Fuera De Aquí
Ese ruido molesto persistía en mi puerta, mi casa literalmente olía a muerto, estaba agotadísimo por cavar toda la tarde y esperaba que esa persona inútil se vaya de mi casa, pero claro no lo hizo. Pude distinguir una voz que casi la identifique al instante.
– Hijo, soy yo tu madre. – seré sincero me dio un escalofrío al escuchar su voz. – Solo vine a ver como estabas, además de hablar un poco. Abre la puerta por favor.
Dude bastante, pero si no la botaba de mi hogar nunca se iba a ir. Me levante resignado de mi caliente cama y avance hasta la puerta, entreabrí la puerta lo suficiente para sacar solo mi cabeza y parte superior de mi cuerpo.
– Hola madre, ¿Qué deseas?.
– ¡Víctor!, ¿Cómo estás? ¿Tu casa está en orden?. – mi madre dijo esto con un poco asombró, tal vez pensaba que no le iba a abrir.
La edad se denotaba en ella, tenía las típicas arrugas de los 60, además de tener la mayoría de su cuero cabelludo de color blanco exceptuando algún que otro cabello al azar negro en todo su cabello. Claro su forma de vestir nunca cambió, sus chompas de lana y sus vestidos de tela, siempre tuvo un estilo muy adorable. Su salud siempre fue buena y ahora en su vejez no era diferente, claro que toda su vida trabajo en una oficina como gerente del banco del pueblo.
– Sí, estoy bastante bien. Mi casa está algo sucia por el polvo es todo – Además de encontrar a alguien muerto eso es todo. – sí es solo eso. Puedes retirarte.
– ¿Estás seguro?. ¿No quieres que te ayude a limpiar?. – dijo mi madre en un tono sutilmente desesperado.
– No, puedo solo. – dije cortante, no quería estar allí, quería volver a mi habitación y tener la siesta que tanto necesitaba. – ¿Puedes retirarte?.
– Víctor. Por favor quiero hablar contigo.
– ¿Sobre qué podría ser?. – estaba retandola, quería que se vaya lo más rápido de mi propiedad.
– De por ejemplo, ¿Por qué tu casa huele tan mal?. Te seré sincera huele como si un muerto hubiera estado allí. – dijo esto soltando una pequeña risa, gesto que me molesto porque era cierto.
– Mi refrigerador se descompuso mientras me fui y se pudrió todo lo que tenía allí. – cosa que no era totalmente falsa, porque la mayoría de las cosas de mi refrigerador estaban echadas a perder. – Hablé. Ahora ¿Te puedes retirar?.
Mi madre se quedó callada y tuvimos un intento de pelea de miradas, el cual no estaba a gusto de participar. Mi madre hizo una mirada triste para luego verme otra vez con una mirada decidida.
– Víctor, sé que no me vas dejar entrar. – mi madre estaba frustrada soltó un largo suspiro y continuó. – Pero te quería preguntar: ¿Por qué actúas así conmigo?.
Me quedé helado ante tal acusación, ni yo mismo sabía la respuesta y tampoco tenía motivos de querer saberlo; le miré de pies a cabeza y mi madre solo me miraba con ojos acusadores. Sentía que no podía hablar, pero aunque sentía que mi boca no se iba a mover ningún milímetro así lo hizo.
– ¿A qué te refieres?. – me tranquilice casi al mismo tiempo que pude articular palabra.
– De cómo me tratas, simplemente te portas muy cortante conmigo. No quieres que ni siquiera te toque, me insultas y simplemente no me muestras cariño. – la mirada que mi madre me mostró en ese momento, fue la más segura que vi en toda mi vida. – ¿Qué pasó con él Víctor anterior?.
– No sé de qué hablas, pero si te imaginaste que antes fui diferente, te equivocas. – mientras decía todo esto veía a mi madre con la mirada más fría que pude hacer. – Estas hablando de un Víctor que nunca existió.
Casi inmediatamente que dije eso intenté cerrar la puerta, acción que no se pudo, por el molesto pie de mi madre que se interpuso.
– Eso es mentira, tú nunca fuiste así. Eras un chico agradable, que mostraba su cariño, que no le molestaba los abrazos. Que le encantaba hablar, hablabas con toda tu familia sin ningún problema y no me ignorabas. Ahora solo hay una sombra de lo que fuiste. – mi madre estaba descargando todo lo que sentía, acción que no quería escuchar. – Extraño al anterior Víctor.
– Tal vez solo fue una ilusión que tuviste de cuando era niño, después de todo las madres siempre se hacen ideas muy alejadas de la realidad de sus hijos. – me aburría hablar con ella, mi madre siempre se hacía a la víctima. – Si no tienes nada más que mencionar, mejor te retiras.
– ¿Por qué ese apuró?. O tienes miedo de escuchar la verdad.
– Sinceramente no creo que tu seas la mejor persona para decir eso, después de todo tu eres una persona muy frágil. ¿Tú crees que si te digo lo que pienso, no me culparas otra vez?. – di un paso adelante dejando la puerta de mi casa atrás y haciendo que ella retrocediera. – Madre. ¿Tú lo crees?. ¡Oh claro!, se me olvido que tan infantil puedes llegar a ser. ¿Verdad madre?.
Mi madre se asustó por el repente acercamiento que tuve, vaciló y sus ojos prontamente se volvieron rojos reteniendo las lágrimas que luchaban por salir. Miró hacia abajo y me sentí satisfecho, no me molestaría más. Regresé a mi posición anterior, le observe por la puerta y creyendo que no me respondería más estaba cerrando felizmente la puerta de mi hogar.
– Pensaba, que después de que salieras de la cárcel. Todo se arreglaria entre nosotros. – dijo mi madre mirando para abajo, haciendo que le tuviera atención y no cerrara la puerta; las lágrimas empezaron a caer, solo se veían las gotas que se caían al suelo. – ¿Qué hice para que me trataras así?.
Solté una carcajada, no paraba de reír, mi madre me miró con miedo. No pude evitarlo, era simplemente cómico ver esa escena, esa frustración. Reí como cuando veo a mis víctimas agonizar de dolor, mi madre dejó de llorar solo para verme con una cara de pánico. Cuando pude controlar mi risa, pude ver su cara de miedo, hubiera querido sacarle una foto.
– Existir. – por fin solté, con una sonrisa todavía y apoyándome en la puerta. – Sé que sin tí yo no estaría aquí, si pensara lo contrario sería alguien demasiado estúpido. Pero ¿a quién le hubiera importado si estoy aquí o no?, a ¿quien le hubiera importado tu existencia? y sobre todo a ¿quien le importa que siquiera existas?, solo a personas que tú misma diste a luz. No tienes amigos y a nadie que se preocupe por ti; simplemente eres una basura más de la sociedad.
«Realmente eres alguien estúpida, si no existieras yo no estaría aquí y sobre todo mi hermano no hubiera hecho ese asesinato. Tu diste luz a ese engendro y me diste luz a mi, a una persona que nunca quizo pisar tierra. Si tu no existieras no tendría a este desastre humano delante mío. Como dije solo eres una basura»
Mi madre se agachó y empezó a llorar, gemia del dolor que le dio mis palabras y cuando sus rodillas pudieron tapar su adolorida cara. Seré la puerta y le eche llave.
Camine a paso lento a mi habitación, para llegar y solo acostarme en mi cómoda cama. Mi madre comenzó a golpear violentamente la puerta, escuchando sus llantos y las palabras de disculpas que me daba; miraba el techo en busca de dejar de escuchar los molestos alaridos de mi madre.
– Deja de llorar imbécil.
Las molestas lágrimas acechaban mis ojos, llorando como un niño pequeño que le quitan el dulce y mojando la pobre almohada que no tenía nada que ver en el asunto. Mi madre se fue a horas muy tardías y yo cual idiota no paré de llorar en toda la noche, mi madre me odiaba. No sabía de que estaba llorando, no me arrepentia de lo que dije, entonces porque no podía parar de llorar.
Lloré hasta que dio el amanecer, sintiendome miserable. Pero tenía que levantarme para mi limpiar toda mi casa y quitar ese mal olor de todo el lugar.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro