
Capítulo dieciséis
CAPÍTULO DIECISÉIS
Jungkook se ha llevado a Sasha a almorzar y ahora estoy aquí en la sala esperando a Blue, se supone que iremos a visitar a sus padres para distraerme en este horrible día.
Michael ya me ha llamado varias veces para asegurarse de que no he tomado el primer vuelo a Los Ángeles para estar presente en la boda y es que me ha llegado la invitación por parte de Jason. El pequeño cartón pone que el novio me invita a celebrar ese día con ambos y no puedo creer que Jason sea tan descarado, bueno, si puedo creerlo, pero aún así me sorprende.
Estoy llorando otra vez, pero no porque quiera a Sarang, estoy muy frustrado. Es todo, también me siento usado y estúpido.
Dejo la tarjeta sobre la mesita, no sé qué debería hacer, incluso si mi estúpido ser quisiera asistir a la boda, no es nada posible teniendo en cuenta el tiempo que me tomaría llegar hasta allí, tampoco tengo mi pasaporte a la mano, Sasha lo escondió y ve tú a saber dónde.
¿Debería desearle felicidad?
Algo me dice que sentiré alivio cuando vea las fotografías del gran momento, ella con su vestido y que todo haya pasado para darme cuenta de que no existe oportunidad para nosotros e incluso si ella enloqueciera y decidiese no casarse a último minuto... no pasaría, Sarang no es para mí y yo no soy para ella. Esa es la realidad.
Necesito un tiempo para terminar de aceptarlo.
Blue llega a casa, arrastrando los pies y con ella dos bolsas más grandes que yo, tiene la cabeza llena de hilos. Me ve y sonríe.
—¿Me ayudas, por favor?
—¿Qué carajos es todo eso?
Rió, me levanté, acudiendo en su ayuda, bastante pesado para un cuerpo tan pequeño.
—Es tela bonita que encontré mientras buscaba tafetán blanco, no conseguí el tafetán, pero, encontré licra de muy buena calidad que me sirve—sopla los mechones de cabello fuera de su rostro— entre otras cosas que no me resistí a comprar.
—¿Todo esto va al segundo piso?
—Si, pero, puedo subirlo después, sé que vamos tarde a lo de mis padres, así que voy a cambiarme rápido, verme más bonita— pestañea, blanqueo los ojos riendo— y nos vamos. Oh, ayúdame a elegir ropa.
Está apurada, por lo que no es de extrañar que jale de mi por todo el sitio como si fuese su mascota.
—No uses falda, ponte unos jeans, hace frío allí afuera. Esos no, los otros.
—¿Qué tienen estos?
—Tienen hoyos, todo el aire pasa por ahí y vas a congelarte.
—Tiene sentido...
Me burlo de ella los siguientes quince minutos en los que intenta ponerse todo de una sola vez, salta de un lado de la habitación al otro abrochandose el abrigo hasta que termina sentada frente al espejo. Bufo, ayudándola a quitarse todo el hilo del cabello mientras se maquilla, su cabello es lacio, solo hay que darle una pasada con la peinilla y listo.
—Ya estás lista, mujer, en el auto te retocas.
—Vale, vale. Usaré botas.— se gira, su rostro queda en mi estómago y sacude mi suéter— Te llene de hilos, lo siento.
—No pasa nada.
•••
La madre de Blue me señala.
—Muchacho ingrato.
—¡¿Por qué?!
Soy arrastrado por ella al interior de la casa, toma mis manos y observa las mangas de mi suéter. Creo que empecé a sudar.
—Si levanto las mangas de esto...
—No lo haga, tengo frío.
—Puedes quitartelo, hay calefacción.
—Hemos traído pastel— cambio el tema, Blue está con el en manos mientras se aguanta la risa— pastel de coco.
Me da un poco de miedo hablar con mamá Lee sobre mis tatuajes y mi aspecto en general, pues sé muy bien que va a darme una charla sobre lo peligroso que es la tinta en la piel y esa charla va de la mano con golpes en mis brazos a manera de reprimenda.
Sin embargo, han cambiado bastante, ahora que están en una edad avanzada, son más tranquilos y saben que no tienen tanto poder sobre Blue como antes, no ahora que ella es una adulta y ve por si misma.
Ah, pero a mí siempre van a pellizcarme hasta que muera.
—Tu madre ha despertado muy temprano para preparar un buen almuerzo— nos sentamos, ellos frente a nosotros, nadie dice nada hasta que papá Lee termina de hablar— así que vamos a disfrutar y apreciar el esfuerzo de mi esposa mientras nos ponemos al día con lo que sucede en la vida de ambos. Empieza, Byeon.
El nombre real de Blue es Lee Byeon. Personalmente me gusta llamarla Blue, lo hago desde siempre, cuando me dijo que ese sería su seudónimo de diseñadora, me gustó y así se quedó.
—No he hecho mucho desde que hablamos, trabajo y más trabajo.
—¿Tu sentido de la responsabilidad ha mejorado?
—Lo ha hecho, llevo un horario, papá.
Él mastica mientras asiente, complacido con la respuesta. Hablamos sobre mis vacaciones, preguntan por mis padres y prometo hacerles llegar sus saludos y la invitación a salir todos juntos cuando vuelva a estar libre, eso será en un largo tiempo.
—¿Cuándo vuelven a dar conciertos?
—Mm, según la agenda, en un mes como mucho. Mes y medio, tenemos que terminar de grabar un nuevo álbum y promocionarlo.
—Nosotros te vemos en la televisión, cada tanto— ay no— tienes que sonreír un poco más, hijo, estás ahí sentado con tu cara seria y viendo feo a todos, disimula un poco que no te gustan las entrevistas.
—Es que no tengo mucho que decir en ellas, Namjoon se encarga de responder y explicar por nosotros.
—Él no puede responder las preguntas que son para tí, Kim Taehyung.
—Bueno, si, pero-
—Nada, sonríe. Piensa en mí cuando estés en entrevista y sonríe si sabes lo que te conviene.
Blue comienza a reírse porque me están regañando, su padre la pellizca y ahora quién se burla soy yo, esto de los pellizcos es tradición en casa.
Al terminar, todo lo usado regresa limpio a su lugar gracias a que los cuatro nos encargamos de ello, ambos padres insisten en ir al mercado a comprar algo con lo que disfrutar del pastel y nos ordenan esperarlos aquí.
—Mi rizador de cabello...
—Vivías quemándote el pelo con eso, ni lo mires.
Estamos en su antigua habitación, sus padres la conservan tal cual la dejó antes de irse a Miami y es como un carrusel de recuerdos para ambos. Señala la cama.
—Mira, no sé cómo cabíamos las tres allí— se refiere a ella y a las hermanas de Namjoon— es muy pequeña, ah, pero nos divertíamos porque yo aún tenía muñecas.
—Aún las tienes, pero en tamaño real.
—Y les hago ropa más decente— levanta una de las Barbies— pobre Barbie.
—Si la ves de lejos, tiene mucho estilo. Aunque no sé cómo puedes fijarte en eso y no en el detalle de que ahora hay puerta en lugar de cortina.
Abre la boca, dándose cuenta de que no miento.
—¡¿Por qué ahora que no vivo aquí?!
Se acerca a cerrarla, dice que es el mejor sentimiento del mundo, mientras, yo me voy a acostar en la cama que nunca tuve permitido tocar porque no era correcto.
—Es incómoda.
—No lo es.
—Oye, iremos a la cena de Jimin— saco el tema, ella se acerca, sentándose a mi lado—¿Quieres ir conmigo? Jimin te ha invitado apenas se enteró de que regresaste.
—Si quiero. Iré encantada.
Veo la hora y ya es bastante tarde, de nuevo tengo el impulso de revisar redes sociales y lo hago, pero no hay nada aún, supongo que me enteraré mañana. Oh.
—Sarang subió una foto.
—¿Y?— le enseño— Su ramo verde. No sabía que la seguías en Instagram.
—Dejaré de hacerlo mañana, ya no trabaja en la empresa, así que no hay nada que nos relacione.
—Me haces sentir orgullosa— da palmaditas en mi pecho— todo va a estar bien, Sasha siempre dice que la tristeza es pasajera, todo tipo de tristeza.
Tomo aire y lo suelto gradualmente, Blue me brinda mucha calma, así que, disfruto verla.
—No sé si pensarás que soy un tonto. Es solo que, yo quisiera tener a alguien que, ya sabes, quiera tener citas conmigo, no sé si es mucho pedir. Solo quiero amor, sin embargo, sé que en el momento no estoy listo para eso.
—Tienes que sanar primero, acostumbrarte a estar un poco solo en ese sentido, conocer mejor tus sentimientos, entender lo que realmente quieres— creo que la estoy mirando muy intenso, porque me aparta la vista, sin embargo, sigue apoyada en mi pecho— tardará en llegar tu anhelada novia, pero, valdrá la pena. Y no eres tonto por desear que alguien te quiera.
Paso mis dedos por su flequillo, acomodándolo, Blue nunca pone problema cuando se trata de mi cerca o siendo pegajoso, siempre soy pegajoso y hasta insoportable, pero a ella no le molesta.
Recuerdo el sueño. Siento el rostro caliente y los nervios regresan, debo contárselo o no podré olvidarlo.
—Quiero comentarte algo que pasó, pero no pienses mal.
—¿Qué hiciste?
—Más bien, fue sin querer—me río, sus ojos son filosos y no ayudan a mi nerviosismo— soñé contigo, soñé... no sé si lo recuerdes, soñé con aquella vez luego de la fiesta de cumpleaños de una de tus ex compañeras, cuando casi no te dejan ir.
—Si me acuerdo.
—Bien, soñé con lo que sucedió luego de la fiesta.
Sonríe, intentando aparentar tranquilidad, pero su sonrojo exagerado la delata.
—¿Por qué soñaste justo con eso?
—No lo sé.
—Mm, no fue después de la fiesta, fue durante— se aclara la garganta, vuelve a mantenerme la mirada y se acomoda mejor— nosotros habíamos bebido alcohol aún cuando era totalmente ilegal, pero teniendo en cuenta que esa fiesta era un descontrol total, no nos preocupó mucho. Nos encerramos en la habitación de la cumpleañera.
—Jo, que hijos de puta fuimos.
Se ríe, me golpea sin mucha fuerza, llamándome grosero. Lo aprendí de Jungkook que está cada dos segundos insultando.
—Así fue, no estábamos exactamente ebrios, pero era una fiesta y no nos veíamos hace un largo tiempo, tú por asuntos de la banda y yo por la escuela.
—Siento que te corrompí. Éramos muy jóvenes.
—No es tu culpa, fue totalmente decisión mía. Consentimiento. Malo sería si yo hubiese dicho que no y tú insistieras.
—Sabes que no podría, no soy así— le aseguro, relamo mis labios— fue una buena noche.
—¿Aún tienes el sueño en tu mente?
—Si, bastante presente.
—¿Qué parte?
Oh... ya hemos llegado a este punto de la conversación.
—¿De verdad quieres saber?— asiente, bien, es Blue, es sencillo, si— Mm, estabas sobre mi y... me preguntabas si me gustaba.
—No recuerdo si hablamos.
—Yo si, me gustaba. También me gustaba como te... te movías.
—Lo recuerdas todo muy bien.
—No podría olvidarlo.
Se corre hasta acostarse al lado, en el rincón, debo girarme para poder verla a la cara mientras hablamos, suspiramos al tiempo, la dejo acariciarme el cabello. Estoy familiarizado con esta tensión.
—Tae, tú...
—Si— no sé si esté bien— lo necesito. Te necesito.
Mi teléfono vibró, desvié la mirada e iba a tomarlo. Blue no me lo permitió, obligándome a mirarla otra vez, cerré los ojos y dejé que su beso me nublara el pensamiento lo suficiente para ignorar a quien sea que me necesitase. Creo que mi subconsciente gruñó complacido.
Tomé control de la situación, mi mano acunó su mejilla y me incliné de más para que fuese más cómodo, no sé que elixir esté dándome, pero no quiero que se detenga. Me siento tranquilo otra vez.
Es Blue.
Lo sé, sé que es Blue porque ella sabe cómo besarme.
Y me calma, me nubla, me distrae y lo olvido todo. Nada duele, nada es malo.
Quiero tocarla.
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