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La última de las tres alarmas resonó por toda la habitación y con pereza dejó salir su brazo de entre las mantas para apagar el incesante sonido de la risa de Kim Namjoon y Jung Hoseok. ¿Porqué había puesto así su alarma? Bueno, pues porque así tenía asegurado el despertarse, además, era una linda forma de iniciar el día, ¿no?

Alzó apenas nada las blancas sábanas y se dio paso a ver opacamente la hora en su celular. Seis y treinta minutos de la mañana.—¡¿Qué?!

Rápidamente saltó de la cama como si fuese un resorte tensionado y corrió directo al baño para lavarse la cara y los dientes con la menor lentitud posible que le podía brindar su adormilado cuerpo. Dios, ¡era tardísimo!

Jungkook inició una carrera contra el reloj, claramente el tiempo le iba ganando mientras él se tropezaba por toda su habitación con un calcetín puesto y el otro perdido en su cama, así que decidió quedarse con el calcetín izquierdo de Iron Man y buscar un calcetín derecho de color negro para poder disimular un poco. En el proceso de acercarse a su cajonera, se golpeó el dedo chiquito del pie.

—M-maldita... cosa esta— se quejó mientras se tomaba el pie para después correr a su closet y sacar sus zapatillas negras. Se ató los cordones torpemente y empezó a vestirse con la ropa que siempre dejaba tendida en el sillón para el día siguiente.

Al estar listo, bajó a toda velocidad las escaleras entre dos casi caídas para poder llegar a la cocina de su pequeño departamento. Se sirvió un vaso de leche y sin pensarlo mucho dejó caer unas cuantas galletas en él, así desayunaría más rápido.

Buscó su bolso donde llevaba cosas de la universidad, ropa, su cámara y las llaves. Corrió por su abrigo, ya que en las mañanas hacía frío, y regresó por su vaso de leche para tomarse rápidamente el contenido, encogiéndose de hombros cuando sintió la textura de las galletas estando aguadas por la leche contra su paladar. No era tan malo.

Y así, salió corriendo del pequeño departamento, pero ¿cuál era la insistencia de salir tan temprano si era buena hora?

Jeon iniciaba sus clases a las ocho de la mañana y el recorrido en metro no era muy largo como para que se tuviera que levantar tan temprano. La razón era sencilla, sencillamente preciosa.

Su razón era un chico de negruzcos cabellos, de piel canela, ojos maravillosos y facciones preciosas. De mirada firme como la madera de un árbol pero dulce y agradable como los pétalos de una flor. Él era la fragancia que rondaba por su cabeza desde el primer día que lo vio en aquel vagón, tan lindo y peculiar como la Calicanto.

Sin embargo, a pesar de todos sus esfuerzos y sin importar qué tanto corrió, no logró llegar a tiempo, pues el vagón donde siempre veía al precioso extraño ya se estaba yendo con sus puertas cerradas.

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Se subió al vagón de siempre con movimientos sosos. El día no había ido para nada bien y pensaba que debió esperarlo cuando no vio al extraño agradable. Era un chico castaño que siempre se sentaba frente a él, todas las mañanas sin falta estaba ahí. Bueno, esa mañana no. Y el chico no lo sabía, pero fingía que no se daba cuenta cuando se le quedaba mirando por largos ratos.

En un principio sí consideró que fuera una situación peligrosa, pero algo había en esos grandes y brillantes ojos de Bambi que le decían que no debía preocuparse, pero ya tenía cosas por las cuales sí debía preocuparse ahora en el momento.

Después de no ver al castaño, su portafolio cayó en la fuente que tenía la entrada de su universidad y el trabajo que le había tomado una semana entera para realizar se mojó por completo. No le gustaba desearle el mal a nadie, pero esperaba que a aquella chica que lo empujó le saliera una oreo sin cremita.

Pero las cosas no se quedaron ahí. Los profesores estaban particularmente más fastidiosos de lo normal y parecía que todos se habían puesto de acuerdo para desquitarse con él. Cada clase era una lucha contra no quedarse dormido y, a pesar de que Yoongi y Jimin habían intentado mantenerlo despierto, se perdió una explicación muy importante de un tema nuevo que no logró entender aún cuando la pareja minimin le intentó explicar.

También olvidó llevar su dinero para el almuerzo y se negó a que sus amigos le prestaran para comprar algo, ahora se arrepentía cada que su estomago vacío rugía por un poco de comida. Y para rematar, lo habían despedido de su trabajo de medio tiempo por ser la séptima vez que llegaba tarde. Claro que su jefe no sabía que había varias ocasiones más que desconocía. Y aunque quizá el haberle rogado a su jefe una segunda vez por otra oportunidad le pudo haber hecho mantener su empleo, decidió que él no era menos que nadie y le mostró sus dedos corazón al tipo arrogante y grosero mientras se llevaba un paquete de donas y postrecillos. Se lo merecía, ¿no?

Destapó el domo y suspiró.—Solos al fin...— dijo con una sonrisita pesada que desapareció cuando el metro dio un brusco movimiento que hizo caer las donas y postrecillos al sucio suelo del vagón.

Bien, estaba a nada de echarse a llorar ahí mismo.

Se cubrió la cara con ambas manos y lentamente dejó escapar un tembloroso suspiro entre sus delgados labios, estaba harto de todo y muy cansado, llevaba mucho sin dormir bien. Sintió sus ojos humedecerse y estuvo dispuesto a soltar las primeras lágrimas de frustración justo cuando alguien tocó su hombro.—Ummh... disculpa— le llamó una voz desconocida con tono vacilante. Alzó su cristalizada mirada y se sorprendió al ver al castaño extraño de siempre extendiéndole una bolsita de papel.—son dumplings— le dijo y sintió más ganas de llorar ante el gesto y el recuerdo de una pelea que tuvo con su mejor amigo que siempre lo ponía muy sensible. A esas alturas, podía llorar con tan solo ver una paloma que le faltaba una patita.

Su mirada se aguadó aún más e intentó sonreírle.—E-eres un ángel, ¿lo s-sabías?— su voz salió entrecortada a causa del nudo en su garganta y una lágrima se desbordó de sus ojos para rodar por la piel canela de su mejilla.

Se pegó la bolsa de papel al pecho y se encogió para comenzar a llorar silenciosamente. Entonces Jungkook no supo qué hacer al ver al lindo extraño romperse a lágrima suelta y la puerta del vagón abrirse, si no se bajaba ahí mismo tendría que esperar fácilmente cuatro horas para que el metro volviera a pasar por la estación en la que debía bajar, y siendo las siete pasadas de la tarde no era algo que quisiera.

—Yo... uh— vaciló y finalmente tomó de los hombros al pelinegro para levantarlo y ambos salir del metro. Si él siempre subía en esa parada, seguro también se bajaba en la misma.

—G-gracias...— le dijo el pelinegro antes de morder el primer dumpling para después marcharse por las escaleras.

Jeon se preguntó si debía acompañarlo a donde fuera que quisiera ir, pero supuso que el lindo desconocido necesitaba algo de tiempo a solas consigo mismo, así que tomó el rumbo contrario para irse también, con un mal sabor de boca y una fea sensación en el pecho. Jamás había visto al pelinegro así, aunque tampoco era como si tuviese otra oportunidad que no fuera el subirse al metro al mismo tiempo que él para conocer sus demás facetas.

—Mañana sí o sí me levanto temprano— se dijo a sí mismo. Quería acercársele a hablar al día siguiente.

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A la mañana siguiente repitió su rutina de siempre pero a la hora correcta para no tener que salir corriendo o perderse la subida al metro que tomaba el pelinegro.

Pero a pesar de estar a la hora que debía, él no estaba.

Bufó, se sentó en el lugar de siempre y de su bolso sacó su libreta de dibujo para continuar con uno de los tantos bocetos que tenía del pelinegro, su imagen siempre rondaba su mente y no tendría dificultades para seguir. Siendo un estudiante que amaba su carrera de artes y en sí la materia, había sido imposible no tomar al lindo desconocido como su musa y, al no querer parecer un acosador al sacar su cámara profesional para tomarle una foto, se conformaba con hacer dibujos de él.

Y es que todo en él era tan perfecto. Pasando por sus alborotados rizos negros, el único doble párpado en su ojo, los lunares en su piel, su postura, sus manos... incluso le parecía preciosa la forma en que la luz del Sol de la mañana causaba sombra en las boronas de pan que se le caían en su camiseta o que se quedaban estancadas en sus labios cada que venía desayunando un pan dulce o unas galletas en el metro.

¿Quería hablarle? Claro que sí, pero siempre había sido una persona tímida con gente nueva y mejor se limitaba a solo llegar a la misma hora en la que el pelinegro subía al metro, él era la única razón por la que se despertaba más temprano, dejaba todo listo desde un día antes y se quedaba esperando media hora en las bancas de la universidad a que sus clases iniciaran.

Alguien iba pasando y se quejó cuando casi se tropezaba con su sombrilla.—Disculpe— dijo apenado antes de mover la sombrilla y apartarla del camino para evitar que alguien más se tropezara para después poner su pierna encima. Estaban en temporada de lluvias y tormentas, y el día anterior habían sacado el comunicado de que había altas probabilidades de lluvias fuertes, no quería olvidar su sombrilla en el metro otra vez.

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—¿En serio? Park Jimin más vale que no estés jugando.

—¿Qué? No, digo la verdad— el rubio rio.—sé que ayer tuviste un pésimo día y tu llamada a las once de la noche me lo confirmó... así que hablé con el profesor Woon y rehíce tu trabajo— repitió y volvió a reír cuando su mejor amigo pareció avergonzado ante la mención de su llamada.—ten, aquí está el folder con el trabajo— se lo extendió y sonrió al recibir un abrazo bastante cariñoso, comenzando a reír cuando Taehyung lo alzó del suelo para dar vueltitas.—no es para tanto, Tete.

—¿Cómo que no? Es un trabajo de ochenta malditas hojas, Jimin— dijo cuando lo volvió a dejar en el suelo, frunciendo el ceño divertido.

—Yoon hizo la mitad, así que no fue tan pesado.

—Ay~ ¿también me ayudaste, hyung?— y comenzó a acercársele con los brazos extendidos y con la clara intención de abrazarlo igual de cariñoso a como hizo con el rubio.

—Ah no, no me carg- —intentó resistirse pero ya estaba siendo alzado del suelo mientras era abrazado por la cintura.—Aish Taehyung... respétame, soy tu hyung.

—Hyung, no seas un gato roñoso y déjate querer~— canturreó abrazándolo más fuerte mientras Jimin solo se reía enternecido ante esa imagen de su novio y su mejor amigo.

Después de que el más alto de los tres bajara al pálido, se encaminaron a la cafetería para pedir sus almuerzos y finalmente comer algo después de tantas horas estando sentados en los bancos del salón.

—Oye Tae, no olvides encargar las flores que dijiste por el cumpleaños de tu mamá— le recordó Min antes de llevarse una porción de su comida a la boca.

—Claro, gracias— asintió y hubo un largo silencio cómodo en el que los tres comían muy tranquilos.—oigan... ¿creen que me podrían ayudar a buscar un nuevo empleo?

—¿Otra vez te despidieron?— reclamó levemente el mayor y Taehyung solo se hizo chiquito en su lugar. Yoongi era dos años y medio más grande que él, era como su hermano mayor y odiaba la posibilidad de decepcionarlo.

—En mi defensa, esta es la segunda vez que me despiden y la primera fue porque me negué a salir con la hija de mi ex-jefe...— murmuró por lo bajo.

—Tiene razón— le respaldó Jimin.

Asintió.—Veré si te puedo conseguir algo con mi hermano— y Kim sonrió agradecido.

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Las clases terminaron y se fueron a buscar dónde estuvieran contratando a más personas, pero ningún empleo estaba dispuesto a dar un horario de trabajo accesible para que Taehyung pudiera estudiar en la mañana y trabajar en la tarde. La última opción era que Geumjae, el hermano mayor de Yoongi, pudiera darle empleo como su asistente, siendo que era un buen psicólogo al que no le vendría mal algo de ayuda para organizarse y Taehyung era de confianza, razón por la cual la otra opción era ser niñero de los dos hijos de una de sus pacientes, una mujer que por desgracia era viuda pero que su trabajo, el cual le ocupaba mucho de su tiempo, le respaldaba con un muy buen sueldo. La mujer necesitaba de ayuda y la idea de dejar solos a sus hijos con alguien de no ser de fiar, definitivamente no le brillaba. Y a Taehyung le agradaba más la segunda opción, pues era un amante de los niños y era muy bueno cuidándolos, era alguien responsable y muy capaz.

—Hablaré con Jae hyung y mañana en la tarde te tendré noticias, ¿sí?— dijo Yoongi antes de desordenar los cabellos del menor.—no te desanimes Tae, seguro te encontraremos algo.

—Está bien— suspiró cansino, tronó los huesos de su cuello y estiró sus piernas aún estando sentado. Habían estado horas caminando y buscando, ya estaba muy cansado.

Entonces se empezaron a despedir.—Nos vemos mañana Tete, nos mandas mensaje cuando llegues a tu casa— se despidió Jimin con un abrazo antes de levantarse de la banca para comenzar a tomar rumbo hacia el departamento que compartía con Yoongi.

—¡No olvides las flores de tu mamá!— le recordó el mayor antes de doblar la esquina.

Y justo su barriga rugió.—Lo siento pancita, tendrás que esperar a que llegue a casa de Jin hyung. Ahora no puedo gastar más dinero en comida callejera— le habló a su estomago y se sonrojó avergonzado cuando una señora y su hijo pequeño se rieron de su actuar mientras pasaban por ahí.

Entonces se escuchó tronar el cielo cuando su barriga volvió a rugir por mera casualidad.

—Será mejor que me apure, olvidé mi sombrilla en la casa— se dijo a sí mismo después de torcer los labios, y se levantó de la banca para buscar una buena florería que le convenciera y de la cual pudiera costear un lindo arreglo de flores para su madre.

Primero buscó una lista de florerías cercanas a la zona en su celular e inició su camino pero, a su parecer, todas cobraban muchísimo por un arreglo demasiado sencillo. No le parecían justo los precios y bufó antes de recargarse en la pared de un local con techo exterior, hacía rato que la lluvia había comenzado a caer y se volvía cada vez más espesa, pronto no le quedaría de otra más que irse a su casa y pedirle a su hermano que compre algo por él regresando de su trabajo, aún si la idea de darle un regalo a su mamá que escogió Seokjin y no él no le agradara.

Volvió a sacar su celular del bolsillo y rebuscó otro lugar para probar, entonces justo iba a apagar el aparato para darse por vencido cuando el mini logo de una florería salió en el mapa de la pantalla.

"Sunshine flower"

Dio click en el ícono y entró a la página, el negocio estaba a unas cuantas calles más y las fotos que mostraba de los trabajos daban pinta de que estos eran bastante buenos, pero no daba a conocer todos los precios de venta de algunos. Tendría que ir a ver.

—El último lugar y ya, se está haciendo de noche— se dijo a sí mismo antes de resguardar su celular y su portafolio dentro de su chaqueta para que el agua de lluvia no los mojara.

Comenzó a caminar según la dirección que había visto en la página y al fin llegó. El establecimiento estaba adornado con colores púrpuras, dorados y dibujos de flores, también se veía a través del mostrador unos cuantos arreglos bastante lindos y de precio justo, al fondo podía ver a alguien armando una decoración con flores que a pesar de notarse sin terminar, se veía linda.

Empujó la puerta y sonó la campanilla.—¡En un momento!— le gritó el chico que armaba la decoración. ¿Porqué su voz le parecía conocida?

El castaño dio un cuarto de vuelta para dejar unas pequeñas margaritas a lado justo cuando un trueno sonó y un rayo iluminó. A Taehyung se le fue la sangre a los pies, era el extraño agradable del metro. Se dio media vuelta para irse y, antes de siquiera dar un paso, el contrario le llamó.

—¿En qué puedo ayudarle?— le decía mientras se sacudía unas cuantas hojas, tallos y pétalos del mandil.

—Uh...— se regresó con una sonrisita nerviosa. El chico lo había visto llorar tan infantilmente de la frustración, ¡qué vergüenza!.—hola— rio levemente cuando vio al castaño abrir un poco más sus ojos de la sorpresa.

—¡Oh! Eres el chico del metro— rio nerviosamente y carraspeó, estaba en el trabajo.—dime, ¿en qué te puedo ayudar? ¿algo que pidas en especial?

—Sí... busco un arreglo para el cumpleaños de mi madre, es mañana— explicó mientras miraba los arreglos que se mostraban.—nada extravagante pero sencillo y bonito. Quizá un ramo estaría bien, ¿no?

—Más que el ramo es el detalle— habló más para sí mismo, pero igual causando una sonrisa en el pelinegro.

—Me pasé gran parte del día buscando una buena florería— habló para evitar el silencio.

—De ser así, espero poder llenar tus expectativas— le sonrió.—mi nombre es Jungkook, tomamos el mismo tren en la misma parada.

—¿Ah sí? Creo que sí te he visto— se hizo el desentendido, se supone que fingía no darse cuenta.—soy Taehyung— se presentó amable y después hubo un apretón de manos.—tengo una idea sobre el ramo pero no es muy clara y no me sé explicar— soltó una risita.

—Mmh... tengo unos modelos dibujados, quizá alguno se asemeje a tu idea, ¿quieres echar un vistazo?— ofreció señalando su libreta de dibujo.

—Por favor.

Rieron al notar que sus manos seguían sosteniéndose y se adentraron más en el local. Jeon se fue casi hasta la parte final del cuadernillo y se maldijo en silencio cuando recordó que esa libreta era la misma en la que dibujaba al pelinegro todo el tiempo. Era momento de ponerse de rodillas y rogarle piedad a todos los santos y al universo.

El menor comenzó a hojear lentamente mientras que el de piel canela miraba por sobre su hombro.—Dibujas muy bien— halagó sincero y Jungkook agradeció con una sonrisa inevitable.—ese me agrada— señaló con su dedo índice.

—¿Cuál? ¿est- — se giró para que viera mejor, pero no contó con que ambos estuvieran muy cerca, causando que el cuaderno cayera de sus manos al suelo.

Las hojas se movieron en el aire antes de que la libreta cayera de cara. Ambos se agacharon a recogerla pero Kim fue más rápido, y al darle vuelta con la esperanza de encontrar el modelo que le llamó la atención, se topó con nada más y nada menos que con un boceto de él recargando su cabeza sobre la ventanilla del tren.

—¿Soy... yo?— y no pudo evitar sonrojarse hasta las orejas.

—¡T-tal vez sí, tal vez no!— gritó sin querer, demasiado avergonzado como para evitarlo, mientras le arrebataba el cuadernillo.—puedo explicarlo, es que y-yo...

El mayor tomó la libreta de sus manos y buscó hasta dar con el modelo que quería, Jungkook estaba deseando que la Tierra lo tragara y lo escupiera a otra galaxia mínimo. Otro rayo iluminó y sonó de nuevo.—Este es el modelo q-que decía.

—Sí...— recuperó su cuaderno y lo cerró rápidamente para después guardarlo en un cajón del mostrador. Carraspeó y se jaló el cuello de la camisa negra que portaba, ¿hacía más calor acaso?.—acá tengo una muestra de flores de varios colores, ven para que escojas.

El castaño le guio a la zona de cultivación que tenía en la parte trasera y aguardó a que Taehyung escogiera las flores que buscaba. Se escuchaban las gotas golpeando ferozmente el techo y las ventanas del mini invernadero, la tensión estaba abrumándolos.

—Parece que está lloviendo eh...— soltó sin pensar el mayor y quiso darse de golpes contra la pared, ¡era más que obvio!

Y Jeon dejó salir una risita sin poder evitarlo y luego fingió toser.—Lo siento— intentó distraerse mirando las paredes y claramente fracasó.—¿escogerás de tonos rosados?— y ahora fue su turno de querer golpearse. Estaba en la parte del color rosa y seleccionando las que quería, también era algo de esperarse.

Mientras, Taehyung apretó los labios para no reírse.—Me gustan estos dos tonos— señaló. Jungkook se puso los guantes, tomo las pinzas afiladas y se acercó para tomar las flores de manera correcta.—Así que... trabajas aquí— dijo y después de un pequeño silencio soltó la carcajada, contagiando al contrario.—¿porqué decimos cosas obvias?

—No lo sé— dijo entre risas y lentamente las risas cesaron.—¿solo estos dos colores?

—Oh... también estas de tono azul— señaló el otro montón y el castaño asintió antes de acercarse para tomarlas también.

Se acercaron a la mesa para acomodarlas y otra vez un rayo sonó, causando un sobresalto en ambos que los hizo reír un poco. Salieron del mini invernadero, Jungkook yendo a su área de trabajo y Taehyung acercándose a la puerta para ver hacia afuera.

—Ay no~ ya está inundado aquí.

—¿En serio?— el menor se acercó y vio por la ventanilla de la puerta.

—No podré salir y no tengo quién venga por mí... mi hyung sale de su trabajo hasta la madrugada— dijo con un mini puchero, ¿cómo irse caminando si el agua seguramente le llegaba a la mitad de la espinilla? Además estaba lloviendo horrible, de mojarse se enfermaría y el departamento que compartía con su hermano Seokjin estaba muy alejado de la zona en la que estaba.

—Si quieres puedes quedarte, tengo un cuarto y un baño en la puerta de allá... yo también he tenido que quedarme aquí a veces— le ofreció después de ver que la ya tormenta no daba luces de querer detenerse.

—Oh no, no quiero molestar.

—Y yo no quiero que te enfermes. Si la tormenta se detiene pronto, lo cual dudo, puedes irte con total libertad— se alejó sin darle oportunidad de negarse y se fue a la bodega.—¿me ayudarías con los sacos de arena?— pidió mientras cargaba uno en su espalda.

Kim asintió y fue a acarrear más para apilar afuera de la puerta de entrada del establecimiento y también adentro, terminando ambos mojados de forma inevitable.

Ambos comenzaron a exprimir sus ropas en la entrada.—Mi amigo Hoseok hyung tiene ropa recién lavada aquí, quizá te quede— dijo y se apartó el cabello de la frente.—ven, tengo toallas acá para que te bañes.

—¿Acaso tienes una cocina aquí también?— habló entre risas y algo burlón.

—No exactamente— y el mayor paró de reír. Jungkook había sacado una sartén eléctrica y una olla también eléctrica del almacén.—no hay más fideos instantáneos, así que haremos caseros para cenar. Después, si quieres, me ayudas con el ramo para matar el aburrimiento, ¿te parece?

—Suena a una gran idea— contestó Kim con una sonrisa.

Ambos comenzaron a hacer la comida mientras se codeaban en la reducida área de la mesita en la que cocinaban. La lluvia seguía cayendo con fuerza y el ambiente era el mejor, todo olía a flores frescas y, en poco tiempo, también a comida.

Jungkook sacó dos viejos platos hondos y Taehyung comenzó a servir los fideos.—¿Sabes?— soltó una risita.—A pesar de no conocernos, me das muchísima confianza.

—¿Ah sí?

—¡Claro!... nadie me dice que no eres un maniático que me cortará en pedacitos y que usará mis restos como un extraño abono de sus plantas y flores.

...

Silencio.

Se giró a verlo lentamente algo -muy- nervioso.—¿V-verdad?

Jeon se le quedó mirando fijamente y, cuando Taehyung estaba decidiendo entre aventarle la olla con fideos calientes o golpearle la cabeza con el sartén eléctrico para huir y salvar su triste vida, estalló en carcajadas.

—Dios, claro que no— dijo entre risas y Taehyung suspiró aliviado.—aún tengo abono de una chica que maté la semana pasada.

El mayor se atragantó con su propia saliva y comenzó a toser.

Jungkook comenzó a palmear en su espalda preocupado.—¡Era una broma, lo siento! ¿estás bien?

El pelinegro carraspeó y trató de volver a respirar tranquilamente.—Sí, estoy bien. Lo siento, mis mejores amigos y yo nos vimos hace dos días una película, creo que se llamaba Desde mi cielo.

Oh sí, ya la he visto también— asintió y vio al mayor abrazarse a sí mismo con algo de frío.—comamos ya para que te bañes tú primero y luego yo, si seguimos más tiempo así nos vamos a enfermar seguro.

—Está bien— y se fueron a sentar en los puff que había en el cuarto que Jeon había mencionado.

Ahí era donde se quedaba a dormir cuando ya era muy tarde para volver a su departamento o en situaciones como esa, que la lluvia había inundado las calles y no podía irse caminando. A veces también se quedaba Hoseok, el dueño de la florería, y Namjoon, quien había levantado la florería desde abajo junto a ellos. Los tres habían hecho muchos esfuerzos juntos y ahora Sunshine flower era la primera opción para los hoteles, eventos grandes y decoraciones de todo tipo, por sus arreglos originales, nuevos y a precios bastante justos, todos podían encontrar lo que buscaban ahí mismo. Era un gran logro para tres adultos jóvenes que hacían lo que les gustaba desde que eran unos niños que se sentaban juntos durante el recreo.

—Cuéntame de ti— habló Taehyung de la nada.

—¿De mí?— se señaló a sí mismo con las mejillas llenas de comida, Kim asintió.—bueno, me llamo Jeon Jungkook... mmh tengo veintiún años, estudio todo tipo artes en sí, trabajo en la florería desde sus inicios y de hecho soy uno de los fundadores...

—¡Waa! qué honor cenar comida preparada por el mismísimo fundador de Sunshine flower— habló con un falso tono sofisticado.

—Yah, no es para tanto... y dije que era uno de los fundadores, somos tres; Hoseok hyung y Namjoon hyung— aclaró y miró alrededor suyo, ensoñado.—Todo lo que ves es fruto del esfuerzo de los tres, algo que soñaron unos niños de nueve años, hecho realidad.

—Me alegro mucho por ustedes— dijo con sinceridad mientras sonreía.

—Muchos niños soñaban con ser futbolistas, ir al espacio, ser policías... nosotros soñábamos con una florería. Taehyung, ¿tú con qué sueñas?

El mencionado hizo un leve "mmh" y se sonrió.—Amo a los niños— dijo simple.—cuando era niño me trataban como el raro y eso me hacía sentir mal, pero un día pude ver cómo la gente ignorante trataba a los especiales de una manera horrible... excluyéndolos y burlándose por el simple hecho de no saber cómo tratarlos o comunicarse correctamente con ellos, y ese día supe entender que había niños que se sentían peor que yo— se quedó pensativo un corto tiempo.—quiero ayudar a niños, quiero ayudar a que aprendan que todos somos iguales. Ese es mi sueño.

Jungkook no pudo evitar suspirar.—Ahora cuéntame más de ti.

Rio un poco y asintió.—Soy Kim Taehyung, tengo veintidós años, estoy estudiando mi licenciatura de educación especial, y no tengo trabajo por el momento— dijo lo último avergonzado.—esa noche en el metro... tuve un día horrible como un ogro, me despidieron por llegar tarde pero mi ex-jefe no tomó en cuenta que el sueldo que me daba muy apenas me alcanzaba para pagar la universidad y mi mitad de la renta al punto que mi hyung me obligó a dejar que cubriera algunos de los gastos que me correspondían ya que vivo en casa de mi hermano Seokjin... lo peor es que di todo de mí y sacrifiqué muchas cosas en un lugar que no me valoró. ¿Cómo llegar al tiempo exacto cuando la uni está lejos del restaurante? Se suponía que entenderían mis horarios pero solo duró una semana el cuento, ya después poco les importó— contó molesto por la situación y se llevó un gran bocado a la boca para seguir comiendo y pidió disculpas mentales a su abuelita que tanto le había reprochado que no debía comer enojado.

—Dime el nombre del lugar y cuando quieras voy con mis hyungs a armar un escándalo— dijo con los brazos cruzados y el ceño fruncido.

—No te preocupes, Jiminnie y Yoonie hyung ya lo hicieron— rio ante el recuerdo de cuando le contaron.

—¿Esos son tus amigos?

—Mis mejores amigos— afirmó con una sonrisa.

—Qué bueno que lo hayan hecho y que también ya no trabajes ahí, no lo malinterpretes. Eres la persona más preciosa que he visto de adentro hacia afuera y te mereces más que eso, hyung.

Se quedaron mirándose y Taehyung no estaba seguro si le iba a dar un paro cardiaco o su corazón estaba empezando una carrera, mientras tanto, Jungkook se sentía arder en vergüenza, ¡lo había dicho en voz alta!

Pero después de ver que compartía el sonrojo con el mayor mientras este evitaba su mirada tímidamente, no quiso retractarse después de causar tan bello efecto en su rostro. Y comenzó a acercarse. Después de todo, estaba teniendo un arranque de valor, ¿qué más daba ya?. En el momento en que estuvieron tan cerca como para que sus narices rozaran y sus respiraciones se mezclaran, dejó de importar el hecho de que era la primera vez que hablaba como se debía con Taehyung.

Porque quizá era más que su musa.

Y cuando sus bocas estuvieron a nada de juntarse, otro rayo iluminó y sonó, tan fuerte que al parecer había asustado a la electricidad. En un dos por tres todo se puso a obscuras.

—Mmh... creo que tengo unas linternas en la bodega, sí.

—Te daré luz con la lámpara de mi celular.

—Gracias.

Ambos en silencio se levantaron de los puff y salieron despacio del mini cuarto, Taehyung manteniéndose cerca del castaño para no tropezar pues no conocía el lugar como él. Luego encendió la luz de su celular y pudieron caminar libremente hasta la bodega, donde sacaron las tres linternas que Jungkook había mencionado y dos velas viejas que encontraron.

—Aquí tienes la ropa y la toalla, mientras yo recojo aquí y empiezo a preparar todo para el ramo— le dijo tendiéndole el bulto de telas. Seguramente Hoseok no se molestaría.

Y después de que ambos ya estuvieran bañados y cambiados con ropa limpia y seca, comenzaron a armar cuidadosamente el ramo.

—Así que... te gusta dibujar.

—Oh Dios, de verdad lo siento hyung— se cubrió la cara con ambas manos mientras deseaba desaparecer.

—No no, está bien. Nunca antes me habían dibujado— habló sonriente mientras con sus manos retiraba las del contrario para poder verlo.

—¿Ah no?— negó.—grave error.

Jungkook sonrió cuando vio al otro sonrojarse. Carraspeó y ambos volvieron a seguir con el ramo, Taehyung agregando flores pequeñas que adornarían perfecto.

—Dijiste que habías pasado por varias florerías más, ¿qué te hizo llegar hasta la mía? ¿porqué no escogiste un arreglo de las demás?— preguntó mientras apretaba los tallos de las flores firmemente para que el mayor pudiera amarrar correctamente para que la forma que ahora se tenía se mantuviera sin problemas.

—Las demás florerías tenían arreglos muy voluminosos, extravagantes y carísimos, los "sencillos" se veían por mucho raquíticos e igual eran muy caros... no sé, no les hallé un sentido. A pesar de los colores de las flores, los arreglos se veían hechos a carrera y sin vida— explicó.—luego vi trabajos de Sunshine flower en la página y todos me llamaron la atención, les hallé un sentido.

Se reconoce la obra de arte por su vida propia. La obra de arte que no tiene vida no es obra de arte.

—Mathias Goeritz.

—Así es— sonrió justo cuando Taehyung terminó el nudo del amarre en las flores.

Después, Taehyung le pidió a Jungkook ver sus dibujos de él y este aceptó algo avergonzado, pero al final Kim terminó viéndolos cerca de una vela mientras el menor envolvía las flores en papel para luego hacer un moño alrededor de ellas con un listón morado. Ya el ramo hecho, lo colocó cuidadosamente en una de las cubetas con agua para que se conservara para el día siguiente.

Comenzaron a apagar las velas hasta quedar con una y se fueron al mini cuarto.—Ayúdame a acomodar los colchones por favor—Taehyung asintió y ambos  los acomodaron en el suelo con las sábanas, mantas y almohadas.

Cuando Jungkook se quedaba a dormir ahí, colocaba ambos colchones uno sobre el otro para formar una cama, y cuando Hoseok o Namjoon o los tres se quedaban, acomodaban los colchones lado a lado para poder acostarse los tres y poder dormir cómodamente.

—Bien, es hora de dormir— dijo Taehyung después de acomodar el conjunto de ropa prestada en un lado del mini cuarto para estar listo para el día siguiente.

—Buenas noches, hyung.

—Descansa Jungkookie— y apagó la vela.

🌧

—¡Profesor Taetae, hay flores en el salón!— gritó el pequeño Hueningkai mientras brincaba de la emoción, jalando de la camiseta del pelinegro para que apresurara el paso.

Kim sonrió y tomó de la mano al menor y al pequeño Soobin, este abrazando el peluche favorito de su mejor amigo, pues se lo había prestado.

Al cruzar la puerta decorada de perritos, pudo ver un arreglo floral en su escritorio siendo observado por todos los niños alrededor. Cuando estos notaron la presencia de su profesor, le saludaron con sonrisas infantiles y se apartaron un poco para que se acercara a ver también el bonito arreglo. Tomó la tarjeta y leyó.

"Para mi musa:
Feliz aniversario, cariño"

Se llevó la tarjeta al pecho y suspiró enamorado.—Feliz aniversario a ti también, Jungkookie— musitó al aire con una sonrisita.

Los sueños se cumplían con esfuerzo y con tiempo.

Taehyung y Jungkook cumplían su tercer aniversario de novios. El pelinegro se encontraba laborando como maestro de educación especial en una escuela en la que los grupos eran conformados por chiquillos especiales y no especiales, con de dos a tres docentes para cubrir todas sus necesidades. Jeon seguía trabajando en la florería pero también era fotógrafo profesional y requerido de una de las revistas más importantes del momento. Hoseok había abierto más locales de Sunshine flower, convirtiéndose en el primer nombre de su ahora mini empresa en el que la gente pensaba a la hora de buscar arreglos y flores, le iba de maravilla. Yoongi y Jimin seguían haciendo planes a futuro, uno de ellos era casarse. Mientras, el mayor trabajaba como psicólogo infantil y el menor, al igual que su mejor amigo, como maestro de educación especial. Seokjin y Namjoon al final terminaron conociéndose y poco después convirtiéndose también en pareja. Siendo ahora ambos quienes manejaban algunos de los locales de Hoseok y sus socios.

El tiempo había pasado, pero Taehyung seguía siendo la musa de Jungkook.

Holaa:D

Espero les haya gustado, es la primera vez que publico un escrito centrado al taekook ajajshsj quedé satisfecha con el resultado y espero que su lectura a mi OS no haya sido una pérdida de tiempo para ustedes.

¡Cuídense mucho!

—Adem🌧

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