Destellantes estrellas guían su camino Sus garras lo ayudan a treparse por sobre los árboles sin vida del bosque congelado de Asgard. Sus ojos grises brillan buscando la huella que lo salve de aquella cruel contienda. Por encima de las montañas y cercado por los hombres. El gran lobo perdido aulla a la luna pidiendo clemencia por su violencia. La lanza fue certera, un atroz aullido hizo temblar al más valiente de los guerreros. Aquella feroz mirada, una mezcla entre rabia y dolor fue lo último que vieron quienes tanto lo persiguieron. El rastro de sangre desvió mi camino y en la oscuridad de la noche lo hallé herido. El gran lobo azul, Fenry, el hijo de los dioses, había sido nuevamente cazado. Aquella profunda herida lo había debilitado. Al verme su intento de rugido no era más que un dulce gemido. Me acerqué un paso más y quise tocarlo cuando de un brusco modo una Valkiria me lleva de la mano. Suavemente gira mi rostro y quedo embelesado, aquella imagen celestial era más que un regalo. Intento zafarme y no puedo de ella, así como su gran belleza, también poseía una gran fiereza. A lo lejos pude oír un último aullido de aquel gran lobo mal herido, Fenry había sido confinado y encarcelado en el gran lago del olvido.