Espero que les guste~

Uzi se recostó en el suelo, ignorando el frío de la nieve que empezaba a filtrarse en su cuerpo y congelaba lentamente su sistema interno. Dolía un poco, además de que sus puños estaban dañados luego de haber golpeado chatarra en medio de un ataque de furia a ciegas, su mente estaba tan distraída que era fácil ignorar todo aquello, concentrada en lo que había pasado.

Sabía que tenían una mala relación con su padre. Rayos, sabía que cuando su mamá murió, su triste relación terminó de marchitarse sin problema pero en serio, no había esperado que todo eso llevara a que él la ignorara, que la dejara morir a manos de un robot asesino y cerrara la puerta justo en su cara, sin siquiera dignarse a mirarla. Dolía, dolía tanto, traición e irá mezclándose en su interior. Ver su resignación, su decepción, verlo cerrar esa maldita puerta sin tener la intención de volver a abrirla y solo quedándose en silencio mientras ella se alejaba pero cuando creía que la cosa no podía empeorar, se entero de que estaba mintiendo, que todo lo que habían visto había sido otro drama adolescente y que no se la veía porque estaba castigada en su cuarto indefinidamente. Eso la molesto aún más.

-Vete al diablo, Khan- gruñó con los tienes apretados. Era un traicionero, mentiroso, irresponsable, estúpido y tenía otras tantas palabras poco amables para referirse hacia él pero de repente, toda la lucha y la ira se desvaneció, dejando una sensación de vacío y tristeza. Se estaba dando cuenta de que ahora estaba más sola que nunca, sin nada más que ella misma. Oh, robo-Jesús, como le gustaría que su mamá estuviera a su lado en esos momentos. Intento moverse, quizás para buscar un lugar con menos nieve y fuera de peligro de congelarse hasta la muerte pero estaba cansada, su nivel de energía era tan bajo que no tenía fuerzas para siguiera mover un dedo. Hablando de eso, ni siquiera necesitaba ver para saber que tenía algo de escarcha formándose en la punta de sus dedos, podía sentir el frío doloroso. -Bite me...- gruñó, molesta.

-¿Uzi?- y de repente, había un rostro familiar elevándose por encima suyo, ojos amarillos y brillantes mirándola con curiosidad. -¿Todo bien?- N ladeo ligeramente la cabeza, genuinamente confundido.

-...no puedo moverme...- confesó después de unos segundos de duda, sintiéndose tonta.

-Oh...- parpadeo y entonces, sonrió, enorme y emocionado, ella bufando al saber lo que venía pero sin quejarse cuando él se inclino, alzándola en brazos con demasiada felicidad para su gusto. Bufo, apoyando su cabeza en el hombro ajeno y dejándose llevar de vuelta a la cálida nave que usaban de refugio contra la nieve, escuchándolo tararear.

-Supongo que esto no está tan mal...- murmuró para si misma, permitiéndose relajarse entre los brazos ajenos por el momento. Estaba cansada, triste y enojada pero la presencia de N lo hace un poco más soportable, le recordaba que no estaba tan sola como pensaba.