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𝟬𝟬𝟵 i just couldn't sleep

SEGUNDO ACTO • CAPÍTULO NUEVE:
SÓLO NO PODÍA DORMIR.

                    Los ojos de Vanessa se abrieron y, en menos de un segundo, se levantó y fue a la otra esquina de su habitación. Las pesadillas le seguían atormentando y, cada vez que cerraba los ojos, podía ver los ojos de Bree una última vez antes de verse envuelta en llamas, escuchando los gritos de dolor de Sebastian.

      La castaña inspiró profundamente con los ojos cerrados antes de comenzar a dar vueltas por la mansión, corriendo lo más rápido que podía, sin detenerse por nada. Esa era su forma de conseguir el sueño, sin tener que toparse con horribles pesadillas. La velocista corría hasta el cansancio, agotándose lo suficiente como para caer dormida en su cuarto.

      Vanessa iba por la séptima vuelta —necesitaba apróximadamente unas quince para conseguir el sueño—, antes de detenerse al pasar por la cocina. La castaña observó a Logan sentado frente a Bobby, quienes hablaban de algo.

      — ¿Ness?—, captó su atención Logan ya que le había escuchado llegar —. ¿Sucede algo?—, preguntó, notando las facciones de preocupación en su rostro.

      La velocista negó levemente, su mirada pérdida antes de realmente mirarlo y acercarse al dúo —. No podía dormir, eso es todo—, se excusó y el castaño levantó la botella que tenía en su mano, como si estuviera brindando por ello. Los mutantes nunca pasaron por nada fácil y, en las noches, esas experiencias volvían a la vida.

      Vanessa se apoyó contra la mesada detrás de Bobby y observó a los dos sumirse en silencio. Ella elevó las cejas antes de mirar a Logan —. ¿Ya terminaste con tu interrogación o sólo paraste porque yo llegué?—, cuando Logan le miró con el ceño fruncido, agregó —. No intentes negarlo, garritas—, sonrió y, cuando Bobby rió, su sonrisa creció.

      Por el contrario, Logan fulminó con la mirada al rubio, provocando que su risa se esfumara —. Eso no fue necesario, pero gracias—, miró mal Logan a Vanessa y ella supo que se refería a la mención de su apodo.

      La castaña, en respuesta, hizo una media reverencia con una gran sonrisa pintada en su rostro. Se sentó sobre la mesada, observando a su alrededor, cuando notó que Logan se quitó la botella de la boca bruscamente y miró hacia atrás.

      — ¿Qué pasa?—, preguntó Bobby cuando Logan se levantó, pero éste le hizo callar. Vanessa se levantó de su lugar lentamente, procurando no hacer ruido, y se acercó cautelosamente a Bobby. Logan salió de la cocina, demasiado concentrado como para decir algo.

      Entonces, Vanessa escuchó lo que parecían ser las astas de un helicóptero atravesar el aire. Volvió a acercarse a las ventanas, está vez mirando a través de ellas y siendo acompañada por Bobby. Ambos buscaban la fuente del sonido cuando un sonido mucho más fuerte resonó a sus espaldas, obligándolos a darse la vuelta.

      Vanessa observó con los ojos abiertos cómo Logan sostenía a un hombre, el cual se aferraba a un arma como si su vida dependiera de ello. La castaña se colocó rápidamente frente a Bobby, decidida a protegerlo a toda costa mientras Logan forcejeaba con el soldado.

      — ¡Se equivocaron de casa!—, le dijo Logan antes que un grito le obligara retroceder y gemir de dolor. Vanessa apretó los dientes y, cuando notó que el hombre levantó el arma con la intención de dispararles, empujó a Bobby hacia la alacena para cubrirse de las balas antes de seguirle.

      Tanto Bobby como Vanessa se mantuvieron detrás de la alacena, tapándose los oídos con fuerza, mientras observaban cómo las balas acababan con las ventanas y los demás objetos presentes en la cocina.

      De repente, el grito y las balas llegaron a su fin, por lo que Vanessa y Bobby se asomaron para ver cómo Logan acababa con el soldado. La castaña estaba parada, observando algo agitada lo alterado que se encontraba Logan, mientras Bobby apenas asomaba los ojos por sobre el mueble.

      Logan respiraba de forma irregular antes de darse la vuelta y observar a ambos —. ¿Están bien?—, preguntó y Bobby asintió, algo asustado, mientras que Vanessa le obligó a levantarse.

      —No puede ser coincidencia que intenten esto hoy—, señaló Vanessa, la rabia presentándose en su tono y sus facciones —. Son del gobierno, maldita sea—, gruñó mientras los tres caminaban fuera de la cocina pero, al salir por la puerta y encontrarse con un centenar de soldados más, Logan empujó a ambos de vuelta dentro de la habitación.

      —Quédense aquí—, ordenó él antes de caminar hacia ellos. Pero Vanessa no lo hizo y, para cuando Logan mató a un soldado, Vanessa había acabado con el resto. Logan le miró mal cuando la chica le miró a mitad del pasillo con una arrogante sonrisa —. Dije que te quedaras.

      —Y tú no me mandas—, contestó Vanessa al colocarse frente a él a velocidad inhumana.

      — ¡Cuidado!—, exclamó Logan pero era tarde, los hombres le habían disparado a Vanessa. La castaña se removió y, en un parpadeo, desapareció y volvió a aparecer frente a Logan: la diferencia era que los dos hombres que le habían disparado ahora se encontraban en el suelo.

      —Sácame esta cosa—, pidió Vanessa y le dio la espalda al mutante para que este pudiera quitar las tres dosis que había recibido la chica.

      En el camino, se encontraron con el chico que, aunque Vanessa no conocía el nombre, solía hablarle en sus noches de insomnio. El pequeño se encontraba en el suelo, inconsciente debido a las dosis de los soldados. Además, la velocista se encontró con Kitty y, ahora, Logan y ella caminaban por los pasillos, buscando al grupo que guiaba Colossus. Mientras tanto, Logan cargaba con el niño y Kitty caminaba al lado de Vanessa, alerta para tomarla en brazos y correr si era necesario.

      Cuando llegaron con Colossus, Kitty corrió dentro del pasillo secreto de la mansión, el cual les llevaría fuera de ésta, y Logan le otorgó el niño a Colossus.

      —Llévatelo, está inconsciente—, ordenó Logan.

      —Puedo ayudarles—, sugirió Colossus, pero Vanessa negó al segundo.

      —Ayúdalos a ellos—, señaló Logan antes que ambos volvieran a caminar hacia el lado contrario.

      Cuando llegaron a la esquina, el mutante paró y se arrodilló, permaneciendo contra la pared. Vanessa le observó antes de rodar los ojos y correr hacia el pasillo, acabando con todos los presentes allí. La castaña se limpió las manos y, entonces, Logan se asomó por la pared.

      — ¿Vienes o no, garritas?—, se burló la velocista antes que él se acercara a ella trotando.

      —Deja de llamarme así—, rodó los ojos el mutante antes de girar la cabeza hacia la otra dirección —. Vamos, escuché algo en la entrada principal.

      Cuando llegaron, el dúo vio a Bobby, Johnny y Rogue frente a la puerta. Parecía que los adolescentes habían pensada que sería una buena idea salir de la mansión a través de la puerta principal, pero se percataron de lo mala que era realmente la idea era cuando la puerta se abrió y reveló a cuatro soldados frente a ellos. El trío de mutantes dio un paso hacia atrás antes que Logan saltará y acabará con los dos del frente y Vanessa corriera y acabará con los dos del costado.

      —Vamos, por acá—, señaló hacia el lado contrario Logan y, cuando Vanessa se dio la vuelta, vio manchas negras. Su cuerpo pesaba toneladas y sus piernas eran de goma. No, ¡no ahora!; maldijo ella en su mente antes de tropezar.

      —Logan—, balbuceó ella, rogando porque la escuchara mientras se apoyaba contra la pared. El mutante se dio la vuelta y, cuando notó que estaba por caerse hacia atrás, la agarró.

      — ¿Qué te sucede?—, preguntó Logan, pasando el brazo de ella por sobre sus hombros para mantenerla de pie mientras observaba como su rostro adquiría un color pálido.

      —Estoy exhausta, no puedo—, contestó, apenas abriendo los ojos.

      — ¿Qué sucede?—, preguntó Johnny al notar el estado de Vanessa. Logan miró al trío de adolescentes unos segundos antes de tomar a Vanessa y cargarla entre sus brazos como si fuera un bebé.

      — ¡Vamos!—, apuró Logan.

      —Es esta—, anunció Bobby al llegar a uno de los pasadizos secretos y todos entraron. Logan posó a Vanessa en el suelo antes de cerrar la puerta y Rogue lo llamó a gritos en cuanto lo hizo.

      Vanessa se levantó como pudo e intentó abrir la compuerta por sí misma, sin obtener resultado. Mientras, Rogue intentaba convencer a Bobby y Johnny de ayudarle. Pasaron segundos —aunque para Vanessa fue una eternidad—, antes que el grupo volviera y Bobby abriera la puerta antes de congelar el pasillo.

      La velocista cerró levemente los ojos mientras escuchaba a Rogue y Bobby gritarle a Logan, no era capaz de concentrarse lo suficiente como para entender lo que ellos pedían a gritos.

      —Logan—, llamó Vanessa con dificultad en un intento de convercerlo y sólo él fue capaz de escucharla gracias a su audición mejorada. Fue entonces cuando Logan volvió a entrar y tomó a Vanessa entre sus brazos nuevamente.

                    Entren, ¡entren!—, apuraba Logan mientras posaba a Vanessa en el asiento del copiloto. El mutante se dio la vuelta, dirigiéndose al lugar del conductor, cuando Johnny abrió la puerta.

      —Yo conduzco—, avisó antes de subirse, pero Logan lo corrió del lugar.

      —Quizás la próxima vez—, le mintió antes de subirse y Johnny subió detrás, junto con Bobby y Rouge. Los tres se encontraban apretados entre ellos debido a los pequeños asientos traseros, pero no era momento para quejarse realmente.

      —Éste es el auto de Cíclope—, observó Bobby y Vanessa rió levemente desde su asiento, sabíendo que Logan lo había hecho a propósito.

      —Ah, ¿sí?—, preguntó fingiendo inocencia antes de elevar una de sus garras y encender el motor. Vanessa hubiera hecho algún comentario sino fuera porque se encontraba realmente exhausta.

      El vehículo aceleró mientras Logan miraba hacia el frente, yendo lo más rápido que podía con la intención de cubrir el mayor terreno lejos de la escuela como fuera posible.

      — ¿Qué demonios fue eso?—, habló Johnny y Vanessa se removió en su asiento, las fuerzas volviendo a ella de a poco. Las miradas de los adolescentes se posaron en Logan y Vanessa, esperando que ellos poseyeran las respuestas.

      —Stryker—, contestó Logan y la castaña le miró, sorprendida que él supiera realmente de quien se trataba —. Su nombre es Stryker.

      —Y, ¿quién es él?—, preguntó Rogue, echándose hacia adelante con curiosidad.

      —No puedo recordarlo—, respondió Logan y Vanessa apretó los labios. Ella volvió a removerse en el asiento, sentándose derecha antes de soltar un pequeño gemido —. ¿Estás bien?—, inquirió, sus ojos viajando entre ella y la autopista.

      —Sí, en un rato estaré como siempre—, prometió la velocista mientras miraba hacia el frente. Después de eso, el vehículo desbordaba silencio a pesar que se encontraban cinco personas dentro.

      —Odio los silencios incómodos—, estipuló Johnny, acercándose al frente a través de los dos asientos que ocupaban los mayores. Vanessa frunció el ceño cuando escuchó a Bobby y Rogue quejarse porque el chico les aplastaba y, cuando Johnny logró encender la radio, todo empeoró.

      Una canción pop comenzó a sonar a todo volumen, todos gimiendo ante el repentino sonido. Johnny apretó rápidamente el botón que se encontraba al lado, esperando que la canción cambiara pero, por lo contrario, el silencio volvió.

      Vanessa y Johnny observaron confundidos cómo la parte de arriba del estéreo bajaba y un aparato con una X por encima salió hacia afuera. La velocista lo tomó entre sus manos, observando el aparato.

      —No creo que eso sea un reproductor de CD—, comentó Johnny mientras él y Logan miraban a Vanessa.

      —Siéntate—, le ordenó Logan a Johnny y éste así lo hizo antes que él volviera a ver a Vanessa —. ¿Qué es?

      —Parece ser un móvil—, contestó ella mientras observaba el aparato y éste hizo un pitido cuando tocó el costado. Logan extendió la mano hacia ella y la velocista le entregó el aparato para que él lo guardara en su bolsillo.

      — ¿A dónde vamos?—, volvió a hablar Johnny desde el asiento trasero.

      —Ororo y Jean están en Boston, iremos allá—, informó Logan.

      —Mis padres están en Boston—, contó Bobby después de un momento en silencio.

      —Bien—, respondió Logan antes de acelerar, ya que había desacelerado cuando encontraron el aparato que parecía ser un celular. Vanessa miró por la ventana, observando el bosque que les rodeaba, mientras sus dedos se movían contra la ventana.

      —Si seguimos quitándole las cosas a Scott, va a terminar matándonos—, comentó Vanessa y Logan sonrió, aunque no desvió la mirada de la calle.

      —Él no sabe que fuiste tú—, alegó el mutante y Vanessa le miró.

      —Pienso decirle, no voy a dejarte solo en esto—, prometió antes de volver a mirar por la ventana. Mientras tanto, Logan continuó conduciendo, la suave sonrisa sin ser capaz de desaparecer de sus labios.

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