Mundo de algodón
Hoy he decidido salir con mis amigos, la verdad es que no lo estoy pasando extremadamente bien, pero se supone que salir me vendrá bien. Somos un montón de gente, todos hablan al mismo tiempo y no soy capaz de meterme en ninguna conversación. De repente un cosquilleo me recorre el cuerpo y con él, una extraña sensación de lejanía, de que en realidad puede que ellos estén conmigo pero yo no estoy con ellos, yo no pertenezco a este mundo.
Mis pies empiezan a andar lentos y torpes, como si yo no los controlara, ando sobre un mundo de algodón. Escucho voces, pero muy lejos de mí, como en otro mundo, como si mi mente no estuviera en el mismo lugar que mi cuerpo. Estoy al final del grupo, veo como mis amigos cada vez andan más deprisa ¿o soy yo quien anda más lento? poco a poco me voy separando de mis amigos y como somos muchos, parece que no se dan cuenta.
Los veo alejarse entre grandes edificios grises y viejos, caminan hacia delante, ya estoy demasiado lejos. No se que hacer, o más bien no me importa, giro a la derecha, siento como mis pies se mueven solos, nada me preocupa. Observo a mí alrededor que nada me parece real, veo un mundo que no es el mío.
No siento nada, no siento mis pies sobre el suelo, siento que vuelo muy lejos de este mundo. Estoy muy ocupado perdido entre los alrededores, examino todo cuidadosamente fijándome en cada detalle, intentando convencerme de que es real, pero sé que no lo es ¿o quizás él que no es real soy yo? Cuando mis pies paran, me encuentro en la rivera de un río, entre árboles y arbustos, me siento en el tronco de un árbol caído, veo como el agua corre guiada por el viento, lo intento pero no siento nada y me pierdo entre dos mundos, la verdad es que no tengo claro cuál es el real, pero no me importa, no me importa nada.
Lentamente escucho un tren, parece que está lejos pero he visto antes una vía de tren y no se exactamente donde ni si está muy lejos pero me giro para intentar contemplarlo. Lo veo bastante cerca de mi, cuento seis árboles desde ahí hasta donde me encuentro, puede que sean los árboles más grandes o más pequeños del mundo. No lo sé, no siento nada.
No pienso, no puedo pensar nada, porque no estoy aquí, porque no es real. Veo los pies que no siento, caminando por unos hierros que forman unas vías del tren, camino poco a poco intentando sentir algo. Veo que está parte se encuentra algo elevada, se encuentra sobre el río que veía antes y la verdad es que el mundo desde aquí se ve muy bonito, pero sé que no es real. No puede ser real.
Todo me parece muy lejano, subo la cabeza hacia al cielo, cierro los ojos e intento llegar a este mundo de colores y sonidos. Intento sentir como mi alma se une con mi cuerpo. Vuelvo a escuchar un tren y me giro para ver cuán lejos está, pues eso no soy capaz de reconocerlo, mi mente no está aquí, pero cuando me giro, mis piernas comienzan a fallar, no veo nada, mi cabeza se llena de puntos de colores y siento como poco a poco me caigo sobre las vías y quizás por fin, consigo llegar a este mundo.
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