Las alcantarillas
Advertencia: Este relato puede ser un poco fuerte para ciertas personas, no contiene violencia ni escenas sexuales, pero trata un tema delicado como lo es la muerte y quizás a algunas personas les resulte desagradable o indecente.
Un estridente sonido se apoderó de mi cuerpo despertando cada pequeño músculo con una ráfaga extremadamente fría desde las puntas de mis pies hasta la nuca. Venía de arriba y hacia temblar toda la estructura. Quería dejar claro que estaba aquí, conmigo, que venía a por mí.
Cualquier otra persona hubiese confundido los estruendosos sonidos con unos martillazos aporreando la cámara de metal donde nos encontramos, pero yo sabía que era más que eso.
Eran pisadas de la muerte que se dirijan lentamente a mi vida, pero tenían demasiada determinación en acabar con mi existencia como para que su lentitud fuese un problema para ella. Ocurriría, lo sabía, lo tenía muy asumido y no podía hacer nada para impedirlo. Pero tristemente el miedo a la muerte es demasiado natural, y más cuando está tan cerca.
Como el segundero de un reloj, sus pisadas inundaron mi cabeza. Tic-toc, tic-toc, cantaban los felices pasos de mi destino que anunciaban, al igual que un reloj, que me quedaba poco tiempo.
Era consiente de que no podía escapar de la muerte, pero mi estúpido sistema simpatico luchaba para que no fuera verdad. De esa manera, seguí bajando por los túneles de las alcantarillas. No tenía sentido, cuanto más bajaba, más lejos me encontraba de la salida y más cerca del acorralamiento. Era como si mi cuerpo ya hubiese pactado con la muerte, y su única tarea fuera hacer su trabajo más facil.
Tic-toc, tic-toc cada vez que abría una puerta o bajaba por una escalera, los pasos se oían más cerca de mi, pero apesar de todo eran serenos. Me sentía estúpida, ni si quiera sabía por qué tenía tanto empeño en morir aquél día, pero no por ello me sentía tonta, eso solo me agobiaba el alma.
Lo que me hacía sentir realmente mal, era la forma en la que había decidido morir. "Bajaré a las alcantarillas y ahí me ahogare con la misma concentración de gases. Ahí me pudriré, ahí nadie me encontrará" estúpida de mí.
Tic-toc, tic-toc ¿acaso era todo real?
Tic-toc, tic-toc ¿cómo sé que no estoy muriendo ya?
Pero lo hacía, y ahora lo sabía, porque sentí como mi vida se desprendía lentamente de mi alma. Escuché un ruido sordo. El reloj se rompió, el tic-toc paró. Sentí el final a mi vera y dulcemente lo miré a los ojos. Fue lo más hermoso que había visto nunca, y sentí una enorme felicidad al morir así, expuesta a su belleza.
Me quedé ahí, sin poder mover ni un dedo, porque ya había alcanzado el significado de la vida, ya había conseguido mi meta. Y cómo soñé, observé poco a poco como mi piel se degradaba, como los insectos deboraban mis órganos y se reproducían hasta en mis fosas nasales. Me sentí, por fin, parte de la tierra.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro