La cúspide de la civilización - Parte 9
La cúspide de la civilización - Parte 9 (por Vitina)
"Si esta es la cúspide de la civilización... supongo que la humanidad de esta era deja mucho que desear."
Con el tiempo aquel pensamiento se fue desvaneciendo de mi mente. Mientras más conocía a la República Unida de Maikut más comprendía el verdadero significado detrás de la orgullosa fama que su gente sostenía, esgrimía y defendía a toda costa. Definitivamente Maikut se encontraba en la cúspide de la civilización, de su civilización. No había nada más a lo que podría aspirar.
En el momento que llegué a aquella conclusión sentí cierta tristeza e impotencia. Tantas naciones he visto con mis propios ojos y de otras tantas me han hablado y he leído, que veía a Maikut como un país lleno de potencial y posibilidades. Sin embargo poseía una sociedad que embriagada en su propia soberbia e ignorancia, se dirigía hacia un futuro para nada fructífero.
Haber conocido a Beziel y Pech me da un poco de esperanzas. Hasta ahora han sido las únicas personas que no se rigen estrictamente por los actuales estándares propios de la República. En mi interior quiero creer que existe más gente como ellos. Tal vez sean los menos, pero aún así eso sería algo alentador.
Tener la posibilidad de viajar hacia otros puntos del país indudablemente me ayudaría a formarme una imagen más nítida y cercana a la verdadera realidad. Pero el emprender una travesía por mero capricho puede resultar contraproducente para una espía como yo. Hasta el momento no hay señales de que mi presencia aquí haya sido descubierta y eso es algo que debo intentar de mantener.
De todas formas apenas ha pasado un año desde mi llegada, y si bien he aprendido bastante sobre este país es evidente que aún me falta demasiado por descubrir y experimentar. La paciencia es una gran virtud para mi trabajo, sobretodo en la misión que se me ha encomendado. El gran lado positivo es que no poseo un límite exacto para terminar mi investigación, así que mi regreso a la nación para la que trabajo queda sujeto a discreción mía.
Respiro profundo y trato de no pensar tanto, todavía queda tiempo para que se venza el permiso de permanencia como inmigrante en estos territorios. Tal vez lo mejor sea tratar de disfrutar el día a día, juntarme a conversar con Beziel cuando nuestros tiempos libres coincidan, o recorrer a solas las calles de Tidew.
El destino siempre es incierto, y aún si en este momento me pongo a pensar detenidamente en ello creo que jamás podría imaginar los encuentros que se me presentarán y los sucesos que acontecerán en la República Unida de Maikut en los años venideros. Porque más allá de que no pueda revelar mi verdadera naturaleza y procedencia, de momento mi futuro está en estas tierras.
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