—¿Todavía no le dijiste lo que sientes?

JungKook negó, manteniendo su seriedad, YoonGi, por su parte, parecía decepcionado.

—¿Pero lo has visto?

JungKook asintió.

—El otro día lo vi... Bien, estaba en su casa, era lógico, pero con su madre pensábamos que llegaría más tarde. — contó. — Pero me vio, practicando las señas, y cuando quise decir algo se fue... Y yo sólo me congelé, no pude ir. — mintió.

YoonGi se frotó el rostro, suspirando pesadamente.

—Qué idiota...

—¿Por qué?— Kook alzó una ceja. — ¿Por no decir mis sentimientos?

—Exactamente. — concordó el más bajo.

—Oh, vaya, a quién me suena. — dijo el pelinegro con ironía.

YoonGi lo miró unos segundos hasta comprender a qué se refería.

—Bien, bien... Nunca dije que yo no fuera un idiota, digo, somos amigos, tenemos cosas en común.

JungKook lo miró con el ceño fruncido.

—Idiota empedernido. — dijo, y tomó su mochila para levantarse del pasto y caminar hacia la escuela.

—No me dejes hablando solo, Kook. — YoonGi apareció luego de correr hasta llegar a su lado.

El azabache lo miró alzando una ceja con indignación.

—Mira, no eres mejor que yo en esto de confesarse, así que no actúes como si yo estuviera haciendo mal las cosas. — dijo el rubio.

—La gracia de la vida es que tienes que ser mejor que el resto. — JungKook sonrió, largó el aire en un corto suspiro. — Yo... Voy a confesarme a TaeHyung hoy, aquí en la escuela.

YoonGi sonrió y aplaudió.

—Al fin demuestras algo de huevos en la vida.

JungKook hizo una mueca de asco ante la expresión.

—Me disgustas. — dijo por lo bajo.