Campaña en la nieve - Parte 3
Campaña en la nieve - Parte 3 (por Houko)
Bang, el continente helado, los primeros dominios en ser explorados en el momento en que los hombres de la Alianza decidieron surcar las aguas alejándose de Giote. Sí, las cuatro uniones ya habían sido fundadas por aquel entonces y los humanos rebosaban de confianza luego de controlar casi en su totalidad la tierra que los vio nacer.
Fue de tal manera que llegaron a las costas blancas de Bang, y sólo pudieron adentrarse a salvo desde el sur, donde el agua se abre paso entre la tierra dividiendo casi por completo al continente en dos. Aquella primera expedición fundaría los asentamientos de Phukvu y Giaqu, en las regiones de Pamatang y Onloh respectivamente.
Cada una establecidas en orillas enfrentadas, servirían como punto de apoyo para las futuras incursiones que realizaría la Alianza en aquellos territorios. Incluso hoy en día su vital importancia no ha decaído, ya que si bien Padai es considerada la capital de Bang, los recién llegados provenientes del otro lado del mar si o sí deben desembarcar en estos antiguos asentamientos primero.
La fundación de Padai en el corazón de Bang, aunque a estas alturas puede parecer una decisión acertada desde el punto de vista estratégico, por aquellos años se debió más a la nostalgia que a otra cosa. La semejanza territorial con Nhagot es indiscutible y su creación fue vista durante mucho tiempo como un intento de ayudar a recordar a los hombres de donde provenían realmente.
Conectada con tierra gracias a tres puentes congelados, desde Padai se puede acceder a Onloh por el sur y a la región de Dipikano hacia el oeste. Casi todo el sector occidental de Bang es considerado hogar de los jazars blancos. Hacia el este también se pueden encontrar algunas comunidades, pero no son tan numerosas.
Las tierras de Gunung al noreste son utilizadas para el entrenamiento de aquellos que van por primera vez a Bang. Las criaturas que allí habitan no son demasiado peligrosas y uno se acostumbra al clima helado que rige durante todo el año. Por su parte Dipikano y Pamatang son zonas de caza habitual para el hombre promedio, desde la costa sur hasta los bosques del norte.
Pasando aquel punto se encuentra una cadena montañosa que nunca ha sido explorada por Liemin. Demás está decir que el extremo noroeste del continente es completamente desconocido para los humanos, al igual que la región de Dikenal, al este de Bang. De hecho, casi todo el sector oriental es considerado peligroso debido a los animales que allí habitan.
Como se imaginarán ustedes, tanto la Alianza en su momento como Liemin en la actualidad, nunca tuvieron una política de poblar en su totalidad las nuevas tierras que fueron descubriendo. La creación de colonias lo suficientemente importantes como para mantener su presencia en cada uno de los continentes fue más que suficiente. Una estrategia de expansión que fue sustentada a lo largo de los años gracias a la inquebrantable creencia de que no existía una civilización a la par de la de los humanos.
Por supuesto aquello era una de las tantas mentiras que habían convivido con el pueblo de Liemin desde hacía tiempo. En Bang el pueblo más numeroso era el de los jazars blancos, unas criaturas que como máximo llegaban a medir 1.90 metros de alto, y que presentaban una contextura parecida a la humana aunque bastante robusta. Su origen se remonta a mucho antes de esta era, más precisamente al gran sueño de los farleds, pero para nuestra situación actual aquello es un dato sin tanta importancia.
Los jazars vivían casi como tribus nómadas, en especial en la región de Pamatang y de Dipikano. No obstante mientras uno más se acercaba hacia las montañas del noroeste era posible encontrar diversas aldeas e incluso pequeñas ciudades. Es más, nosotros ahora estamos yendo a pie hacia el pueblo de Tranti, acompañados por unos guías de su clase.
Después de esa sorpresiva bienvenida en la costa, tuvimos un breve encuentro con el jefe de aquella guarnición. Estaba al tanto de nuestra posible llegada, pero lo que más me sorprendió fue que ya sabían sobre la inminente gietchet de Liemin. Me dijo que tenían órdenes de vigilar y defender la zona ante cualquier intento de desembarco armado, si queríamos saber más al respecto deberíamos tratar con alguien de más arriba en la cadena de mando.
Debido a eso fue que emprendimos camino hacia Tranti, no como prisioneros ni mucho menos, sino como simples invitados. Los jazars de Bang habían aprendido a domesticar a los lobos y los usaban de montura en caso de ser necesario o para ayudar a llevar equipaje, tal como los hombres usan los caballos en otras tierras. Dicho sea de paso a nivel anecdótico, la gente de Liemin desconoce los equinos.
Como deben estar suponiendo, no es mi primer encuentro con los habitantes de estas tierras. Regularmente suelo adentrarme entre sus dominios y mantener una relación más que amigable. Sin embargo en época de gietchet mi visita por estos lados es inevitable, siempre trato de llegar unos días antes que comience para dar aviso y que ellos tengan tiempo de emprender su huida hacia el norte.
Este año todo era diferente, no solo yo me había retrasado sino que al parecer alguien les había avisado de la próxima invasión de parte de Liemin. Y para peor, por una causa que en verdad me era desconocida, los jazars se estaban preparando para por primera vez en mucho tiempo, hacerle frente a los hombres. Lo que podría llegar a suceder a raíz de ello era lo que más temía. Padai y su gente no estaban listos para soportar un asedio de parte de los jazars.
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