Capítulo 4
Camille simplemente miraba la vista fuera, sus pensamientos no habían cesado, necesitaba saber que Alex estaba bien, pero le era difícil alejarse de la mesa sin que los hombres frente a ella fueran a preguntar, respiró hondo para cuando el mesero se acercó con el vino, le dio a catar a Erick y este con un asentimiento permitió que llenaran las copas de los cuatro y dejara la botella en la hielera.
Gabriel había notado que ella estaba lejana, como perdida en sus propios pensamientos, como si tuviera algo mejor que hacer en ese momento. No perdía detalle de ella y como su amigo parecía ahora más interesado en la rubia que a quien había invitado en la cita, Mariana, aunque ahora también se sentía en la misma posición, estaba interesado en la pelinegra y sus gustos por lo extremo.
-Podemos hacer alguna salida a escalar, si te apetece, quizás algún pico cercano que no hayas escalado aún.
-Eso suena realmente bien... -Mariana sonrió a Gabriel, realmente agradecida por que él le diera importancia en la cena.
Después de leer la carta cada quien eligió su comida, Camille estaba acostumbrada a comer poco y luego de haber visto los precios, se decantó por una ensalada césar. Mariana encontró que podía ser un poco pretencioso el salir con esos chicos, todo tenía precios muy elevados como para que fuera una primera cita.
-Pueden pedir lo que quieran, no hay ningún problema, no se preocupen por ello -Erick había notado la incomodidad de las chicas y sólo sonrió. Era refrescante salir con alguien que no quería solo cosas caras, sino que en realidad se interesaba en más.
Camille negó, tampoco era como que algo de la carta se le antojara, la ensalada estaría bien, aunque pensaba en llevarle algo a Alex después de la cena, se sentía realmente mal cuando ella disfrutaba una cena fuera de casa y su hermanito estaba en casa comiendo a duras penas lo que ella podía pagar, no vivía de Mariana, siempre separaba la comida que ella compraba de la de su amiga, para no abusarse.
-Con esto estoy bien, no se preocupe...
-Comemos poco, la verdad -Mariana intentaba ser más educada, aunque Erick seguía más que pendiente de Camille, sonrió y volvió hacia Gabriel con su conversación de escaladas.
El camarero volvió pidiendo la orden de cada uno y luego se fue para traer los platillos, la luz de la luna estaba entrando por el solar y el tono rubio de Camille se veía más blanco, eso le parecía interesante a Erick, sin poderse controlar estiró una mano para acariciarlo y Camille se alejó de inmediato, una mirada asesina en sus ojos, lo fulminó y alejó la silla de la mesa.
-Lo siento, no era mi intención asustarte.
-No me asusta, odio el contacto físico. -Y cómo no odiarlo cuando tu padre había sido el culpable de eso, cuando cada toque había tenido un significado que nadie debería sentir en su vida. Respiró hondo y negó con fuerza ante la visión de su pregunta-. Una larga historia que no merece saber y que no le contaré, puede ahorrarse la pregunta y su atención en mí, su cita es con Mariana, no conmigo...
Erick esbozó una sonrisa, esta chica le estaba gustando cada vez más, su misterio, su fuerza todo en ella lo estaba volviendo loco, miró hacia Mariana y cómo hablaba con Gabriel.
-Creo que ha encontrado a alguien más adecuado para ella, por otro lado... me estás volviendo loco con tus misterios, ¿no vas a compartir uno conmigo, princesa?
-Deja de llamarme así... -Camille rodó los ojos y gruñó-, no, no te mereces saber nada de mí, después de todo no vas a volver a tener la oportunidad de hablar conmigo.
La comida fue puesta en ese mismo momento en frente de todos y ella agradeció la interrupción, dando el primer bocado una llamada la sorprendió, contesto de inmediato.
-Sra Morrinson... ¿pasó algo? -Al escuchar la respuesta su rostro perdió el color y se levantó rápidamente-. Voy para allá.
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