✧◝ 13
Nini:
Hyung.
La pasé realmente bien anoche
¡Muchas gracias por la salida!
Channie hyung:
No fue nada, Jeonginnie.
Yo igual la pasé muy bien.
Nini:
Gracias por todo.
Incluso por ese beso...
Fue mi primer beso.
Pero está bien si no siente nada por mí,
¡entiendo que fue algo del momento!
Channie hyung
En realidad, sí me gustas muchísimo, Nini.
Pero las cosas son algo complicadas.
Nini:
¿De verdad le gusto tanto?
Channie hyung:
Sí.
Pero mis padres no lo entenderían.
Y está Yeji...
Nini:
Hyung
¿Es muy malo que estemos a escondidas?
Channie hyung
Es malísimo.
Pero yo también lo deseo.
Me gustas.
Nini:
Pero hyung, no quiero ser tampoco el segundo para usted.
No me gusta verlo con Yeji, me hace sentir mal.
Channie hyung
Prometo terminar con ella.
Deja que pasen unos días, ¿está bien?
Terminaré con ella, pero no creo que podamos estar juntos frente al mundo tan pronto.
La gente hablaría y mis padres no estarían contentos.
¿Lo entiendes, Nini?
Nini:
No me importa si debemos tener algo a escondidas mientras,
pero no quiero verlo en una relación con otra persona.
Además, a Hyunjinnie no le haría gracia,
no quiero que él tampoco se entere de esto.
Él no lo entendería.
Channie hyung
Sí, tienes razón.
¿Podemos vernos hoy más tarde?
Te extrañé un poquito.
Nini:
Jajaja, claro, hyung
Se ve muy bonito
Yo igual lo extrañé.
Channie hyung
Eres el chico más hermoso del universo, Nini.
Nini:
No diga esas cosas, hyung.
Channie hyung
Me gustas.
Nini:
Tú igual me gustas mucho.
Channie hyung
<3
Jeongin se sentía en las nubes, tan así que toda su familia lo notó a la hora del desayuno el lunes, porque era incapaz de borrar la mirada soñadora de su rostro. Y es que a cada momento recordaba los labios de Chan sobre los suyos, el chico inclinándose contra él mientras torpemente le daba pequeños besos, como si estuviera indeciso sobre la intensidad que podía aplicar.
El día anterior les mintió a sus papás diciendo que iría a la casa de Hyunjin un ratito para juntarse con Chan, y se escabulló a un parque vacío donde el mayor ya le estaba esperando. Ambos se ocultaron entre los árboles, y Jeongin estaba feliz de recibir tantos besos en su rostro dejados con cariño y calidez.
Jeongin estaba feliz.
Yerim miró a Hongseok, enarcando una ceja.
—¿Es mi idea, o Jeongin parece brillar? —preguntó Jaehyun.
Amy rascó su cabello.
—Jeongin —le dijo, llamando su atención—, ¿ocurre algo? Luces muy contento.
Jeongin comenzó a comer.
—¡La vida es hermosa! —fue su única respuesta, decidido a no decir nada más porque sabía que a sus padres eso no les agradaría.
No porque Chan fuera un chico, sino porque Chan tenía una novia. Novia que era hermana de Hyunjin.
Jeongin quería sentirse mal. Quería poder sentir un poco de culpabilidad por lo que estaba haciendo, aunque si era honesto... Si era honesto, no le importaba demasiado. Yeji no merecía pasarla mal, por supuesto, pero a él también le gustaba Chan, y si Chan gustaba de él, entonces Yeji no tenía nada que hacer ahí.
Se sentía más mal, en realidad, por Hyunjin. Hyunjin la quería mucho a pesar de que ella no fuera buena hermana, y si se enteraba de que el novio de Yeji estaba interesado en él... Bien, eso no le haría demasiado feliz y probablemente pelearían.
Pero quizás Hyunjin lo entendería. Hyunjin iba a entenderlo, porque eran mejores amigos.
Terminó de desayunar y, en ese momento, el timbre de su casa fue tocado. Jeongin se puso de pie sabiendo que sería Hyunjin, así que se despidió de sus papás, de tío Jaehyun y su abuelita Amy, y salió hacia el colegio.
—¿Cómo estuvo tu fin de semana? —le preguntó Hyunjin cuando comenzaron a caminar.
—Aburrido —contestó, mintiendo con facilidad—. No hice nada interesante.
—Somos dos —apoyo Hyunjin—. Podríamos hacer algo este fin de semana, ¿no crees? Ya deberíamos estar terminando el trabajo con Sujin, y el sábado podrías quedarte a dormir en mi casa con Fefi.
Jeongin trató de poner una expresión de lástima.
—No creo poder —contestó—, voy a salir con tío Jaehyun.
La verdad era que Chan le invitó otra vez a D-Town, y él le había dicho que lo acompañaría cuando quisiera.
—Es una lástima —respondió Hyunjin, algo contrariado—, ¿y la noche del viernes?
—Le voy a preguntar a mamá —respondió, aunque en realidad no lo iba a hacer porque iba a tener que mentirles a sus papás para poder salir el sábado en la noche. Si se quedaba con Hyunjin el viernes, no le dejarían salir al día siguiente, pues sus padres no eran de darle permiso todos los días.
Su mejor amigo hizo una pequeña mueca, algo incómodo porque podía notar un poco lejano a Jeongin, y no podía evitar culparse que las cosas estaban así debido a la forma en la que actuó la semana pasada. Incluso Félix estaba algo receloso todavía, sin querer estar a solas con él, sintiéndose pésimo por lo que hizo.
Minutos después llegaron al colegio, el timbre todavía sin tocar, y se quedaron afuera para esperar a Félix, que apareció unos segundos más tarde. El recién llegado murmuraba por lo bajo.
—Hey, Fefi —dijo Hyunjin, llamando la atención de su amigo.
Félix levantó la vista antes de volver a bajarla
—Hola, Hyunjin —barboteó—. Hola, Jeongin —agregó, en lenguaje de señas.
—¿Vamos? —preguntó Hyunjin, apuntando al interior del colegio.
Félix frunció el ceño.
—No, ardilla apestosa me dijo que debía esperarlo todas las mañanas para darle su beso de buenos días —explicó Félix de forma ansiosa, mirando hacia el patio.
Hyunjin ladeó la cabeza, confundido.
—¿Jisung? —preguntó—. ¿Ya son novios, Fefi?
—Eso me dijo —contestó Félix—. Salí con él y con Bang Chan hyung y con...
De forma abrupta, Félix cerró su boca. Frunció el ceño repentinamente, sus ojos chocando por un momento con la mirada de Jeongin. Félix sacudió su cabeza, contrariado, pero no dijo cosa alguna.
Hyunjin, por otro lado, seguía con la misma expresión confusa.
—¿Cuándo saliste con él? —preguntó.
Félix hizo un ruido extraño.
—Salí con él y me pidió ser su novio y le dije que sí y luego me dio un besito y me dijo que debíamos darnos besitos todas las mañanas y que así iba a ser feliz —murmuró, tomando aire.
—¡Ahí viene Jisung! —dijo de pronto Jeongin, apuntando al estacionamiento, sonriendo.
Sonrisa que desapareció cuando vio a Chan detrás, caminando al lado de Yeji, ambos de la mano.
Jeongin tuvo que contener los impulsos de ir a morder a la chica, apretando sus puños por el disgusto y con su expresión cambiando. Nadie lo notó, excepto Chan, que lo estaba mirando e ignoraba la palabrería de Yeji.
Chan mordió su labio inferior, soltándole la mano a la chica y fingiendo rascar su nuca.
La pareja pasó de largo, saludándolos sólo con la cabeza, y Jeongin los siguió con los ojos, apretando sus labios en un rictus de molestia.
Por otro lado, Jisung estaba discutiendo otra vez con Félix.
—Anda, Sunshine, dame un besito en los labios —reclamaba Jisung.
—No, en la mejilla —se resistía Félix—. Si nos besamos en los labios nos podemos compartir gérmenes, es antihigiénico.
—¡Pero eres mi novio! —insistía Jisung.
—¿Si somos novios tengo que decirte que sí en todo?
—¡Por supuesto!
—Entonces ya no quiero serlo.
El timbre tocó antes de que Jisung pudiera reclamar, y Hyunjin le tomó la mano a Jeongin y Félix, diciendo que debían ir al salón de clases.
—Adiós, ardillita apestooooooooooooosa —se despidió Félix ante la indignada mirada de Jisung.
Jeongin observó los pasillos, esperando encontrar a Chan, pero el chico ya desapareció. Yeji estaba sola, guardando unas cosas en su casillero con el ceño fruncido, y pudo suspirar aliviado.
Se giró, chocando con los ojos confundidos de Hyunjin, pero sólo le sonrió.
Jeongin, al parecer, iba a tener que controlar más los nuevos sentimientos que lo estaban inundando, porque nunca experimentó los celos. O el querer a otra persona de forma romántica. O el de ansiar estar con esa persona todo el día.
Jeongin, al parecer, tendría mucho que aprender los siguientes días.
Chan sabía que tenía que terminar con Yeji, después de todo, a estas alturas le quedó bastante claro que ella no le gustaba mucho. Que no le gustaba como novia, en realidad.
Pero tampoco sabía cómo hacerlo porque, bueno, Yeji no era una chica que aceptaría un término simple. Ella querría motivos reales, de peso, con fundamento suficiente para acabar con esa relación que estaba destinada a un matrimonio.
Pensar en un matrimonio envió un escalofrío por su espina dorsal.
Matrimonio. Trabajo. Hijos.
No, Chan no se sentía listo para ello.
Pero pronto sería mitad de año, y debería empezar a preparar sus postulaciones para la universidad. El tiempo se estaba acabando. Chan sólo quería volver a sentirse feliz como antes, aunque le asustaba decepcionar, una vez más, a sus padres.
Para la hora de almuerzo, observó a Jeongin de reojo, tan hermoso y brillante como siempre. El chico estaba sonriendo ampliamente mientras Hyunjin le hablaba, y una parte en su interior quería correr a abrazarlo, a darle un beso, a permanecer a su lado todo el tiempo.
Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando Jisung se sentó a su lado, enfurruñado y con los brazos cruzados.
—¿Ocurre algo? —preguntó, volviendo su vista al almuerzo.
—Félix terminó conmigo —se quejó Jisung—, este ha sido mi noviazgo más corto y no es justo.
—Ha sido tu único noviazgo —recordó Chan.
Jisung parecía dispuesto a reclamar, sin embargo, Yeji apareció en ese instante
—No me esperaste, oppa —reprochó Yeji.
Se encogió de hombros, incómodo.
—Tenía hambre —fue su respuesta.
Yeji arrugó el ceño, inconforme, pero no dijo cosa alguna mientras se sentaba a su lado. Jisung soltó un bufido.
—¿Cómo puedo recuperar a Félix? —le preguntó Jisung a Chan, ignorando a la chica—. ¿Debería rapearle otra letra?
—Depende de qué letra vas a rapearle —contestó Chan.
—¿De qué estás hablando, Jisung oppa? —preguntó Yeji con los labios arrugados—. ¿Sigues detrás de ese chico?
Ay, dios, no...
Chan podía sentir cómo un tic iba a aparecer en su rostro si esos dos se ponían a pelear, con él entremedio, como siempre solían hacer.
Jisung se encogió de hombros.
—Somos novios —dijo Jisung como si nada.
Yeji se crispó, su expresión asqueada.
—¿Novios? No es gracioso —replicó ella—. Son dos chicos, eso no está bien. Dile algo, Chan.
Jisung miró a su mejor amigo con curiosidad y su expresión algo desafiante, como si le estuviera retando a hablar sobre eso.
Rascó su nuca.
—No nos metamos en su vida, Yeji —le dijo con voz suave—, Jisung ya es grande como para tomar sus propias decisiones.
—¡Decisiones! —la chica se obligó a bajar su tono—. ¡Salir con un chico es repulsivo, además de que Félix es... bueno... raro!
Jisung se puso de pie.
—Repítelo —gruñó hacia Yeji, sin burla en su rostro—. Atrévete a repetirlo, mojigata aburrida.
—¡Oppa!
—Yeji, de verdad, decir esas cosas sobre Félix... —comenzó a decir Chan con algo de fastidio.
—¡Es la verdad! —replicó Yeji—. Será simpático y todo, como lo es Jeongin, pero son raros, ¡más si le gustan los chicos! De todos los amigos que podría tener Hyunjin, escoge a los más extraños...
—Voy a matarte —murmuró Jisung, dando un paso.
—Estás siendo grosera —le dijo Chan a Yeji, llamando su atención—. No sé qué pretendes, Yeji, ¡eres la presidenta de tu curso! —regañó ahora, importándole poco si alguien más escuchaba—. ¿Así tratas a tus compañeros? Te recuerdo que en tu curso hay una chica con discapacidad motora y un chico ciego, ¿también los llamas a ellos raros?
Yeji no dijo nada, sorprendida y visiblemente afectada por las palabras de su novio. Chan se puso de pie, con el día arruinado y, antes de voltearse, vio el rostro alarmado de Jeongin, como si hubiera estado observando la discusión. Su móvil vibró segundos después, anunciando haber recibido un mensaje.
—Oppa... —murmuró Yeji, obligándolo a mirarla—, no quise...
—Hablaremos después —contestó, saliendo del comedor con Jisung a su lado, que parecía realmente fastidiado por lo recién ocurrido.
Una vez se quedaron los dos solos, pudieron respirar con más calma.
—La respeto porque es tu novia y amiga —dijo Jisung, mirándolo a los ojos—, pero espero que tomes una decisión pronto, Chan, porque realmente Yeji se está excediendo. Y no es sólo por sus comentarios contra los gays, sino también contra Félix y Jeongin.
Chan se apoyó en la pared, asintiendo, pues sabía que Jisung tenía razón. Sabía que Yeji estaba actuando así para tener su atención, para que, por último, le mirara más de lo que realmente hacía. Chan sabía que era una forma demasiado estúpida de lograrlo, pero parecía ser la única, porque la relación estaba alcanzando un punto tenso en ese instante. Apenas se hablaban, y las pocas conversaciones que mantenían eran superfluas y aburridas.
—Lo arreglaré —dijo Chan.
Jisung asintió
—Volviendo a mi ruptura con Félix —prosiguió Jisung—, ¿qué tal si me prestas uno de tus raps?
—¿Cuál?
—Expensive Girl, pero le cambiaré algunas partes...
Chan se tropezó.
¿Cómo se dice te quiero en lenguaje de señas?
Jeongin levantó la vista de su tarea, observando el rostro avergonzado de Chan, y sonrió ampliamente mientras olvidaba los deberes del colegio y subía a la cama, deslizándose entre los brazos del mayor.
Chan verificó que la puerta estuviera cerrada con llave y, al ver que era así, se inclinó y le dio un beso en los labios a Jeongin. El chico lo recibió con gusto, feliz de la posición en la que estaba. La boca de Chan era cálida, húmeda y cómoda, ajustándose para él sin problema alguno.
El mayor se alejó unos centímetros, dándole ahora pequeños besos en la nariz, haciéndolo reír –sin voz, sólo el gesto de risa, sus ojos arrugándose y su boca abierta.
Jeongin se giró, ubicándose sobre Chan, e hizo un gesto: apuntó a su corazón, luego cruzó sus brazos sobre su pecho, apretándolos repetidas veces, y finalmente señaló a Chan. Acto seguido, recogió su cuaderno
Así se dice te quiero. También puedes decirlo así:
Levantó su mano en un puño, luego el dedo meñique, acto seguido el índice y por último el pulgar, sin dejar de sonreír. Chan asintió, comprendiendo, pero no pudo imitar el accionar porque Jeongin se inclinó y lo besó otra vez, ambas narices chocando. A Chan le dolió, aunque el beso le pareció demasiado torpe y tierno como para quejarse.
En ese instante, se sobresaltó cuando la puerta fue tocada.
Alejó a Jeongin, aclarando la garganta.
—¿Quién es? —preguntó, tratando de que su voz no sonara ronca.
—Mamá dice que es la hora de cenar —contestó Sujin al otro lado—. ¿Por qué cierras con llave, Chan? ¿Estás haciendo cosas sucias?
—¡Qué te importa! —le gritó con un bufido, y Sujin se marchó riendo con fuerza.
Al voltearse, recibió otra vez un beso de Jeongin lo que le sorprendió bastante porque el menor parecía amar el contacto. Las caricias, los abrazos, el pelo siendo revuelto, los besos, Jeongin parecía ansiar cada uno de esos toques, y le encantaba más aún que fuera Chan el que le acariciara así.
Yeji no era así: a ella un simple beso en los labios le parecía suficiente por el resto del día y, por otro lado, Jihoon tampoco fue nunca tan pegajoso. Sí, se acostó con él un par de veces, y compartieron muchos besos, pero Jeongin era distinto. Jeongin parecía un cachorro que quería más y más.
Chan no se sentía capaz de negarle algo.
El menor se alejó, sin dejar de sonreír, y Chan buscó a tientas la libreta olvidada.
Debo ir a cenar y tú tienes que volver a tu casa.
Jeongin hizo un gesto de desagrado al leer el mensaje, y aquella expresión envió un sentamiento cálido por su pecho. Dios, ese chico... ¿podía ser acaso más perfecto
Quédate conmigo, hyung. Te extraño mucho en el colegio.
Le acarició el cabello, dándole un beso en la frente.
Yo igual te extraño, Nini, pero piensa que la noche del sábado la pasaremos juntos.
Jeongin sonrió con felicidad al leer el mensaje, besándolo una vez más. En realidad, fueron varios besos pequeños y seguidos, apenas un toque, pero que revolvió su estómago de una buena forma.
Le gustaba eso. Le encantaba que Jeongin estuviera en sus brazos.
El chico se levantó a regañadientes, yendo a buscar su mochila para irse, y se acercó a la ventana de Chan. Antes de voltearse, miró al mayor.
—Te quiero —le dijo en lenguaje de señas, sonriendo.
Chan, torpemente, le contestó:
—Te quiero —imitó un poco inseguro.
Pero Jeongin sonrió, y eso fue suficiente para hacerlo sentir contento.
El menor bajó por el árbol con cuidado, el cielo oscureciéndose de a poco, y se despidió una vez más de Chan cuando llegó al suelo, sonriendo y sintiendo emoción. Se sentía como en una de esas viejas películas que a su mamá le gustaba ver, donde los protagonistas vivían un amor prohibido y hacían lo posible por verse. A Jeongin le fascinaban, porque era un romántico de primera, un chico que se fijaba en cientos de detalles y pensaba en todas las cosas que le gustaban de otra persona. Pero también le encantaban porque tenían finales felices, y él quería un final feliz.
Luego de todo lo ocurrido, luego de haber estado en un infierno, Jeongin quería poder tener un final feliz, donde la persona que amaba estuviera a su lado.
Donde Chan jamás le soltara.
Llegó a su casa minutos después, entrando con cuidado, y su mamá se asomó al pasillo. Jeongin le sonrió, saludándola, sin embargo, ella le detuvo.
—Vino Hyunjin —le dijo en lenguaje de señas, y Jeongin se detuvo, tratando de que la sonrisa de su rostro no desapareciera—. Creí que iba a ir contigo a casa de Félix.
Mordió su labio inferior, su primer impulso era decirle la verdad a su mamá, porque sabía que mentir era malo, y que no debía hacerlo.
Pero ella no lo entendería. Ella le daría un sermón por haberle mentido en primer lugar, y luego le diría que Chan no era bueno para él. Y Jeongin no quería eso. No quería que la gente se interpusiera, porque él quería estar con Chan.
—Félix y Hyunjin tuvieron una pelea —le explicó a su mamá con cuidado—, entonces Fefi no lo quiere ver por ahora.
Yerim frunció los labios, algo pensativa.
—La próxima vez que salgas, sé más claro —le pidió ella—, no me gusta no saber dónde estás, Jeongin.
Jeongin la abrazó, asintiendo y sonriendo, sabiendo que no podía decirle que no, porque su mamá tenía todos los motivos para estar preocupada. Después de todo, un simple descuido de su papá terminó en un desastre.
Se estremeció cuando un breve recuerdo cruzó su mente.
‹‹—Eres un chico muy bueno, ¿no lo crees? Y te voy a premiar por ser tan bueno. No serás ningún animal, sino un muñequito. Un hermoso muñequito. Eres muy afortunado››.
Hundió su rostro contra el pecho de Yerim, respirando profundamente para calmarse de alguna forma, y dejó que su mamá le abrazara. Dejó que le envolviera en su tranquilizador aroma, buscando calmarse, y se dijo que estaba bien. Estaba a salvo.
Ya no era un muñequito, se repitió, dejó de serlo hace mucho.
Era Jeongin, no un muñequito.
Hyunjin observó su celular por décima vez durante la tarde, ansioso y nervioso por la situación, y trató de no pensar demasiado las cosas, de no darle muchas vueltas al asunto a pesar del miedo.
Queriendo creer que no le había dejado plantado.
Aunque muy probablemente se lo merecía. Changbin no tenía por qué hablarle, no luego de todo lo que hizo, no luego de romperle el corazón. Changbin tenía todo el derecho de rehacer su vida como quisiera, después de todo, puede que él ni siquiera fuera tan importante. Sólo estuvieron unos meses juntos, nada más, y Hyunjin siempre le trató algo mal, porque Changbin era pegajoso y eso le ponía los nervios de punta.
Hyunjin no estaba acostumbrado a las caricias, a los abrazos, a las palabras dulces, porque en su familia nadie le quería. Bueno, Yeji fue una buena hermana hasta que las cosas se torcieron, pero las otras personas...
Sus tíos y tías, primos y primas, sus abuelos, todos, lo consideraban una vergüenza por sus gustos. Por no ser normal. Por ser el bastardo de su padre.
Hyunjin aprendió a manejarlo hasta un punto en que ya casi no le afectaba, por ello, que Changbin se preocupara tanto de él y le hiciera sentir merecedor de tanto amor, se le hacía extraño e incluso incómodo muchas veces.
Pero eso no significaba que le quisiera menos. Hyunjin realmente le quería demasiado.
—Hyunjinnie.
Levantó la vista, chocando con los ojos amables de Changbin, y soltó el aire que estuvo conteniendo.
Sonrió con debilidad, haciéndose a un lado para dejarle espacio en la banca.
—Hola, Changbin hyung —contestó con voz temblorosa.
—Me sorprendió tu mensaje —dijo Changbin, encogiéndose de hombros—, ¿ocurre algo, Hyunjin? La verdad es que quedé en juntarme más tarde con unos amigos, así que...
—Lo siento —barboteó, interrumpiéndolo—, yo sólo... sólo quería pedirte perdón, hyung —su voz se quebró—. Te extraño mucho, Changbin —Changbin permaneció imperturbable ante sus palabras y eso lo puso más ansioso—. Todavía te quiero. Te quiero, Binbin...
Changbin arrugó el ceño, algo confundido
—¿Qué te hizo cambiar de opinión? —preguntó, y no percibió cariño en su voz, sino molestia.
Hyunjin mordió su labio inferior, a punto de llorar
—No soporto a Minhyuk —confesó—, ya no lo aguanto más. No puedo... —jadeó, a punto de llorar—. Él hace que nadie nos moleste, que nadie moleste a Nini y a Fefi, pero me pide cosas a cambio y no... —pensar en todo eso lo estremeció—. Yo sólo te quiero a ti, y esto se siente tan mal...
Comenzó a llorar, importándole poco si la gente lo miraba, si las personas creían que era un imbécil maricón por llorar como un bebé. Él sólo quería que Changbin le abrazara, le sostuviera un instante.
Pero Changbin no lo hizo. Changbin sólo lo miró, sin moverse.
—¿Qué te hizo hacer? —preguntó, y Hyunjin bajó la vista, demasiado avergonzado—. ¿Te acostabas con él?
Lloró con más fuerza, negando con la cabeza.
—No le permití eso —balbuceó en voz baja—, pero otras cosas... —Hyunjin hipó—. Lo siento, Changbinnie, soy asqueroso. Soy un prostituto, soy repulsivo, tú no deberías...
—¿No debería quererte? —preguntó Changbin, interrumpiéndolo con brusquedad—. Claro que no, Hyunjin, no cuando eres sólo un niñito que no sabe recibir ayuda de los demás, eres celoso y te niegas a verte débil ante al resto —Changbin alzó su barbilla—. Pero te quiero, maldita sea, y voy a matar a ese idiota.
Hyunjin limpió sus ojos, su labio temblando, pero la expresión enfurecida de Changbin no cambió, sólo se endureció
—Haré que pague por lo que te hizo —dijo Changbin con voz grave, y Hyunjin se estremeció.
—No —gimió, y abrazó al mayor de forma sorpresiva, hundiendo su rostro en el pecho del chico, oliendo su perfume. Ese perfume que tanto le gustaba—, no, no lo hagas. Lo... lo único que necesito es que me abraces, Binnie...
Changbin soltó un gruñido, enojado todavía, pero le devolvió el abrazo a Hyunjin porque era una de las pocas veces en que el menor parecía tomar la iniciativa. No era como si a Changbin le molestara que Hyunjin fuera algo cerrado con sus sentimientos, era parte de su personalidad, y se acostumbró a ser siempre el que estaba detrás del menor para tener su atención. Pero tampoco iba a desperdiciar esos momentos en los que Hyunjin era quién le buscaba por cariño.
Changbin quería ser capaz de ofrecerle el mundo entero a ese mocoso irrespetuoso que tanto le gustaba
—Dame un beso, Hyunnie —le dijo en voz baja, llamando su atención.
Hyunjin, un día normal se habría negado, habría dicho que no. Sin embargo, en ese instante, sólo quería que Changbin le sostuviera, le besara, le hiciera saber que todavía le quería. Que todavía gustaba de él a pesar de ser un desastre.
El chico le dio un beso pequeño y tímido en los labios, pero para Changbin fue suficiente en ese instante.
—Te protegeré —le murmuró Changbin—, no permitiré que nadie más te haga daño, prince.
Hyunjin cerró sus ojos y se dijo que eso estaba bien. Que Changbin jamás le iba a abandonar ni a hacerle sentir como una basura.
Félix frunció los labios con disgusto mientras su mamá le peinaba el cabello. Jeongin estaba jugueteando con su cámara, sentado en el sofá y ajeno a todo el mundo.
No podía entender muy bien por qué estaba allí sentado, sin ver la televisión, cuando los sábados a esa hora mamá solía poner su telenovela y la veían los dos juntos. Félix la encontraba muy aburrida, pero le gustaba estar al lado de mamá y recostarse contra ella, mientras mamá le acariciaba el cabello con cariño, así que Félix se sentaba al costado de la mujer y permanecía allí hasta que se quedaba dormido.
Pero ahora, ¿por qué su mamá le estaba peinando? No le gustaba eso. No le gustaba estar así.
¡Él quería ver la telenovela con su mamá!
—Te ves muy guapo, cariño —le dijo ella, agarrándolo de las mejillas para darle un apretón—. Tu ardillita va a enamorarse un poco más de ti hoy día.
Félix hizo una mueca con los labios.
—Pero no quiero salir —se quejó—, ya salí la semana pasada y ahora quiero estar contigo, mami, es hora de la telenovela.
Lina le pellizcó la nariz con cariño, aunque por dentro estaba algo preocupada.
—Lixie, ¿qué hablamos ayer con el psicólogo? —le dijo con voz suave.
—Que debo compartir con otros chicos —balbuceó Félix.
—Y Jisung quiere llevarte con él otra vez a sus cosas de chico delincuente, ¿no es así?
—¿Jisung es un delincuente? —preguntó Félix, abriendo más sus ojos.
—Entonces si Jisung te invita, tú...
—Yo voy con él —terminó de decir Félix, cruzándose de brazos en el momento en el que el timbre fue tocado—, ¿somos novios con mi ardillita?
Lina sonrió.
—No sé, podrías preguntarle —ofreció.
Félix asintió, poco convencido, pero se puso de pie cuando su mamá fue a abrir la puerta. Jeongin se enderezó, feliz cuando vio a Chan ingresar al comedor para llevarlos esa noche a D-Town.
Jisung observó a Félix con una mirada embobada.
—Te ves hermoso —le dijo.
Félix parpadeó.
—¿Somos novios, ardillita apestosa? —preguntó Félix de pronto.
—Sí, ¿son novios? —agregó Lina con tranquilidad.
Jisung comenzó a sudar.
Mientras esto ocurría, Jeongin se puso de pie, caminando hacia Chan para darle un abrazo, suspirando cuando los brazos del mayor lo rodearon. Le extrañó mucho a pesar de haberle visto el día anterior.
Chan le revolvió el cabello, sonriendo, y le dio un beso en la frente.
—Félix terminó conmigo —estaba diciendo Jisung.
—Pero es que Jisung me estaba pidiendo besitos y los besitos tiene gérmenes —se quejó Félix.
Jisung se iba a hacer pipí ante la mirada de Lina
—Bueno, ¿vamos? —balbuceó Jisung, mirando a Chan.
—A las una de la mañana aquí —dijo Lina, abrigando a Félix—. ¿Hyunjin no irá con ustedes, chicos?
Jisung miró a Chan, en tanto Jeongin seguía abrazando al mayor. Félix se encogió de hombros
—Hyunjin no tiene pareja, así que se va a sentir mal si va —barboteó Félix.
Lina parecía algo atónita, pero no dijo cosa alguna mientras se despedía de su hijo y sus amigos.
Salieron del departamento, Chan llevando de la mano a Jeongin hacia el auto y tratando de ignorar la mirada de advertencia de Jisung.
Félix observó a la pareja delante de él.
—¿Por qué van de la mano si Bang Chan hyung es el novio de Hwang Yeji? —preguntó, frunciendo el ceño.
Chan observó el rostro confundido de Jeongin al no escuchar la pregunta, y se rascó su nuca. Jisung se aclaró la garganta.
—Porque van a ser novios —le explicó Jisung.
Félix sacudió la cabeza, perplejo.
—¿Y Hyunjin lo sabe?
Jisung rascó su nuca, sin saber qué decir.
Una vez subieron al auto, Chan le escribió a Jeongin la pregunta que hizo Félix, viendo como la expresión de su rostro decaía un poco. Jeongin se volteó hacia Félix, llamando su atención.
Hyunjin no lo sabe. No le vamos a decir, Lixie.
¿Por qué? Yeji es su hermana, ¿no debería saberlo? Le estamos mintiendo y mentir es malo.
Jeongin mordió su labio inferior.
Hyunjin se enojaría y nos gritaría, Lixie.
Félix abrió los ojos con espanto y Jisung lo miró, preocupado, leyendo el mensaje. Al comprenderlo, la mirada de Jisung se tornó molesta.
¿Pero no es para mejor? Si él sabe que a ti te gusta Bang Chan hyung, y él gusta de ti, ¿no es mejor?
Él no lo entendería, Fefi. Por favor, no le digamos nada. Somos amigos, ¿no?
Jeongin nunca se sintió tan manipulador como en ese instante, sin embargo, no iba a dejar que Hyunjin se enterara, no por ahora. Más adelante sí, cuando las cosas se calmaran, pero no podía hacerlo en ese instante.
Está bien, escribió Félix con inseguridad, no le diré nada.
Jeongin le sonrió para tranquilizarlo.
Cuando se bajaron, Jisung detuvo a Chan un instante.
—Vayan a buscar una mesa —le dijo a Félix, que le observó atónito—, J.Don te dejará entrar si le dices que vienes con J.One.
—Pero...
—Vamos, y te compraré un dinosaurio de juguete —animó Jisung.
Félix asintió, tomándole la mano a Jeongin y tirando de él. Los dos los vieron desaparecer por la puerta, y Jisung soltó un bufido.
—Comprendo que quieran mantenerlo a escondidas —gruñó Jisung, fastidiado—, ¿pero involucrar a Félix?
Chan suspiró.
—Tampoco me agrada esto —contestó, decaído.
—Termina con Yeji —insistió Jisung—, no es necesario que ustedes salgan a la luz, pero debes terminar con ella o las cosas van a seguir complicándose.
Chan lo sabía, lo tenía claro desde hace mucho, pero realmente no sabía cómo hacerlo. Cómo pararse frente a ella y decirle que lo suyo acabó.
Pero sabía que debía hacerlo, sobre todo cuando Jeongin y él compartían un breve momento, intercambiando miradas, besos y abrazos. Esos toques se sentían demasiado bien como para cambiarlos por la monotonía que significaba Yeji.
—Lo haré el lunes —prometió para tranquilizarlo.
Jisung asintió, caminando para entrar al club, y J.Don les sonrió al verlos volver.
Encontraron a Félix y Jeongin sentados en una esquina, con bebidas ya servidas, y se sentaron a sus respectivos lados, observando el escenario donde dos chicos estaban compitiendo, animados por Zico.
—¿Vas a competir hoy? —preguntó Félix, mirando a Jisung.
Jisung observó a Félix.
—¿Quieres que lo haga? —le dijo, acariciándole el cabello.
—Sí, me gusta verte rapear —contestó Félix sin vergüenza alguna, porque para él eso era un hecho.
Jisung, por el contrario, sintió timidez de pronto ante sus palabras, sin saber qué responder. Olvidó por un breve instante que Félix era demasiado directo con sus palabras.
Chan y Jeongin, por otro lado, estaban en su propio mundo.
Hyung, ¿vas a rapear igual?
Chan rascó su nuca, sacudiendo su cabeza en una negativa.
He perdido práctica, escribió.
Jeongin sintió su mirada decaer, sin embargo, siguió insistiendo
Me gustaría verte rapear, hyung...
El mayor suspiró, indeciso, viendo a Jisung levantarse junto a Félix.
—Iré al escenario con Lix —dijo como si nada, tomándole la mano al menor.
Chan asintió, dejando que Jeongin se apegara a su lado.
¿Aunque rapee mal?
Jeongin sonrió con resignación.
Tampoco es como si pudiera escucharlo, hyung...
Chan sintió un dolor en su pecho al leer sus palabras, sin saber qué escribir inmediatamente, y se inclinó a darle un beso pequeño en los labios para levantarle el ánimo a Jeongin.
Su primer instinto fue preguntarle si él nació de esa forma, pero una parte suya parecía advertirle no hacerlo, que era mejor mantenerse al margen, porque quizás no le iba a gustar la respuesta. Quizás le rompería el corazón.
Está bien, voy a rapear, hizo una pequeña pausa, poniéndose de pie, iré al baño y regreso, le diré a Jisung que compita contra mí para no pasar vergüenza.
Jeongin sonrió, repentinamente feliz, y asintió por la emoción.
Chan desapareció segundos después entre la multitud, y Jeongin bebió la bebida, jugueteando con su celular.
—¿Tú eres el nuevo novio de Chan?
Jeongin levantó la vista por la sorpresa, mirando a un chico frente a él. No parecía demasiado alto, era más bien bajito y delgado, con una mirada algo aniñada, y ladeó la cabeza por la confusión
‹‹Cuidado, cuidado muñequito. Recuerda: los muñecos no oyen, los muñecos no hablan››, ronroneó una voz en su oído, y se estremeció.
—Hey, te estoy hablando —dijo el desconocido, su mirada llena de disgusto—, ¿eres su novio?
Jeongin agarró la libreta, escribiendo algo veloz, todavía algo aturdido
Disculpa, soy sordomudo. ¿Ocurre algo?
La expresión del chico cambió al leer sus palabras, y Jeongin se molestó al ver lástima en sus ojos. Él no quería lástima, no quería que le miraran como un pobre idiota.
El desconocido escribió algo.
Oh, lo siento. Te pregunté si eres el novio de Chan.
Jeongin frunció el ceño, confundido por la pregunta.
Somos amigos, aclaró algo titubeante, ¿quién eres tú?
El chico escribió algo y luego se inclinó. La lástima se convirtió en molestia e incluso burla.
Soy Jihoon, su exnovio.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro