-Me preguntaba si era usted - la morena se acercó curiosa - tenía la sospecha al mirar su elegante andar a la distancia.

Pearl sonrió, una sonrisa suave y agradable.

-Me alegra mucho escuchar eso - dijo mientras acomodaba su impecable camisa - sentía los ojos ajenos de alguien sobre mi, era tan irreal, que pensé que mi cordura pendía de un hilo - tomó la mano de Connie - es un placer verla de nuevo señorita.

Las mejillas de la morena se habían sonrojado, su corazón latía inusualmente rápido y la calidez de la mano ajena sosteniendo la suya, se sentía reconfortante.

-Yo..

-¡Hey! Pearl.

Una voz desconocida interrumpido a la morena. Buscó aquella responsable de tal acto. Lo primero que vio, fue un rostro pecoso y cabellos dorados ondeando en el viento.

Y aquel oro, perturbó su mente de inmediato...