su corazón como si se hubieran grabado con un hierro ardiente. Ese pequeño verso le hizo memorar el amor oculto de su madre durante toda esa época oscura, ella fue su constante apoyo, ella le miró con ojos de afecto y le abrazó cuando parecía que todo el peso del mundo caía sobre él.
Todo el amor fue para él.
Frunció el ceño y dejó de balancearse. Siempre creyó que esa canción trataba de un antiguo amor que no acababa de ser olvidado, pero ahora comenzaba a interpretarla de otra forma.
Te amaba, te amábamos
Todo el amor era para ti
La canción que creía que era de un anhelado amor, ahora parecía ser una crítica dura y dolida de alguien sumamente decepcionado que después de haber entregado todo no recibió nada a cambio.
Unos dedos se colaron por debajo de su rebelde cabello, quitándole el pequeño auricular del oído. Midoriya se volteó como si estuviese viviendo una experiencia paranormal.
—Pareces feliz.
Todoroki le miraba como si no acabase de darle un susto de muerte. Su cabello bicolor estaba húmedo y ondulado en las puntas, enmarcando su rostro perfectamente cincelado, también había puesto un perfume sofisticado sobre su clavícula que, entremezclado con el fresco aroma de su champú, arremetía contra sus sentidos. Los pequeños detalles atractivos y masculinos que casi le hicieron gemir por lo bajo.
Un segundo, ¿qué estaba haciendo él antes de babearse mentalmente?
Ah sí, cocinaba mientras bailaba y tarareaba una de sus canciones a un volumen que podría ser escuchado por fuera de los audífonos.
Mierda.
Se apresuró en detener la canción y guardar su teléfono en el bolsillo trasero de sus jeans, si tenía un poco de suerte, Todoroki no habría visto ni escuchado nada de su patético espectáculo en la cocina.
—Uh... ¿Bienvenido? —intentó comenzar, pero su voz se oyó como un balbuceó que le hizo sentir decepcionado de sí mismo.
Todoroki borró la sutil sonrisa de sus labios al oír su tono vacilante, incluso parecía molesto. Midoriya se sintió temeroso, ¿había hecho algo mal?
—Lo haces otra vez.
Midoriya le vio perplejo.
—¿Qué cosa?
—Titubear, ser formal. —Todoroki se recostó sobre la pared y cruzó los brazos por sobre su pecho—. No eres sincero... es molesto.
La confusión le golpeó como un tren de carga. Midoriya no pudo hacer más que ladear la cabeza y tragar duramente.
Sí, Todoroki tenía razón y estaba en su derecho de enfadarse. Él era franco y sincero, decía lo que pensaba y no se callaba nada, y Midoriya... bueno, él pensaba dos veces antes de abrir la boca, temiendo que alguien le golpeara por decir algo.
—Es que...
—Escucha, no intento hacerte sentir mal, pero antes de que llegara parecía que en cualquier momento comenzarías a cantar usando la cuchara como micrófono.
Todoroki pudo jurar que Midoriya se mordió la lengua. Porque sí, le vio bailar y divertirse un poco al creer que estaba solo y aunque se sorprendió, también se sintió fascinado, Midoriya disfrutaba de un momento tan cotidiano y sencillo con una efusividad increíble, eso, combinado al suave vaivén de sus caderas a la par de la melodía, despertaron extraños deseos de voltearle y devorarle la boca.
Al menos hasta que irrumpió y Midoriya pareció ser un sol apagándose frente a sus ojos.
—¿Te incomodo?
—N-No...
—¿No te gusta estar aquí?
—No es eso, me han recibido bien y...
—¿Entonces?
Midoriya frunció los labios graciosamente, como un pequeño niño regañado sin argumentos para contraatacar. Finalmente, un destello de determinación se reflejó en sus profundos ojos esmeraldas, alzó la cabeza y estiró su mano hacia él. Todoroki observó su rostro decidido y luego su mano, así al menos un par de veces.
—¿Qué...?
—Soy Izuku Midoriya, tengo veinticinco años, soy periodista y me enviaron a escribir un libro sobre ti, si hay algo que te moleste dímelo y lo resolveré —Midoriya se presentó con firmeza, pero un hermoso sonrojo estaba danzando sobre sus mejillas—. Y-Yo... incluso, si no te molesta... podríamos ser amigos durante el tiempo que dure esto.
Demonios. Ese chico definitivamente no sabía lo encantador y atractivo que era, no tenía ni la menor idea.
Tomó su mano, cálida y más pequeña que la suya, dándole un apretón amistoso que le dejó apreciar la suavidad de su piel.
—Es un gusto, Midoriya. —Aceptó con una sutil sonrisa—. Sería un placer tener una amistad contigo, si tú lo permites.
Midoriya asintió despacio al momento en que soltó su mano, luego solo se volteó y apagó la cocina. Le vio moverse y terminar la preparación, admirando cada movimiento ligero y la forma graciosa en que sus rizos se mecían.
—Te advierto... soy nerd, chillón, fácil de emocionar y a veces hablo de más —le advirtió mientras ponía la soba en la nevera—, ¿aun así...?
—Por supuesto.
Quería conocer al real Izuku Midoriya, sin temores que le hicieran ocultarse en una faceta retraída e incómoda.
Midoriya se volteó a verle con una gran sonrisa en sus labios, una expresión jovial y real que le estremeció suavemente. Era precioso. Su rostro redondeado, los ojos grandes y expresivos, los labios definidos, perfectos, y aquella sonrisa encantadora para rematar.
—¡Eso me alegra mucho, Todoroki! R-Realmente estaba muy nervioso, digo, llamé a Ochako y ella dijo algo sobre relajarme un poco, pensé en hacerlo, pero, por All Might, es difícil —se quejó frunciendo sus labios—, oh, espera, ¿estoy hablando mucho? Si comienzo hacerlo puedes callarme, no lo dudes, una vez durante la fila del cine Ochako puso cinta sobre mi boca para callarme porque no podía dejar de hablar, desde ese día comprendí que era mi culpa por hablar mucho, entonces... no te estoy mareando, ¿cierto?
Midoriya explicó todo con movimientos de manos, lo gracioso era que tenía un cebollín en la mano derecha y el vegetal se movía de acá para allá a medida que hablaba.
—Yo no estoy mareado, el pobre cebollín sí.
Midoriya ladeó la cabeza, luego observó el vegetal y después a él.
—Oh —musitó—, ¿te gusta la soba con cebollín o nori desmenuzado?
Todoroki le sostuvo la mirada hasta que no pudo aguantar la risa, sobre todo porque Midoriya tenía unas reacciones tan expresivas y divertidas que lograban encantarle. Todo en él era llamativo y nuevo.
Bonito.
—P-Puedes reír.
—Claro que sí puedo —concordó manteniendo una sonrisa—, pero aquí es aburrido... al menos hasta que Kirishima haga una babosada y Bakugou quiera matarlo.
Sus labios se formaron en una o antes de sonreír otra vez. Todoroki se sorprendió, él no se desanimó ni hizo caras de cachorrito bajo la lluvia ante la mención de Bakugou. Aún debía preguntarle respecto a ello, pero no pensaba hacerlo ahora, no cuando Midoriya por fin comenzaba a entrar en confianza y se alegraba un poco.
—¿Ellos estarán en la cena? Olvidé preguntarte...
—Tranquilo, ellos no estarán aquí esta noche, Kirishima quería comprar un recuerdo de Osaka y arrastró a Bakugou —explicó Todoroki—. Creo que demorarán más en encontrar una tienda abierta que en comprar el recuerdo.
Además, Todoroki les dijo sutilmente que no volvieran hasta más tarde. El único problema era que ser sutil no estaba en su naturaleza y, básicamente, les prohibió llegar temprano al tour bus. Bakugou, como era de esperarse, se puso furioso y le encaró, Kirishima solo se carcajeó y le aseguró que no aparecerían para interrumpir.
—Eso será bastante difícil, tal vez debimos preguntarles si necesitaban algo antes de ir de compras —Midoriya murmuró mientras picaba el cebollín sobre una tabla de madera—, ¿por qué no lo pensé?
—¿Siempre eres así de amable con todo el mundo?
—B-Bueno... mis amigos dirían que soy entrometido.
Sus amigos no tenían ni la menor idea de la suerte que tenían. Todoroki jamás conoció a alguien repleto de amabilidad sincera, aquella que no esperaba absolutamente nada a cambio, solo su madre y hermanos se la enseñaron y después cada persona que llegó a su vida tenía alguna segunda intención; fama, conexiones, una vía rápida al estrellato.
Kirishima y Bakugou eran las únicas personas que mantenía cerca, porque sabía que eran sinceros y decían lo que pensaban, no como los montones y montones de sujetos que conoció que no hacían más que adularle con elogios tontos.
Y ahora... Midoriya.
¿De dónde había salido ese chico y dónde diablos estuvo toda su vida?
—Eres amable —replicó—, puede que también te entrometas a veces, pero si lo haces será con razones. No te preocuparías si no fuese necesario.
—Tú eres amable, Todoroki.
Midoriya le sonrió de soslayo. En ese momento se sentía auténticamente feliz y, aunque con algo de vergüenza, elogiado. Todoroki podía decir las palabras correctas para hacerle sentir desvalorado y también las palabras correctas para dejarle sobre la novena nube.
Era increíble la manera en que podía derribarlo o elevarlo tan solo con palabras.
Y aunque era asombroso, Midoriya sabía que también debía temer de eso. Encariñarse de una persona como él sería su perdición, porque para él no había peor dolor que ser traicionado o humillado por alguien a quien quería.
Debía ser cuidadoso, sobre todo con esa acordada amistad.
Hola, Tribu, ¡hemos terminado con la primera etapa del fic! Ahora ya comenzaría la parte más chingona según yo. Estos dos van a empezar a conocerse bien y poco a poco avanzaremos en este fic.
Espero que les esté gustando.
La canción:
https://youtu.be/CcAQ3MNLkNc
Pero tengo malas noticias.
Voy a tomarme un par de semanas de pausa donde intentaré organizarme con mis pasatiempos y mis deberes, porque me estoy muriendo lentamente xD Espero conseguirlo, porque de otro modo haremos, con junto a mis amigos, un Suicidatón Bailable, la primera persona en mudarse al otro barrio recibirá un hot-dog con una gaseosa.
¡Paz! No se asusten, solo necesito ponerme al día con mis asuntos escolares, relajar las neuronas que me quedan, y luego volveré a escribir.
¡Mucho amor para todos ustedes! ¡Nos vemos en el próximo capítulo!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro