Lisa.

Hoy te vi a ti y a tu sobrina comiendo en una cafetería, en la cual semanas atrás, afuera, murió Sana.

Me estresa verlos juntos, creo que he generado odio hacia las personas que se han acercado a ti. Pero lo hago por amor, ¿no? Tan solo son celos de una enamorada.

He estado muy nerviosa estos días, estoy pensando en cómo declararme a ti, declarar mi amor.

—Porque en serio te amo —espero y me aceptes, Jungkook, porque si no lo haces, romperás mi triste y pequeño corazón, el cual he guardado solo para ti.

Siguiendo con Soyeon, hija de Jiwoo y J.seph, sobrina de Jungkook por parte de Jiwoo, hoy la invité a comer, pues mi casa está sola y vivo en un lugar muy silencioso.

Estoy preparando todo, pues ya sé cómo la mataré, ding dong, llegó.

Nos encontramos comiendo bibimbap en la sala hasta que me di cuenta de algo –en realidad, ya lo había planeado–, olvidé los vasos para servir el agua. Le pido a Soyeon que me acompañe a buscarlos a la cocina, caminamos juntas hasta llegar ahí y quedarnos hablando de ti, Jungkook, pero rápidamente tomé un cuchillo y se lo enterré en el brazo, ella gritó de dolor y salió corriendo.

Corrí detrás suyo hasta alcanzarla y tirarla por las escaleras que llevan al sótano. Ella, sin más escapatoria, entró al sótano y trató de esconderse pero no lo logró. Volví a enterrarle el cuchillo, pero esta vez en su pierna izquierda unas tres o cuatro veces. Soyeon no paraba de gritar. Se arrastró por el piso, intentando salir pero, ¡oh! Un cuchillo estaba enterrado en su espalda.

Soyeon no podía moverse por el dolor, ya estaba derramando mucha sangre, me vi obligada a darla vuelta para mirarla. Me suplicó que no hiciera nada más y que por favor llamara a una ambulancia, obviamente no lo iba a hacer. Empezó a llorar desesperada, tanto, que hubo un momento en el que mi corazón dolió, pero ya no hay vuelta atrás.

Tuve que enterrarle el cuchillo en el pecho, lo hice unas cinco veces hasta que Soyeon dejó de respirar.

Ya está, la he matado.

Pero me siento culpable.