Una gélida caricia sobre mis pechos
Aquellas manos pálidas y delgadas eran expertas al hacerlo
Sus rojos ojos no me dejaban siquiera parpadear
Estaba hipnotizada y para él yo era su manjar
Desnuda sobre las blancas sábanas sucumbí ante el deseo y la pasión
No podía soportarlo, mi sangre bullía dentro de cada vena de mi cuerpo
Y él lo sabía y lo disfrutaba, sabía que mis labios lo deseaban y por un beso mataba
No quería esperar más, mis piernas cual mariposas dispuestas a disfutar el momento, lo esperaban y no podían aguantar más
Hazme tuya, llevame al nirvana máximo con tus besos
Tu lengua fría recorriendo mi espalda y cada rincón de mi cuerpo me hicieron rogarle por más
Cuando en el momento de placer acabó, lo sentí, respirando en mi cuello, lo sentí dentro de mí
Y una esclava de él me volví