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❁; capítulo trece

—Tommo, ¿quieres una servilleta?

—¿Para qué?

—Es que estás a punto de babear.

Louis es una persona educada y por lo mismo, se reserva cualquier comentario descortés hacia Zayn.

Exclusivamente bufa y después, voltea los ojos.

—Deja de molestar, ¿quieres? —Bordea el canto de su vaso desechable con la yema del índice—. No sé de que demonios hablas.

—¿Ahora te haces el desentendido?—Lo observa con perspicacia—. ¿Piensas que no es obvio?

—¿Qué cosa?

—No le sacas los ojos de encima de Hazz.

Oh, eso.

Bueno, la verdad es que él no tiene la culpa de que el disfraz que escogieron le siente tan bien.

Ser Sandy y Danny Zuko fue sugerencia suya, pese a que no tenía mucha relación con la tenebrosa celebración y tampoco estaba en la primera lista de opciones, al menor le encantó la idea de vestir como la pareja protagónica del reconocido filme.

La elección se dio gracias a una especie de señal divina, o por lo menos así lo consideró él, ya que fue pura cosa del destino que al encender el televisor aquella tarde, estuvieran transmitiendo Grease.

Sus mentes fueron iluminadas por un rayo de luz, por una revelación bendita que evitó un maquillaje exagerado y un overol de mezclilla que probablemente, iba a odiar al poco rato de traerlo puesto.

Recrear los atuendos fue una tarea sencilla. Harry optó por la vestimenta de porrista que Sandy lucía en la película, e incluso adquirió una peluca rubia para completar el conjunto, mientras que él se enfundó en la clásica chaqueta de cuero que Danny siempre portaba.

Es como si fuesen a grabar un remake de la historia, literalmente son una pareja ficticia esa noche y a ojos de Louis, el rizado sí parece una auténtica estrella de cine que le roba toda la atención.

—Calla, no lo estoy viendo —Sin embargo, debe aparentar que Zayn está equivocado—. Solo estoy... criticando mentalmente los pasos de baile.

Oh, ¿de verdad? —Su ceja se arquea y una sonrisa ladeada se marca en sus labios—. Que raro, porque yo veo que tu mirada solo lo sigue a él.

—¡Eso es mentira!

—Claro —Ciertamente, se niega a creer en su cuento barato—: Me queda claro que ser discreto no es una virtud tuya, Tommo.

Por favor, ¿a quién quiere engañar?

Desde que Harry se fue a bailar con sus amigas, él no ha podido apartar la vista de la pista provisional que se levanta en el centro del patio.

—¿Quieres dejarme tranquilo? —contrapone, un poco harto de la acusación—. Si fuera tan obvio, los demás ya lo habrían notado y no es así.

—Pues yo sí me doy cuenta.

—Porque tú estás al tanto de mí situación.

—Exacto, y ahora que lo mencionas, debo decir que tengo una duda.

Louis recolecta una buena dotación de paciencia en una sola inhalación y enseguida, se presiona el puente de la nariz con dos dedos.

Ya no sabe si fue buena idea revelar su pequeño secreto con alguien más.

—¿Ahora qué? —pregunta, temeroso del próximo cambio de enfoque—. ¿Cuál es tú duda?

—Cálmate, solo quiero saber una cosa —Entrelaza los brazos por encima de su pecho y ladea el rostro—: ¿Desde cuándo te gusta Harry?

En una respuesta natural, su ceño se frunce.

—¿Desde cuándo? —repite, al ser tocado por la inquietud—. ¿Quieres una fecha exacta o algo así?

—No, no exageres —Coloca los ojos en blanco, con una pizca de burla ante su actitud defensiva—. Es que hace poco tiempo me contaste lo que sentías por él, pero no creo que sea algo reciente.

—¿Por qué piensas eso?

—No lo sé, tengo la intuición de que esto va más allá de tener un simple crush con tu mejor amigo.

A decir verdad, Zayn tiene buenos fundamentos para deducir que las cosas no son tan simples como parecen.

Conoce a Louis como a la palma de su mano; él es genuinamente transparente carece de la habilidad que otros tienen a la hora de ocultar la verdad, sus expresiones hablan por sí solas y su lenguaje corporal siempre lo delata.

Cuando reflexiona en silencio, tiene la costumbre de morderse el labio inferior y además, tiende a frotarse la nariz cada vez que intenta desviar el tema de la conversación, justo como lo está haciendo en ese momento.

Es claro que está evitando el contacto visual y su refresco con sabor a limón parece ser de lo más entretenido, pues se encuentra inmerso en las burbujas que el líquido produce gracias al gas.

Louis reconoce internamente que la pregunta lo ha descolocado y en menos de un minuto, ha pensado en más de diez posibles respuestas, porque la verdad, no puede recordar un hecho específico que le haya hecho darse cuenta de que estaba sintiéndose atraído por Harry.

¿Ocurrió en el pic-nic que organizaron hace un año? Ese donde los dos extendieron un mantel en el parque y comieron un montón de chucherías hasta que el dolor de estómago les arruinó la tarde.

¿Acaso fue durante su undécimo cumpleaños? En esa ocasión, Harry había afirmado que no podría ir a su fiesta porque tenía programada una reunión familiar en casa, y terminó escapándose un rato para poder asistir a la celebración, sin importarle el regaño que posteriormente tuvo que aguantar.

¿O sucedió cuando lo saludó por primera vez y se ofreció a deslizarse con él por la resbaladilla? Aquel día en el que descubrió sus mejillas regordetas, encendidas de un rojo vibrante y sus mechones enmarañados, como si fueran un nido de aves.

Desde luego, fue un proceso complejo y aunque en el pasado no pudo comprender todo lo que su corazón le quiso comunicar, actualmente ha logrado entender que su afecto por Harry si va más allá de un lazo amistoso.

—Bueno, ¿qué te puedo decir? Tienes razón, no es algo nuevo —canturrea, jugueteando con los bordes de su vaso—. A lo mejor me gusta desde hace un par de meses... o quizá desde que lo conocí. Sinceramente no lo sé y no creo que importe mucho.

—Ya sé que no es relevante, era simple curiosidad —Zayn murmura, acariciándose el mentón y haciendo un chasquido con la lengua—. Yo pienso que fue desde que comenzamos a entrenar americano.

—... ¿Eso crees?

—Pues mi lógica me dice que sí —afirma, al encogerse de hombros—. Es tu fan número uno, siempre te apoya, casi nunca falta a nuestros entrenamientos y hay que admitir que cuando no va, tu rendimiento baja.

Lo último es malditamente cierto.

Cuando Harry no puede unirse a él en sus prácticas debido a compromisos escolares o a sus propias responsabilidades como porrista, la motivación se le desploma de cien a cero en un instante.

Louis comprende que esa falta de concentración es perjudicial porque el equipo es el que termina sufriendo las consecuencias, pero no puede dominar su estado de ánimo y es complicado que esté plenamente enfocado si le falta su principal fuente de impulso.

No obstante, eso no implica que el interés hacia con su mejor amigo se sustente en la atención que recibe de su parte, él jamás sería tan deshonesto como para valorar únicamente el modo en que lo hacen sentir, sin tener en cuenta las emociones ajenas.

—Oye, Hazz no me gusta solo porque me apoye en el deporte —Tiene la necesidad de aclarar el polémico punto—. Me atrae su forma de ser, su personalidad y su bonita cara. ¿No lo has notado? Es el ser más tierno de la tierra, es todo lo opuesto a mí y mi mamá dice que eso fue lo que me atrapó.

—Bueno, no quise decir que te gustara solamente por ser atento contigo, tranquilo —Levanta ambas palmas en símbolo de paz, buscando disipar cualquier malentendido—, ya noté que si llevas varios años atontado por él.

—Así es —resopla, al depositar su refresco en la mesa de aperitivos que tiene a un costado—. Y no se que tan malo sea que todavía no lo sepa.

Los ojos café de Zayn se abren de par en par, como dos platos llanos.

La bolsa de botana que recién ha tomado pasa a un segundo término, siendo olvidada por un instante ante su estupefacción.

—Estás... ¿Estás considerando decírselo?

Él asiente, sin ningún signo de preocupación en su rostro.

—Pues... Eso creo —barbotea y sumerge la mano derecha en el bolso de su chaqueta—. Lo peor que puede pasar es que me rechace y me diga que solo me ve como un amigo, ¿no?

—Sí lo dices así, suena horrible.

—Es lo que es, la posibilidad existe y aún así, mi papá me dijo que si no me arriesgo, nunca voy a ganar.

—¿Y tú realmente estás dispuesto a poner en peligro tantos años de amistad? —agrega—. No me lo tomes a mal, Tommo, pero ni siquiera sabes si a él le gustan los chicos...

—Y mucho menos lo sabré si no lo averiguo —Exhala profundamente, con la seriedad apoderándose de su voz—. Prefiero intentarlo y luego arrepentirme, que quedarme con la duda de lo que pudo haber pasado.

Claramente, él no desea permanecer estancado y tampoco quiere ser de los que no se atreven a dar un paso más largo.

Todas las monedas poseen dos caras, y la probabilidad de que las cosas se tuerzan se sitúa en un cincuenta por ciento.

Está colocando en la cuerda floja la amistad más grande que ha tenido por culpa de su inevitable enamoramiento y para ser sincero, no se siente tan mortificado por ello.

Después de muchas pláticas con sus padres, tiene la certeza de que Harry es su alma gemela, y está convencido de que nunca sentirá lo mismo por nadie más.

Sí, tal vez es un adolescente inexperto que todavía no conoce nada acerca del amor, no ha tenido ninguna experiencia de ese tipo y está yendo a ciegas, pero no está dispuesto a conformarse con ser el eterno amigo que nunca cruza la línea.

Lo que siente es auténtico, y si no es correspondido, prefiere conocer la verdad a seguir alimentando ilusiones tontas.

Al fin y al cabo, considera que la vida le pertenece a aquellos que están dispuestos a enfrentar los riesgos sin temor.

── •∘°❁°∘• ──

La casa de los sustos es la atracción más solicitada de la noche.

La decoración al exterior es sencillamente irreal, los adornos son increíbles y se nota que los profesores pusieron muchísimo esmero en crear un ambiente escalofriante para que los alumnos lo disfrutaran al máximo.

Tan pronto como se anunció que la clásica atracción estaba lista para ser visitada, la mayoría corrió a crear la fila enorme que ya se extiende frente a la bodega donde se montó la espeluznante casa.

Casi todos los estudiantes están impacientes por vivir la terrorífica experiencia, muchos están listos para morir de miedo al empezar el tenebroso recorrido.

Sin embargo, Harry y Louis son parte de la excepción.

A ninguno le emociona la idea de entrar ahí a sufrir por casi diez minutos, piensan que es una locura que sus compañeros estén ansiando ser asustados por gusto propio, aunque tampoco los juzgan por sus descabelladas elecciones.

Ellos ya se divirtieron un buen rato en compañía de sus amigos y tras participar en varias de las entretenidas dinámicas organizadas por lo maestros, eligieron que era hora de tomarse un merecido respiro.

Ahora se encuentran en una de las bancas perimetrales, alejados del bullicio causado por las bocinas mientras disfrutan de su tranquila conversación.

—Los chicos si se fueron a formar, ¿puedes creerlo? —El menor alega, incrédulo—. ¡Niall tiene el brazo inmóvil! ¿Qué tal si se cae allá adentro y se lastima más?

—Lo mismo le dije, pero por lo visto no lo tomó en cuenta —contesta Louis, al mover los hombros con desinterés—. Están locos.

Harry le da la razón al menear la cabeza y enseguida se deja caer sobre la banca, utilizando sus muslos como almohada.

Siempre que tiene la oportunidad se recuesta de ese modo, porque la comodidad que siente cuando descansa su cabeza en las piernas de su mejor amigo, es infinita.

—Menos mal que a ti también te asustan este tipo de cosas —expresa, con simpatía—. De lo contrario, también estaríamos formados.

—¿Qué dices? A mí no me dan miedo las casas de terror —Agacha la cabeza para observarlo y la astucia pinta su semblante—. Solo no tengo ganas de entrar esta noche.

Ah... ¿De eso se trata?

—Por supuesto.

—Entonces, ¿no te molestaría si te pido que vayamos a formarnos? —canturrea, con todo el afán de molestar un poco—. Tal vez yo sí me animo a ingresar contigo.

—¿De verdad lo harías por mí? ¡Que buen amigo eres! —habla con ironía, y a la vez, estira uno de los rizos sueltos de su frente—. Lástima que a ti te da pánico cualquier cosa alusiva a estas fechas, así que mejor nos quedamos aquí.

El ojiverde levanta una ceja y aplasta los labios para no sonreír con socarronería.

—¿Y qué si ya cambié de opinión? Ya superé esa etapa de tenerle miedo a todo.

—¿Ya se te olvidó lo que sucedió la semana pasada?

—Bueno, eso tiene justificación —enfatiza, por medio de un ademán—: No esperaba que lo que parecía un maniquí en la tienda de disfraces, fuera una persona de carne y hueso, ¡me espantó que se moviera!

—Casi lloras, ¿eh? —Mueve las cejas de abajo hacia arriba con petulancia—. Sigues siendo un miedoso.

El semblante de Harry se vuelve severo.

—Pues no debería de sorprenderte, te dije que ya dejé atrás esa etapa y ya no soy un miedoso.

—Sí... Lo que digas.

—De hecho, parece que tú eres el que está asustado —Se mofa, retorciendo las comisuras.

—¿Disculpa? —responde, entrecerrando los ojos en un gesto de fingida ofensa—. Claro que no.

Mhn, ¿entonces por qué te están sudando las manos?

Y demonios, sus inesperadas reacciones físicas lo están tirando al pozo.

—No es cierto —Trata de disimular su estado actual y se frota las manos en el pantalón para eliminar el exceso de humedad—. ¿Lo ves? Todo está bajo control.

Bien, eso es una vil mentira.

Cualquiera puede ver que sus palmas están comenzando a transpirar, el sudor brota de ellas como resultado de los nervios que ya le provocó la simple posibilidad de cruzar el umbral de aquella casa macabra.

Tampoco ayuda que los altavoces de la escuela estén reproduciendo melodías tétricas y nada amigables, muy similares a las que utilizan en los soundtracks de las películas de terror.

—No te preocupes, nada nos va a pasar, ¿bien?

—Eso debería decírtelo yo a ti —farfulla, sintiendo el nudo en su garganta crecer—. Es más probable que tú salgas corriendo.

—¡No lo haré!

—Lo dudo.

—¿No me crees? —Plisa la frente con dureza, listo para demostrar que ya no le teme a lo paranormal—. ¿Quieres apostar, Danny?

Perfecto, el nombre de su personaje acaba de ser mencionado y eso significa que, a partir de ahora, los chistes están de más.

Por lo tanto, él se limita a asentir, reconociendo la seriedad de las circunstancias.

—¿Qué podría apostar contigo, Sandy?

—No lo sé, lo que quieras —replica y se incorpora en la banca de concreto para poder sentarse de nuevo—. De cualquier forma, yo voy a ganar.

—Cuanta seguridad —Intenta mantenerse en la línea de lo sereno—. Apuesto que no vas a terminar el recorrido.

—Y yo te apuesto que sí.

—Bien, ¿y sabes que vamos a apostar?

—¿Qué cosa? —insta, con un gesto de autosuficiencia.

Después de reír por las fosas nasales, Louis demora tan solo un segundo en decidir que es el momento oportuno para probar suerte.

Es una jugada de todo o nada, y como le confió a Zayn, prefiere enfrentar un posible rechazo cuanto antes, porque eso de crearse ilusiones vanas es peligroso.

—Escucha —espeta, decidido—: Te apuesto un beso, ratón.

Ya está. Todo o nada.

Y en realidad, la tensión en sus músculos se desvanece, gracias a que la reacción de Harry es bastante cómica.

Ha entreabierto la boca con sorpresa y la arruga en su entrecejo parece más pronunciada de lo normal.

—¿Un beso? —En voz baja, obedece el impulso que le nace de indagar más a fondo—. ¿Con quién?

Él comprende la importancia de no malinterpretar las señales, pero la sutil sonrisa en los labios de Louis insinúa mucho más de lo que aparenta y la respuesta a su pregunta parece estar escondida en la mirada intrigante que su mejor amigo le está lanzando.

¿Qué excusa podrá dar para justificar que su sonrojo no se debe a una suposición equivocada? El calor en sus pómulos lo hace sentir como un completo idiota y es irónico que ahora, las palmas sudorosas sean las suyas.

Por el amor a Dios, quizá... ¿Ha entendido bien?

Una vez más, hay un destello iluminando aquellas pupilas azules y las extremidades de Harry tiemblan.

—¿Y bien? —retoma el castaño, sacudido por una chispa de desesperación—. ¿Aceptas?

—... No.

Bien, ahí lo tiene.

Louis no debería sentirse abrumado por la decepción ante la contestación negativa; sin embargo, sucumbe ante ella.

Aunque era algo previsible, tal vez en el fondo tenía la esperanza de que su boba propuesta fuera aceptada.

—De acuerdo —dice con calma, como si la evasión no le afectara tanto—. No te preocupes, estaba jugando.

—¿Jugabas?

—Sí, de hecho ni siquiera dije con quien debías darte el beso, ¿no es así?

—No, no lo hiciste... —susurra, bajando la vista hacia sus tenis rojos—, pero lo intuí.

Ah, ¿sí? —replica, adoptando un tono cálido y casi susurrante—. ¿Con quién pensaste?

Harry suspira con lentitud y la saliva se acumula momentáneamente en su boca, teniendo dificultades para tragarla.

—¿Con... contigo? —pregunta, titubeante.

Un silencio lleno de tensión se extiende mientras la música de las bocinas deja de martillar en sus tímpanos y los segundos se deslizan con pesadez, tornándose incluso tormentosos

Las ansias de gritar consumen a Louis y un torbellino de emociones arrasa con todo a su paso.

—Sí, puede ser —contesta en cambio, dejando cierta ambigüedad en el aire.

Las cosquillas en el estómago entorpecen sus pensamientos, y para colmo, el lado racional se les bloquea cuando sus miradas se cruzan nuevamente.

Son solo ellos dos, con los vellos erizados y el ritmo cardíaco acelerado.

—Correcto —El menor inspira, al enderezar la espalda—. ¿Sabes por qué no acepté?

—¿Por qué?

—Porque eso es algo que puede pasar sin que haya una apuesta de por medio.

Harry no tiene idea de donde saca la valentía para arrojar la flecha de un solo tiro, pero da justo en el blanco.

—Lo... ¿Lo dices en serio? —Louis lo cuestiona, al arrastrarse por la fría superficie para acercarse más a él.

—Sí —confirma y sin ser consciente, se humedece los labios con la punta de la lengua—. ¿Por qué habría de mentir?

Y eso es todo lo que ambos necesitan.

Se rinden frente al otro, sin preocuparse por estar en la escuela, ignorando cualquier posible mirada indiscreta, y pasando por alto la fiesta que accidentalmente está por convertirse en su velada más memorable.

Porque a pesar de que ninguno sabe con exactitud como dar un buen beso, se aventuran a intentarlo juntos.

Bajo las escasas estrellas que resplandecen en el cielo, sus labios se encuentran con ternura, uniéndose con suavidad y permiten que sus párpados bajen al mismo tiempo, mientras inclinan el rostro para evitar el incómodo roce de narices.

El movimiento de sus bocas es torpe, sin un ritmo definido, simplemente dejándose llevar por el impulso del momento. Son dos novatos que nunca antes han besado a alguien, exceptuando aquel inocente encuentro que tuvieron años atrás y que jamás olvidaron.

No saben si lo hacen bien o si es un desastre total, pero una cosa es segura: nunca antes habían tenido tantas mariposas revoloteando en sus barrigas.

Pueden jurar que sienten la explosión de un millón de fuegos artificiales, las chispas los están quemando por dentro y eso les indica que están en el lugar correcto.

Entonces, Harry sonríe mientras sus labios continúan rozando los de Louis, y una risa nerviosa irrumpe, convirtiéndose en la principal culpable de ponerle punto final a su corto beso.

—Esto no es raro, ¿o sí? —musita, pestañeando con una dulzura encantadora—. Creo que tú en serio me gustas.

—No, al contrario —confiesa, aturdido por la rapidez de sus latidos—. Es bueno saber que mis sentimientos son correspondidos.

Con un matiz carmesí natural pintando el borde de sus bocas, se regalan sonrisas mutuas.

Louis siente cómo su pecho se agita en un tornado interminable de emociones, pues por fin reconoce que está enamorado de quien ha sido su mejor amigo durante siete años.

Su felicidad está ahí.

—Quién lo diría —sisea, cantarín—. Liam tenía razón.

—¿En qué?

—Cuándo dijo que tú y yo seríamos novios.

A pesar de que la estipulación altera a Harry, consigue mantener la compostura.

No lo comenta, pero él sí rogaba que algún día, ese pronóstico se cumpliera.

—¿Eso es una propuesta? —Se cruza de brazos, recobrando la sensatez—. Porque en caso de ser así, mi respuesta sería sí.

—Bueno... —susurra, mientras le proporciona un fino toque en la punta de la nariz con la yema del dedo—. Entonces lo es.

Otra sonrisa, dos hoyuelos bailando en sus mejillas.

Y un abrazo que marca el inicio de esa bonita relación.

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bestieeees, espero hayan disfrutado el capítulo 💘🫶🏻 se vienen los mejores momentos de estos dos!

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