Muerte.

Muerte.

Muerte.

Muerte.

Y más muerte.

Solo seguía y seguía repitiéndose un ciclo sin fin, no importaba que hiciera, todo llegaba al mismo lugar.

La victoria de Gaia contra el monte olimpo.

Pero no basto, no le basto el ganar y decidió jugar con su mayor héroe, el héroe que trazo el camino hacia Gaia.

Percy Jackson, el único hijo de Poseidón vivo. 

O al menos lo era.

Gaia siempre enviaba la conciencia de Percy al pasado, y se repetía la misma historia, su amada victoria.

Intento matar a Luke, no sirvió.

Salvo a Zoe de morir, tampoco sirvió.

Salvo a Bianca, eso no hiso nada.

Se quedó con Calipso, termino con ella muriendo en sus brazos.

Fue con su padre, pero termino muriendo.

Les dijo a los dioses, pero lo mandaron al Tartaro por loco.

Y siguió intentando todo lo que podría para acabar con ese ciclo que parecía infinito.

Pero como ya se conoce como es Percy Jackson no se rindió, y siguió intentando todo lo que tenía a su alcance.

No se metió en misiones que se había metido, todos murieron.

Se hiso más fuerte, todos le temían.

No se quiso enamorar, pero lo hiso, y le dolió el alma verlas morir.

Dejo que gente muriera, todos lo odiaron por eso.

Y siguió intentando todo, pero nada cambio.

Perdió lo que lo hacía humano, a su madre, a su hermana, a su padre, pero sobre todo perdió a las personas que amo.

Tuvo que verla morir. Hasta que en la repetición 116 llegara a la respuesta que buscaba, a la solución que necesitaba.

"Si Gaia los mata ¿Por qué no mejor los mato yo?"

Y así nació Murder Percy.

No era un héroe, tampoco un anti-héroe. Solo era un psicópata que amaba la muerte y odiaba la vida feliz de los demás.

Le recordaba que fue débil, que fue tonto y no vio lo que era y lo que será siempre:

Un asesino.

Aun así se odiaba así mismo por no poder eliminar sus sentimientos, pero no podría, no podría hacerlo.

Solo siguió matando y matando a sus amigos, hasta que no quedo ninguno.

Había ganado, Gaia había perdido.

Percy Jackson mato a todos los dioses y semidioses del olimpo.

Con sus propias manos.