14. Desalojados
Nunca hubiera pensando que íbamos a tener un impacto semejante como para que Cíclope saliera a hablar de nosotros en tan poco tiempo, supongo que el gran jefe no estaba acostumbrado a que se rebelen contra él.
Sin embargo, tenía sentimientos encontrados con el hecho de que Cíclope nos conociera: por un lado me alegraba que estuviéramos logrando algo y saber que esto afectaba al gobierno que tanto odiaba, pero solamente pensar en lo que este dictador era capaz de hacer para detenernos me producía escalofríos; ya había contratado a un asesino para que nos aniquilara, ¿qué sería lo próximo? Teniendo en cuenta que tenía bajo su poder una gran cantidad de gente con poderes, no estaba del todo seguro si quería que alguien me respondiera a esa pregunta.
Pero a pesar de esto no nos dejamos intimidar. Todas las noches salimos a pelear contra las fuerzas de Cíclope, y todas las veces vencíamos casi sin dificultades. A su vez, cada mañana Sam me contaba sobre los destrozos que habían estado causando los Vigilantes la noche anterior. Siempre era algo distinto: o habían asesinado cruelmente a personas al azar, o habían destrozado las casas de gente inocente, incluso habían robado comida, aunque esto último en parte era cierto, ya que comenzamos a atacar los cargamentos de provisiones que iban al palacio y los dejábamos en la puerta de un comedor clandestino que comenzó a operar poco después de que nosotros hiciéramos nuestra primera aparición.
El gobierno comenzó a tomar medidas cada vez más desesperadas, como empezar a hacer los transportes dentro de la misma ciudad por el aire, o empezar a traer tropas desde distintas partes del mundo, solamente para tener más protección en la ciudad central del régimen. Sam incluso me contó que su padre había autorizado que los más jóvenes comenzaran a enlistarse, acción que mi amigo llevó acabo de inmediato y me insistió con que yo hiciera lo mismo. Para evitar levantar sospechas me enlisté, pero pedí a Joel que alterara los registros para que me marcaran como rechazado, y funcionó, aunque hizo entristecer bastante a mi mejor amigo. Sin embargo, la medida más desesperada de todas aún estaba por venir.
Un día como cualquier otro, habíamos vuelto de acabar con una toma de rehenes, que según un soldado al que interrogamos fue ordenada por el General Johnatan Levin, con el único fin de hacernos salir de nuestra guarida para intentar aniquilarnos, lo cual claramente no funciono, así que nos sentamos a celebrar en la sala de mando, cuando Joel comenzó a subir el volumen de la televisión. La misma reportera que todas las noches estaba hablando, pero esta vez tenía una gran sonrisa en su rostro, cosa que no veíamos en ninguna persona que apoyara el régimen desde que habíamos comenzado a actuar. El título de la noticia era: "Nuevo Barrio Liberado". Para cuando Joel subió el volumen la noticia ya iba por la mitad.
—... Por esto debemos agradecer a nuestro gran y benevolente líder, Cíclope, quien en un acto de bondad, está dispuesto a gastar millones en construir una nueva zona liberada, que va a generar trabajo y mejores condiciones de vida. —Tras dar la noticia una imagen satelital del barrio en el que llevábamos actuando por más de un mes apareció en la pantalla—. Éste sería el lugar en donde esta gran obra de caridad del imparable Cíclope, va a estar ubicada.
—¿Van a construir aquí un barrio liberado? —preguntó de inmediato Joel.
—Pero eso significa que... —dijo Kevin, quedándose a mitad de la oración con la boca abierta y claramente trastornado.
—¿Qué significa, Kevin? —se apuró a preguntar mi padre.
—Significa que van a demoler todo este lugar, y van a mover a toda esta gente hacía otra zona marginal —respondió con seriedad el mayor de los Green—. Esta no es la primera zona marginal en la que vivimos con Joel. Antes, cuando nuestros padres aún vivían, estábamos instalados al otro lado de la ciudad, hasta que las tropas de Cíclope nos desalojaron, y a los que se negaron a salir los asesinaron justo delante de nuestros ojos.
Se me formó un nudo en la garganta. Desde pequeño nos habían enseñado que cuando construían un nuevo barrio liberado la gente que vivía en la zona antes recibían casas totalmente gratis, hoy en día me pregunto cómo fui tan ingenuo.
Claramente a Cíclope no le interesaba en lo más mínimo construir un barrio liberado, lo que quería era obligarnos a salir, y para conseguirlo estaba dispuesto a arrancar a miles de personas de sus viviendas, las cuales habían construido desde cero, y por las cuales tenían que hacer miles de sacrificios para mantenerlas en pie, y, de acuerdo con lo que nos contaba Kevin, sangre iba a derramarse. Mi padre tenía razón cuando dijo que nuestra mera existencia iba a causar muerte... por nuestra culpa, miles y miles de vidas estaban en peligro, y solo nosotros podíamos hacer algo para salvarlos.
—Si destruyen este barrio, todo lo que estuvimos haciendo por estos meses no va a haber servido de nada —comentó Jax, y tenía toda la razón—. No podemos permitirlo.
—Y no lo vamos a hacer —concluyó Gladiador—. Joel, quiero que me consigas toda la información posible sobre este nuevo barrio: cuando empiezan a trasladar a estas personas, y cuando comienzan a demoler el lugar.
Rápidamente, el pequeño Green se sentó en la computadora y comenzó a escribir complicadas órdenes que el ordenador iba procesando a una velocidad impresionante, y la pantalla se fue llenando de imágenes, noticias, planos, videos, documentos, y de más. No tardamos en descubrir que en realidad la demolición del antiguo barrio y la construcción del nuevo no iba a comenzar sino hasta el año entrante, pero que el desalojo se iba a llevar acabo la noche siguiente, y que por este motivo el lugar iba a estar completamente sitiado por los militares. En los documentos se hablaba de un gran movimiento de tropas, por aire y tierra. Grandes maquinas iban a venir a llevarse a estas pobres personas, obligándolas a abandonar la vida que habían llegado a construir con tanto esfuerzo. Se me hervía la sangre de solo pensar en lo injusto que todo esto era, pero no me sorprendía en lo más mínimo, después de todo, sabía que Cíclope era capaz de cualquier cosa con tal de lograr su objetivo.
—Vayan a descansar —dijo suavemente Edward—. Mañana vamos a tener una noche larga...
En silencio, todos nos fuimos retirando, excepto Joel que decidió quedarse a trabajar para poder obtener toda la información posible, y el Doctor Wells, quien decidido acompañar al pequeño Green.
Mi padre y yo llegamos a nuestra casa y no dijimos ni una sola palabra, no estábamos de humor como para charlar y él sabía que no tenía que recordarme la importancia de lo que iba a suceder mañana: si salíamos victoriosos íbamos a salvar a miles de personas, pero si perdíamos, no solo muchos iban a morir, sino que también la Insurgencia se iba a acabar. Con eso en la cabeza no pude pegar un ojo por gran parte de la noche, ¿cómo poder hacerlo? Miles de vidas dependían de las habilidades que poseíamos mis amigos y yo, las cuales no estaban ni cerca de estar perfeccionadas. A pesar de la dificultad sabía que tenía que descansar para mañana, así que hice un esfuerzo y logré dormirme.
Al otro día Sam solamente me hablo de las "buenas" noticias que habían anunciado por la noche.
—El nuevo barrio va a ser genial, mi padre dice que no solamente va a mejorar la vida de muchas personas, sino que también es probable que ayude a detener a los terroristas que están escondidos en ese lugar —dijo mi mejor amigo con una gran sonrisa en su rostro, una que yo trate de devolver, sin embargo, no quería escuchar una palabra más sobre el tema, así que decidí darle un giro a la conversación.
—Si es genial, pero, oye, ¿cómo vas con el entrenamiento militar? —pregunté, aunque sinceramente, no me interesaba en lo más mínimo.
—¿Qué? Ah, sí... voy bien, mi padre me incluyó en el escuadrón especial, es una lástima que no hayas podido entrar...
—Lo sé —mentí, me alegraba profundamente de no formar parte de ese grupo de bestias asesinas.
—Te vas a perder toda la diversión de esta noche —sentenció Sam, oración que llamo mi atención.
—¿A qué te refieres?
—Mi padre dijo que quería que lo acompañara a desalojar ese maldito barrio de delincuentes, como parte de mi entrenamiento, así que voy a estar ahí, en la primera línea de combate.
Me quede en silencio, mi mejor amigo y su padre iban a estar ahí, dos personas que yo conocía desde que era pequeño. La mayoría de los soldados no tenían un rostro para mí, estaban totalmente vacíos, eran simplemente títeres de Cíclope, ¿sería capaz de verlos de la misma manera si me los encontraba?
—Mucha suerte... —respondí por lo bajo, y volví a cambiar de tema para evitar decir algo que me hiciera parecer sospechoso.
Las cosas empezaban a complicarse, durante todo el día estuve escuchando los helicópteros sobrevolando el colegio, los camiones cargados de soldados, y los tanques de guerra moviéndose por las calles. Empecé a preguntarme si estábamos preparados para semejante desafío, y la respuesta era que aunque no lo estuviéramos teníamos que enfrentarlo.
Las horas fueron pasando, y mis nervios fueron creciendo a medida que la oscuridad cubría la ciudad. La batalla era inminente y me preguntaba cómo se habrían preparado los demás. Finalmente mi padre se asomó a la puerta de mi habitación y no necesitó decir nada, simplemente me paré y fui a buscar mi traje de inmediato. Una vez preparados salimos hacía la guarida, donde habíamos quedado en reunirnos antes de salir a las calles.
Uno a uno fuimos entrando, y hasta que no llego el último el lugar permaneció en silencio. Cuando estuvimos todos sentados en la mesa Joel comenzó a hablar, se había quedado toda la noche estudiando anteriores desalojamientos, y las técnicas que utilizaban los soldados.
—Vamos al grano, las tropas se están reuniendo aquí —dijo señalando un punto en el mapa que se encontraba en la frontera entre un barrio liberado y en el que nos encontrábamos—. Según los documentos que estuve leyendo anoche, aproximadamente trescientas unidades terrestres se van a desplegar en las próximas horas y van a ocupar todo el barrio, sin embargo otros cientos van a permanecer en la base. Para acompañarlos va a haber aproximadamente cincuenta tanques de guerra, y el área va a estar sobrevolada continuamente por helicópteros, e incluso algunos aviones.
Era un número significativamente más grande de enemigos del que nos veníamos enfrentando. En nuestras pequeñas misiones, la mayor cantidad que llegamos a encontrarnos fue de veinte soldados aproximadamente, y nunca con armas pesadas. Esta vez nos encontrábamos ante elementos de guerra a gran escala.
—Chicos —comenzó Gladiador, con su voz pesada pero atrapante—, sé que es atemorizante, pero Alex, Howard y yo creemos que están más que preparados para hacer frente a esto. Ahora alístense, tienen que estar en las calles en menos de una hora.
Sin decir una palabra todos nos fuimos mentalizando para la hora del combate, no sabíamos lo que podía llegar a pasar. Kevin hablaba por lo bajo con su hermano, y Joel parecía al borde de las lágrimas, Malcom y Emma fumaban en silencio, sentados en la oscuridad, Felicity daba vueltas en círculos sin parar y Jax se quedó sentado en la mesa, con la mirada clavada en la pared. Por mi parte me fui a un rincón y comencé a afilar mis flechas, y a rogar que no me cruzara con Sam o su padre cuando estuviera en la calle.
Finalmente llegó la hora de salir, y todos marchamos hacía la zona de guerra. Los soldados, según nos informaba Joel, ya habían empezado a salir del cuartel y desalojado las casas más cercanas, pero no sabían que nosotros también habíamos salido de nuestra guarida, dispuestos a presentar pelea contra su tiranía.
Jax iba a la cabeza, como de costumbre. Tras darle una paliza a Savage había recuperado su confianza, y se sentía más fuerte que nunca.
—Escuchen ‒dijo Exo—, las tropas ya se están desplegando, así que vamos a tener que separarnos. Todo este movimiento es por nosotros, así que solamente tenemos que llamar su atención y llevarlos hacía el descampado que se encuentra en el centro del barrio, allí nos vamos a reunir y vamos a enfrentarlos, tratando de causar el menor daño posible, ¿entendido?
El plan parecía sencillo, íbamos a servir de carnada para atraer a los soldados de Cíclope a una zona despejada, para tratar de evitar bajas civiles. Sin embargo era altamente arriesgado, ya que no solo los enemigos iban a estar en una zona sin cobertura, nosotros también íbamos a quedar totalmente desprotegidos, pero era la única manera de evitar que esos animales causaran destrozos por todo el lugar. Sin más, miramos a nuestro líder y asentimos.
Nos tomamos unos segundos para prepararnos y salimos cada uno en una dirección diferente. Volteé mi cabeza para ver a mis compañeros, y por un segundo creí que Felicity me estaba mirando, pero no podía pararme a pensar en eso ahora. La batalla había comenzado, y podía sentir bajo mis pies las leves vibraciones de la tierra, causadas por la gran cantidad de enemigos que estaban de camino.
Corrí por los tejados siguiendo las indicaciones que Joel me había dado, aparentemente un grupo de soldados estaban acercándose a unas casas en el oeste, iban acompañados de un tanque de guerra, y por un momento deseé que Exo estuviera conmigo, pero según lo que escuche en los comunicadores estaba teniendo sus propios problemas para defender el comedor clandestino, que en ese mismo momento se encontraba bajo ataque de una cantidad importante de enemigos.
Desde un techo observé como los soldados sacaban de una precaria vivienda a una familia, y golpeaban a un pobre anciano que se negaba a retirarse. El tanque de guerra estaba unas cuadras más atrás y solamente lo utilizaban para intimidar a las personas, pero no lo iban a conseguir conmigo. Tras concentrarme para verificar si el edificio sobre el que estaba parado todavía tenía algún habitante, comprobé alegre que ya estaba despejado y disparé una flecha-cegadora, que al estallar dejo totalmente aturdido a los soldados que se encontraban en el suelo. Esto llamó la atención de todas las tropas de los alrededores y el tanque de guerra no dudó en disparar contra mí. Por suerte logré saltar de edificio a tiempo y escapar del proyectil que causó un enorme daño al lugar. En el aire continúe disparando flechas, y llegué a eliminar hasta tres soldados, y una vez en el suelo tuve que utilizar toda mi agilidad para eliminar a mis enemigos mientras esquivaba sus balas y disparaba sin cesar. Nunca antes había peleado en solitario, y ciertamente era mucho más complicado que hacerlo en equipo, pero no podía parar. Las balas llovían de todos lados, y mis flechas volaban en todas las direcciones, atravesando las pesadas armaduras de las tropas, y dejándolos totalmente fuera de combate.
Una bala rozó mi cuerpo pero no logro detenerme y de repente descubrí que una gran cantidad de enemigos habían tomado posiciones en un edificio y me disparaban desde dentro. Solamente tuve que utilizar una flecha-explosiva para que parte del lugar se derrumbara y los dejara enterrados, luchando por liberarse de los escombros.
Una vez que terminé con todas las tropas, me preparaba para movilizarme hacía el siguiente combate, cuando uno de los proyectiles del tanque estalló cerca de mí y me hizo volar varios metros en el aire ¿Cómo fue que me olvide de ese titán de hierro que se acercaba a mi posición? Me levanté totalmente aturdido y me paré en el medio de la calle, tenía un plan.
Me quedé mirando el tanque de guerra que ocupaba casi toda la vía y éste se frenó ante mi presencia. Ambos nos quedamos esperando que el otro hiciera un movimiento, y sabía que tenía que ser paciente, de otra manera solo iba a conseguir que me aniquilaran. Y sucedió lo que esperaba, el tanque se apresuró a disparar y pude esquivar el gigantesco proyectil, e inmediatamente cargué una flecha y la disparé, esta entró directamente por el agujero del cañón. Pude escuchar los gritos de los soldados dentro de esa monstruosa estructura, seguramente pensaron que la flecha iba a explotar, no me imagino su cara de sorpresa para cuando esta empezó a largar el gas somnífero que los noqueó.
Miré a las asustadas familias que se encontraban en la calle, todos me observaban con expresiones que reflejaban su curiosidad y su miedo, de inmediato empecé a impartir órdenes.
—Ayuden a cargar a todos los que estén heridos, manténganlos fuera de las calles, y no se acerquen al centro del barrio. —De inmediato obedecieron y cargaron a todos los que habían sido golpeados por las tropas.
Con una gran sonrisa por mi pequeña victoria, disparé una de mis flechas garfio y subí al techo, dispuesto a ir al encuentro de más enemigos. Cuando ya me encontraba nuevamente en los tejados un helicóptero se alzó de manera amenazadora frente a mí, y me apuntó con todas sus armas. La sorpresa fue enorme y no pude hacer otra cosa que quedarme congelado, pero totalmente de la nada una enorme roca voló y se estrelló contra su costado, y causo que el helicóptero callera. Mire hacía el lugar desde donde el gigantesco proyectil había venido y divise a Emma flotando cerca.
—Buen trabajo con el tanque, chico flecha, pero necesitas empezar a ser más rápido —dijo Gravity con tono burlón y salió volando en la otra dirección.
Nuevamente empecé a moverme a toda velocidad, y empecé a despejar más áreas de soldados, y a ayudar a la gente a esconderse. Pero todavía faltaba la parte más difícil, llevarlos hacía el descampado. Sin embargo el momento ya se acercaba.
A los lejos pude ver a Malcom siendo perseguido por un grupo de drones de combate, estos descargaban ráfaga tras ráfaga de disparos contra él, sin que pudiera hacer absolutamente nada, ya que se encontraba muy ocupado eliminando un grupo de soldados que se encontraban a nivel del suelo. Tomé coraje y le ordené que descendiera un poco. Tras que me insultara unos segundos logré que me hiciera caso, y siguiéndolo, los drones también perdieron altitud. Corrí hasta llegar a un punto ideal y disparé una flecha-garfio contra uno de ellos y esta me elevó de repente y me llevó hasta la parte superior de uno de ellos. Desde ese lugar, y a pesar de mi escaza estabilidad, disparé con increíble precisión contra el resto de los drones, eliminándolos al instante. Sin embargo, no me percaté que desde el suelo, un soldado con un lanza misiles se preparaba para abrir fuego, y antes de que pudiera reaccionar mi transporte había sido destruido y yo caía a toda velocidad desde una velocidad que sin lugar a dudas me mataría, sin embargo Felicity llegó justo a tiempo para atraparme y evitar que me hiciera papilla al estrellarme.
—Siempre la misma historia contigo —dijo con una gran sonrisa en su rostro.
—Nadie te pidió que me recojas —le respondí a modo de burla y con una sonrisa que competía con la suya.
—¿De quién se iba a burlar el resto del equipo si el chico de las flechas moría? —agregó sarcásticamente Rocket.
—Ustedes dos, tórtolos, dejen de coquetear y bajen, hay una guerra que los está esperando. —La voz de Jax nos llegó por los comunicadores, y yo no pude evitar sonrojarme, pero Felicity se mantuvo firme y comenzó a descender.
—¡A la orden capitán!
En seguida nos encontramos todos en el descampado central. Zero y Exo se encontraban bastante golpeados, pero seguían en pie, y todos habíamos sido rozados por lo menos por una bala. El momento había llegado, rápidamente las tropas restantes, que no serían menos de cien, y las maquinarias de guerra comenzaron a rodear el lugar que habíamos elegido para pelear. De repente una voz familiar nos llegó desde lejos.
—¡Vigilantes! Entréguense y terminen con esta locura, ya causaron suficientes daños —gritó el General Johnatan Levin, Sam se encontraba a su lado apuntándome con su arma, con una franca cara de temor.
Me quedé congelado. Iba a tener que enfrentar a mi único amigo de la infancia, en un combate en el que él solamente iba a intentar matarme. Estuve a punto de levantar mis brazos y entregarme, pero no podía hacerle eso a mis compañeros, no cuando habían luchado tan fuertemente para llegar hasta ese lugar, y tampoco me lo podía hacer a mí mismo. Si me rendía en ese momento Cíclope ya había ganado, y no estaba dispuesto a aceptarlo ¿Pero que podíamos hacer en contra de esa cantidad enorme de enemigos? De repente la respuesta llego a nuestro oído de la mano de Joel.
—Exo, en tu muñequera instalé un PEM, utilízalo y vas a dejar fuera de uso todos los sistemas electrónicos de alrededor —exclamó el pequeño.
De repente Jax dirigió una mirada a su muñequera y tras apretar unos botones, se produjo una onda expansiva que hizo que las luces de todo el barrio se apagaran, en seguida los helicópteros y los drones que circulaban la zona comenzaron a caer del cielo, y los tanques de guerra quedaron totalmente inutilizados. Sin embargo, las armas de los enemigos seguían funcionales, pero por lo menos un problema había sido solucionado.
De un momento a otro las balas comenzaron a llover, y estaríamos todos muertos si no fuera porque Kevin construyó rápidamente una barrera de hielo a nuestro alrededor. Todos sabíamos que hacer en ese momento.
Torch voló por sobre la barrera, e imitando los movimientos de nuestros primeros entrenamientos comenzó a atacar a los enemigos más cercanos. Emma, con un gran esfuerzo logró levantar dos tanques de guerra y tirarlos contra los enormes grupos de soldados haciendo que se dispersaran y huyeran. Rápidamente Exo cubrió su cuerpo de metal y, tras escapar de la barrera, comenzó a repartir puñetazos con la ayuda de Rocket. Kevin levantó vuelo y comenzó a hacer todo lo posible por evitar que más tropas llegaran al lugar. Y yo por mi parte corrí por el campo de batalla y continué disparando flechas sin parar.
Casi me habían quedado sin proyectiles cuando me acerque a las filas donde se encontraban Sam y su padre, y tras acabar a todos los enemigos que los rodeaban, disparé a sangre fría una flecha contra el hombro del General, quien se encontraba apunto de dispararme con su pistola. Sam se quedó helado, pero, con una gran expresión de odio en su cara, levantó su arma y comenzó a disparar contra mí. Sin embargo, debido a su pobre entrenamiento, no tuve que hacer mucho esfuerzo para esquivarlos. Le quité el arma de las manos y le di una patada en el pecho, pero él se volvió a levantar e hizo algunos torpes intentos por golpearme.
—Escúcheme, soldado —le dije tratando de que no se diera cuenta de que era mi voz— nosotros no somos los malos.
—¡No mientas! Te acabo de ver dispararle a mi padre, maldito terrorista, te voy a matar con mis propias manos. —De inmediato lanzo un golpe hacía mí, el cual logre frenar sin problemas.
No había posibilidades de razonar con él, y mis compañeros ya estaban necesitando ayuda para detener a las grandes legiones de Cíclope, así que no pude hacer otra cosa que darle un fuerte golpe en la cara, que lo dejó inconsciente y salir de inmediato para darles apoyo a mis amigos.
Habíamos tenido un buen comienzo, pero una vez que los soldados se reordenaron y comenzaron a disparar nuevamente todo parecía perdido, hasta que algo asombroso paso. Poco a poco fuimos viendo cómo algunos soldados que se encontraban más alejados, empezaban a caer... y lo hacían debido a los golpes que recibían por parte de los habitantes del barrio que ellos habían intentado destruir. Esto causo una nueva confusión dentro de nuestros enemigos y nos dio el tiempo suficiente como para acabar la pelea. Pero Joel nos informaba que nuevas tropas se preparaban para salir del cuartel, así que decidimos hacer una jugada altamente arriesgada.
Una vez que cayó hasta el último soldado de Cíclope, comenzamos a marchar hacía su base, y sucedió lo que esperábamos. Lentamente, los ciudadanos más valientes comenzaron a tomar las armas de los enemigos caídos y a marchar junto a nosotros.
—Eviten matar a los enemigos siempre que sea posible, ya murieron demasiadas personas hoy —les ordenó Felicity a nuestros nuevos compañeros.
Como si lo hubiéramos planeado, empezamos a avanzar cada vez más rápido, hasta el punto que nos encontrábamos corriendo en dirección al cuartel. Nuestra llegada causó una gran sorpresa, y el grito de guerra de nuestros aliados infundio terror en el corazón de los desconcertados enemigos.
La batalla poco más de una hora, pero para cuando esta terminó, en la base no quedó un solo soldado en pie. Hubo varías bajas entre nuestros amigos, y aún más entre las tropas de Cíclope, algo que habíamos logrado evitar hasta ese encuentro, pero al final de la noche nos sentíamos victoriosos.
Al otro día todos los soldados capturados por la noche, fueron escoltados entre golpes e insultos hacía las puertas que separaban este barrio de una de las zonas liberadas, y devueltos a su gobierno.
Para el medio día, no quedaba un solo uniformado dentro de nuestro barrio, que, más tarde, recibió apropiadamente el nombre de Liberty. La base estaba tomada por ciudadanos, que con los elementos que encontraron dentro ayudaron a reconstruir el lugar, y a curar a los que habían resultado heridos en el combate.
Finalmente habíamos salido victoriosos, y Liberty se convertía en el primer barrio verdaderamente liberado de toda forma de opresión, totalitarismo o persecución política. La primera zona fuera de las manos de Cíclope, y en su propia ciudad.
Liberty fue todo un éxito, y las consecuencias no tardaron en verse... y fueron enormes.
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