Capítulo 17.
Los ojos de todos se abrieron grandemente cuando Jungkook anunció su decisión.
Estaban en estado de shock y no era para menos. Habían tenido que lidiar con una especie todo ese tiempo para que ahora se les doblara el trabajo, y más aún, las preocupaciones de poder perder a dos amigos en cualquier momento.
—¿Te has vuelto loco?— expresó eufórico Taehyung.
—Nosotros no podemos permitir que arriesgues así la vida de Jimin. Él también es nuestro amigo— Namjoon tenía algo de razón en sus palabras, estaba arriesgando la vida de alguien, pero quedarse de brazos cruzados solo aceleraría más el fatídico final al que no querían enfrentarse.
—No creo que sea buena idea Jungkook. Sabes que los están buscando y si haces lo que estás pensando les darías otro motivo más fuerte para perseguirlos— continuó mientras se acercaba a pasos lentos y colocaba su mano encima del hombro de su amigo— quiero mucho a Jimin, no voy a permitir que le hagas algo así.
El contrario arrugó su entrecejo y se sacudió del agarre de Namjoon.
—¿Acaso estás insinuando que yo no lo quiero?
—Yo no he dicho eso. Solo estoy velando por su bienestar al igual que lo haría contigo si estuvieras en esa situación.
—Perdona que te corrija. Eso que dices hacer no es preocuparte porque esté a salvo. Sabes perfectamente que mi opción es la única salida que tenemos, si no lo hacemos Jimin morirá. Creo que intentar salvarle la vida a pesar de que todo salga mal limpiaría tu conciencia.
Esas palabras derrumbaron su corazón y no podía ocultarlo. Se sentiría culpable de todos modos, tanto como si Jimin moría o como si permitía aquella barbarie.
Tragó grueso, respiró hondo. Tenía que tomar una de las dos alternativas y definitivamente intentarlo resolvería muchas cosas.
—Está bien. Creo que tienes razón. Al fin y al cabo la vida de Jimin es lo que más importa y si convertirlo en eso ayuda a que esté con nosotros por muchos años más, entonces hazlo.
Jungkook asintió levemente con la cabeza en señal de agradecimiento.
—¿¡Te has vuelto loco Namjoon!? ¿¡cómo es posible que apruebes semejante cosa!? Jimin no nos va a perdonar, ¿eres consciente de eso?— la exaltación de Taehyung fue apoyada por Yoongi.
—Si me desprecia después de esto lo hará con razón, pero yo no estaré triste por su muerte y aunque sea de lejos lo podré ver y sonreiré de felicidad al saber que mi mejor amigo está vivo, eso es lo único que me importa.
—Está bien, esa es tu decisión y yo la acepto; pero yo no estoy de acuerdo con esto. Me voy.
Y sin mediar palabra desapareció entre los árboles.
—Me preocupa que diga algo— confesó el pelinegro— no quiero que nos descubran.
—No te preocupes, Taehyung es cabeza dura pero tiene un buen corazón, jamás haría algo que pusiera en peligro a sus amigos. Estoy seguro que lo mantendrá oculto.
—Eso espero.
—¿No lo vas a acompañar?— se giró Namjoon y preguntó directo a Yoongi que se mantenía observando el suelo.
—Estoy de acuerdo con Taehyung. Esto es una locura pero no pienso abandonarlos, estoy aquí para lo que necesiten.
—Gracias amigo. Sabía que podía confiar en ti— se acercó Jungkook y abrazó fuertemente a uno de sus mejores amigos.
—Namjoon necesito preguntarte algo— dijo cuando se separó— ¿sabes si hay algo que le devuelva la conciencia?
A diferencia de él, Namjoon si conocía de medicamentos. El moreno era un especialista en la farmacéutica.
—Hay algo pero no funcionará por mucho tiempo. Tienes que ser rápido.
—Solo necesito decirle lo que voy a hacer. Quiero que lo sepa y no le llegue de sorpresa cuando despierte, si es que lo logra— expresó con realismo.
En momentos como esos no se puede ser pesimista, pero a ellos no les quedaba de otra. Jimin podía salir empoderado o simplemente no abrir nunca más sus ojos.
Caminaron con la decisión viva en cada uno de sus pasos hasta que se adentraron en la cueva.
—¿Puedes quedarte a vigilar?— preguntó Nam a Yoongi— sería de mucha ayuda que ningún campista nos interrumpiera.
—Claro, yo me quedo.
Ambos amigos continuaron hasta que llegaron a donde estaba Jimin. Su estado era fatídico. Estaba deshidratado y tenía los labios agrietados. La fiebre no le había disminuido, al contrario, parecía elevarse cada vez más.
—¿Traes contigo el medicamento?
—Aquí está— le mostró el ámpula que contenía el líquido ámbar— siempre estoy preparado.
Sacó una jeringuilla. Rompió el envoltorio de plástico y la destapó. Con cuidado y ayudándose con la luz de su celular succionó el medicamento y presionó hacia arriba para eliminar cualquier burbuja de aire.
—Voy a inyectarle.
—De acuerdo, hazlo— su voz nunca había temblado tanto.
Haciendo uso de sus habilidades le administró el líquido y retiró la aguja cuando hubo terminado.
—Estaré afuera, si necesitas algo solo llama. Estará consiente en unos minutos.
—De acuerdo. Muchas gracias Namjoon, si no hubieras apoyado mi decisión no se que hubiera hecho.
—Siempre te apoyaré, siempre y cuando crea que es lo correcto, y esta vez sin dudas, salvarle la vida a Jimin lo es.
Namjoon se retiró del lugar dejándolos solos. Jungkook no pedía mucho solo que su Jimin viviera. Es algo duro y triste cuando se pierde a un ser querido, y él, ese dolor no lo quería sentir.
Con una de sus manos acarició los suaves cabellos morados del chico. Aquella textura siempre había sido su favorita pero ahora que su sentido del tacto era tres veces mayor ese roce se había vuelto hipnotizante.
Una lágrima rodó por su ojo derecho y la retiró rápidamente. No quería que lo viera así, bajo de ánimos y sin fortaleza.
Se sentó cerca de su cabeza y acercó su rostro hasta su mejilla, besó el lugar tiernamente.
—Jimin, cariño ¿puedes escucharme?
Tomó su mano para sentir algún tipo de reacción que fue visible de inmediato con el apretón que recibió.
En ese instante el pelinegro fue capaz de sonreír como hacía mucho no sentía ganas de hacerlo.
Los minutos fueron pasando y Jimin logró abrir los ojos.
—Hola— la alegría era evidente en aquel saludo, su chico abría los ojos para él.
Una sonrisa dolorosa curvó los labios del más bajo, estaba consiente de quien era la persona que tenía delante pero no sabía dónde se encontraba.
—Hola— apretó aún más su agarre cuando contestó el saludo— ¿en donde estamos?
Aquel era el momento decisivo en el que tenía que hablar. Jimin no era consciente de lo que estaba sucediendo pero el tiempo era cada vez más corto y no alcanzaba para explicarle la situación. Tenía que ir directo al punto.
Hablarle sobre su enfermedad era lo primordial. Debía conocer en que estado estaba para poder anunciar su decisión.
—Estamos en una cueva. Nos escapamos juntos, ¿lo recuerdas?
El contrario arrugó el entrecejo, ese gesto hizo entender a Jungkook.
—La verdad no.
—No te preocupes, es normal en tu estado.
—¿Qué es lo que tengo? ¿Porqué me siento débil?.
—Estás enfermo Jimin. Tienes covid, y es una de las variantes más peligrosas, la sigma.
Soltó de lleno. Y es que entre menos tardarse menos iba a doler al final.
—¿Qué? No entiendo— su cabeza estaba hecha un rollo en ese momento— ¿me voy..me voy a morir?— su rostro denotaba mucha tristeza y no era para menos.
—No si yo puedo evitarlo.
—¿A que te refieres?— intentó reincorporarse con un poco de dificultad lográndolo al final.
—Quiero que seas como yo, pero necesito tú aprobación.
—¿Cómo tú? ¿Cómo eres tú?— estaba realmente confundido.
—¿Recuerdas? El laboratorio, el Agente Biológico, la mutación— aguardó expectante esperando algún tipo de reacción.
—Si, eso sí lo recuerdo muy bien. ¿Quieres que sea como tú?
—Quiero que seas como yo. Esta es la única forma que tengo para que no te vallas de mi lado, y a pesar de que conlleva riesgos estoy dispuesto a correslos con tal de estar toda mi vida a tu lado. ¿Aceptas?
En ese momento se vieron a los ojos. Aquella era la muestra de amor más grande que Jungkook le podía ofrecer a Jimin, una nueva oportunidad para vivir, pero no solo vivir, sino de compartir esa nueva vida juntos.
—Acepto— confirmó con una sonrisa de sus labios agrietados— ¿qué tengo que hacer?
—Nada Jimin, lo tengo que hacer yo. Tengo que hacerte el amor.
Ese momento pasional podría traer alegría, amor y el fortalecimiento de la confianza entre los dos pero también puede trae consigo la muerte, la muerte de un ser humano para dar paso a otra vida, una muy diferente, que sin lugar a dudas supondrá el comienzo de una nueva cadena.
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