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TERCER ACTO • CAPÍTULO DIECIOCHO:
SÁLVAME.

                    Vanessa se mantenía de pie, luchando de forma agil y astuta, con rapidez y ligeresa acababa con sus contrincantes. Debía encargarse de proteger las puertas junto con los demás mutantes mientras que Kitty Pride buscaba y sacaba al mutante que prohibía la cura de la constante amenaza.

      La castaña, cuando logró derrivar al mutante frente a ella, desvió su mirada hacia el edificio, notando que un hombre de cabello blanco caía de éste pero, antes que ella corriera en su dirección, el chico de cabello rubio le atrapó al pasar volando, utilizando su mutación.

      Logan, cuando notó que Vanessa se encontraba distraída en lugar de enfrentar al mutante que se encontraba detrás de ella, corrió y frenó el golpe que hubiera ido dirigido a la nuca de la chica.

      — ¿Primera regla?—, preguntó Logan al esquivar otro golpe que le lanzó el mutante y, en un ágil movimiento, cortó su garganta con la puntas de sus garras. El inmortal se dio la vuelta y la velocista rodó los ojos, sabiendo lo que le diría —. Nunca te distraigas.

      —Tengo TDAH, no jodas—, le contestó Vanessa antes de frenar a un par de mutantes y acabar con ellos en cuestión de segundos, literalmente —. ¡Date la vuelta!—, le gritó mientras Logan le miraba y el mutante se dio la vuelta antes de clavar sus garras en el estómago de su contrincante, el cual planeaba atacarle a sus espaldas —. Supongo que tú no tienes excusas, garritas.

      —Cállate—, fue lo único que dijo Logan antes de volver a alejarse unos pocos pasos de la castaña, aunque parte de su atención seguía puesta en ella.

      De repente, el cielo se iluminó y, cuando todos levantaron la vista, vehículos volaban por el cielo envueltos en llamas antes de caer donde ellos se encontraban, obligándoles a retroceder. Vanessa miró a su alrededor y divisó a un hombre inválido arrastrar. Corrió hasta él, le tomó en brazos y lo dejó en un lugar donde esperaba que se encontrara seguro.

      La velocista, después de dejarle, volvió al campo de batalla, escondiéndose detrás de un par de escombros que ellos mismos habían generado y se escondió al lado de Bobby. Logan y Ororo cubriéndose de la misma forma cerca de ellos y Hank un poco más distanciado.

      La velocista se asomó por sobre el escombro, observando cómo Johnny encendía con una sonrisa en su rostro un gran camión y éste caía cerca de donde ellos se encontraban, obligándole a volver a cubrirse.

      —Vann—, le llamó Logan y, cuando la castaña le miró, la mirada de él se diriguió a un par de agujas que cargaban con la cura que se encontraban en el suelo. Vanessa asintió, entendiendo lo que él le quería decir con la mirada y, luego, Logan miró a los demás, una pequeña sonrisa jugando en sus labios mientras el plan se formaba en su cabeza —. Trabajamos en equipo.

      —La mejor defensa es una buena ofensa—, asintió Ororo, haciendo una broma interna entre ella y Logan.

      —Bobby—, llamó Logan al rubio y éste se giró mientras Vanessa se mantenía cerca de él —. ¿Crees que puedes sacar de combate a tu viejo amigo?—, preguntó y Bobby asintió levemente antes de salir corriendo.

      Vanessa se asomó de inmediato, observando con atención a Bobby correr fuera del escondite. El mutante de cabello rubio se detuvo cuando un vehículo en llamas se dirigía a él y, con un simple movimiento de manos, éste se congeló y cayó en seco. La velocista sonrió, orgullosa y feliz, a pesar que sabía que esa sería la parte sencilla.

      —Ororo, necesitaremos cobertura—, se giró Logan y Vanessa corrió a su lado.

      —De acuerdo—, asintió Ororo y se concentró. Pronto, la niebla comenzó a emanar de alrededor. El brazo de Logan se aferró a la cintura de la castaña, aferrándose a ella y asegurándose de tenerla a su lado.

      Vanessa giró levemente la cabeza, observando a Bobby mantener a raya a Johnny. La castaña sentía un nudo en el estómago mientras observaba al adolescente sufrir ante tal fuerza que debía ejercer.

      —Vamos, Vann—, señaló Logan y, cuando Vanessa se iba a levantar, volvió a caer en sus rodillas y sus manos taparon sus oídos —. ¡Vanessa!—, exclamó Logan, cayendo al suelo y tomando el cuerpo de ella entre sus brazos.

      Mientras tanto, Vanessa sentía un desgarrador dolor ser provocado en su cabeza. Apretaba fuertemente la mandíbula, negándose a dejar escapar grito alguno. Ella dudaba si se trataba de su Jean o esta nueva Jean, pero el sufrimiento acabó rápido.

      —Estoy bien—, murmuró Vanessa en cuanto el dolor culminó, encontrándose con el preocupado rostro de Logan frente al suyo —. Estoy bien, en serio, ahora vamos.

      —Pero––.

      — ¡Vamos!—, repitió la velocista, decidida a terminar con todo de una vez por todas. Ella se levantó de su lugar y tomó las agujas antes de desaparecer, entonces, Logan decidió hacer su parte del plan.

      Vanessa aprovechó la densa niebla que Ororo había formado para esconderse y mantenerse cerca, observando todo.

      La velocista notó cuando Logan y Peter se acercaron, el mutante más joven lanzando al inmortal, pero éste no llegó muy lejos antes que Magneto le detuviera al utilizar su mutación en el esqueleto de Adamantium de Logan.

      La rabia de Vanessa quemaba en su garganta y estómago mientras observaba cómo Magneto torturaba a Logan, sacándole unos cuántos gritos al doblar el metal de su cuerpo.

      —Nunca aprendes, ¿verdad?—, le dijo Magneto, mirando con superioridad al mutante en el suelo.

      —En realidad, lo hago—, le contestó Logan y, entonces, Vanessa salió de su escondite y corrió hasta ellos.

      —Prometí borrar esa maldita sonrisa de tu rostro—, aclamó Vanessa antes de clavar las cuatro agujas en el pecho del mutante.

      Magneto abrió los ojos cuando notó las jeringas en su pecho y cayó sobre sus rodillas, su mirada viajando de Logan a Vanessa con desesperación —. Soy––.

      — ¿Uno de ellos?—, completó Logan antes que el mutante cayera al suelo, sus manos temblando de los nervios que cargaba en su sistema antes de darse la vuelta, mirando a Jean.

      —Esto es lo que nos quieren hacer a todos nosotros—, le dijo a Jean y, cuando ella no cambió de expresión, volvió a echarse al piso y se quitó las jeringas mientras miraba el cielo.

      Vanessa dejó de observar al mutante, sabiendo que ya no sería una amenaza, y miró a la pelirroja, quien le miraba fijamente —. Todo terminó, Jean—, avisó —. Se acabó, todo estará bien—, animó, estirándo su mano a la telépata.

      Jean observó la mano de Vanessa antes de volver a mirarle a los ojos y, cuando comenzó a acercarse para tomar su mano, un centenar de soldados aparecieron a la cima de los escombros, todos apuntando con sus armas a Jean.

      — ¡No! ¡No disparen!—, gritó Logan, pero estos no hicieron caso y el rostro de Jean volvió a lucir demacrado, sus ojos oscureciéndose mientras paraba en el aire las balas de ellos.

      Las balas se desintegraron y Jean miró una vez más a Vanessa, quien tenía la boca abierta, antes de darse la vuelta. Entonces, Logan tomó por el brazo a la velocista y la acercó a él, rodeando la cintura de ella con su brazo.

      Jean comenzó a elevarse, los escombros a su alrededor levantándose junto con ella antes que los soldados fueran desintegrados en el acto.

      — ¡Jean, no!—, gritó Vanessa, intentando acercarse a ella, pero Logan le detuvo.

      Jean miró un momento a Vanessa antes de alejarse de ellos, acercándose al edificio donde todos se encontraban y destrozando todo a su paso. Todos comenzaron a correr lejos de allí y, afortunadamente, Jean no se molestó en atacarlos. Pero la destrucción seguía creciendo y parecía ser imparable.

      —Somos los únicos que puede detenerla—, gritó Logan a Ororo —. Lleva a todos a un lugar seguro. ¡Ve!

      —No, no lo harás sin mí—, negó Vanessa, saliendo de su trance al observar a Jean y el inmortal volvió a mirarle.

      — ¿Estás segura?—, preguntó él y, cuando la castaña asintió, Logan se acercó y le dio un rápido pero significativo beso en la frente.

      Los dos inmortales se vieron a los ojos antes de unir sus manos y comenzar a caminar hacia la poderosa telépata. Con cada paso que daban, Jean intentaba desintegrarlos, pero estos se recuperaban demasiado rápido. Aunque les otorgaba demasiado dolor.

      — ¿Morirían por ellos?—, preguntó Jean, sus ojos eran completamente negros. Su cabello de color fuego volaba a su alrededor en un halo de poder mientras Vanessa le observaba con sufrimiento.

      —Sí—, aseguró Vanessa —. Moriría por ellos. Pero esto no es por ellos, es por ti—, admitió y los labios de Jean se separaron, sus facciones suavizándose mientras que la verdadera Jean volvía a surgir a la luz.

      —Sálvame—, pidió Jean y Vanessa tomó el puñal que llevaba pero, cuando lo acercó al cuerpo de la telépata, se detuvó.

      —No.., no puedo—, balbuceó Vanessa y miró a Logan, sus ojos rogando para que él lo hiciera y, entonces, él tomó a Jean y expandió sus garras.

      —Lo siento—, le dijo a Jean antes de clavar sus garras en el medio del estómago de la mujer. Ella abrió la boca por el dolor y, antes de morir, sus ojos volvieron a la normalidad, al igual que su rostro.

      En ese momento, la destrucción dejó de prolongarse y sólo quedaron los escombros de toda la batalla. El cuerpo de Jean cayó sin consciencia y Logan la mantuvo entre sus brazos mientras Vanessa observaba con lágrimas cayendo de sus ojos.

      —Lo siento, Jean.

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