Dos.
Despues de siete años hoy nos han informado que formarán diversos grupos que trabajarán para las organizaciones de las personas que conllevan este sitio. Se hacen llamar las Diamantes. Muchas personas se an ido sólo quedamos siete individuos en esta habitación, aún no nos han indicado para que diamante trabajaremos.
No hay nadie más que nosotros, me he detenido a observar, una chica baja de cabello lila no a dejado de comer los bocadillos de la mesa, una chica alta afroamericana quien no se a quitado los lentes de sol a pesar de que la noche esta llegando, una chica de cabello blanco, con un flequillo que cubre su ojo derecho, a lado de ella y sin separarse hay un joven de la misma estatura un peli rojo con una notable irritabilidad, en el fondo de la habitación hay una chica de piel un poco más morena que la mía, tiene una mirada amable, a su lado hay un chico, de unos dos metros de altura cabello largo y blanco parece tener algún daño en su piel. No puedo creer que personas así sean los mejores y por personas así me incluyo.
El sonido de voces a la distancia me saca de mis pensamientos, la puerta deteriorada se habré mostrando la figura de la instructora Ágata, seguida por dos personas más.
Tomen aciento. La vos de la instructora resono en el silencio.
Las dos jóvenes obedecieron, pude reconocer a una de esas figuras, la rubia de ojos verdes, ella decidió tomar aciento a unos cuantos metros de mi, nunca lo había notado pero ahora ella es más alta que yo, hace unos dos meses era muy baja, lo que no e olvidado los ojos verdes profundos con los que a veces me encuentro. La otra chica es muy alta más que la rubia, su figura es más delgada que la mía, dudo mucho que supere los 45 kilos, es muy pálida incluso más que la rubia, es atractiva devo añadir.
Presten atención. La voz de Ágata volvió a resonar. Como verán ustedes no perteneceran a ninguna de las Diamantes. A comparación de los otros ustedes trabajaran para ellas en general, lo que quiere decir que vivirán muy bien mientras acaten las órdenes y no traicionen a la organización,porsupuesto ya no vivirán en este lugar, mañana temprano serán trasladados a una de las mansiones fuera de la ciudad, ahí se podrán acomodar mucho mejor y su entrenamiento dará mucho más de ustedes, por ahora pueden retirarse a sus sectores y esperen con ancias el mañana.
La noche no cambió en nada, al igual que siempre dormí muy poco. La mañana había llegado, nos ordenaron tomar nuestras cosas y subir a uno de los autobuses. Ya arriba pude deducir que cada uno se presentaría y era de esperarse que la chica de cabello lila fuera la primera.
Bueno ya que viviremos juntos deveriamos presentarnos. Mi nombre es amatista y tengo 16 años de edad. Sonrio sacando un bocadilo de su sudadera.
Yo soy garnet, veinte años años de edad mucho gusto. La afroamericana hzo un ademán de ok con su mano derecha.
Mi nombre es stevonnie, tengo 19 años de edad, espero agradarles. La peli negra sonrió.
Yo soy jaspe, veinte años, no molesten. Dijo sin apartar la vista de la ventana.
Yo soy zafiro y el es Rubí 17 años de edad. Todos nos llevaremos bien. Lo último lo dijo con seguridad.
Los demás voltearon atrás donde se encontraban la rubia y la Albina.
Yo soy perla, 19 años. Su voz era demasiado elegante y su vestimenta la hacían ver como un joven rico.
Peridot, 18 años de edad. Devo admitir que su voz era algo graciosa aunque siendo sincera las dos tenían una belleza androgina.
Después de ellas la atención se centró en mi.
Lapis, mi nombre es Lapis tengo 17 años de edad.
Después de eso todos parecían más relajados y comenzaron a hablar entre sí, sin embargo perla y Peridot perecian estar observandome, perecia que no les importaba en absoluto si me incomodaba o no.
Cuando les devolví la mirada pude darme cuenta de lo diferente que eran.
Peridot me regalaba una sonrisa tan cálida como aquellos días de verano que tanto extrañaba.
Mientras que la mirada de perla era tan fría como el hielo, sin embargo la sensación entre las dos parecía ser perfecta.
Incluso en ese momento pensé ¿Qué tipo de mira les estaré regalando?.
Después de unos minutos habíamos llegado al lugar.
Desde afuera podía observar lo grande que era el lugar al que ahora tendré que llamar...
Hogar.
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