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Capítulo dos

CAPÍTULO DOS.

—¿Qué sabes acerca de las playas nudistas?

—¿Mm? Sé qué las personas que suelen frecuentarlas están bastante enamoradas de su cuerpo y tienen la confianza suficiente para presumirlo. No entiendo la naturaleza de esa pregunta en esta situación.

Tiene razón, nada que ver con lo que estamos haciendo.

—Es que no sabía que otra cosa decir para llenar el silencio ¿Qué color usarás para la cena? Dado que ya habíamos discutido sobre que definitivamente el azul es un color el que evadir en todos sus tonos.

Empujó mi hombro, llamándome malvado y es que el azul es su color favorito, pero es el que peor le luce a su color de piel, todos los días se lamenta por ese penoso hecho. En una ocasión, llevó a uno de sus hermanos al trabajo, al menor, Sarang tiene cinco hermanos mayores, lo que la deja a ella en la posición de niña consentida de la casa, el punto es que llevó a uno de sus hermanos a pasar el rato y conversamos, entre palabrería sin sentido llegamos al tema de Sarang usando el azul en prendas y ambos estuvimos de acuerdo en que no puede usarlo, ese color la odia.

—Iré a probármelo.

—Te espero aquí, intenta modelar un poco y así darle estilo.

La encargada se la llevó a los vestidores y cuando la perdí de vista, cerré los ojos y pasé ambas manos por mi rostro, preguntándome qué demonios estoy haciendo. Ahora que lo pienso, no sirvió de nada haber sacado a Muse a la luz, no desahogué ningún sentimiento y claramente no estoy ni cerca de superarlo.

Solo tengo que soportar un poco más, mantener mis manos y sentimientos para mí mismo, cuando Sarang sea oficialmente una mujer casada, ella dejará de trabajar con nosotros y no la veré en absoluto, supongo que es para ese momento en el que definitivamente cortaremos todo lazo que nos una. Se irá a vivir a Los Ángeles, su luna de miel será en Roma.

Un poco más.

—¡Luce muy hermosa!

Mi cabeza se levanta y puedo posar la vista en ella, la mujer tiene razón, se ve hermosa envuelta en un vestido rosa muy pastel. Me mira a mi y luego a su reflejo en el espejo, me coloco de pie a su lado, ella sostiene la parte de sus pechos para mantenerlo fijo y respira hondo antes de soltar una risa que denota molestia.

—Creo que adelgacé más.

—No lo creo, dijiste que te quedó flojo desde la primera puesta, solo hay que...— dos de mis dedos caben— hay que recogerle unos pocos centímetros y es perfecto, deja caer los brazos y yo sostengo aquí en la espalda.

Hace lo que digo y ahora sí se puede apreciar mejor el vestido, le queda muy bien. Sonríe un poco, sin enseñar los dientes.

—Si es lindo.

—Tienes que recogerte el cabello. Sólo un poco de maquillaje para que no se noten tus ojeras y listo, la novia es el centro de atención como debe ser.

Ella ríe junto a la encargada, esta se la lleva de nuevo para quitarle el vestido e ir a hacerle los ajustes de manera inmediata, Sarang se queda con la bata puesta mientras debe esperar para probarlo una segunda vez y es todo. Regresamos al sofá.

—¿Qué tienes que hacer luego de esto?

—Mm, tenemos prueba de sonido, un concierto de solo dos horas en el centro y lastimosamente seré peinado por otra persona ya que tú no puedes— mi dramatismo le causa gracia— si tienes oportunidad, deberías escaparte e ir a escucharnos.

—Tentador, aunque no sé que van a presentar.

—Solo una de las canciones no es de tu total agrado y a Sasha le ofende mucho eso dado que ella la escribió— sonríe— pero no te juzga, no podemos esperar que todo lo que hagamos le guste a todos, de hecho, hay una jodida canción que me parece horrible y aún así todos la adoran, es cuestión de gusto auditivo.

—Honestamente no sé cómo puedes odiar algo que tú mismo escribiste.

—Creo que estaba drogado cuando escribí esa tontería sin sentido. Drogado y con hambre pues la canción habla sobre pizzas pero las personas creen que hablo de la satisfacción que da conseguir lo que quieres— vuelve a reírse— no es buena idea buscarle filosofía a todo.

—Concuerdo en eso, pues, no sé si yo pueda asistir pero Michael probablemente esté enterado y asista a escondidas de todos.

—Él me agrada tanto. Está loco.

—De remate, es mi hermano más demente, estoy segura de que si conocieras a los otros cuatro, se armarían una fiesta. El mayor ya está casado y con dos hijos, pero su esposa también le sigue las locuras.

—Suena a que están más cuerdos los hijos que los padres.

—Correcto— vuelve a ponerse de pie, a medirse el vestido de nuevo— oh, esta habitación tiene diseños de tu gusto, seguro ya lo notaste de todas maneras.

Si lo noté, pero odio este lugar.

—Es agradable. Ahora ve y terminemos rápido que debo trabajar.

•••

—¿A quién se le ocurrió la maravillosa idea de poner las depresivas de Bruno Mars?— Namjoon manda a Jungkook a callarse— Vale, es que no entiendo.

Hemos terminado exitosamente, ahora es momento de pasar el cansancio en el camerino y por supuesto que a Bruno Mars lo he puesto yo porque estoy en el ánimo para hacerlo.

—Taehyung está triste, déjalo escuchar sus cosas para que se sienta más triste— Namjoon es tan bueno, no lo merecemos— necesita drenar la melancolía, la rabia, la ira, el dolor.

—Necesita morirse, básicamente. Ya, pero sigo sin entender que pasó para que estés así— el mueble se hunde a mi lado, yo estoy viendo al techo, blanco y sin gracia— cuéntale a Kook que ha sucedido.

—Si le cuento a Kook, Kook será un imbécil que me dirá que me lo advirtió pero como soy tonto, no hice caso.

No tengo que decir mucho más pues me entiende al instante, bufa, toma mi nariz y la aprieta, obligándome a mirarlo.

—¿Qué hizo Sarang esta vez?

—Le pidió a Taehyung que la acompañara a probarse el vestido para la cena de esta noche con los padres de su futuro esposo— por supuesto que Sasha explica mejor que yo.

Y Jungkook se indigna.

—¿No tiene corazón, acaso?

—Ella no tiene corazón y Taehyung es masoquista porque la acompañó.

—No, Taehyung es idiota.

—Taehyung está aquí mismo, escuchando—les recuerdo— pero adivinen qué, también le di consejos sobre cómo peinarse para lucir bien el vestido.

Namjoon chasquea la lengua, deja la guitarra a un lado cuando ha terminado de limpiarla y me mira, niega con la cabeza, decepcionado.

—Los odio— me dice— a los dos.

—¿Soy la única que cree que aún tiene tiempo para hacer que Sarang se arrepienta y deje al tipo ese?— Sasha levanta la mano, obtiene nuestra atención—Faltan unas semanas para que la boda se lleve a cabo y tienes la oportunidad de estar pegado a Sarang durante estas pocas semanas, todo puede suceder.

Me quedo mudo, eso insinúa cosas que van en contra de mis principios.

—No sé si pueda vivir como el amante— digo— y no creo que Sarang sea capaz de engañar a Jason.

—Ya lo engaña pensando en ti, solo falta que lo engañe físicamente y es todo.

—Dices cosas sin sentido.

Se crea un pequeño debate entre ellos tres sobre mis posibilidades de salir victorioso con este amor no correspondido y yo atiendo la llamada a mi teléfono mientras hacen eso.

—¿Cómo estás, Michael? Supongo que has venido y por eso llamas.

—En realidad, no asistí al concierto. Lo siento, mm, llamo para preguntarte si de casualidad Sarang está contigo.

Parpadeo.

—No, ella debe estar cenando.

—Mierda. No está aquí, se levantó de la mesa para ir al baño y lleva tres horas en el dichoso baño, por supuesto hemos revisado y no está, se ha ido caminando pues yo la he traído en el auto y tengo las llaves.

—¿Y por qué se fue?

—No lo sé, creí que podría estar contigo. Llevaba incómoda toda la cena, ni siquiera probó bocado, supuse que no le gustó la comida y le dije que podía ir a conseguir algo que si le gustase, se negó y luego la perdí. Jason está hablando con mis padres.

Ese idiota con suerte sabe llegar a la tienda sin perderse.

—Voy a buscarla, te llamaré.

—Te lo agradezco, avísame si das con ella, no está en casa y mis hermanos también están buscándola.

—No te preocupes, yo me encargo.

Y ahí va Taehyung otra vez, es demasiado drama en un solo día, necesito un respiro, pero solo podré tenerlo cuando encuentre a Sarang. Me despido sin dar muchas explicaciones a los chicos y pues, me llevaré el auto, por supuesto, porque está lloviendo a cántaros.

Haré algo de lo que no estoy muy orgulloso y es que no tengo opción más que rastrear su teléfono, suelo hacer eso cuando Sasha se me pierde de vista por mucho tiempo, además de que soy un hombre que vive preocupado por las personas que le rodean.

Por supuesto estoy excusando mi paranoico ser.

—A una hora de aquí, excelente, no se le ocurrió ir más lejos a mi demente Sarang.

Tengo que continuar con mi depresión en el auto mientras acelero tanto como puedo para no correr el riesgo de matarme por andar de desesperado, esto me recuerda a aquella bonita ocasión cuando era un niño que vivía con sus padres y le gustaba jugar a conducir el auto de papá aunque no llegaba al freno ni de suerte. El jardín de la abuela es historia por mi culpa.

Más jodido es todavía el hecho de que no puedo entrar al sitio con el auto, tengo que bajarme y caminar. Caminar en el maldito pasto mojado, llenarme los zapatos de tierra, pisar charcos, todo esto mientras veo de un lado al otro buscando a una fémina de vestido rosa que se ha escapado sin razón aparente.

Y la encuentro, a lo lejos se ve como un alma en pena tirada en el suelo, debo apurarme. Es quizás demasiado tarde, la noche puede ser aterradora a veces y esta vez es de esa manera, su espalda desnuda vibra porque supongo está llorando y temblando por el frío.

Se voltea, me ve llegar.

—¿Qué sucede? ¿Por qué lloras así?—no la entiendo en absoluto, trato de recuperar el aire, he venido hasta aquí corriendo— Y en medio de la gran nada.

Sarang sigue llorando, me observa y yo no puedo leer lo que sus ojos quieren decirme, ni una pista me dan.

—Odio los mariscos— solloza— los odio.

—Si, lo sé. No te gusta la comida de mar, tampoco te gustan las salsas, aderezos, detestas el apio, hay un montón de cosas comestibles que tú odias y jamás te he visto llorar por eso, así que asumo que-

—Jason no sabe que es lo que me gusta.

¿Cuándo sabe él algo que tenga que ver con Sarang? Ella si sabe todo sobre él, pero Jason jamás se ha dado la oportunidad de pensar en qué podría hacer feliz a su futura esposa. Dejo caer el culo en el pasto mojado frente a ella pues acaba de terminar de llover e intento que sus ojos conecten con los míos por más de tres segundos.

—¿Qué pasó en la cena?

—¿Tú sabes lo que me gusta? No es... no es tan difícil complacerme un poco ¿verdad? Dímelo.

—Mm, no es complicado, te gusta mucho el arroz, la carne de cerdo bien frita, también estas cosas... macarrones con queso y aunque no comprendo porqué, prefieres el café negro antes que un vaso con agua— se limpia las esquinas de los ojos y sonríe al menos un poco— te alimentas de la mierda, básicamente.

—El café te da energía.

—El agua también y sabe mejor.

Doy aviso a Michael de que he encontrado a la susodicha y prometo llevarla a casa en unos minutos. Vuelvo a verla, su vestido está arruinado, se había recogido el cabello como le sugerí y ahora está a punto de caer suelto.

—La cena sorpresa fue en un restaurante de comida de mar. Estoy estresada y frustrada porque nada está saliendo como me gustaría... debes creer que soy una niña tonta y exagerada.

—No es así, tú solo querías que fuese especial, no tiene nada de malo quejarse, simplemente...

—Ya sé que dirás, y si, tengo que hablar con Jason, pero no ahora. Solo quiero ir a casa y quitarme esto.

Sigue limpiandose el rostro, todo su maquillaje se echó a perder.

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