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Capítulo 7.

Los sonidos de las sirenas de los autos de policía se hacían cada vez más fuertes, y Jimin no paraba de dar vueltas de un lado a otro en la habitación buscando un lugar en donde esconder a Jungkook para que no lo descubrieran, pero lo cierto era que no había ningún lugar seguro, no si se presentaban con una orden de allanamiento, si así era estaban perdidos.

—Creo que podemos salir por la puerta de atrás, es de noche y si no hacemos mucho ruido cuando lleguen no nos encontrarán— trató de pensar lo más rápido que pudo.

—Jimin, te estás incluyendo y eso no me gusta, sabes que no puedes venir conmigo, soy un peligro.

—¿¡Porqué Jungkook!? ¿Porqué hablas así de ti?, ya he comprobado que sigues siendo el mismo de siempre a pesar de que hayas cambiado físicamente, yo quiero ir contigo a donde sea que vallas.

—Soy peligroso Jimin, incluso para ti.

—¿Me estás ocultando algo, cierto?— se detuvo frente a él y lo miró molesto.

—Lo cierto es que está personalidad que vez es mi parte humana— esas palabras provocaron mucha confusión en Jimin, mucho más de la que ya tenía— al entrar en contacto con el Agente Biológico no solo me hizo cambiar sino que él también cobró vida. Estoy preso en un cuerpo con dos personalidades. Esta pertenece a mi parte humana, pero la otra parte es todo lo contrario, es capaz de lastimar, de torturar e incluso de matar, no le importa llevarse a quien sea por delante y no quiero estar cerca de ti cuando el Agente tome mi cuerpo— confesó triste. El tampoco quería separarse de Jimin pero las circunstancias lo obligaban a hacerlo.

Las lágrimas hicieron su reaparición llenando el rostro de Jimin con surcos mojados.

—No quiero separarme de ti— la tristeza inundaba su temblorosa voz.

—Créeme que a mi también me cuesta separarme de ti; pero esta vez es necesario por tu bienestar, no me lo perdonaría si te ocurriera algo, eso me mataría.

Se acercó y lo envolvió en un abrazo. El cuerpo de Jungkook era muy cálido, ahora mucho más que antes, se notaba el cambio de temperatura, y su gran cuerpo ocultaba al de Jimin por completo. Se sentía extrañamente a salvo y el contrario lo percibió, sin embargo no quiso decir nada ya que esa sería la detonante para no hacer que Jimin quitara esa idea de acompañarlo de su cabeza.

—¿Te volveré a ver?— levantó su afligido rostro y sus ojos conectaron con los oscuros que tenía al frente.

—Claro que si, solo tengo que asegurarme antes de que no hayan policías rondando y de que mi parte científica quede oculta, solo así será un poco más seguro.

—¿En donde te vas a ocultar?

—Supongo que en el bosque, si me internó bien en él estaré un poco mejor. Aunque te confieso que si mi otra parte sale no se que haga, no soy consiente de lo que sucede cuando él tiene el control, así que no puedo darte seguridad de en donde estaré.

—Jungkook, estoy muy preocupado por ti, no quiero que nada malo te pase.

—Tranquilo Jimin, nada malo me va a pasar, no hay nada que pueda conmigo— mostró una sonrisa triste— me tengo que ir ahora, la policía llegará en unos cinco minutos y tengo que salir antes de que me vean.

Jimin lo abrazó nuevamente. No quería dejarlo pero comprendía perfectamente las razones y no quería que él estuviera en riesgo por su culpa.

Jungkook besó suavemente la coronilla de la cabeza de Jimin y con rostro triste se alejó de él. Salió por la puerta trasera y luego de unos segundos llegó al bosque que se divisaba a unos cuantos metros de la casa perdiéndose en él.

La nostalgia lo invadió de momento. Confesaba que nunca había sido fácil separarse de Jungkook pero está ocasión había sido la más dura para él ya que había admitido su amor hacia el único pelinegro que le robaba el aliento.

Poco después ligeros y cautelosos toques se escucharon en su puerta. Se miró al espejo y tras comprobar que todo rastro de lágrimas había desaparecido se encaminó a la puerta y la abrió completamente.

—Hola Jimin— saludó San.

—Hola, ¿que haces...— observó sobre su hombro y vio a los demás guardias armados— que hacen aquí?

Trató de fingir sorpresa, no le convenía para nada que sospecharan en ese momento.

—Estamos buscando a Jungkook.

—¿A Jungkook, porqué?

—Se nos escapó hace unas horas.

Abrió sus ojos para aparentar no saber nada.

—¿Cómo que se escapó? ¿Pero cómo pasó?

—Fue un momento de descuido por parte mía, ¿ha venido aquí?

Su corazón se aceleró por unos instantes. No le gustaba mentir pero no tenía otra opción más que ayudar a Jungkook. Solo pensaba en su bienestar y ese era estando lejos de las instalaciones.

—No San, ¿porqué tendría que venir aquí?

—Es obvio.

—Lo se, pero si hubiera estado aquí no dudaría en hacerselos saber.

—Eso espero Jimin— lo observó con cautela mientras hacía ademán de marcharse.

—Espera...San.

El mencionado se detuvo y giró sobre sus talones.

—¿Sabes que resultados han arrojado los exámenes que le practicaron a Jungkook?

—Todavía hay que estudiarlos más a profundidad pero solo te puedo decir que la sangre de Jungkook puede salvarnos la vida— y dicho esto se marchó dejando a Jimin con miles de dudas.

¿La sangre de Jungkook puede salvarnos? ¿A que se refería con eso?

Tenía mil preguntas y ninguna respuesta.

Se adentró a la casa y se acostó es su cama. Ya estaba por amanecer y aunque no tenía sueño su cuerpo le pedía un descanso.

Los días pasaron y su vida se volvía más monótona. No saber nada de Jungkook lo estaba matando. No sabía a dónde había ido, si estaba a salvo o que le había ocurrido.

Su mente y cuerpo estaban cada vez más nerviosos y no quería llamar a las instalaciones por miedo a que sospecharan.

Se dirigió a la cocina por un vaso con agua cuando el teléfono sonó.

Lo descolgó y respondió con tono renuente:

—Diga.

—Jimin, soy Namjoon, ¿cómo estás?

—Hola Nam, estoy bien, ya sabes, en la casa sin trabajo y ¿tú que tal?

—Estoy bien, me conseguí un trabajo de medio tiempo en un restaurante y me va muy bien.

—Que bueno, me alegro por ti, ¿sabes algo de los chicos?

—Todos en lo de siempre, cuidando de sus padres o familia.

—Si, deben de estar contentos ahora que se vuelven a ver después de mucho tiempo— tomó un gran sorbo de agua.

—Así es, hablé ayer con Taehyung y estaba sumamente feliz, me invitó a una fiesta en su casa pero no podía, tenía trabajo.

—Olle Nam ¿sabes si nos van a regresar nuestro trabajo?

—No lo se Jimin, a mi no me han llamado pero al parecer las instalaciones no van a cerrar, están muy enfrascados en Jungkook. Por cierto, ¿sabes algo de él? escuché por San que había escapado y que no han podido encontrarlo.

—No, aún no se nada de él. San estuvo aquí el día de su desaparición para saber si había venido a verme pero le dije que no.

—¿Estás seguro Jimin? ¿No lo estarás ocultando?

—Claro que no ¿porqué tendría que hacer eso?

—Sabes bien porque. Es peligroso para ti si estás cerca de él. Si ocultas algo es mejor que lo informes a las instalaciones así evitamos males mayores.

—No te preocupes Nam, se cuidarme solo.

—Si tú lo dices.

—¿Sabes algo del supervisor Xing Long?— colocó el vaso sobre la isla de la cocina y se dispuso a escuchar.

—Si, se está recuperando en casa. Hablé con el hace dos días me dijo que ya estaba mejor y que dentro de una semana comenzaría el trabajo, eso sí, en algo que no requiera mucho esfuerzo visual.

—Que bien, estaba preocupado, el pobre no se merecía algo así.

—Ya vez porque te digo que no puedes exponerte de esa manera, Jungkook es peligroso...

No pudo seguir escuchando lo que su amigo le hablaba. Se quedó paralizado viendo a la persona que tenía delante. Era Jungkook.

Pero no su Jungkook. Tenía algo diferente. ¿En su rostro? ¿En su cuerpo? No, en sus ojos, esos ojos oscuros que dan sensación de vacío ahora tenían un aro rojo escarlata en medio de la oscuridad. Y en ese momento lo supo, aquel no era el mismo Jungkook con el que había hablado hace unos días, aquella era su otra parte, esa que tan mala y cruel podría ser.

Su corazón se oprimió y un miedo profundo recorrió su espina dorsal cuando el ser que tenía frente a él sonrió de forma siniestra.

—Jungkook...— solo eso pudo decir antes de que su voz se rompiera en mil pedazos.

—¡Jimin! ¿¡Está Jungkook Ahí!?

No podía hablar. Quería decirle a Nam que sí, que el cuerpo de Jungkook estaba allí, frente a él, pero no su alma, esa alma pura y sincera que siempre lo había cautivado. Aún así la voz no le salía.

—¡¡Sal de ahí Jimin!! ¡¡vamos, reacciona, no te puedes quedar ahí!!

Sin embargo el miedo lo tenía paralizado y no se podía mover ¿acaso aquel era su fin?



Aquí les dejo dos capítulos, espero que les gusten. En unas horas subiré dos de Gold Killer. Cuídense mucho....😘

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