Los días habían pasado, convirtiendo en semanas, y llegando a ser meses, meses en los cuales Enid había logrado considerar a Merlina Addams como su mejor amiga.

Merlina no era tan terrible como parecía ser.

Aunque Enid era tan dulce como lucía, tenía cierto dejo pesimista.

Merlina se preocupaba siempre por ella, la cuidaba mejor de lo que podría darse cuenta y era muy detallista con Enid, notaba cada vez que la chica estaba pensando en algo malo por sólo su expresión, y se encargaba de subirle el ánimo y comprarle algún dulce para que se sintiera mejor.

Merlina ya sabía el gusto de Enid por las cosas de fresa, o en segundo lugar, de tutti frutti.

Por su parte, Enid sabía que Merlina no era de gusto dulce, que prefería cualquier bebida con café antes que cualquier caramelo.

Podían pasar todo el día escuchando música en la cafetería, compartiendo un audífono de los auriculares que Merlina se había comprado especialmente para compartir con Enid, dejando los cascos en su casa.

Caminaban juntas por los pasillos, y cada empujón que Enid recibía, Merlina se encargaba de devolverlo.

Enid estaba más que feliz con eso.

Pasaban todo el día escolar juntas, y aunque no eran de hablar mucho por mensajes, solían hablar durante el fin de semana donde no se veían, aunque Merlina había dicho que prefería hablar con ella en persona, porque era "lindo verla".

Por su parte, Enid seguía feliz por estar junto a Merlina, aunque comenzaba a dudar de sus sentimientos y de si eran sólo de amistad.