𝟬𝟮𝟭 why do you always have to be a fucking hero?
CUARTO ACTO • CAPÍTULO VEINTIUNO:
¿POR QUÉ SIEMPRE TIENES QUE ACTUAR COMO EL MALDITO HÉROE?
Los fotógrafos inundaban las calles en grandes multitudes mientras Vanessa les miraba desde dentro del vehículo de color negro. La muerte de Shingen Yashida se extendió por todo Japón e incluso, por el resto del mundo.
Logan, Yukio y Vanessa bajaron del vehículo, ambos en silencio mientras observaban a su alrededor. Su objetivo era proteger a Mariko Yashida y, con el montón que había de personas, sólo sería más complicado.
El trío subió las largas escaleras que les permitían entrar al templo donde se produciría la ceremonia.
— ¿Quién es el que está con Mariko?—, preguntó Logan en cuanto entraron y notó a la chica hablar con un hombre.
—Él se llama Noburo Mori—, contestó Yukio —. Es el maestro de justicia, se está volviendo importante. Es el prometido de Mariko—, contaba a medida que se acercaban —. Inclina la cabeza—, le ordenó a Logan.
Vanessa y Yukio, al acercarse, bajaron la cabeza y ambas notaron como el inmortal no lo había hecho. Entonces, Vanessa movió rápidamente la mano y le empujó del cuello, obligándole a bajar la cabeza.
Logan le miró mal y Vanessa alzó las cejas antes de volver la vista al hombre.
—Lord Shingen, él es el señor Logan—, presentó Yukio.
—Ya sé quien es—, contestó frío él.
—Su padre era un buen hombre—, le dijo Logan y Shingen desvió la mirada un momento antes de volver a mirar al inmortal.
—A menudo decía lo mismo sobre usted, pero siempre tuvo una fascinación con los de su clase—, continuó Shingen y miró a Vanessa —. ¿No es así?—, preguntó, pero la castaña se limitó a mirarle antes que Shingen volviera a mirar a Logan —. Dígame, ¿por qué cree que envió a nuestra Yukio a buscarlo?
—Se quería despedir—, contestó Logan.
—Ya lo hizo, entonces puede volver a su cueva.
Yukio se cruzó entre ambos y tomó a ambos mutantes del brazo para llevarlos lejos —. ¿Me vas a presentar a alguien más?—, le preguntó Logan a Yukio y Vanessa le miró mal.
—Déjala, ella no lo sabía—, regañó la castaña y Logan rodó los ojos antes de volver la vista al frente, entrelazando su mano con la de Vanessa.
Lord Shingen fue el primero en pasar al frente, junto con su mujer, para acercarse y despedirse finalmente de Shingen Yashida.
—Esa armadura perteneció a Subaru Samurai, el Samurai Plateado—, anunció Yukio, refiriéndose a la armadura que se encontraba al lado del ataúd de Shingen —. Él siempre será el vigilante de nuestro maestro.
Mariko comenzó a avanzar hacia el ataúd cuando Vanessa sintió que el agarre de Logan en su mano se endurecía. La castaña le miró extrañada, pero Logan miraba hacia el frente.
— ¿Qué sucede?
—Algo está mal—, murmuró Logan antes de alejarse.
— ¡Logan!—, le llamó en un susurro Yukio, pero él no se detuvo. Por lo que Vanessa le siguió.
—Oye, algo no me gusta—, advirtió Logan, tomando a Mariko del brazo y separándola del hombre a su lado. Vanessa se paró al lado del mutante, mirándole extrañada.
— ¿Qué haces?—, preguntó Mariko con el ceño fruncido antes de soltarse de su agarre.
—Logan, ¿qué pasa?—, inquirió Vanessa. Un hombre comenzó a gritarles en japonés, pero ambos le ignoraron cuando Logan empujó a Vanessa detrás de él mientras miraba a uno de los hombres que eran parte de la ceremonia —. Logan—, intentó soltarse de su agarre.
Entonces, el hombre sacó un arma y disparó, Vanessa colocándose frente a Logan y recibiendo dos disparos —. ¡Vanessa!—, exclamó Logan, sosteniéndola entre sus brazos mientras apretaba la herida —. Diablos—, masculló y, cuando volvió a levantar la mirada, recibió una bala en el estómago.
Las heridas en el estómago y pecho de Vanessa pronto sanaron y, cuando ella se giró hacia Logan, notó como él se encontraba algo mareado.
— ¿Qué sucede? ¿Te encuentras bien?—, preguntó Vanessa, tomándole de las mejillas.
—Sí, sí—, balbuceó Logan antes de levantarse junto con ella —. Estoy bien, vamos.
Logan y Vanessa comenzaron a pelear con los hombres cubiertos en tatuajes, ambos acabando con ellos rápidamente hasta que Logan volvió a recibir un disparo.
El hombre intentó volver a dispararle, pero se había quedado sin balas. Vanessa aprovechó su distracción para acercarse a él y su compañero y darle a ambos un golpe en la cabeza, haciéndoles caer inconscientes.
Vanessa se dio la vuelta, notando que Logan volvía a parecer mareado —. Logan—, le llamó, acercándose a él, pero él se paró de inmediato.
—Estoy bien—, le aseguró rápidamente antes de volver a comenzar a avanzar.
Logan comenzó a saltar entre puentes y rocas mientras que Vanessa corría, tan rápido que lograba mantenerse de pie sobre el agua.
Cuando llegaron con Mariko, un grupo de hombres con dos armas cada uno les rodeaban. Vanessa y Logan intercambiaron una mirada antes que Vanessa corriera y acabara con los que se encontraban más lejos, mientras que Logan se encargaba de los que estaban más cerca.
—Vamos, tenemos que irnos—, apuró Vanessa a Mariko al acercarse a ella. La chica le miró extrañada y, luego miró a Logan —. ¡Vamos!—, insistió y Mariko se levantó antes de correr fuera del templo.
Pero fuera de éste, un numeroso grupo se encontraba allí, los suficientes como para rodear a cada uno y lograr separarles.
Vanessa ayudó a Mariko a deshacerse de los hombres que le rodeaban cuando ella logró liberarse de los suyos. Después que la chica saliera corriendo, la castaña se giró para buscar a Logan, quien estaba siendo golpeado y pateado por un grupo.
La velocista se acercó y acabó con la mitad de ellos, mientras que los otros murieron a manos de un hombre con arco y flecha que se encontraba sobre el techo. Vanessa le miró un momento y ambos asintieron el uno al otro antes que Logan se parara a su lado.
—Vamos—, apuró el inmortal, tomando de la mano a Vanessa y tirando de ella.
Los dos comenzaron a correr y, cuando encontraron a Mariko en el camino, Vanessa le tomó de la muñeca para asegurarse de no volver a perderla de vista.
Más hombres llegaron y comenzaron a perseguirles, intentando alcanzarles.
—Sigue corriendo, no pares—, le gritó Vanessa a Mariko cuando comenzó a aminorar el paso para mirar hacia atrás.
Vanessa miró hacia atrás un segundo, manteniendo el ritmo, cuando notó cómo uno de los hombres que les seguían recibió una flecha en el pecho y cayó al suelo. La castaña volvió a girarse y se sintió un poco más aliviada al saber que el mismo hombre con el arco y flecha se encontraba allí.
—Aquí, ¡aquí!—, señaló Logan y los tres se metieron en un pequeño arcade. Pero uno de los hombres entró y los encontró, por lo que Logan empujó a ambas mujeres en un pequeño compartimiento y cerró la puerta antes que el hombre disparara.
El hombre golpeó la puerta y Vanessa miró a Mariko, quien parecía que en cualquier momento se desmayaría. Ella volvió a mirar a Logan, que clavó sus garras en la puerta y acabó con la vida del hombre.
—Hay que movernos, vámonos—, le dijo Logan a Mariko y, cuando abrió la puerta, los tres volvieron a salir corriendo. Vanessa yendo adelante para asegurarse que nadie se encontrara fuera.
—Gracias por lo que hicieron por mí—, se acercó Mariko a Logan y Vanessa cuando llegaron a la estación.
Vanessa sostenía a Logan, sabiendo que se encontraba bastante débil y sospechando que algo iba mal aunque Logan lo seguía negando —.Los Yakuza—, comenzó Logan.
—Estoy bien—, le cortó Mariko.
— ¿Por qué te persiguen?
—Estoy bien—, repitió Mariko, comenzando a alejarse —. Yo puedo defenderme sola. Aléjense. Tú necesitas un doctor.
—No podemos dejarla—, le dijo Logan a Vanessa.
—Estoy de acuerdo, pero tú estás mal—, señaló la castaña, bajando la vista hacia su estómago. Logan movió el brazo para taparse con su chaqueta, como si eso fuera a hacer que desapareciera la herida.
—Estoy bien—, insistió él y comenzó a caminar hacia la estación.
Vanessa le siguió, la mandíbula apretada mientras negaba y, cuando se acercó a Logan, tomó su brazo y lo colocó sobre sus hombros, ayudándole —. Y luego yo soy la testaruda.
Vanessa le ayudó a Logan sentarse en el tren y éste soltó un suspiro cuando logró reposar todo su peso sin necesidad de hacer fuerza.
—Que bien se siente—, balbuceó, cerrando los ojos momentáneamente y Vanessa rodó los ojos antes de sentarse a su lado, al lado de la ventana.
—Esa es otra señal de que estás mal.
—No—, negó el inmortal, mirando a la velocista a su lado —. Sólo estoy cansado—, murmuró y acarició la mejilla de Vanessa antes de desviar su mirada hacia Mariko —. Este es un tren bala, ¿verdad?
—Ya les dije que sé defenderme—, dijo Mariko, enojada por el hecho que no le habían dejado sola.
— ¿Van a quinientos kilómetros por hora?—, le ignoró Logan y miró por la ventana, Vanessa suspirando al notar su estado demacrado. La velocista posó su mano sobre la frente de él antes de mirar a Mariko.
—Puede que no nos quieras aquí, pero nos necesitas—, le dijo Vanessa y Mariko bufó —. Además, le prometí a tu abuelo cuidarte—, le recordó y ella se giró en su asiento, mirando hacia la ventana —. Y él es mi mascota, me sigue a todos lados—, señaló a Logan y él le miró con una suave sonrisa.
— ¿A dónde vamos, Mariko?—, preguntó Logan después de unos minutos de viaje en silencio, pero la chica no respondió —. Qué a dónde vamos.
—Voy al final de esta línea—, contestó Mariko, mirándole momentáneamente antes de volver a girarse —. Mi familia tiene una casa en el sur.
—Qué estupidez—, masculló el mutante después de intercambiar una mirada con Vanessa.
—Y decías que no nos necesitabas—, le recriminó Vanessa.
—No te ofendas, pero primero irán a buscarte haya—, advirtió Logan, intentando hacerla entrar en razón.
—Se equivocan—, negó Mariko, su vista clavada al frente. Logan jadeó, sin poder creerlo, mientras que Vanessa rodaba los ojos.
— ¿Quieres que te dejemos en paz?—, le preguntó el inmortal, irguiéndose en su asiento.
—Sí.
—Lo entiendo.
—No te creo—, le cortó Mariko.
—Ah, sí; créeme—, insistió Logan —. El problema es que si lo hacemos no creemos que llegues siquiera a la noche—, agregó y Mariko le miró un momento antes de volver a girarse hacia la ventana.
— ¿Crees que nada está sucediendo, princesa?—, siguió intentando hacerle razonar el inmortal, pero Vanessa se había cansado, por lo que decidió intervenir.
—Mariko—, le llamó Vanessa y la chica le miró, Logan soltando un bufido porque parecía prestarle más atención a ella que a él —. Los Yakuza llevaron a cabo un gran plan hoy y, si crees que porque no les funcionó se detendrán, te equivocas. Te buscarán por todos lados y, si vas a un lugar que ellos saben que conoces, estás acabada.
Mariko le miró por un momento, considerando sus palabras mientras pensaba en qué sucedería si decidiera ir con ellos.
—Si morir es lo que quieres, entonces tú plan es perfecto—, agregó Logan y Mariko volvió a mirar al frente antes de colocarse un par de auriculares.
Logan volvió a echarse hacia atrás, soltando un jadeo a mitad de la acción y captando la atención de Vanessa.
—Logan—, le advirtió ella, pero él se limitó a levantarse, conteniendo el dolor que llevaba.
—Estoy bien, sólo iré al baño—, le cortó antes de irse.
Vanessa le observó mientras se iba, tambaleándose levemente mientras caminaba y la chica bufó —. Esto es increíble.
A medida que el tiempo transcurría, los nervios de Vanessa crecían. La velocista miró un momento hacia el asiento vacío a su lado antes de levantarse y caminar en dirección al baño.
Vanessa abrió y cerró la puerta tras de ella y vio el gran agujero que había en la pared del tren bala. La castaña se acercó al agujero, mirando hacia afuera mientras se aferraba a la pared para no ser succionada hacia afuera.
Pronto, la mutante se separó y volvió al vagón donde se encontraba antes, su vista cayendo en Mariko sin saber qué hacer.
—Tenemos que irnos—, se acercó y la chica se sacó los auriculares, observándole con el ceño fruncido —. Ven conmigo, no sé donde está Logan—, mencionó cuando Logan cruzó la puerta, agitado y herido —. ¿Qué diablos te pasó?—, preguntó, acercándose a paso rápido pero humano hacia él, sin querer alterar a las personas presentes.
—Tenemos que bajar de aquí—, fue lo único que dijo antes de tomar la mano de Vanessa y tomar del brazo a Mariko para hacer que ambas bajaran.
—Escúchame Mariko, necesitamos un lugar seguro—, pidió Logan mientras caminaba tambaleante. Vanessa se encontraba a su lado, ayudándole a mantenerse de pie mientras la chica caminaba a su lado sin preocupaciones y altaneramente.
—No estoy entendiendo, ¿cómo sabes que eran Yakuza?—, volvió a preguntar Mariko y Vanessa rodó los ojos.
—Eran los mismos del templo—, contestó Logan y, cuando tropezó, Vanessa le ayudó a volver a ganar el equilibrio.
— ¿Cómo sabes que me buscaban a mí?—, volvió a preguntar Mariko.
—Hay que salir de las calles y buscar un lugar seguro—, repitió Logan, ignorando su pregunta.
—Sigo sin entender.
— ¡Cierra la boca! ¡Escucha!—, le cortó Logan y Vanessa le agradeció mentalmente, ya que de lo contrario la terminaría matando —. Sólo dime hacia dónde está el centro.
—Está adelante—, respondió Mariko mientras Vanessa no podía dejar de mirar a Logan.
En el camino, el inmortal sintió la mirada de la velocista sobre él, por lo que la miró y suspiró cuando notó su ceño —. Por favor, deja de mirarme así.
—Estoy preocupada—, se excusó ella —. Y no podemos ir a un puto médico ahora, ¡no sé que hacer!
—Tranquilízate—, la calmó Logan, pero no funcionó. La castaña negó con la cabeza y bajó la vista, respirando de forma entrecortada mientras su cabeza se llenaba de más y más ideas de lo que sucedería.
Logan le tomó por las mejillas y le besó, intentando que de esa forma ella pensará en eso y no en lo dañado que se encontraba.
—Si crees que por eso dejaré de pensar en que no te estás curando, no funcionará, Logan—, negó Vanessa cuando se separaron. El inmortal alzó las cejas y soltó un suspiro, mirando de forma acusadora a la castaña cuando Mariko pasó a su lado, caminando frente a ellos.
—Si quieren hacer una película romántica, no lo hagan frente a mí, por favor—, pidió la chica y Vanessa rodó los ojos antes que ambos comenzaran a caminar de nuevo, retomando el ritmo de la chica.
— ¿Dónde está la mejor zona de la ciudad?—, preguntó Logan, girando la cabeza hacia un hotel.
—Está a ocho manzanas por allá—, señaló con la cabeza Mariko hacia delante.
—Está bien, nos quedamos aquí—, señaló Logan el edificio y él y Vanessa se dieron la vuelta —. Camina—, insistió cuando Mariko no se movió.
—Esto es un.., hotel del amor—, balbuceó Mariko cuando entró al edificio. Vanessa le miró con el ceño fruncido, sin saber en realidad qué era un "hotel del amor".
— ¿Un qué?—, preguntó Logan, sin poseer conocimientos tampoco.
—Un hotel del amor—, repitió Mariko y, al notar la mirada de ambos, suspiró —. Para parejas, ¿entiendes?
—Uhm.., sí—, respondió Logan, sus ojos viajando un momento hacia Vanessa con las mejillas sonrosadas, provocando una pequeña sonrisa en ella —. Hola, uhm.., dos cuartos, contiguos y en el mismo piso—, la mujer comenzó a hablar en japonés mientras negaba con la cabeza —. Los quiero juntos, muy cerca, en el mismo piso.., el mismo piso.
Mariko se acercó y habló de forma amable en japonés con la mujer. La recepcionista se acercó y le habló antes de señalar varias habitaciones.
— ¿Qué te dijo?—, preguntó Logan.
—Que no tiene cuartos disponibles que estén juntos. Dice que si preferimos el calabozo, la sala de enfermería o la misión a Marte—, explicó Mariko y entre los tres intercambiaron una mirada antes de volver a mirar a la mujer, la cual alzó las manos al aire y volvió a hablar en japonés.
— ¿Qué dijo ahora?—, preguntó Vanessa y frunció el ceño cuando notó que Mariko se removió incómoda.
—Dijo que no juzga, que podemos usar la habitación los tres—, contestó finalmente Mariko y Vanessa suspiró, cansada de toda la conversación extraña e incómoda que estaban obligados a tener.
—Es acogedor—, comentó Logan en cuanto abrió la puerta y, cuando Vanessa observó la cama circular con picos, volvió a mirar a Logan con las cejas alzadas —. Muy acogedor, de hecho—, le dijo a Vanessa con una sonrisa y ella negó, aunque una sonrisa se encontraba en sus labios mientras Logan cerraba la puerta.
— ¿En dónde estás pensando dormir?—, preguntó Mariko a Logan y Vanessa se dio la vuelta.
—No dormiré—, anunció Logan y Vanessa le dedicó una mirada de regaño —. No voy a dormir y estaré bien—, insistió, está vez sólo mirando a la velocista. Mariko, al darse cuenta que seguramente discutirían sobre eso, se dio la vuelta y siguió con sus cosas.
—Logan, estás herido, necesitas dormir—, habló lentamente Vanessa, como si le hablara a un niño.
—Estaré bien, Vann. Soy inmortal, ¿recuerdas?—, alzó los brazos y Vanessa le dedicó una mirada que le hizo volver a bajar los brazos —. Debo vigilar.
—Creo que él tiene razón—, intervino Mariko y los dos se giraron a verla —. Si no fuera inmortal, ya se hubiera desmayado—, señaló Mariko y Logan alzó las cejas, mirando a Vanessa.
—Eres un puto niño testarudo, Logan—, le recriminó Vanessa antes de girarse a Mariko —. Y la próxima vez que lo ayudes te entregó yo misma a los Yakuza.
—Vete a dormir de una vez, Vann—, pidió Logan cuando escuchó la puerta abrirse. El inmortal se dio la vuelta cuando no hubo respuesta y miró a la velocista, la cual se abrazaba a sí misma mientras se mojaba a causa de la lluvia.
— ¿Por qué siempre tienes que ser un maldito héroe, Logan? Debes ir al médico—, insistió Vanessa, acercándose a él y Logan rodeó su pequeño cuerpo con sus brazos, cubriéndola de la lluvia.
— ¿Para que voy a ir al médico si tú ya te preocupas bastante por mí?—, preguntó Logan y Vanessa le golpeó con suavidad en el pecho, él riendo pese a ello —. Te amo—, le dijo y Vanessa le miró, algo sorprendida porque lo dijera en esa situación.
—Yo también te amo—, contestó antes de besarle.
Vanessa se despertó cuando escuchó una bala ser disparada. La velocista se levantó y corrió hacia el balcón, en el cual un hombre se encontraba gritando hacia abajo.
La castaña frunció el ceño, sin entender quién era ese hombre y, cuando se acercó al barandal y vio a Logan en el suelo, entró en pánico.
Vanessa empujó al hombre al suelo y las miradas del grupo que rodeaban a Logan cayeron en ella. La mutante no supo qué hacer y consideró saltar, pero entonces Mariko apareció y lanzó un cuchillo, matando a uno de los hombres.
El pequeño electrochoque cayó de las manos del hombre, y entonces, Logan la tomó y la utilizó en contra del único hombre que se encontraba aún de pie.
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