Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

XII

.•|¿Quién podrías ser?|•.

•~•

Hace unos días me dí cuenta de algo, Iguro.

Y es que por tí, daría lo que nunca dí por solo tener un pequeño destello de valor para poder acercarme, como debe ser.

Pero me es complicado porque cuando yo te miro ni siquiera te das cuenta que retengo suspiros para no delatarme.

No te das cuenta como mis ojos brillan a tu lado y hasta soy capaz de sonrojarme en tu presencia, escondiendo mi amor en silencio.

No te percatas de mi existencia, y está bien, no te culpo a tí.

El culpable de eso soy yo por no esforzarme lo suficiente para ser digno.

Igualmente, también me di cuenta que eres el motivo del latir desenfrenado de mi corazón.

Gracias a tí pude sentirme vivo, feliz de seguir en este mundo, porque el delirio de poder poseer tu cuerpo y corazón, aunque sea un segundo, es suficiente para darme alientos.

Mi cobardía es tan necesaria como perjudicial; la necesito si quiero mantener una pequeña luz de esperanza, pero al mismo tiempo, la desprecio porque me hace pensar que nunca podré llegar a tí sin dañarme, y más importante aún, sin dañarte en el intento.

Y lamento sonar tan repetitivo pero...

Me dí cuenta que eres como una rosa, Iguro.

Eres tan elegante y vívido, siempre demostrando una gran presencia y color a cada lugar al que vayas.

Al mismo tiempo eres peligroso, protegido por miles de espinas venenosas que intentan alejar a todos, pero lo que tú no te das cuenta es que me atraes.

Cómo un insecto yendo a la luz, tú me guías a un camino peligroso del cual sé que no saldré sano.

Aún así no me importa.

Tu veneno es medicina para mí, y aunque me estés matando adoro sentir que muero porque sé que el amor que me desgarra es por y para tí.

Solo tú estás en mi corazón destrozado, te construí un Palacio que será imposible de derribar.

Allí es donde mis fantasias por tí vivirán siempre.

Allí es donde, cada día y noche, te pensaré y me daré cuenta por milésima vez que te amo.

Jamás me cansaré de decirlo.

Te amo, Obanai Iguro.

•~•

Esta última carta que he recibido me dejó sin palabras.

Me hizo pensar que tal vez sus sentimientos no sean pasajeros y que mis propios sentimientos, como un árbol de cerebro en la primera, están comenzando a florecer con toda la belleza que se pueda irradiar.

Y es que, ¿cómo puedo negar lo muy feliz que me sienta leer sus cartas?

¿Cómo puedo negar que, con cada día que pasa, con cada carta mandada, con cada halago recibido,  mi corazón empieza a enloquecer por él?

Por tí, escritor anónimo.

Eres tan dulce con tus palabras, tan difícil de leer cuando tus opiniones no concuerdan con mi apariencia. Eres tan misterioso y desconocido, pero a la vez transparente, siento que podría hablar a tu lado por horas sin aburrirme.

Siento que, de alguna manera, caí.

Caí tan rápido que no me dí cuenta de la necesidad que sentía de leerte, de los sonrojos que me son imposibles de ocultar y de las estupideces que me haces balbucear.

Justo ahora, por tí, estoy en medio de una pequeña interrogación.

—Y bien, ¿quién es él?— Sanemi pregunta.

Desde que tuvimos la reunión no laboral y tuve un momento bastante inoportuno con Tomioka en el armario, Shinazugawa no ha dejado de preguntarme a quien me refería con respecto a "él".

No le he dicho, me da algo de vergüenza que sepa que me he encariñado contigo por medio de unas simples cartas.

Pero es imposible que no se dé de cuenta cuando justo ahora entre mis manos está otro de tus escritos.

Me sonrojo y lo evito.

—Ya te dije, no sé de qué hablas.

—¿No sabes de qué hablo?— Su voz es incrédula.— Iguro, ¡me muero de curiosidad! Vamos, dime, ¡me lo debes!

—¿Te lo debo?

—Sí, ¡yo te salve de amanecer entre los brazos de Tomioka!— Exclama, recordando eso cada vez que puede.

Lo único que logra es frustrarme.

¿Por qué un imbécil como Tomioka tiene el descaro y derecho de oler igual que tú?

En un principio lo pensé demasiado, me encontraba bastante preocupado de que sean los mismos, pero luego use la cabeza y no tendría sentido.

Siempre recalcas que no eres un Pilar, que jamás podrías acercarte a mí y dejas tu corazón en cada palabra.

Es obvio que no eres el cara de rata.

Aún así, por mera necesidad, aquella mañana al despertar y ser consiente de mí mismo, no negare que evité sacarme el haori de mi cuerpo hasta que el olor a perfume se desvaneció.

—¿Y por eso debo premiarte o qué?

—Por supuesto que sí, ¡anda, dime!— A veces, Sanemi parecía un niño cuando algo le daba curiosidad.— ¿Tiene algo que ver con tu admirador secreto? ¿Esa carta es de él?

Y justo cuando iba a ocultarla me la arrebató de inmediato, y con facilidad me mantuvo alejado de ella con solo extender el papel al techo.

Veo que le cuesta leer, la lectura no es el punto fuerte para Sanemi.

Aún así, con solo leer una parte pone una sonrisa agrandada.

—¡Este tipo está loco por tí!— Dice lo obvio, y aunque me sonrojo y me gusta que él se dé cuenta, no quiere decir que me guste que lea mi privacidad.— ¿Tú, una rosa? Está muy equivocado, si te tuviera que comparar con una flor, serías la flor cadáver.

—¡No digas estupideces, infeliz!— Le grite y me cruce de brazos.

¿Cómo se atreve a compararme con una flor que huele a carne podrida?

—Un segundo.— Parece seguir leyendo, lo veo entrecerrar los ojos esforzándose.— Supongo que es masoquista.

—Deja de leer lo que no es tuyo, ¡dame!— Extiendo la mano y, con bastante calma, me entrega la carta.— Eres un metiche.

Aún con mis palabras, su rostro parece mostrar una expresión bastante maliciosa. Conozco esa manera en la que sonríe, seguramente esté tramando algo.

—¿Tienes una idea de cómo luce?— Pregunta, sentándose otra vez en el suelo y mirándome con intensidad.— ¿Te ha dicho algo sobre él?

Lo miro unos segundos, desconfiado de su actitud, pero prefiero calmarme y copiar sus acciones. Sentandome enfrente de él.

—Eh, sí, algunas cosas.— Hace un gesto para que continúe y yo observo un costado.— Es más alto que yo.

—Acabas de describir a toda la Cofradia, idiota.

Lo miro muy mal, y cruzo mis brazos.

—Tiene el cabello negro.

—Oh, vaya, ¿no tienes otra pista más inútil?

—¡¿Cuál es el punto de esto, Shinazugawa?!

—Quiero saber más.— Dice Sanemi, genuinamente interesado, dejando ver un lado que muy rara vez muestra; es un chismoso.— Es bastante obvio que con toda esa prosa te enamoró.

—E-Eso no es-.

—¿Por qué otra razón te abrazarías a Tomioka?— Sanemi me interrumpe y me deja sin palabras.— Querías estar con ese idiota, porque te recordó a tu enamorado.— Aunque no lo parezca, Shinazugawa es bastante inteligente a la hora de analizarme.

Aún así, me giro un poco y mantengo mi expresión ofendida.

—Lo que quiero es averiguar quién es.— No había que ser muy inteligente para saber que ese era su objetivo.— ¿No te da curiosidad?

—... Eh, sí, a veces.— No puedo mentirle.

A veces sueño despierto contigo, pensando en que me dices todas esas cosas en persona, mirándome a los ojos mientras intento hacer mi mejor esfuerzo para no sonrojarme y mantener la seguridad que tanto te gusta.

¿Cómo te verás?

¿Cómo serás en el momento que te descubra?

¿Cómo sonará tu voz en el instante que me digas "te amo"?

¿Cómo me mirarás cuando intentes besarme...?

Me sonrojo, mucho más de lo que debería por una pregunta absurda y Sanemi se percata de eso.

—¿Qué piensas? ¿Tienes una idea de quién puede ser?— Se acerca un poco interesado.

—No, pero...— Lo miro, suspiro y luego ruedo los ojos.— Ni siquiera pienses en burlarte porque te saco de aquí a patadas.

Me levanté desconfiando, pero de todas formas decidido en lo que haría, no es como si Shinazugawa fuese la clase de persona que muestra su "curiosidad" a todo el mundo.

Fuí a dónde estaban las cartas, tomé las últimas que me habías enviado, pues es donde te describes un poco a tí mismo, y caminé de regresó con Sanemi, mirando con amenaza al albino.

—Toma.— Le dí un par, yo me quedé con las otras.— En ellas dicen algunas cosas sobre él.

Y con solo eso, fue suficiente para que Shinazugawa se activara otra vez. Abriendo bruscamente el papel y, en consecuencia, le lance dí un codazo.

—¡E-ey!

—Si vuelves a abrir así las cartas, te romperé los dedos.

—Ya, hombre, no exageres.— Aún así pude verlo moverse incómodo, sabe que no estoy bromeando.

Nuestro pequeño receso del entrenamiento, se convirtió en una tarde entera de nosotros dos inspeccionando las cartas y dando pequeñas ideas sobre quién podrías ser.

Nos dimos cuenta que:

Eres un cazador de bajo rango.

Tienes que tener, como mínimo, más de un año en la Cofradia si dijiste conocerme antes de mi ascenso a Pilar.

Debes ser alguien con el que he tenido varios encuentros no agradables.

Y, como la ayuda extra que generosamente me otorgaste, tienes el cabello negro y eres más alto que yo.

Por mi parte, pude descartar a algunos, pero ninguno parece encajar con la descripción que la literatura y naturaleza de tus cartas dicen de tí.

Es inútil.

Seguramente dejas en claro en tus cartas que para mí eres invisible, porque no soy capaz de verte.

Suspiro cansado, mirando el papel en mis manos y sonriendo por tu maravilla caligrafía.

....

En el suave murmullo de la tarde, solo puedo pensar en tí.

En ese momento, todo lo que existe se reduce a la calidez que me genera imaginar tu mano entrelazada con la mía.

Tus ojos, dos luceros que iluminan mi camino, reflejan un universo de posibilidades.

En ellos encuentro la paz que tanto anhelo, como si cada mirada tuya, por más amenazante que fuese,  pudiera deshacer las tormentas que nublan mi juicio y corazón.

En la tranquila tarde de mi día a día, me gusta imaginar que solo existimos tú y yo en este extenso mundo.

....

Me pierdo en esa carta, haciendo que mi corazón vuelva a latir con mucha fuerza y olvide la razón principal por la que vuelvo a leer tus hermosos escritos.

—¡Ya sé quién es!

Desgraciadamente, la voz de Shinazugawa me saca de mi fantasía y me pone sobre la tierra otra vez.

Suelto un bufido, mirando con interés a que hable rápido, la verdad, no sé si quiera saber la respuesta.

¿No es más divertido dejarlo así?

Anónimo.

Dónde tú sueñas conmigo cada noche y yo pienso en descubrirte cada mañana.

Una especie de juego en dónde solo estamos tú y yo involucrados.

¿Hice mal en dejarme arrastrar por Sanemi?

—A ver, habla rápido.— Arrugo los labios bajo mis vendas en señal de impaciencia.

—Solo hay un cazador que cumple con todas las características de tu admirador secreto.

—¿Quién?

Me acerco un poco, mi corazón latiendo con locura y mi rostro pintado de un fuerte color carmesí, igual que una rosa.

Shinazugawa observa con malicia y burla, entrecerrando sus ojos mientras sus labios se curvan en una sonrisa grotesca.

Murata.

Dice, y mi rostro deja de sentir tensión y mi cuerpo se siente desagradablemente liviano.

—Carajo.

•~•

Murata mi protegido 🕴️✋

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro