Capítulo 18
―¿Pa' dóne vamos?
Hoseok chupó con más fuerza el caramelo que le había dado ese señor, observándolo, sus pies balanceándose porque no podía tocar el suelo. Ese caballero le había ofrecido ese dulce si lo acompañaba a la esquina, y luego lo subió al carro, y Hoseok no protestó porque pensaba que irían a dar una vuelta para luego regresar con papá.
Ya quería volver con él.
―Eres muy bonito ―le dijo el hombre en cambio, sonriéndole.
Asintió, porque su mamá siempre se lo decía.
―Quelo volveh ―respondió en cambio, arrugando el ceño.
El señor le hizo un gesto al conductor, que levantó el vidrio que separaba la cabina, y entonces lo agarró de las axilas, levantándolo, sentándolo en su regazo.
―Iremos a un nuevo hogar, precioso ―le dijo ese señor, y Hoseok lo miró, sorprendido―, allá serás muy feliz si te portas bien, y no vas a tener que hacer mucho. Tienes carita de muñequito, ¿te gustaría ser eso?
―¡No! ―Hoseok comenzó a removerse, queriendo que le soltara, pero el agarre de ese horrible hombre era muy fuerte―. ¡No! ¡Quelo a papá! ¡A mamá! ¡No!
Ese hombre lo golpeó en el rostro.
Comenzó a llorar a gritos por la situación.
―Dios, siempre se ponen así ―gruñó ese monstruo, y cubrió la nariz de Hoseok con un pañuelo que olía horrible, por el que apenas podía respirar.
Lo último que vio fueron los ojos enfurecidos de ese señor.
Luego, despertó en medio de la oscuridad, incapaz de ver nada, y volvió a llorar porque no sabía dónde estaba, porque extrañaba a mamá y papá, y quería estar con ellos otra vez.
Se puso de pie pero cayó al suelo de golpe, algo duro apretado alrededor de sus tobillos, y no podía dejar de llorar.
No supo cuánto tiempo estuvo de esa forma, sentado en la oscuridad, llorando sin consuelo alguno, hasta que alguien abrió una puerta.
―¿Te has calmado, Muñequito?
Hipó, sin saber qué decir, y de pronto ese mismo hombre que lo alejó de su papá y lo golpeó, entró.
Hoseok quiso retroceder por el miedo, sin embargo, cuando su espalda chocó contra la pared, volvió a llorar.
―Ah, deja de comportarte así ―murmuró ese monstruo con voz suave―, tú no quieres que te golpeé una vez más, ¿cierto? ―Hoseok volvió a hipar―. Yo no quiero arruinar tu bonito rostro, Muñequito.
―Que-quelo a papi ―sollozó―, a ma-mami...
―¿Papá? ¿Mamá? ―la voz de ese hombre era grave, dura―. Tú no tienes eso, Muñequito ―sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas―. Tú eres un Muñeco de Porcelana, ¿lo has entendido? Y los muñecos no hablan y no escuchan ―soltó un sollozo cuando el desconocido lo agarró del cuello, apretando con suavidad―. Mañana comenzaremos con tu entrenamiento.
Hoseok no entendía nada. Hoseok sólo quería despertar de ese horrible sueño en el que estaba.
Taeyeon acarició el cabello de Hoseok, tarareando en voz baja, y su hijo se acurrucó más a su lado, medio dormido.
—Te di mi mundo porque eras mi todo —cantó con voz dulce, observando la sonrisa de placer del chico—, te di mi invierno y verano, también. En esas frías y cálidas estaciones, ¿te vas a quedar conmigo realmente? ¿Lo harás?
Hoseok besó la mejilla de su mamá, sin poder dejar de sonreír, para luego mirar hacia la puerta cuando fue abierta y Nam apareció.
—Vamos, Hoseok, es tu turno —le dijo Namjoon, y el chico se puso de pie, entrando a la oficina del psicólogo, yendo a sentarse directamente al puf pera que era su favorito—. Bueno, ¿cómo has estado?
El menor, en lugar de contestar con gestos, sacó su libretita y lápiz, comenzando a escribir algo. Namjoon enarcó una ceja, curioso por ello, pues Hoseok solía escribir sólo cuando se sentía muy confundido con sus sentimientos, pues con gestos le costaba expresarse bien.
Tomó la libretita, palideciendo al ver el mensaje.
Estoy recordando cosas.
Su primera reacción era llamar al policía a cargo del caso, Cho Kyuhyun, pero sabía que debía proceder con cuidado. Sabía que no debía llamar la atención de Hoseok porque podría bloquearse otra vez.
—¿Qué cosas? —preguntó, sentándose frente a él.
Hoseok se balanceó en su lugar, recibiendo la libretita, y Nam sintió que estaba frente a un niño pequeño.
Tal vez, en ese instante, Hoseok era sólo un niño que necesitaba ayuda.
Recuerdo a Perrito. Perrito era mi mejor amigo. Perrito hablaba mucho, no ladraba, no importaba cuánto se esforzaran por entrenarlo. Era un mal Perrito, pero aun así, yo lo quería mucho. Le dije muchas veces que fuera bueno, pero no me hacía caso.
Nam sintió su estómago apretado. Perrito. Park Heejun, el primer niño encontrado muerto, destrozado, y que inició todo el caso. Namjoon tuvo que leer todos los informes para comenzar a atender a Hoseok, y recordaba haber vomitado debido al asco y repugnancia que sintió cuando leyó las condiciones en las que encontraron a Heejun.
El menor le quitó la libreta, pero Nam no dijo nada, observándolo anotar con furia.
Si hubiera sido bueno, se habría quedado conmigo, pero cuando lo vi ya no respiraba. Su piel era roja. Yo me esforcé en ser un buen Muñequito para no acabar como Perrito, y el señor Shin me premiaba si era bueno. Él fue muy bueno conmigo.
El psicólogo parpadeó, observando dos palabras en específico, sabiendo que luego debería llamar a Kyuhyun porque Hoseok estaba comenzando a hablar luego de tanto tiempo.
Cuando lo encontraron para después interrogarlo, el chico siempre se mantuvo en silencio. Era difícil extraerle información, en primer lugar porque no hablaba ni escuchaba, y en segundo lugar, porque no podía escribir ni comunicarse bien con nadie. Y cuando comenzó a aprender, cuando era capaz de explicarse, bloqueó todos los malos recuerdos que tenía. Bloqueó gran parte de su memoria.
Por supuesto, los últimos recuerdos estaban allí: apuntó a Jeong Yongjun como la persona que le tuvo en su casa los últimos dos años, como su Dueño, y gracias a ello lograron condenarlo. Pero Kyuhyun había sido claro: Yongjun era sólo la punta del iceberg de todo ese caso, sólo un desgraciado que pagó para comprar a Hoseok, y los verdaderos responsables seguían desaparecidos.
Señor Shin. No era casi nada, pero algo era algo.
—¿Bueno en qué sentido, Hoseok? —preguntó Namjoon con cuidado.
Si yo cometía un error, sólo me abofeteaba, escribió Hoseok, y siempre dijo que yo era especial. Los otros Muñequitos eran malos, tan malos, que les cortaban las cuerdas vocales para que no hablaran. Les rompían los tímpanos para que no escucharan. Algunos estaban ciegos como castigo. Pero yo no. Yo era especial y perfecto. El Muñequito perfecto.
Namjoon sentía que vomitaría en cualquier momento, lo cual era bastante serio porque había sido preparado para contener las náuseas en muchos de esos casos.
Pero ver a Hoseok escribir eso con tanta tranquilidad, como si hablara del clima, hacía que su estómago se revolviera. Más que eso: Hoseok hablaba casi como estuviera presumiendo haber sido un Muñeco perfecto, como se había llamado.
—¿Te acuerdas de cómo era el Señor Shin? —preguntó.
Hoseok se detuvo un instante, pensativo.
Era muy guapo. Tenía el cabello negro y ojos oscuros, y era alto. Muy alto. Al Señor Shin le gustaba cuando yo era bueno y me quedaba callado cuando me entrenaba, aunque a veces dolía mucho. A veces no podía sentarme después sin llorar. Pero si lloraba en silencio, entonces no importaba.
Nam sentía su almuerzo en su garganta, sin embargo, se obligó a mantenerse tranquilo, a mantener su rostro con una sonrisa comprensiva cuando en realidad quería romper a llorar también.
—¿Crees poder dibujarlo, Hobi? —continuó Joon.
El muchacho asintió.
Una hora después, Kim Namjoon estaba llamando a Kyuhyun para luego conversar con Taeyeon y explicarle lo que acababa de ocurrir.
Jungkook le sonrió a Wheein, que lucía algo preocupada y nerviosa mientras caminaban por el pasillo del colegio hacia su salón de clases.
—¿Crees que Hoseok siga enojado? —preguntó en voz baja la chica—. Le voy a pedir disculpas por el beso.
Su hermano mayor mantuvo la sonrisa relajada en su rostro.
—Por supuesto que no, no creo que Hoseok sea rencoroso —contestó, pero notó que Wheein no se calmó con sus palabras.
La menor se despidió de él, entrando a su salón, y Jungkook lo aprovechó para asomarse, notando con alivio que Hoseok estaba ya adentro. Aunque el alivio duró poco al recordar las palabras de Yoongi la semana pasada, la incógnita que dejó luego de ir a ver al menor.
Hoseok había oído el ruido de una piedra golpeando el vidrio, ¿no? Porque si hubiera sido de otra forma, ¿cómo habría abierto la ventana?
Como si estuviera sintiendo su mirada, Hoseok levantó la vista, chocando con sus ojos, y Jungkook le hizo un gesto breve para que se juntaran fuera. Su novio se puso de pie, diciéndoles a sus amigos que iría al baño, saliendo precipitadamente del salón porque tenía muchas ganas de ver a Jungkook.
El mayor cerró el baño con llave, abrazando a Hoseok antes de darle un breve beso, viendo su rostro iluminarse.
—Te extrañé —le dijo Hoseok al alejarse, sus manos moviéndose con rapidez.
Jungkook le dio otro beso, sabiendo que debía ser rápido porque el timbre tocaría en unos minutos, y necesitaba salir de esa duda. Estuvo todos esos días carcomiéndose la cabeza, tratando de pensar en cómo preguntarle lo ocurrido sin lucir entrometido.
Le pidió el cuadernito a Hoseok, sin confiar demasiado en su capacidad de hacer las señas correctas.
Hobi, cuando fui a verte, ¿cómo supiste que debías abrir la ventana?
¿Escuchaste el ruido de la piedra golpeando el vidrio?
Hoseok leyó el mensaje, parpadeando por la pregunta para luego mirar a Jungkook. Sus cejas se fruncieron en confusión, poniendo brevemente una expresión de pánico que trató de disimular.
No. No, ¿de qué hablas? Fue Mickey. Él llamó mi atención.
Mickey estaba a mi lado y se puso de pie, mirando a la ventana. Pensé que podía haber un gato en el patio, algo así, pero no escuché nada.
Yo no puedo escuchar.
Los labios de Hoseok temblaron.
¿Vas a terminar conmigo?
Jungkook se apresuró a responder:
—¡No, no! —dijo, para luego repetir con señas—. No, Hobi, no haré eso. Tranquilo, sólo era una duda.
Hoseok no parecía demasiado convencido, sin embargo, en ese momento el timbre tocó y Jungkook sabía que debía ir a su salón de clases.
Le dio otro beso.
—Nos vemos más tarde —le dijo—. ¿Nos juntamos luego de clases?
Hoseok asintió con energía, saliendo del baño y corriendo para ir a clases.
Jungkook pensó en su respuesta. Mickey. Su perrito siendo el motivo por el que abrió la ventana. Podía ser, por supuesto, pero...
¿Por qué sentía que Hoseok le estaba mintiendo? ¿Por qué sentía que había cosas que no le estaba diciendo?
Suspiró, saliendo del baño y dando unos pasos, sin embargo, fue detenido cuando alguien agarró su brazo.
Observó el rostro de Soyeon.
—Noona —le dijo con voz educada—, ¿ocurre algo?
Soyeon hizo una mueca ante su pregunta, sus dedos aferrándose a la tira de su mochila.
—Jungkookie—contestó—, ¿podemos hablar sobre nosotros? Ya ha pasado un tiempo y...
—Soyeon —respondió Jungkook, alejándose para mantener las distancias—, no hay nada que conversar, lo sabes bien. Tú y yo hemos terminado y...
—No, no lo hemos hecho —corrigió Soyeon, tratando de alcanzarlo—, sólo nos hemos dado un tiempo, pero ya va siendo momento de que volvamos, los dos vamos a estudiar juntos para ser médicos así que...
—Soyeon, no —el más alto la miró de forma severa—. Eres una chica increíble, pero no me gustas de esa forma. Además, lo he estado pensando bien y... —hizo una pausa—, es muy probable que no estudie Medicina.
La muchacha se quedó quieta debido a sus palabras, atónita y sorprendida, su expresión llenándose de horror al comprender lo que dijo.
—¿Qué estás diciendo? —preguntó, su tono temblando—. Oppa, ¿estás bromeando?
Jungkook humedeció sus labios pero no contestó, girándose y marchándose del pasillo, dejando a la pobre chica balbuceando palabras sin sentido.
Pero a él no le importaba. Jungkook tenía mejores cosas de las que preocuparse en ese instante.
Yoongi frunció el ceño, sacudiendo la cabeza, pero Taehyung lo ignoró.
—Tae, debías leerte el libro —le dijo, suspirando.
—No, no me gustó nada, ¡no tengo por qué leerlo! —contestó Taehyung, enfurecido.
—Era para una prueba, además, una de las preguntas era qué te llamó más la atención del libro, podrías haberle mentido —replicó Yoongi.
—¡No, ella no pidió que mintiéramos, ella dijo que pusiéramos algo que nos gustó, y si no me gustó nada, no tengo por qué inventar! —Tae cubrió sus oídos con sus manos, sin querer oír más las réplicas de Yoongi.
Jin los observó para luego rodar los ojos, sonriendo cuando Jimin se sentó a su lado, pasando un brazo por sus hombros para atraerlo contra él. Hoseok levantó la mirada de su tarea, sonriéndole a Jimin, que le miró con algo de insistencia.
Pero Hoseok ignoró aquello, por supuesto.
—Aquí estás —llegó Jungkook hablando, observando a Yoongi—. Te he estado buscando por todo el colegio.
Yoongi resopló.
—Taehyung no entiende por qué ha tenido que dar el examen —le dijo a Jungkook—. Como el libro no le ha gustado, no lo quiso leer, así que no quiso darlo. Pero la profesora no aceptó sus excusas y le ha calificado con el mínimo. Tampoco entiende su nota, porque él no lo rindió, entonces según él, no tuvo que darle esa calificación.
Taehyung tiró la prueba al suelo, rabiando.
—Era un libro aburrido, ¡yo no leo libros aburridos! —dijo, levantando la voz sin darse cuenta—. La profesora no tuvo que mandar a leer eso, ¡la profesora es una tonta!
—¡Taehyung! —regañó Yoongi.
—Su aliento apesta, es fea y su cabello parece paja —prosiguió Tae, ignorando a Yoongi—. Ella...
Hoseok puso una mano sobre la pierna de Taehyung y el chico dejó de hablar, observando los dedos de su amigo. El de cabello castaño le sonrió al de pelo anaranjado, sus ojos dulces y tranquilos, y Taehyung soltó un chasquido, cruzándose de brazos.
La escena parecía tener una íntima conexión que llamó la atención de todos.
Jin sintió una punzada de celos, pero se obligó a controlarlo, abrazando con más fuerza a Jimin.
—TaeTae... —volvió a decir Yoongi—, la próxima vez, si no te gusta el libro, deberías decírmelo —su voz se tornó cariñosa—. Yo puedo leerlo y te lo explico.
Taehyung frunció el ceño.
—¿Por qué lo tendrías que leer tú?
Yoongi sonrió.
—Para ayudarte —el chico parecía dispuesto a replicar, pero Yoongi continuó—. Anda, Tae, ¿qué tal si me das un beso?
—No, tu aliento apesta, no te has lavado los dientes...
El grupo suspiró con alivio al ver que Taehyung se tranquilizó de alguna manera.
Hoseok se volteó hacia su tarea, emocionándose cuando Jungkook se sentó a su lado, y le escribió en el cuadernito.
Hyung, ¿me ayuda con la tarea? Es de matemáticas y no la entiendo muy bien.
Jungkook le devolvió la sonrisa, asintiendo para luego acercarse más.
—Deberíamos salir en una cita —dijo Jin de pronto—, una cita doble, Jimin y yo, y Tae y Yoongi.
Jimin vio su oportunidad en ese instante.
—¿Por qué no una cita triple?
Jin arrugó el ceño.
Yoongi decidió apoyar al chico, entendiendo a dónde iba aquello.
—Oh, eso suena interesante —comentó con voz tranquila—. Tae y yo, Jimin y tú, y Hoseok y Jungkook.
Como si pudiera adivinar que estaban hablando de él, Hoseok levantó la vista, sus ojos inocentes posados en Jin. Jungkook parpadeó.
Jin parecía desconcertado.
—Pero Jungkook no es gay —dijo, atónito.
—Oh, vamos, no debe ser gay para que salga en una cita con Hobi, ¿no es así? —dijo Jimin, queriendo lucir relajado mientras sonreía.
—¿De qué hablan? —preguntó Hoseok.
—Y a Hoseok no le gusta Jungkook—continuó Jin—. Eso es...
—Pueden salir como amigos —contestó Yoongi.
Tae abrió su boca.
—¿A Hobi no le gusta Jungkook? —preguntó, sin entender nada—. Pero...
—Oye, Tae, ¿no tienes un libro que leer? —le interrumpió Yoongi.
Taehyung comenzó a golpear el suelo con su pie, rabiando una vez más.
—¡Eres lo peor! ¡Eres lo peor! ¡Eres lo peor! —repitió, y Yoongi le tomó la mano para llevarlo a otra parte y calmarlo—. ¡Apestoso, apestoso, apestoso...!
Hoseok era el único que parecía desconcertado, sin saber qué estaba pasando, y Jungkook decidió intervenir.
—La verdad es que podríamos salir de a tres —comentó con ligereza—, Hoseok me cae bien y no iríamos en plan romántico.
Jin seguía algo pasmado, para luego mirar a Hoseok.
—Oye, ¿quieres ir a una cita? —le preguntó, viendo como ponía una expresión de interrogación—. Jungkook y tú, Jimin y yo, y Yoongi y Tae.
Hoseok observó a Jungkook para luego dirigir su vista hacia Jimin, y finalmente a Seokjin.
Frunció el ceño.
—¿No te incomoda? —le preguntó.
Jin abrió la boca un instante, pero al momento de responder a Hoseok, lo hizo sólo con gestos, sin hablar.
—Jungkook está soltero y si no tiene problema alguno, entonces no le veo lo malo. Además, él y mi hermana han terminado, y ha dicho que esto no sería algo romántico.
Hoseok hizo una pequeña pausa, pensativa.
—Está bien, ¡suena genial! —Hoseok sonrió, contento—. ¡Me gusta que seamos todos amigos!
Jin le devolvió la sonrisa, aunque se sentía algo extraño e incómodo por lo ocurrido. Si bien a él no le molestaba mucho que Soyeon y Jungkook hubieran terminado, tampoco se sentía demasiado bien ver al chico saliendo con su mejor amigo.
En especial porque Jungkook siempre se había visto como un chico correcto, entonces, si también le gustaban los hombres, ¿por qué...?
¿Por qué nunca hizo nada para evitar que lo agredieran?
Se recordaba el año pasado, cuando estaba solo en el colegio, sin amigos ni compañía alguna, y Jungkook salía con su hermana. La forma en la que varios de sus compañeros se burlaban de él, lo empujaban y llegaban a golpear. Pero Jungkook nunca hizo nada para evitarlo.
Por otro lado, Soyeon afirmaba que ella volvería con él, ¿no era traicionero de su parte permitir eso?
—Hyung —dijo Jin, llamando la atención de Jungkook, y el mayor lo miró. Seokjin bajó la vista, algo intimidado—. Um, tú y mi hermana... Mmm... ¿Van a volver más adelante o no? Ella ha dicho que esto es sólo un tiempo.
Jungkook observó a Seokjin, que no era capaz de mirarlo, y pensó en lo tímido y torpe que parecía siempre. Él sabía, por lo poco que le había contado Soyeon, que la pasaba muy difícil en su casa y que era muy torpe al momento de relacionarse con otras personas.
—No, Jin—le dijo con seriedad—, a tu hermana la aprecio mucho, de verdad, pero creo que no es la persona indicada para mí. Ella se merece a un chico que la quiera por completo, y yo no soy ese chico.
Jin asintió, tomándole la mano a Jimin, que sólo le dio un apretón.
—Deberíamos ir al parque de diversiones —dijo para hablar de otra cosa—. A ti te gustan mucho esos juegos de altura, ¿no, Jinnie?
Jin sonrió.
—¡Son geniales! —Tae y Yoongi llegaron, ambos con los labios hinchados, pero nadie dijo nada—. ¿Qué opinas tú, Tae? ¿Te gustan los juegos de altura?
Tae frunció el ceño.
—No, son horribles, hacen que todo mi estómago dé vueltas y quiera vomitar —se apresuró a decir.
—Nos subiremos a otros que no sean tan malos —sugirió Yoongi—, y te compraré un peluche, ¿sí, TaeTae?
—Uno de dinosaurio —cedió Taehyung.
—¿Qué tal este sábado? —preguntó Jin, animándose porque nunca había tenido una salida tan grandes con amigos, y se sintió bien estar siendo incluido en eso—. ¡Podríamos ir en la mañana y nos quedamos todo el día!
—¡Suena genial! —apoyó Hoseok, casi rebotando en su asiento—. ¡Ya quiero ir!
Hoseok estaba demasiado feliz, porque ese podía ser el primer paso para preparar terreno y decirle a Jin. Si veía que Jungkook y él hacían linda pareja, ¡tal vez hasta les apoyaría sin problema alguno!
Confiaba demasiado en eso, ¿qué podía resultar mal?
Jin se despidió de Jimin, sonriendo cuando lo besó en los labios, el más bajito gruñendo en señal de protesta al sentir la mano de su novio en su culo, dándole un apretón.
—No hagas eso —le dijo Jimin con la voz ronca—, me estás provocando.
Seokjin se rió, dándole otro beso antes de separarse.
—Nos vemos mañana, Mochi —se despidió caminando hacia su casa.
Jimin le sonrió, despidiéndose también para marcharse, y Jin entró a su hogar. Papá debía estar trabajando en tanto mamá había salido con unas amigas, así que por el momento estaba solo junto a Soyeon. Al ver sus zapatos en la entrada supo que ya había llegado, pero con toda probabilidad debía estar encerrada en su pieza, estudiando.
Debido a ello, casi suelta un grito de susto al verla en su cuarto.
—¡Noona! —jadeó asustado, provocando que la muchacha se volteara.
—Lo siento —se disculpó ella—, no quería asustarte, Jinnie.
El menor sacudió la cabeza, quitándole importancia y dejando su mochila en el suelo.
—¿Ocurre algo, So? —preguntó curioso, porque su hermana casi nunca entraba a su cuarto.
Soyeon se giró hacia el por completo.
—Tienes fotografías muy lindas —comentó, caminando para sentarse en la cama—, es un talento innato que posees.
—Gracias, noona —dijo, repentinamente avergonzado porque Soyeon casi nunca le decía esas cosas.
Miró un instante las fotografías pegadas en la pared: en varias de ellas estaba junto a Hoseok, siendo sacadas por los padres de su amigo cuando iba a jugar con él. El resto eran suyas: paisajes, calles vacías, él caminando junto a Hoseok. Las más recientes eran de ellos dos junto a Tae. Otras dos eran con Jimin.
Su familia. Su verdadera familia.
—¿Pasa algo? —le preguntó a Soyeon entonces, llamando su atención.
La expresión de la chica decayó.
—Sé que no es la mejor forma de decírtelo —comenzó a decir ella con voz temblorosa—, pero quiero pedirte un favor, Seokjinnie.
Jin enarcó una ceja.
—Lo que quieras —le dijo, desconcertado.
Ella tragó saliva.
—Estos últimos días te he... visto muy cercano a Jungkookie—comenzó a decir con cuidado.
El muchacho permaneció en silencio.
—Tú... ¿podrías ayudarme a que él y yo volviéramos? —le preguntó, su voz de pronto tímida, y Seokjin abrió los ojos por la sorpresa—. Por favor, Seokie.
—¿Qué? —sacudió su cabeza, atónito—. Soyeon, ¿por qué me pides eso? Jungkook y yo no somos cercanos. Él... él sólo se junta con nosotros porque Yoongi y Tae están saliendo. Pero nosotros...
—Por favor —insistió ella, y sus ojos se llenaron de lágrimas—, te lo ruego. Papá y mamá están empezando a sospechar que no estamos juntos y ya ha pasado mucho tiempo, tengo miedo de que esté viendo a otra chica, ¡no podría soportarlo!
Jin se estremeció porque recordaba lo que le había dicho Jungkook días atrás: no pensaba volver con Soyeon porque, básicamente, no la quería de esa forma. Y Jin lo respetaba, por supuesto, ¿cómo iba a forzar los sentimientos? Lo mejor era alejarse para evitar el daño, para evitar afectar a esa persona, ¿acaso Soyeon no podía entenderlo? Era mejor para ella.
—Jungkook y yo no somos cercanos —repitió—, él no va a escucharme. Noona, lo mejor es que asumas que ya no están juntos, sólo te estás haciendo daño.
Soyeon hipó, negando con la cabeza.
—Soy tu noona, ¿por qué no me ayudas? —insistió ella, sin dejar de llorar—. Jungkook está confundido, es simplemente eso, él sí me quiere pero necesita un empujón.
—Noona...
—¡Tú podrías ayudarme a que regresemos! —prosiguió, ignorándolo—. Eres un chico y ahora son casi amigos, ¡vamos, Jin! —su tono se quebró—. Tú no quieres que papá y mamá me odien, ¿cierto? Ellos estarían muy decepcionados de mí y eso me haría daño, Jinnie.
El menor mordió su labio inferior, viendo el afectado rostro de su hermana mayor.
—Noona, habrá otro chico bueno para ti, mucho mejor que Jungkook—le dijo débilmente.
Ella lloró más.
El estómago de Seokjin se contrajo pero trató de mantenerse firme. No podía preocuparse por la relación de su hermana, tenía otras cosas que hacer como comenzar a buscar a su mamá y estar con sus amigos, ¿cómo podía agregarse otra carga que ni siquiera estaba seguro de hacer bien? Además, la relación entre Soyeon y Jungkook no le interesaba, ¿por qué debía meterse? Jungkook había sido claro con respecto a eso.
Él tenía que centrarse en buscar a su mamá, en...
Soyeon comenzó a salir del cuarto sin dejar de llorar.
—Voy a ayudarte.
No la miró cuando el llanto se detuvo de forma sorpresiva.
—¿De verdad? —la chica se giró, sonriendo de forma temblorosa, ilusionada—. ¡¿Lo harás, Jinnie?! ¡Eres...!
—Pero quiero algo a cambio —prosiguió, dándose vuelta para mirarla.
—¡Lo que sea! —prometió Soyeon.
Tomó aire.
—Tienes que preguntarle el nombre de mi mamá a papá —observó cómo la sonrisa en el rostro de Soyeon desaparecía, pero continuó hablando—. Tienes que decírmelo para que así yo pueda buscarla. Si lo haces, yo te ayudaré a volver con Jungkook.
—¿Buscarla? —preguntó Soyeon—. Jin, ¿de qué estás hablando? Nosotros somos tu familia, no ella.
Jin no le respondió, porque no era capaz de decirle que eso era mentira. Que él los quería mucho, pero no eran su familia, porque familia eran las personas que eran incondicionales a ti y siempre te apoyarían. Como Jimin. Como Tae. Como Hoseok. Incluso como Yoongi.
—Esa es mi condición, noona —fue lo único que contestó.
Soyeon salió a paso apresurado del cuarto luego de responder.
Dedicado a KimwendyJung anisequeescribirz HobitaJk y todos los que leen ♡
Lo prometido, dos actualizaciones!♡
Estoy feliz, últimamente eh logrado sentirme así y quiero expresarlo subiendo actualización para ustedes.
A una semana de subir Lazos prohibidos♡ Anoten 10 de junio en sus calendarios !
Los quiero!
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