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Capítulo 11.

El aire que respiraba se había vuelto muy pesado como si el plomo metálico estuviera mezclado con las partículas de oxígeno. Su pecho estaba comprimido lo que dificultaba mucho más la entrada de ese elemento que tanto necesitamos para vivir.

Cuando fue consiente de su cuerpo sintió cada punzada de dolor en cada uno de sus músculos atrofiados. Una cama sumamente dura se hayaba debajo de él lo que causaba que su malestar se multiplicara por dos.

Intentó levantar sus párpados y los arrugó al instante en que rayos de luz artificial lo cegaron y le provocaron ardor.

Pero a medida que se fue acostumbrando sintió temor, uno mezclado con ira que no había experimentado antes. Había regresado a ese lugar del que tanto había deseado salir, a ese lugar que tantos malos ratos le había hecho vivir, pero sobre todo, ese lugar se había vuelto una pesadilla viviente en cuanto atentaron con la vida de la persona que puso en riesgo la suya propia para salvar la de millones.

Las instalaciones no habían cambiado nada en aquel poco tiempo. Las paredes y techos blancos seguían igual de enloquecedores, aquella apariencia de manicomio lo hacían sentirse realmente loco y enfermo. Las luces siempre encendidas para evitar que una mortecina oscuridad les imposibilitara la visión; y ese aire, ese aire tan pesado que había tenido que acostumbrarse a respirar lo estaban atormentando, después de probar la facilidad con la que la brisa del exterior mecia sus cabellos y entraba con suavidas por sus vías respiratorias hasta sus pulmones le era imposible volver a caer en ese pozo espeso al que nunca había querido ingresar.

—Al fin despiertas, ya estaba preocupado— esa voz tan familiar lo hizo girarse.

—¿Qué estás haciendo aquí?— preguntó sorprendido al ver el muy conocido rostro amigable de Namjoon.

—El presidente Moon Jae-in se comunicó conmigo pidiendo que regresara, la vacuna está muy avanzada y necesita de nuestra ayuda.

Jimin sintió una felicidad enorme, se convenció que pronto todo sería un borroso y doloroso recuerdo.

—Eso es genial; pero, ¿cómo lo consiguieron? Pensé que no tenían a más científicos. Nos habían escogido a nosotros porque creían que éramos los mejores— pausadamente se sentó en la cama. Le dolía infiernos todo el cuerpo pero ahora solo tenía cabeza para pensar en lo que estaba pasando.

—Con lo que encontraron no necesitaban de nosotros, pero la parte decisiva acaba de llegar y ahora más que nunca nos necesitan— arrastró una silla de hierro que se encontraba a su espalda y colocándola cerca de la cama se sentó— los demás ya están trabajando en ello, tenemos previsto que en un mes o dos tengamos la vacuna oficial en nuestras manos, estoy realmente emocionado.

—¿Los demás?— la confusión nubló su rostro. No quería imaginar nada grave pero no podía frenar su curiosidad, tenía que saberlo todo.

—Si Jimin. Taehyung, Yoongi, Hoseok y Jin están aquí también.

—Pensé que no iban a aceptar volver después de todo lo que pasamos en este encierro.

—Si, es cierto, pero nos aseguraron que ya tenían todo listo y que sería rápido el proceso. Es nuestro deber por sobre todas las cosas. Aunque somos humanos Jimin, odiamos y nos entristece ver morir a tantas personas, si está en nuestras manos acabar con esto no dudes que daremos nuestro paso al frente.

—Eso lo sé, yo hubiera hecho lo mismo.

Un momento de silencio se alojó en el lugar. Era realmente bueno que por fin, después de tantos esfuerzos, noches en vela y tantas pruebas que lograran encontrar lo que salvaría a la humanidad.

Pero había otro problema en su mente, uno que ocupaba todos sus sentidos.

—¿Sabes como está Jungkook?— la tristeza encogió sus ojos— le dispararon frente a mi. Todo por mi culpa— agachó su cabeza y fijó su vista al suelo.

—Él está muy bien, sabes que nada puede hacerle daño, las balas no le entraron, tuvieron que utilizar los sedantes nuevamente, aunque esta vez fueron un poco más fuertes, no quisieron correr el riesgo de que se despertará durante el viaje— Namjoon le acarició la rodilla tratando de tranquilizarlo.

—Tengo miedo por él, no quiero que le pase algo, me moriría si llegara a perderlo.

—Eso no va a ocurrir, él es fuerte y saldrá de esta también, solo hay que tener esperanzas de que encontraran algo que lo saque de eso que está metido.

—Eso espero, de verdad, ¿sabes a donde lo llevaron?— lo miró con ojos de súplica.

—No lo se, el personal no nos brinda esa información por nuestra seguridad.

—Es absurdo. Si fuera de nuestro conocimiento estaríamos más preparados.

—Si fuera de nuestro conocimiento— imitó con un tono de advertencia pero a la vez de verdad, mucha verdad— irías corriendo para saber como está, o me equivoco.

Jimin negó con la cabeza. Namjoon tenía razón. Si supiera dónde estaba no lo pensaría dos veces y se escaparía a su encuentro.

—Tienes razón— frunció sus labios a modo de disculpa.

—Jimin..— lo llamó Nam— hay algo que tienes que saber. Me dijeron que no podía decirte nada, que estaba prohibido pero mi conciencia no me permite callarme.

—¿Qué es? ¿Es algo malo?— se acercó un poco más a su amigo a pesar de todo el dolor que sentía en su cuerpo.

—Yo se cual es el componente principal de la vacuna— tragó grueso el nudo que comenzaba a formarse en su garganta.

—¿A que te refieres? Eso es algo bueno, por fin vamos a tener algo que cure a las personas y dejaremos atrás los cubre bocas.

—Si, eso es cierto, pero ya lo fundamental no es el Agente Biológico, hay algo más poderoso que eso— el corazón le latía a mil por hora por lo que iba a decir, pero callar no estaba designado como su acción favorita.

—Habla Namjoon, me estas asustando.

—Lo que nos va a salvar a todos no es el Agente Biológico— tomó una última respiración y soltó— es la sangre..la sangre de Jungkook es la pieza fundamental de la vacuna.

El corazón de Jimin se detuvo en ese instante. Todo lo que atormentaba su cerebro pasó a un segundo plano, y la idea de acabar con todo aquel que tocara a su chico cobró en ese instante más fuerza que nunca.

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