La suerte estaba echada, mi copa se había llenado con aquel maldito veneno que tu llamabas AMOR por mi.
Tu locura me atrapó y llevó hasta lo más oscuro de mi existir,
cada nuevo dolor era un inmenso mar de oscuridad frente a mi del cual era imposible salir.
Una daga, una copa, una vela a medio consumir al igual que mi vida había quedado luego de ti.
Te llevaste lo que más quería, era mi vida, mi cielo, mi hogar
sin ella siquiera me molesto por respirar.
Con esta daga mataré mi corazón, con esta copa envenenada mataré mi amor,
me iré lejos, perseguiré nuevos rumbos, seguiré tu estela que dejaste al partir.
No importa cuanto me lleve, la lujuria incandescente que despertaste en mi
no puede más un segundo estar separado de ti, 
amor eterno pediste, amor eterno te di, te encontraré, 
ni el mismísimo Hades podrá apartarte de mi.