—Es un perro muy... simpático.

Félix observó al cachorro con desconfianza cuando Hyunjin dejó de hablar. Deokbae estaba sobre la cama de Jeongin, mirando a los dos chicos con expresión juguetona, mientras Jeongin se ponía el disfraz con el que iría a la fiesta.

Hyunjin ​miró de Félix hacia Jeongin, y sonrió con pesar

—¿Qué clase de disfraces estamos usando? —preguntó, sin esperar respuesta.

—¡Waaaaaaaaaah! —balbuceó Félix, levantando sus manos como si fueran garras, abriendo su boca y mostrando unos falsos colmillos—. ¡Soy el conde Drácula, tenme miedo!

Hyunjin ​trató de no reírse porque, honestamente, Félix no daba miedo alguno a pesar de su aspecto amenazador de vampiro. Jeongin, por otro lado...

—¿Qué estás usando? —le preguntó Hyunjin.

Jeongin ​le contempló con inocencia, aunque una sonrisa juguetona bailaba en sus labios.

—Un disfraz —bromeó.

Hyunjin ​soltó un resoplido.

—¿Por qué un cangrejo, In? —insistió Hyunjin.

—¿Sabías que los dientes de los cangrejos se encuentran en su estómago? —farfulló Félix de forma distraída, acercándose lentamente hacia Deokbae.

—¡Los cangrejos son lindos! —dijo Jeongin feliz.

Hyunjin ​no quiso insistir más en el tema y se miró a sí mismo, arrugando el ceño al observar el traje rosado que llevaba y su pelo recién teñido del mismo color. Su mamá casi tuvo un infarto, mientras que Yeji se atragantó con una bebida cuando bromeó que iría disfrazado como Dulce Príncipe. Su madre, una vez se recuperó, le murmuró algo de que si iría así todos hablarían de ellos. Aquellas palabras lo incentivaron para elegir ese disfraz.

Mirar el estilo que cada uno llevaba era para la risa, pero poco le importaba.

Félix se sobresaltó cuando Deokbae se puso de pie repentinamente y le ladró.

—¡Waaaaaah! —trató de asustar Félix.

Deokbae rodó sobre la cama.

—¡Estoy listo! —dijo Jeongin, levantando las manos.

Hyunjin ​tomó la mano de Félix, mientras Jeongin levantaba a Deokbae para llevarlo al primer piso, donde la familia de Jeongin los esperaba.

Jaehyun comenzó a reírse al verlos con aquellos disfraces, Hongseok levantando la cámara que llevaba y Yerim sacudía su cabeza con una sonrisa divertida.

—¡Se ven increíbles! —alabó Hongseok.

Hyunjin ​quería decir algo irónico, pero sabía que si decía que se veían horribles Félix podía tomarlo literal y echarse para atrás. A pesar de haber dicho que quería ir, los últimos días había estado mucho más nervioso y alterado que nunca, rompiéndose la cabeza por el regalo perfecto para Changbin. Por otro lado, la madre de Félix estuvo feliz de que su hijo hubiera sido invitado a una fiesta de cumpleaños, aunque eso no evitó el miedo también de que algo malo pudiera pasar.

Hyunjin ​tuvo que prometerle mil veces que lo iba a cuidar con su vida y que procuraría que nada malo le pasara.

—¡Vengan, posen para nosotros! —dijo Jaehyun, riéndose.

—¡Waaaaaah! —siseó Félix, levantando sus manos mientras Jeongin elevaba sus brazos en posición de cangrejo y Hyunjin se reía, avergonzado totalmente.

El click de la cámara resonó varias veces y Hyunjin decidió que ya habían hecho demasiado el ridículo allí, ahora era momento de hacer el ridículo en público.

—Tío Jaehyun los irá a dejar —dijo Yerim—, se quedará viendo hasta tarde sus novelas para después traerlos de vuelta.

Jaehyun soltó un bufido, tomando las llaves del auto mientras Hongseok se reía con diversión. Se acercó a arreglar el traje de Jeongin, en tanto Félix se inclinaba y extendía su mano para acariciar a Deokbae con una mirada de desconfianza.

Aprovechando el momento, bajó la voz observando a Hyunjin.

—Hyunjinnie, sé que va a ser mucha carga y eres sólo un chiquillo, pero...

—No se preocupe, señora Yang —se apresuró a decir Hyunjin—, protegeré a Jeongin y a Fefi con mi vida. No dejaré que nada malo les pase —miró hacia su mejor amigo, que estaba ayudando a Félix a que tocara a Deokbae sin miedo—. No lo perderé de vista y la llamaré inmediatamente si ocurre algo, se lo juro.

Yerim le miró unos instantes, indecisa, antes de asentir, aunque sin perder esa mirada de preocupación. Trató de lucir mejor cuando se despidió de su hijo con un abrazo y de Félix revolviéndole el cabello. Pronto, los tres amigos estaban en el auto de Hongseok, que se lo prestó a Jaehyun para esa ocasión.

—¿Le gustará el regalo a Changbin? —preguntó Félix con algo de preocupación, mirando la bonita bolsa que llevaba.

—Estoy seguro de que sí, Fefi —le dijo Hyunjin mirando su propio regalo, sintiendo su estómago apretado porque no se creía preparado para volver a estar cerca de Changbin.

Jeongin ​llamó su atención.

—¿Sabes si habrá más personas conocidas? —preguntó, curioso.

Hyunjin ​se encogió de hombros.

—Creo que estará Sujin —dijo.

Jeongin ​hizo un gesto extraño con sus labios que no pudo entender bien, como una mueca mezclada con un puchero.

Minutos después Jaehyun se estacionó fuera de la casa de Changbin, que ya retumbaba con música y pocos adolescentes estaban fuera. Hyunjin sintió su expresión caer porque había más gente de la que previó en primer lugar (pero no le sorprendía mucho tampoco porque Changbin era alguien demasiado popular y sociable, dios, era líder del club de baile del colegio y estaba en otra academia de danza contemporánea), y quería irse a su casa a ocultarse.

—A las dos de la mañana los llamaré para preguntarles si quieren que venga a buscarlos —dijo , mientras se quitaban el cinturón—, aunque si desean que venga antes, sólo deben avisarme.

—¡Nos vemos, tío Jaehyun! —se despidió Jeongin, sonriendo.

—Nos vemos tío de Jeongin —dijo Félix, saliendo detrás de Jeongin.

—Adiós, señor Yang, gracias por traernos —suspiró Hyunjin, antes de cerrar la puerta.

Hyunjin ​tomó las manos de sus dos amigos, importándole poco llamar la atención del resto de las personas, y caminó hacia la puerta entreabierta de la casa. Sabía que si estaba así era para dar libre acceso a cualquiera, sin embargo, tocó el timbre con una expresión de disgusto.

Disgusto que cambió a sorpresa cuando vio a Changbin apareciendo, vistiendo...

¡Eso tenía que ser una jodida broma!

Changbin parpadeó también, atónito, pero Hyunjin se volteó hacia Jeongin con furia.

—¡Le dijiste! —acusó, sobresaltando al chico.

Jeongin ​arrugó el ceño, confundido.

—¡No le dije nada! —se defendió el chico.

—¡¿Fefi?!

—¿Decir qué?

—No, nadie me dijo de qué vendrías disfrazado, Hyunjin —le interrumpió Changbin con una sonrisa divertida—, es sólo una tonta coincidencia.

Miró su traje del Dulce Príncipe, para después observar a Changbin disfrazado de Marshall, el vampiro de Hora de Aventura. Dios, los dos habían ido a juego sin hablarlo previamente.

—Venga, pasen —dijo Changbin con un tono de burla en su voz, haciéndose a un lado—, sabes dónde está todo, Hyunjinnie.

El chico fulminó con la mirada a su exnovio, gruñendo por lo bajo mientras entraba al interior de aquella casa que conocía tan bien.

—Feliz cumpleaños, Seo Changbin —dijo Félix, levantando la bolsa de regalo.

Changbin se rio y lo recibió, encantado.

—Gracias, Félix.

—¡Feliz cumpleaños, Binbin! —dijo Jeongin, entregándole también su presente.

—Oh, pero no era necesario...

Hyunjin ​sintió sus labios temblar.

—Feliz cumpleaños, Binnie —murmuró ofreciéndole su bolsita.

Changbin le observó unos instantes, recibiéndolo, y humedeció sus labios.

—Gracias, Hyunnie —contestó, antes de aclararse la garganta—. ¿Por qué no pasan? Voy a dejar esto a mi cuarto y vuelvo con ustedes.

Antes de que sus amigos pudieran decir algo, Hyunjin los arrastró hacia el comedor que ya estaba atiborrado de gente, la música resonando en el lugar, las personas riéndose y bromeando, todos con variados disfraces. Estimando que el ruido era demasiado y que podía alterar un poco a Félix, los llevó por entremedio de la multitud hacia el patio, que también estaba con mucha gente, pero algo más libre.

Aunque no esperaba encontrarse con varios de sus compañeros, y tragó saliva cuando ojos maliciosos se posaron en ellos.

Bueno, tal vez sería una larga noche.

—¡La ganadora es MoonStar! ¡Ese si fue un buen rap, chica! —J.Don tomó la mano de la chica, levantándola mientras la multitud vitoreaba con emoción y la otra competidora hacia una mueca por el disgusto. Jisung silbó con algo de diversión al ver la expresión de rabia de Soa, volteándose a ver a Chan.

—La improvisación no es el fuerte de Soa —dijo Chan, bebiendo de su cerveza—, ¿qué esperaba?

—¿Algo de suerte? —aventuró Jisung, sonriendo cuando J.Don hizo callar a todo el mundo.

—¿Los chicos vienen ahora? —preguntó—. ¿Loco, qué dices tú?

—¡Sólo si hay un competidor que valga la pena! —gritó Loco, riéndose.

—¡Chico duro! —se burló J.Don—. Veamos... ¡¿qué tal tú, CB97?!

Miró hacia la multitud, observando a J.Don interpelándolo directamente, y soltó un resoplido de negación.

—He perdido la práctica —se excusó—, pero J.One está en buenas condiciones.

Jisung ​lo fulminó con la mirada.

—¡J.One! ¡J.One! —vitorearon las personas animándolo.

—Te mataré —murmuró Jisung, poniéndose la capucha sobre su cabello, entrando al círculo de personas. Chan sonrió al verlo desenvolverse con tanta facilidad porque, a fin de cuenta, el rap siempre animaba un montón a su amigo.

Así como también lo animaba a él un montón.

Bebió un poco de su cerveza, liberando algo de tensión escuchando las improvisaciones en la batalla de rap. Le gustaba ver a Jisung tan concentrado en el escenario, y no pudo evitar pensar en lo feliz que se vería él en ese lugar. En ese lugar.

Pero llevaba mucho tiempo sin practicar algo de rap y no quería dar vergüenza. No quería decepcionarse de sí mismo por haber tomado decisiones que lo hacían infeliz.

Antes, era uno de los mejores allí rapeando. No quería sonar egocéntrico ni petulante, pero se sentía orgulloso de ser reconocido entre sus iguales y que lo corearan cuando era su turno de competir. Sin embargo, estaba seguro de que ahora ninguno de allí iba a reconocerlo si abría la boca para rapear.

Él mismo no se reconocía a veces.

—¡Esto está que arde! —gritó J.Don, entre risas y gritos de más personas—. ¡¿Un empate?! ¡¿Qué dicen?!

—¡Chúpame el pene, Loco! —gritó Jisung, levantando su dedo corazón.

Jisung ​salió corriendo de allí antes de que Loco se lanzara a golpearlo.

La sonrisa de Chan se llenó de diversión.

—¡Bueno, ¿quién desea competir ahora?! —gritó J.Don, llamando la atención—. ¡¿Eh?! Vamos, S.Coups, ¡quién será tu contrincante!

Un chico alto, delgado y con cabello negro se abrió paso entre la multitud, sonriendo, pero eso no fue lo que desconcertó a Chan.

Fue ver que ese chico no iba sólo, sino que llevaba a alguien de la mano.

A Jihoon.

Su estómago se volteó al ver a Jihoon allí, caminando mientras se aferraba a la mano del rapero, mirándolo como si... como si...

Chan quiso vomitar de pronto.

—Oye, Chan, ¿ocurre algo? —preguntó Jisung, apareciendo.

No contestó, observando a S.Coups entrar al centro del escenario, girándose y dándole un beso a Jihoon en los labios. Jihoon le sonrió de forma adorable, respondiéndole el beso, y Chan recordó por un instante la última vez que lo vio.

Jihoon había estado llorando sin control alguno cuando Chan dijo que sólo fue un experimento, un instante de diversión, nada más.

—¿A quién quieres desafiar? —preguntó J.Don.

S.Coups humedeció sus labios.

—A CB97 —dijo S.Coups con voz grave, mirándolo directamente, y Chan estaba seguro de que escupiría todo el contenido de su estómago cuando Jihoon también lo miró.

Necesitaba huir de allí, escapar de ese lugar como venía haciendo los últimos dos años.

—Chan...

No escuchaba a Jisung hablar mientras se ponía de pie, sintiendo su garganta apretada, el aire faltando a su alrededor. No dejaba de observar los ojos helados de Jihoon, mirándole con duro rencor y desprecio.

—¡Venga, CB97, es tu momento! —gritó J.Don, haciendo que la gente comenzara a animar.

Pero Chan iba a vomitar.

Jisung ​lo tomó del brazo, sin observarlo y siguiendo la línea de su mirada. Pareció comprender un poco lo que estaba ocurriendo.

—Mi amigo no se siente bien —dijo Jisung por sobre el bullicio de las personas—, será para la próxima.

Empezaron a abuchear, pero a Chan no podía importarle menos mientras Jisung lo sacaba del cerrado lugar. Salieron al frío aire nocturno, incapaz todavía de decir algo por lo que acababa de pasar. Por haber visto otra vez a Jihoon.

A Jihoon, tan pequeño, adorable y suave. A Jihoon, de la mano de otro chico que no sentía vergüenza de estar con él y que parecía suficiente para el muchacho.

A Jihoon, la única persona que realmente había amado.

Jisung ​sacó un cigarrillo, encendiéndolo y dándole una calada antes de ofrecérselo. Chan no dudó en agarrarlo.

A Yeji no le gustaba que fumara, pero al diablo, ella no estaba allí.

—Jihoon fue tu novio —dijo Jisung en medio del silencio.

Chan no respondió.

Su mejor amigo suspiró, observándolo de reojo.

—¿Te animas para algo más o prefieres devolverte a casa?

Chan mordió su labio inferior. Una parte suya quería estar en su cuarto, acostarse y fingir que lo ocurrido esa noche no había pasado realmente, así como solía fingir frente al resto que era feliz.

Pero otra parte exigía distraerse, tratar de relajarse un poco.

—¿Qué quieres hacer? —dijo con voz ronca.

Jisung ​miró la hora.

—Félix me contó ayer que fue invitado al cumpleaños de Seo Changbin, y bueno, ¿qué tal si nos colamos? —se animó Jisung.

—¿Por qué Félix te contó eso? —preguntó Chan.

Jisung ​se encogió de hombros.

—Porque lo invité a venir acá, pero me rechazó por ese tonto cumpleaños —refunfuñó Jisung.

Chan se sintió tentado de burlarse de su amigo, aunque honestamente no se sentía demasiado bien. Todavía estaba algo mareado, con el estómago revuelto, y quería estar lejos de allí.

Y pensó entonces que, si Félix estaba allí, Hyunjin también estaría. Y si Hyunjin fue... Jeongin quizás...

—Vamos —fue lo único que dijo.

—Quiero bailar —dijo Félix.

Hyunjin ​observó a su amigo, que estaba mirando el salón donde la gente bailaba al ritmo de la música, y notó sus ojos ansiosos y pendientes de lo que estaba ocurriendo.

Quería negarse, pero se dijo que debía disfrutar esa fiesta a pesar de que hubiera gente que le desagradara, y asintió.

—Bueno —aceptó girándose hacia Jeongin—. ¿Quieres bailar?

Antes de que Jeongin pudiera responderle fueron interrumpidos por un grito de emoción, y Hyunjin no necesitó girarse para saber que era Sujin.

—¡Chicos! —saludó sonriendo—. ¡Vinieron!

Hyunjin ​le pellizcó la mejilla, arrancándole un quejido.

—Obligado —contestó Hyunjin, viendo el disfraz de Sujin: estaba vestida de hada—. Te ves muy bonita, Sujin.

La chica se ruborizó, riéndose.

—Ustedes se ven geniales también —contestó Sujin.

—Quiero bailar, Hwang Hyunjin —insistió Félix, tomándole el brazo.

El aludido suspiró, sabiendo que a Félix no le gustaba que le ignoraran demasiado tiempo.

—¿Por qué no van a bailar ustedes? —preguntó Sujin—. ¡Yo puedo bailar con Nini! —la muchacha miró al chico—. ¡Estás bonito hoy, Nini! ¿Bailamos?

Jeongin sonrió con emoción, tomando la mano que Sujin le ofrecía, y Hyunjin quiso negarse al inicio. Sin embargo, se dijo que debía confiar en la chica y que Jeongin estaría en buenas manos, por lo que terminó asintiendo con una sonrisa algo débil, antes de girarse para guiar a Félix a la pista de baile.

Al inicio, Félix parecía moverse de forma tiesa, sin saber muy bien qué hacer en medio de tanta gente que le estaba tocando y rozando la ropa. Luego de varios minutos, al ver la sonrisa relajada de Hyunjin, pareció reaccionar un poco mejor y empezó a moverse ahora con más ritmo, algo relajado y contento.

—¿Te gusta mucho bailar, Fefi? —preguntó Hyunjin, por sobre el ruido de la música.

—¡Mucho! —gritó Félix con una pequeña sonrisa en sus labios—. ¡Mamá dice que me ayuda a mejorar mis habilidades motoras y a no ser tan torpe! —dio una vuelta, feliz—. ¿Crees que ya no soy tan torpe?

Le sonrió, sacudiendo su cabeza.

—¡Eres increíble, Félix! —apoyó.

Los ojos de su amigo brillaron con emoción.

—¿De verdad lo crees?

Hyunjin se rio con cariño, alegre de ver a Félix fuera de su zona de confort, tratando de desenvolverse como cualquier otro chico con ellos y forzándose a estar rodeado de personas, aunque le pusiera un poco incómodo y ansioso.

Mientras, Sujin estaba guiando a Jeongin en los pasos de baile, el chico luciendo algo perdido y desorientado porque alegaba que no podía saber el ritmo de la canción. Sujin se limitaba a reírse y regañarlo, tomándole las manos, tirando de él para hacer que se moviera, y Jeongin se forzaba a seguirle los pasos.

—Oppa, eres tan guapo incluso con ese disfraz —dijo Sujin sonriéndole.

Jeongin ​la miró con confusión.

—¿Qué cosa dijiste? —preguntó Jeongin, inclinándose un poco.

—¡Que es un chico fantástico! —dijo Sujin con las mejillas algo coloradas por la repentina cercanía del muchacho.

Jeongin ​le sonrió con diversión, tirando de la chica para que diera una vuelta entre sus brazos.

Hyunjin comenzó a balancearse con Félix entre sus brazos, riéndose por los movimientos tontos que estaba haciendo a esas alturas. Pensó que esas cosas no estaban tan mal, que su amigo estaba bien, estaba contento, y tal vez no era necesario que viviera tan preocupado por lo que podría ocurrir, que–

Alcanzó a sostener a Fefi cuando alguien lo empujó.

Fulminó con la mirada al chico que había actuado de esa forma tan horrible, que sólo le sonrió con burla e incluso algo de asco.

—¿Por qué no se van, par de enfermos? —gruñó Hyunjin con expresión petulante.

—Hey, ¿qué está pasando?

Hyunjin miró a Changbin, que apareció con una expresión de seriedad, y enderezó a Félix. Su amigo lucía ahora sin ganas de bailar.

—¿Por qué los invitaste? —se quejó Dongwoon—. ¡Arruinan la fiesta!

La expresión de Changbin se endureció mientras Hyunjin bufaba, rodando los ojos.

—Es mi fiesta, Dong —contestó Changbin—, si no te parece, puedes irte.

—¡Dios, privilegiando a unos raros que a tus amigos...!

—Le vuelves a decir raros y prometo partirte la boca, imbécil.

Todos se giraron para ver a un aparecido Jisung, que estaba con una expresión enfurecida mirando a Dongwoon y siendo sostenido por Chan.

Changbin ​le dijo algo a Dongwoon, que soltó un ruido de desprecio y se marchó de allí. El cumpleañero miró a los recién llegados con las cejas fruncidas.

—No recuerdo haberlos invitado —dijo Changbin, curioso.

Jisung ​se cruzó de brazos

—No pueden quedarse —dijo Félix de pronto, los chicos mirándolo—. No tienen un disfraz. ¿Por qué no tienen un disfraz? Es una fiesta de disfraces.

Las comisuras de los labios de Jisung se estiraron un poco, conteniendo una risa de diversión, mientras Chan miraba hacia Hyunjin.

—¿Y Jeongin? —preguntó algo preocupado.

—Está bailando con Sujin —dijo Hyunjin con los labios arrugados.

Changbin ​suspiró.

—Bueno, pueden quedarse —aceptó—, pero nada de peleas. En especial tú, Jisung.

—No prometo nada —replicó Jisung—. Voy al baño y regreso, Sunshine.

—Bueno, ardilla apestosa —Félix frunció su nariz—. Muy apestoso. Hueles a cigarro.

Jisung ​hizo un gesto con su mano, despreocupado.

—Fue Chan, él fumó y me pegó su aroma —dijo antes de marcharse de allí, ignorando la fulminante mirada de su mejor amigo.

Hyunjin ​miró a Chan unos segundos, notando entonces que se le veía algo distraído y decaído, y sintió ganas de preguntarle qué ocurría con él. A pesar de que estuviera saliendo con su media hermana y no se llevaran demasiado bien, eso no significaba que lo despreciara. Chan siempre lucía algo incómodo y apagado cuando estaba en su casa, mientras que en el colegio se veía torpe e incluso exasperado, siempre a la vanguardia por quien sabe qué motivos.

Además, de alguna forma, Chan últimamente siempre parecía preocuparse de que los chicos en el colegio no lo golpearan.

—¿Ocurre algo, Chan hyung? —preguntó Hyunjin por sobre el ruido de la música.

Chan dejó de observar a las personas, parpadeando mientras contemplaba el rostro de Hyunjin. Lo escuchó suspirar.

—No es nada —contestó de forma educada—. Si Jisung pregunta por mí, ¿puedes decirle que estoy afuera? —Hyunjin asintió—. Nos vemos por ahí entonces, Hyunjin.

Antes de poder decir algo, Chan se marchó tan rápido como apareció.

Hyunjin lo observó hasta que no le vio más, un poco indeciso sobre seguirlo o no, pero descartándolo finalmente cuando Félix le dio un tirón a su brazo.

—Quiero seguir bailando —dijo el chico con los labios arrugados.

Si era honesto, Hyunjin quería regresar a casa.

Pero no quería arruinarle la fiesta a Félix y Jeongin. Su mejor amigo seguía bailando con Sujin, en tanto Félix se animó otra vez a volver a la pista de baile a pesar de lo recién ocurrido, y no eran tan mal amigo como para decir que no.

E iban a ser recién las doce de la noche, podía aguantar un poquito más, aunque tuviera que ver a Changbin bailando con Seulgi, riéndose e ignorándolo.

Pero se lo merecía.

Asintió, tomándole la mano a Félix y forzándose a sonreírle mientras volvían a bailar, al menos hasta que fueron interrumpidos.

Y, oh dios...

—¿Hyung? —farfulló Hyunjin, incrédulo.

—Ahora estoy disfrazado —dijo Jisung como si nada.

—¿Eres un rollo de papel higiénico gigante? —preguntó Félix con curiosidad.

Jisung ​le miró, ofendido

—¡Soy una momia! —respondió Jisung, mal envuelto en el rollo de papel, con tiras cayéndose a sus lados.

—Oh —Félix parpadeó—, pero no das miedo. Tienes que dar miedo.

Jisung ​bufó, arrugando el ceño.

—Tú tampoco das miedo —replicó.

Félix ​sacudió su cabeza.

—Sí doy —dijo—. ¡Waaaaaaah! —chilló, elevando sus manos y mostrando sus dientes.

El mayor observó a Hyunjin unos segundos, antes de girarse a mirar a Félix otra vez.

—Hazlo de nuevo, no estaba prestando atención —dijo seriamente.

—¡Waaaaaaaaaah! —repitió Félix, saltando.

Jisung ​rascó su nuca

—Otra vez, por favor.

—¡Waaaa–!

—Jisung —le interrumpió Hyunjin a Jisung con exasperación—. ¿Quieres algo? se fue al patio.

—No quiero a Chan —soltó Jisung—, quiero bailar con Sunshine. Vamos.

Y ante su atónita mirada, Hyunjin observó cómo Jisung tomaba la mano de Félix y tiraba de él, llevándolo a la pista de baile y dejándolo solo.

¿Qué demonios acababa de ocurrir?

Hyunjin refunfuñó en voz baja, sabiendo que no iría a interrumpir a Félix porque, honestamente, el chico se veía algo cómodo bailando con Jisung (aunque Jisung bailaba como un abuelito, pero eso era lo de menos), y tampoco iría a molestar a Jeongin porque lo quisiera o no, los dos chicos tenían que desenvolverse con otras personas sin su ayuda.

Pero eso no evitaba que se pusiera algo triste (y culpable también), porque se sentía un poco bien que sus amigos dependieran de él. Que no fuera desechable.

Era la peor persona en el mundo.

Se volteó, pero se quedó quieto antes de chocar con Changbin.

Changbin le contempló con una ceja enarcada, y Hyunjin no pudo evitar admirar lo bonito que se veía en el disfraz de Marshall, con la camisa a cuadros, su frente descubierta y los jeans. Hyunjin recordaba haberle dicho a Changbin varias veces que Dulce Príncipe y Marshall deberían estar juntos por siempre porque se complementaban, golpeando seguidamente a Changbin ya que Changbin estaba más concentrado en pellizcar su cintura y hacerle cosquillas.

gbin le sonrió, tendiéndole la mano.

—Ven aquí, Hyunjinnie —le dijo con cariño.

Hyunjin lo abrazó.

Chan dejó salir el aire mientras terminaba de beber la cerveza que había sacado de la cocina, tratando de olvidar la mirada de Jihoon sobre él horas atrás. Tratando de ignorar la sensación de vértigo, desprecio y dolor que estaba sintiendo en ese instante, porque sabía que no le haría bien.

Sabía que no debía sentir lástima por sí mismo cuando él rompió con Jihoon, cuando Jihoon fue el que nunca tuvo explicación alguna y quien salió más herido por sus propias decisiones.

Pero eso no hacía las cosas más fáciles tampoco.

Recordó a Jihoon a su lado en el club, riéndose en voz baja mientras escuchaban a unos chicos en una batalla de rap, ocultos en una esquina y compartiendo unos torpes besos tímidos. Chan estaba jugueteando con una paleta en un envoltorio, acariciando el cabello de su novio, y de pronto Jihoon le quitó la paleta con una sonrisa enorme.

Él había fruncido el entrecejo.

—Si no me devuelves la paleta, voy a darte un golpe —le dijo juguetón, observándolo abrir el envoltorio.

Jihoon se detuvo, mirándolo con ojos de cachorrito.

—Eres un chico muy malo, Chan.

Sonrió inevitablemente, revolviéndole el pelo.

—Eres tan bajito, Jihoon... —comentó, ignorando ahora la paleta.

Jihoon le golpeó su mano, ofendido.

—¡No me hables informalmente, Chan!

Y eso era lo más gracioso: que Jihoon fuera un año mayor que Chan, pero fuera menor de porte.

Le sonrió, divertido.

—Eres tan pequeño, hyung... —corrigió, algo burlón.

Su novio le pegó en el costado, enfurecido.

—¿Te estás burlando de mí? —barboteó Jihoon poniéndose de pie, sus manos sosteniendo la paleta—. ¡Ser alto no lo es todo!

Chan sacudió la cabeza, sin dejar de sonreír.

—Ser alto es todo para mí —comentó.

—¡Está bien! —refunfuñó Jihoon—. ¡Haz lo que quieras, entonces! —y antes de poder decirle algo más, Jihoon llevó la paleta a sus labios.

Pero el caramelo terminó siendo compartido por los dos después cuando Chan comenzó a besarlo entre risas.

Dios, no. Eso estaba mal. No podía seguir recordando esas cosas porque eran parte del pasado, y no había forma de que volvieran otra vez. No cuando él estaba saliendo con Yeji. No cuando quería hacer que sus padres se sintieran orgullosos otra vez. No cuando Jihoon estaba saliendo con otra persona.

Dio un trago más a la lata de cerveza, ignorando el ruido de la música, las risas de las personas en el patio, observando la noche despejada, las pocas estrellas brillando en el cielo, y pensando qué tan fácil sería abandonar todo y simplemente desaparecer. Irse lejos de allí. Dejar de fingir ser ese chico perfecto que no tenía errores.

Alguien le tocó el hombro y giró su cabeza. Enfocó sus ojos en la tímida mirada de Jeongin, parpadeando al notar su disfraz.

Un... un cangrejo.

A Chan le gustaban mucho los cangrejos.

¿Qué?

Tomó la libreta que Jeongin le tendía, cohibido.

¿Ocurre algo, hyung?

¿Quiere un poco de compañía?

Quiso negarse. Quería decirle que volviera adentro, a bailar con Sujin, que fingiera no haberlo visto.

Pero terminó haciéndose a un lado, dándole un espacio para que se sentara, y Jeongin no tardó en obedecer.

No es nada, In.

¿La estás pasando bien?

Jeongin ​leyó la respuesta antes de poner una expresión pensativa

Es mi primera fiesta de cumpleaños con otras personas, no tengo nada con qué compararla, pero está bien.

El chico pareció un poco indeciso antes de añadir:

En realidad, quise venir para que Hyunjinnie pudiera hablar con Changbin, y que Fefi se divirtiera un poco. ¿Hice bien?

Chan se quedó observando unos segundos la respuesta, sin saber qué responder al inicio. Terminó por sonreír con un poco de dulzura, sacudiendo su cabeza en una negativa amable.

No puedes ayudar a todo el mundo siempre, Nini. A veces tienes que dejar que se den cuenta solos de sus errores.

Observó como la expresión de Jeongin pareció decaer un poco, sus labios frunciéndose en un puchero infantil y apoyando su mentón en sus piernas. Chan le pellizcó la mejilla, llamando su atención otra vez.

¿Por qué no vuelves adentro? Estoy seguro de que Sujin querrá seguir bailando contigo. Hace frío aquí afuera y puedes resfriarte.

Jeongin ​se balanceó un instante en su lugar, mordiendo la piel de su uña con rostro indeciso

Prefiero quedarme con usted, hyung, si no le molesta.

El mayor quería preguntarle entonces si a Jeongin le gustaba su hermana. Si veía a Sujin con otros ojos que no fueran amistosos.

Pero no quería saber la respuesta, y eso lo mareaba un poco, lo confundía demasiado, le hacía perder el control que tanto trataba de mantener.

¿Por qué un disfraz de cangrejo?

Preguntó en cambio, rascando su oreja y pensando en lo bonito que se veía Jeongin con ese tonto disfraz de crustáceo. El chico le miraba con tanta inocencia que, por un instante, olvidó lo que estaba ocurriendo a su alrededor y sólo podía observarlo a aquellos enormes ojos, tan juguetones y dulces.

Tan comprensivos, tan amables, que quería derretirse en ellos, dejar que lo tragaran por completo.

¡Los cangrejos son lindos! Son tan fuertes también... Tienen un tamaño pequeño, pero un caparazón que les protege muy bien. Me gustaría ser un cangrejito.

Chan se rio con suavidad al leer la última frase, algo encantado por la forma que Jeongin tenía para expresarse y pensando fugazmente que parecía un niño de diez años.

Trató de mantener su expresión tranquila cuando recordó entonces que aquel chico a su lado había estado desaparecido por siete años, que fue educado en casa, que quizás aprendió tarde algunas cosas y como... hablar con el resto.

¿Cómo sería la voz de Jeongin?

Los cangrejos también me gustan mucho, Nini. Te ves muy bonito y adorable. Es el mejor disfraz que he visto en la noche.

Se sintió satisfecho al notar los ojos de Jeongin brillar por la emoción y, más aún, cuando el chico le dio un abrazo repentino, sonriendo de forma cuadrada, contento y feliz. Tan feliz que pareció olvidarse por varios minutos de lo que había ocurrido horas atrás. De que Jihoon estaba con otra persona. De que a Jeongin parecía gustarle su hermana menor.

¡Usted también es muy bonito, hyung! Es el chico más guapo de la fiesta.

Sacudió su cabeza en una negativa al leer la respuesta, sabiendo que era una vil mentira porque Chan no era guapo. No era lindo. Su rostro no tenía facciones finas como la mayoría de los chicos de clase, su sonrisa era horrible y su piel demasiado morena dentro de Corea.

Chan sabía que no era bonito, pero no le acomplejaba demasiado el no serlo, porque sabía que, si se perseguía por aquello, entonces quedaría estancado en un pozo de autocompasión.

No digas esas cosas, Nini, no soy hermoso como tú.

Jeongin ​frunció el ceño al leer sus palabras, y antes de darse cuenta, el menor le estaba golpeando el brazo con la libreta, molesto y ofendido por lo que había dicho. Escrito. Lo que sea

—¡Oye, oye! —se quejó Chan sorprendido—. ¡No seas violento, Jeongin!

El menor le sacó la lengua, girándose y dándole la espalda, cruzándose de brazos con expresión enfurruñada. Le ignoró por varios segundos, hasta que Chan picoteó su costado. Jeongin le dio un manotazo, sin observarlo, por lo que el mayor no lo pensó dos veces y lo abrazó por la espalda, apoyando su mentón en el hombro del chico.

—Deja de ser tan adorable —le dijo, llamando su atención y quitándole el cuadernito para escribir:

No te enojes conmigo, por favor.

Jeongin ​rodó los ojos al leer su petición, contestándole con la mirada tímida y mejillas coloradas.

Jamás podría enojarme con usted, hyung.

Chan sonrió, apretándolo brevemente contra su costado y sintiendo entonces que al lado de Jeongin las cosas parecían ir muy, muy bien. Eso le gustaba un montón.

Demasiado, para su propio gusto, pero ya lo arreglaría después.

Por ahora, sólo se preocuparía de disfrutar ese breve instante de paz.