VI
.•|¿Por qué yo?|•.
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¡Ese infeliz me dejó hablando solo!
Miré como Tomioka se iba a la finca Ubuyashiki y yo me quedé de brazos cruzados insultando entre dientes al azabache, no me cae bien para nada.
Solo espero que me haga caso y que le diga al Patrón que no quiere estar conmigo, seria una misión muy incomoda si de casualidad prefiere quedarse callado y estar cerca de mí.
Evito pensar en el cara de rata y me concentro en volver a mi finca, caminando con una rapidez cansada por el dolor de cabeza que siento en este momento. Desde que el escritor anónimo dejó de escribirme me siento un poco más cascarrabias.
No debería haber razón, después de todo no había relación entre nosotros y aun existe aquel muro que me impide saber quién es, no me debería preocupar alguien el cual no le he visto la cara.
Pero aún así me preocupa, han pasado dos semanas y la sensación de que algo malo le pasó me era bastante palpable.
Tal vez un demonio terminó por asesinarlo, últimamente aquellos seres han estado muchos más agresivos y por alguna razón son más fuertes, ¿qué tal si alguno lo devoró?
Repito, no debería llenarme la cabeza con esta clase de preguntas porque al final del día el escritor no es una persona real en mi vida, es como un fantasma que me deja notas para luego desaparecer, es como si no existiera.
Aún así, el escritor es capaz de hacerme sentir tantas cosas y entre ellas está la felicidad. ¿Cómo puedo ignorar su ausencia si puede alegrarme con solo una palabra?
Recuerdo la carta que me había mandado Kanroji, sintiendo extrañeza por la manera tan dramática en la que la decepción apareció en mí cuando supe que era de ella.
Obviamente Kanroji me importa mucho más que ese escritor, pero aún así no voy a negar que prefiero dos palabras de él que una carta de Mitsuri, solo para asegurarme que está vivo.
Llegó a mi finca y me siento debajo de un árbol, saco la carta de Mitsuri de mis mangas y veo con detenimiento el sobre.
No es como las especiales, en su lugar es sencilla. Un sobre de papel blanco arrugado sin ningún sello, no tiene ningún perfume y el papel en dónde esta escrito es simplemente eso, un papel corriente.
Decido leer con un suspiro desganado.
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¡Hola, Iguro!
¿Quieres venir a mi finca mañana?
Voy a hacer una reunión donde iremos todos los Pilares, vamos a comer, conversar y jugaremos juegos de mesa.
El Patrón me comentó que le gustaría que nos llevemos mejor entre nosotros, dijo que nos nota muy separados entonces pensé en actividades para unirnos.
Quiero hacer algo lindo, ¿me ayudas?
Por cierto, el Patrón también me dijo que irás a una misión con Tomioka, ¿puedes invitarlo?
No sé cómo contactar con él, me ignoro cuando lo ví. Sabes cómo es.
Te agradecería mucho que lo convencieras, te espero mañana en mi finca.
¡Que tengas una linda y divertida tarde!
Mitsuri Kanroji.
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¿Por qué yo tengo que invitarlo?
No quiero invitar a ese imbécil, de todas formas no es como si fuese a esa misión con él de verdad.
No sé cómo Kanroji tiene la enorme paciencia de volverlo invitar aún cuando la ha ignorado varias veces, que molestia que es ese sujeto.
Leí nuevamente la carta aburriendome de la idea de hacer algo entre nosotros, no es la primera vez que intentamos hacer alguna cosa para ser más unidos pero todo siempre termina siendo un desastre.
Shinazugawa se molesta y deja la reunión después de voltear una mesa.
Uzui comienza con sus estupideces inmorales y trae alcohol para avergonzar a todos.
Rengoku como siempre le sigue la corriente a Uzui.
Tokito se olvida de lo que estaba haciendo en medio de cualquier juego y se duerme temprano.
Himejima reza y se incomoda por las palabras sinvergüenzas de Uzui y Rengoku.
Kanroji se preocupa mucho y se entristece porque nada salió como planeó.
Kochō en medio de la charla se va discretamente y Tomioka jamás ha ido a una.
El que me molesta es ese cara de rata.
Siempre rechaza a todos con su estupidez de 'No soy un Pilar como todos ustedes' ¡entonces alejate y deja el puesto si tan superior te sientes!
A este punto un mero maniquí haría una mejor compañía que ese hombre.
Es increíble como con un simple pensamiento de Tomioka ya estoy echando humos.
La carta de Kanroji la arrugl sin querer, prefiero volverla a meter en mi haori y pienso discretamente en lo que haría. Es bastante obvio decir que sí ayudaré a Kanroji en lo que quiera y necesite, sin embargo, es un tema mucho más complicado invitar a Tomioka o no.
Puedo decir que no quiso ir o que ignoró la invitación simplemente porque sí, no sería muy descabellado pensar en alguna cosa así.
Aún así, no se pierde nada en intentar invitarlo porque de todas formas no va a querer ir. Lo único malo es que seguramente le subiría el ego de que yo lo invitará pues soy el único que no lo ha hecho.
No importa que tan amables o agresivos hayan sido los demás Pilares, ese tarado de Tomioka jamás ha tenido la decencia de aparecer en aquella reunión sin importarle que sea orden del Patrón.
Me paro del suelo y camino entre los alrededores pensando en una manera clara y directa sobre invitarlo, también en una respuesta para darle si ese imbécil me ignora o se niega de forma grosera a mi invitación.
Tomioka está de suerte de que no me guste mentirle a Kanroji, de lo contrario no le avisaría un comino y lo dejaría en aquella soledad que tanto le gusta.
Evito pensar en el cara de rata, suspiro y relajo mi mente para concentrarme en otra persona más importante y que sin dudas es muchísimo más interesante.
El escritor anónimo.
No tengo idea de quién es, sus cartas no me han dado una pista consistente pues siempre son muy ambiguas.
Quiero que me diga al menos un par de cosas banales así sea para jugar con mi imaginación, ¿es alto? ¿cómo es su cabello? ¿su personalidad? ¿el nombre? Puede decirme el nombre o al menos un alías.
Pensar en ese desconocido es similar a pensar en un fantasma, no lo has visto pero sabes muy bien que está allí. Y ahora que no me ha enviado cartas en mucho tiempo empiezo a considerar que ya es un fantasma.
Vuelvo a preocuparme y pensar escenarios realistas donde el escritor haya sido asesinado. Gracias a eso jamás volveré a leer alguna de sus cartas, jamás podré saber quién es y toda mi vida viviré con la duda carcomiendo mi mente.
Pienso en la posibilidad de regresar y leer las cartas nuevamente, no sé cuantas veces lo he hecho pero no me importa pues esos pedazos de papel me hacen muy feliz, me gustaría avisarle de alguna forma al escritor que me gusta leerlo (él no me gusta, solo sus cartas son las que me derriten).
¿Si comienzo a enviarle cartas también?
Ahora que medito en el tema, ¿mi estúpido cuervo sabrá quién es?
Por supuesto que ese pajarraco sabe de quién se trata. Es solo que se niega a decirme aún después de haberle preguntado muchas veces.
Aunque tal vez sea una buena idea evitar su identidad, ¿qué sucede si de veras conozco a ese cazador y me cae mal? La lista de matademonios que tengo en el ojo del huracán es muy extensa como para no pensar en esa probabilidad.
Evito pensar en su identidad y me concentro en hacerle una carta.
No diría mayor cosa más que decirle cursi, añadir que me gusta leerlo y que no se haga ilusiones porque no voy a aceptarlo.
Suena a una buena idea.
Me devuelvo a mi finca a buscar pincel y papel para concentrarme en mi nueva tarea mientras espero una respuesta de la supuesta misión que tengo con Tomioka, seguramente el tarado me hizo caso y se negó a ir conmigo.
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