Rebecca viajaba tranquilamente a París, era la nueva parada de su viaje sin descanso. Por fin le habían dado la oportunidad de presentarse en una semana de la moda y estaba emocionada porque participaría en la pasarela con L'Oreal

Su taxi llegó con muy buen tiempo al sitio donde se llevaría a cabo una sesión de fotos y después la prepararían para la pasarela. Emocionada no era la palabra que describiera como se sentía en ese momento porque estaba nerviosa y ansiosa por debutar.

Becky llegó al camerino y se sentó en silencio frente al gran espejo iluminado. Tan pronto como llegó se vio rodeada de un equipo de maquilladores y estilistas que trabajaban con otras modelos para preparar su look del día.

Los saludos duraron poco, las chicas comenzaron a trabajar en ese apretado horario.

—Vamos a empezar con algo suave, Becky. Queremos un look fresco y natural para las primeras tomas —dijo Lydia, la jefa de maquillaje, mientras seleccionaba una base ligera para la piel de Becky.

A su alrededor, los maquilladores se movían con eficiencia, aplicando capas de base, corrector y polvo con esponjas y pinceles, mientras Lydia añadía un toque de rubor a las mejillas de Becky.

—Hoy vas a brillar como siempre, Becky —comentó Sara, una de las estilistas, mientras sostenía una plancha para el cabello—. Tenemos un par de estilos en mente, pero creo que el cabello suelto con ondas suaves sería perfecto para la temática del desfile.

Becky asintió, relajándose un poco ante las palabras de ánimo de su equipo.

—Eso suena genial, Sara. Quiero que todo salga perfecto hoy. Es mi primera vez grabando contenido para una marca tan grande.

Mientras Sara empezaba a trabajar en su cabello, otra estilista, Emma, revisaba una serie de opciones de vestuario en el perchero cercano. Vestidos elegantes, blusas de seda y conjuntos casuales pero chic colgaban ordenadamente, listos para ser probados según el intinerario.

—Creo que este vestido blanco es ideal para la sesión y luego algo más fresco para la pasarela—dijo Emma, sosteniendo un elegante vestido de verano frente a Becky

—Me encanta—dijo Becky, sintiendo cómo su confianza aumentaba con cada paso del proceso.

El equipo continuó trabajando en perfecta sincronía. Lydia aplicaba una sombra de ojos suave y natural, seguida de un toque de rímel para resaltar las pestañas de Becky. Finalmente, añadió un brillo labial sutil que complementaba el look fresco y natural que buscaban.

—Becky, recuerda mantener la barbilla levantada y los hombros relajados durante la sesión de fotos —aconsejó Lydia

Becky asintió y sintió su teléfono vibrar cerca de ella pero lo ignoró al ver que Emma le entregaba el vestido blanco así que m se lo puso, admirando cómo caía perfectamente sobre su figura.

—Estás lista, Becky —dijo Sara, dando un paso atrás para admirar el trabajo final—. Vas a deslumbrar hoy.

Becky respiró hondo, levantándose de la silla y mirando a su equipo con una sonrisa.

—Vamos a hacerlo. ¡Es hora de brillar!

Con esas palabras, Becky salió del camerino, preparada para su sesión de fotos y grabación de contenido para L'Oreal, sintiéndose segura. Levantó su teléfono y observó la pantalla

La menor intentó ignorar el tweet, sin embargo, cuando llegó al estudio le dijeron que ya no podía hacer la sesión y que su participación había Sido cancelada.

Ahora, sintiéndose derrotada,  Becky sabía que había llegado la hora de volver con la cabeza agachada a su hogar.

La inglesa tuvo que hacer su despedida oficial, esto era de las cosas más dolorosas por las que había pasado en su corta vida.

El vuelo a casa fue tan agrio, ella prometió volver con un triunfo significativo. No así sintiéndose la peor. Su vuelo no demoró mucho así que estaba en casa para antes de la hora de la cena, cuando tomó su transporte rumbo a su casa recibió estos mensajes

La menor bajó del auto y se dirigió al museo que habían seleccionado para esta reunión.

El majestuoso Museo Británico de Londres estaba repleto de visitantes nocturnos, Becky paseaba junto a sus padres, el eco de sus pasos resonando suavemente en el piso de mármol.

—Siempre me maravilla este lugar —dijo su madre deteniéndose ante una antigua estatua griega—. Hay tanto que aprender de la historia y de cómo hemos llegado hasta aquí.

Becky asintió, aunque su mente estaba en otra parte. Sabía que esta no era una visita ordinaria al museo; había un propósito detrás de la invitación de sus padres. Su padre, parecía estar esperando el momento adecuado para abordar el verdadero motivo de la reunión.

—Becky —comenzó hablando sereno pero firme—. Tu madre y yo hemos estado pensando en el futuro de la Fundación Armstrong. Queremos que tú formes parte de nuestro nuevo proyecto.

Becky se detuvo, sintiendo la seriedad de la conversación. Miró a su padre, luego a su madre, y finalmente, a la estatua que tenían delante, como si buscara respuestas en sus ojos de mármol.

—¿De qué se trata el proyecto? —preguntó, tratando de mantener la calma.

—Es una iniciativa educativa —explicó la madre de Becky emocionada—. Nos invitaron a hacer varias expediciones, publicaciones y exhibiciones.

—Y queremos que empieces a familiarizarte con el negocio familiar —añadió su padre—. La Fundación ha sido parte de nuestra familia y es hora de que consideres tu papel en ella.

Becky sintió una mezcla de orgullo y presión. Había crecido conociendo la importancia de la fundación y el legado de su familia, pero nunca se había imaginado directamente involucrada en su funcionamiento.

—Entiendo lo que dicen, y aprecio que confíen en mí para esto —respondió Becky, eligiendo cuidadosamente sus palabras—. Pero no estoy segura de estar lista para asumir algo tan grande.

La señora Armstrong puso una mano reconfortante en el hombro de su hija.

—No tienes que hacerlo sola, Becky. Nosotros te guiaremos. Además, creemos que estudiar algo relacionado con este campo podría ayudarte a sentirte más preparada. ¿Has pensado en qué te gustaría estudiar en la universidad?

—No

—Entonces deberías considerarlo para tu futuro —sugirió el señor Armstrong—. Hay programas que podrían ser perfectos para ti.

Becky reflexionó sobre la propuesta, sintiendo un nudo en el estómago, sabía que esto iba a pasar.

—Supongo que podría investigar más al respecto y ver si realmente hay algo que me apasione

—Becky, el modelaje no lo es todo y solo queremos que sepas que estamos aquí para apoyarte, sea cual sea tu decisión.

—Y sobre el proyecto, tenemos un equipo joven y dispuesto a enseñarte lo que hacen. Creemos que podrías ayudarnos seriamente con esto y te pagaremos—Becky sonrió

—Está bien —dijo finalmente—. Estoy dispuesta a intentarlo.

Sus padres intercambiaron una mirada de orgullo y satisfacción. La Fundación Armstrong tenía un nuevo miembro en su equipo y mañana conocería al resto.