.•|¿Quién?|•.

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Una carta.

¿Quién será?

¿Tal vez sea Kanroji?

Ni siquiera me preocupé en dejar bien puesta la katana de madera antes de correr rápido a mi cuervo, viendo la carta de papel en mis manos.

Tenía un sello en forma de corazón rojo.

Debe ser ella.

Ella es la única persona que me manda cartas.

Mi cuervo no se sorprendió con mi rapidez, en cambio se quedó quieto volando a lado de mi hombro viéndome temblar y mirar como maniático la maldita carta. Me da igual lo que piense. Es Kanroji quien me la envió.

Ella me-

—¡Carta anónima, no es de la señorita Kanroji!

¿Qué?

Mis ánimos bajaron, miré al cuervo con odio y molestia, él se fue volando rápido. No lo soporto cotorreando cerca mío, menos si es para darme una noticia tan mala como esa.

¿Anónima?

¿Pero quién?

¿Quién se molestaría en mandarme una carta con un sellado de cera tan lindo de corazón?

Definitivamente nadie.

... Menos Kanroji, ella jamás me ha enviado algo así.

Me desanime con ese pensamiento, ella jamás se fijaría en un cero a la izquierda como yo, lo cual es en cierta medida bueno. Yo no tengo nada que ofrecer y ella se merece todas las estrellas que existen en el universo.

Miré como el sol se metía despacio, pintando de agradables tonos naranjas y violetas el cielo, mientras se ocultaba entre las montañas. Con la carta en mi mano dejé lo que estaba haciendo y me adentre a mi finca, buscando un sitio más privado donde leerla.

Kaburamaru se quería acercar a observar mejor pero simplemente me lo quité del cuello y lo dejé que anduviera suelto por el sitio. No quiero preocuparme por ahora de que se coma el sellado en cera.

No sé de quién sea, tal vez sea anónimamente de parte de Kanroji, aún tengo mis esperanzas puestas. Con cuidado quité el sellado y abrí el sobre, podía oler un suave aroma a perfume al realizar aquello.

¿Incluso le puso perfume?

Si esto es una maldita broma de Shinazugawa le sacaré los ojos.

Complacido. Así era como me sentía, aún sin saber de quién era o lo que sea.

Alguien se tomó el tiempo de hacer eso por mí.

Mi estómago se revolcó un poco en señal de ansiedad y saque el papel del sobre.

El papel es muy suave y resistente, de una buena calidad, quien sea que lo envió se preocupo incluso en eso.

Definitivamente esta cosa es una maldita broma de mal gusto. Los únicos capaces de hacer una estupidez como esta son Rengoku o Shinazugawa, o ambos. Los dos siempre pierden el tiempo en cosas como estás.

Cómo los odio.

Con recelo abrí la carta viendo la ortografía y letra perfecta. Todo derecho con un manejo y flujo constante y limpio de la tinta.

Puedo dar por hecho que no son los dos estúpidos. Rengoku es descuidado al escribir y Shinazugawa, él... estoy seguro que ni siquiera sabe hacerlo el pobre.

Y bueno, tampoco es Kanroji, ella es un poco atolondrada al escribir. Siempre con tachones o gotas de tinta al rededor de todo. Es es una mujer muy adorable.

Con un suspiro y cejas arrugadas, porque aunque nadie esté aquí debo parecer incrédulo ante la broma tan estúpida que alguien me hizo, comencé a leer, casi cayendo de rodillas por lo que decía.

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Te amo.

Y lo siento por no poder decírtelo a la cara, te mereces que lo grite al mundo, pero es imposible que un cobarde como yo pueda hacerlo.

He estado pendiente de tí desde hace tiempo, en las pocas ocasiones donde te veo nunca puedo sacarte los ojos de encima.

Paso cerca de tí, tienes un ligero aroma a perfume y me encanta. Siempre te noto tan preocupado por como te perciben los demás y no tiene sentido, ya por como eres puedo decir que eres una belleza.

Me gustas cuando paseas por el pueblo y te veo de casualidad.

Me gustas cuando caminando por el lugar te veo entrenar sin querer.

Me gustas incluso cuando estas descargando tus quejas con cazadores de bajo rango. Eso es tan único y divertido que no puedo evitar querer hacerlo. Quisiera gritarle a alguien junto a tí, poder entenderte y compartir pasatiempos.

Sé que esto puede ser muy repentino, tú no tienes una buena imagen de mí y yo nunca me he esforzado en mejorarla, pero no me quería ir de este mundo sin mostrarte mi corazón.

Cada noche salimos a arriesgar nuestras vidas, probablemente tú estés mucho mejor preparado. Después de todo, a diferencia de mí tú eres un Pilar. Por eso he querido decírtelo, al menos hacer una cosa bien antes de morir.

Tal vez ni siquiera leas esto, eres tan perspicaz y desconfiado que que seguramente creiste que fue una broma y te deshiciste de la carta.

Pero al menos me quedaré con la idea de que la leíste y que ahora estás sonrojado por mí, al menos me concederé el deseo de imaginarte avergonzado por mis palabras.

Obanai Iguro, te amo. No importa qué, yo siempre te amaré.

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Oh, mierda.

Mi cara está ardiente, siento que quema, ¿quién fue el imbécil?

Salgo corriendo hasta el baño para observar mi reflejo en el espejo, estoy rojo. Siento que mis labios tiemblan bajo las vendas.

Esto no es una broma. Nadie perdería tanto tiempo en las una cosa tan detallada como esta. Lo que significa que es cierto, yo le gusto a alguien. Alguien piensa esas cosas de mí.

Se siente abrumador y surreal, me es difícil imaginar a alguien estando feliz de estar conmigo o que piense al menos algo bueno de mí.

Todos dice que soy un amargado, un enano altivo con problemas de carácter. Ahora que venga una persona, seguramente un cazador de bajo rango el cual le he hecho la vida imposible, a decirme eso es agradable.

Muy irreal pero agradable.

Sali del baño y regresé otra vez a dónde estaba la carta. La tomé y me la lleve a mi habitación para analizar un poco más.

Busqué alguna cosa en la carta que indicara quien la escribió pero estaban blancos los lugares donde se pondrían los nombres. No hay nada que me diga quien lo escribió.

Quiero saberlo.

Quiero conocer a quien escribió esto.

Al menos por cortesía y para darle un rechazo digno.

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